Cap 5. 🌜

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Ana

Salí de aquella casa, con una bronca, caminando a pasos bruscos.

No sabía a dónde iba, pero quería salir a caminar un rato.

Estaba tan abrumada por la situación de mi relación que solo quería desaparecer un rato, no entendí lo que había hecho mal, siempre deje en claro lo que pasaba con mi virginidad, y el la respeto, también entendía completamente que los hombres tenían necesidades, y siempre que hablábamos de ese tema, el decía que eso no importaba, que no era lo más importante en su vida.

Así que le creí .

No entendía el cambio repentino de Mauro, el siempre me había tratado con respeto, pero por arte de magia, justo cuando Nadia y el, se hicieron más y más cercanos, le importa demasiado ponerla.

No quería pensar en lo peor, no quería pensar en una posible infidelidad, pero esta cuestión no ayudaba, la cara de la rubia era una completa de burla, ¿sabía que eso iba a pasar?.

Era como si ella le hubiera dado lo que yo no podía, pero no quería flashearla de más, confíaba plenamente en Mauro, y sabía que el no me haría esto, 3 años no los tiraría a la basura, por una simple calentura, y en estos años el realmente fue muy fiel a mi, confío plenamente en mi, entonces yo no tendría por qué desconfiar en el.

Suspire pesadamente, notando que había llegado a la plaza, baje mi vista a mi pequeño bolso, que más que bolso está una cartera, viendo lo que contenía.

Dentro había, unos audiculares que no sé dónde saque, por qué no eran míos, un poco de plata, un labial, mi celular viejo, un espejo, y unas Aspirinas.

Valla kit que tengo

Traía la misma ropa de ayer, cosa que me incomodaba bastante, como había explicado, odio traer ropa ajustada y está no es la excepción, me ponía bastante incómoda el hecho de que algunos viejos rabo verdes y pibes con la pija chica, me vean como un objeto.

Bufando, por qué aún era temprano, y el frío de la mañana llegó a mi, camine unos cuantos metros más y llegué a un chino.

Entre a aquel local, y directamente pase por unas galletitas, y una coca, una vez que las tube, me dirigí a la caja y pague.

—Serian $1228.— dijo aquel chino que se parecía a mí jefe

Pero digo todos los chinos se parecen.

Salí de ahí, para después irme a sentar debajo de un árbol, aquel árbol que sus hojas caín secas, y rojizas.

Saque de mi pequeño bolso los audiculares.

Los conecte con mi celular, y enseguida puse una canción que amaba con el alma.

Doja Cat ft The wekeend - you right

La melodía empezó a sonar, relajándome al instante, mire al cielo, pensando en que carajos hacer con mi vida.

Mire para el cielo, sintiendo la brisa fría, relajando cada uno de mis músculos, dispuesta a cerrar mis ojos, me acomode.

Pero antes de realizar dicha acción, un   crujido, y un golpe en seco, mientras que una patada leve en mi pierna izquierda, me saco de mi trance.

Mire para donde el golpe se oyó, y me encontré con un ruloso, morocho, de unos ¿21?, En el piso junto a mi, puteando por lo bajo.

Al parecer se callo de geta contra el piso.

—¡La concha de mi madre!.— aquel pibe desconocido puteo mientras se levantaba

Cᴏɴᴛɪɢᴏ / Tʀᴜᴇɴᴏ 🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora