Bajo mi piel. Sandra Sánchez. Capítulo 21.

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CAPÍTULO 21.

-          Buenos días princesita.

La voz de Matthew me sacó de mi letargo. Me había despertado hacía unos minutos, pero había reusado levantarme aún de la cama. Eran solo las siete de la mañana y tampoco tenía nada importante que hacer, así que decidí quedarme un rato más.

-          Buenos días Matthew. – Respondí incómoda.

Me había rodeado con el brazo y tenía todo su cuerpo pegado a mi espalda. Movía sutilmente las caderas, hincando en mis glúteos su erección matutina. Me revolví un poco sin querer ser demasiado evidente, pero estaba tensa. No deseaba ese tipo de contacto con él. Aún no.

-          Ya veo que no estás muy cariñosa esta mañana.

-          Lo siento. – Me excusé.

-          No pasa nada. Acabas de perder la memoria y estás confundida, eres mi futura esposa, deja que te de mimos y que te haga recordar lo bueno que era esto.

Matthew comenzó a dar pequeños besos húmedos por mi cuello y la parte trasera de mis hombros. Tenía todos los músculos en tensión. Me desagradaba su contacto y estaba comenzando a enfadarme por el hecho de que él no respetase eso de mí. Levantó mi camisa y acunó un pecho bajo su áspera y callosa mano. Yo aún permanecía estática tumbada sobre mi costado. Me sentía mal conmigo misma por sus palabras. ¿Por qué no era capaz de dejarme llevar con mi prometido? Quería hacerlo. Quería poder con todo mi corazón, pero algo me lo impedía. Era una mala novia. Debería disfrutar de sus caricias y agradecer su atención.

Su aliento invadía mis fosas nasales. Me resultaba repugnante su olor. Debía parar esto inmediatamente o no me lo podría perdonar. Sujetando la mano que pellizcaba uno de mis pezones, la retiré lentamente a la vez que me incorporaba sobre el colchón. Suspiré y ordené mi cabello lo mejor que pude antes de mirarle a los ojos.

-          Perdona Matthew, simplemente no puedo. Entiéndeme. Estoy hecha un lío.

-          Entiendo que lo estés, pero si no haces un pequeño esfuerzo, no lograrás superarlo nunca – Dijo empujándome sobre el colchón y posicionándose sobre mí. – Tienes que hacerlo, déjame recuperarte.

Algo en su tono de voz suplicante hizo que lo intentase, cerré los ojos cuando volvió a besarme en el cuello. Intentó hacerlo en los labios, pero giré mi cara con un gemido fingido para evitar que lo hiciese. Sus manos recorrían toda la longitud de mi cuerpo como si fuese algo nuevo para él. Besó mi escote y en un intento por sentir algo, agarré su cabeza e instintivamente cerré mis dedos sobre su pelo. Ese simple gesto se me antojó extraño. Tenía la sensación de que no era igual que antes.

-          Matthew, ¿te has cortado el pelo? – Pregunté.

-          Mmm… no princesita, siempre lo he tenido igual.

Decidí no darle mayor importancia y dejar que siguiese haciendo lo que estuviese haciendo. Había puesto mi cerebro en piloto automático y casi no era consciente de lo que estaba ocurriendo ni de lo que estaba a punto de suceder. Matthew sacó los pantalones por mis piernas y bajó con ellos la ropa interior. Besó la cara interna de mis muslos. No estaba excitada y sabía que si seguía así, me iba a doler y mucho lo que quería hacerme.

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