El viento golpeaba el rostro de Duánne, echando hacia atrás su pelo azul.
Estábamos en el centro de la ciudad, era San Valentín y no sé por qué coño lo estábamos pasando juntas.
Algunos fuegos artificiales comenzaron a explotar en el cielo, y miré a mi alrededor. La gente se abrazaba, se besaba... se quería.
Desvié mi mirada a Duánne y ella sonreía. Nuestras manos, de repente, estaban entrelazadas.
¿Por qué no me apartaba?
Y entonces lo supe, lo supe porque son esos momentos que sabes que algo importante va a ocurrir.
Yo, en aquel momento, supe que Duánne iba a besarme.
Y, por algún motivo, me quedé quieta, esperando mi beso.
Despierto de golpe, nerviosa y sudando. Suelto un jadeo y una voz susurra:
"¿Estás bien?"
Duánne.
Su casa.
Su cama.
Mi sueño.
El beso.
"Eh... sí, sí" tartamudeo "No te preocupes" le digo cuando se me acerca un poco.
"Estás sudando"
"Déjalo, estoy bien" gruño, apartándome de la chica con la que acabo de soñar.
Ella vacila un poco. Finalmente, me da la espalda y el silencio vuelve a reinar en la habitación.
Ninguna de las dos dormimos más esa noche.
