Capítulo 6

2.5K 305 171
                                    

Capítulo 6:
Sábado alocado

Charlotte

Casi dos largas semanas habían pasado desde que Trace y yo hicimos el dichoso trato, el cuál había funcionado bastante bien. Mejor de lo que yo habría imaginado.

Los Walten ni se percataron de la inexistencia de la casa de madera, por lo que aún tenía tiempo suficiente para pagarla.

Mi relación con Dennis cada vez era más fuerte, se había abierto mucho conmigo en las últimas semanas y seguía opinando lo mismo de él. Que era un niño sumamente adorable, todo lo contrario a su hermano mayor que cada ve se volvía más insoportable.

—Vamos Eve, quítate ese abrigo antes de que tenga que arrancártelo. Estamos como a 35º grados—reclamó Rob jalando una parte del abrigo de Everly.

Escuché el característico quejido de mi amiga, quién estaba con la cara recostada sobre su propia mochila. Sin ganas de nada.

—¿Puedes callarte, Robin? Soy yo la que trae el abrigo puesto, además estoy enferma. ¿Acaso no escuchas mi voz?—murmuró Everly.

—Si, hablando de eso ¿que te pasó?—pregunté curiosa.

Su voz sonaba diferente, algo ronca y gastada. Como si hubiera estado gritando hasta más no poder.

—Me desgaste la garganta en el partido de anoche. Apoyar al equipo desde las graderías no es un trabajo fácil—explicó.

Robin bufó.

—¿Al equipo? ¿No querrás decir a tu adorado Franklin Yoder?—bromeó Robin dándole un bocado a su comida.

Everly levantó su cabeza y le dedicó una mirada asesina. Se veía cansada, las bolsas debajo de sus ojos confirmaban que tampoco había dormido bien.

—¿Que tal estuvo el partido? ¿Ganaron?—le pregunté.

Everly asintió.

—Siete contra dos. Escuché que harán una fiesta el fin de semana—dijo la rubia.

Levanté mis cejas poco sorprendida. No era de esperar menos, cada vez que el equipo ganaba un partido organizaban una gran fiesta en casa de alguno de los jugadores, era una tradición.

—Bueno, que más da. Nunca nos han invitado a una de esas estúpidas fiestas—dijo Robin restándole importancia al tema.

Eve suspiró.

—Sé que algún día tendremos el honor, chicos. Y adoraré ese preciso momento durante el resto de mi vida como mortal—habló Everly dramáticamente.

Todos reímos.

—Buenas tardes, señoritas—saludó alguien detrás de mí.

Trace se sentó a mi lado con una bandeja de almuerzo, seguido por Franklin, que se sentó en medio de Everly y Robin.

—Señorito, más respeto—corrigió Robin sin dejar su rostro sorprendido.

—¿Que haces aquí? ¿Te equivocaste de mesa?—pregunté con el ceño fruncido.

Trace soltó una risita juguetona.

Cuidando A Los Walten ©Where stories live. Discover now