El rescate

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La sombra avanzaba de prisa por la calle oscura. A esa hora ya no había transeúntes y sólo se escuchaba la respiración cansada de la persona que avanzaba a trompicones. Cuando llegó a su destino retiró la capa y pudo verse el rostro de la señora Park agitado y sonrojado. Avanzó hasta la oficina de su hijo y tocó la puerta. 

-- ¿Madre? -- dijo Hyung Sik -- ¿Qué sucede? ¿Por qué estás aquí y sola?

La buena señora apenas si podía respirar y el joven la llevó casi en brazos hasta una silla. Ella se esforzó por reponerse y explicó con prisa.

-- No gastes tiempo en mí -- pidió con angustia -- es necesario que avises de cualquier modo. La trampa cambió para hoy mismo y no van por el rey; van por el doctor. Taehyung, creo que se llama.

-- ¿Cuándo escuchaste eso? -- preguntó el joven asustado.

-- Ahora mismo -- dijo la señora y exclamó al ver que no se movía -- ¡Corre! ¡Ya van por él!

-- ¿Y tú como volverás? -- preguntó el joven preocupado.

-- Yo la acompañaré hasta su casa. Ya veremos como nos arreglamos si alguien notó su salida -- dijo Lu Han -- no debes permitir que le pase nada a ese OMEGA; justo hoy el general me protegió a mi.

-- Bien, voy corriendo -- dijo Park y se marchó cubierto con una capa -- tengan cuidado.

La buena señora solo bebió un vaso de agua que le ofreció Lu Han y dijo:

-- Debo volver. Si no han notado mi ausencia no tendré problema en explicarles por que estoy sucia del borde del vestido ni por qué estoy agotada.

-- Bien, voy con usted -- dijo el chico tomando su espada y un pequeño puñal que guardó entre sus ropas.

Caminaron juntos hacia la casa y cuando estaban por llegar escucharon caballos que se retiraban del lugar. Se metieron al jardín y ahí la señora Park despidió al joven.

-- Vete, hijo y llévate mi capa; no debes dejar que te vean. Yo me ocuparé de mi esposo -- y corrió hacia la casa. A mitad del sendero Lu Han vió como se doblaba un piecito de la dama y ella caía de bruces al suelo, comenzando a sangrar de la barbilla.

El ruido de sus pasos y el estruendo de una cubeta que se cayó cuando ella intentó sostenerse fue estrepitoso, e hizo que saliera gente de la casa. Una criada corrió hacia ella dando grandes gritos.

-- ¡Señora, ¿qué le pasa?-- vociferó la chica, logrando que saliera el señor de la casa, acompañado de algunos de sus hombres.

La dama se había desmayado y fue llevada en brazos hasta su habitación, donde la doncella la cambió de ropas y atendió sus heridas. La habitación, por fortuna, estaba junto al jardín, donde Lu Han seguía oculto. Hasta allá llegaban las voces en medio de la oscuridad.

-- ¿Puedes decirme qué ocurrió? -- preguntó el viejo Park molesto.

-- Salí al jardín a pasear mientras atendías a tu visita -- dijo la señora con voz doliente -- y me doblé el pie cerca del estanque. Me vine muy despacio hasta aquí, pero no logré sostenerme bien y caí al suelo.

-- ¿Pero qué tenías que ir a hacer al jardín a estas horas? -- gruñó el marido -- ¿Cómo te vas a presentar con esa cara a la fiesta de compromiso de tu hijo? Ya es en dos días y te has estropeado el rostro.

El Rey Tirano.Where stories live. Discover now