la tenacidad en la desgracia

1.8K 299 287
                                    

El aire era denso, pesado y casi imposible de respirar sin sentir al instante la irremediable necesidad de toser. La carga de feromonas de diferentes personas estaba filtrada en el aire; alfas, betas, omegas y todas sus feromonas de alteración juntas. La barulla era enorme, y la avalancha de gente en la calle era tan descomunal al grado de que los policías tuvieron que meter barreras para que no hubiera un desborde.

Todo se había salido de control como nunca antes en esos meses lo había hecho. El resultado de la impaciencia, curiosidad y morbo de esa gente terminó en decenas de reporteros, camarógrafos, periodistas y personas desagradables a esas horas de la noche, en la entrada de un lúgubre edificio.

El lúgubre y repulsivo edificio que se caía a pedazos. El edificio que era el hogar de los dos alfas víctimas de ese acoso.

Nada nunca había llegado a ese nivel tan exagerado. Ambos alfas habían vivido –luego de su pública demostración de afecto– la terrible desgracia de la crítica, la burla, el asco y el rechazo de parte de toda la sociedad. Nadie estaba dispuesto a aceptar a dos alfas como pareja, y nunca lo estarían.

Les gritaron cosas en la calle, se acercaron a hacer preguntas groseras, los sacaron de bares y lugares públicos por pedido de la gente. Inclusive la justicia, quien debería ser la mano derecha de la víctima discriminada, les había retirado sus derechos –apoyando a toda los dueños de locales que querían prohibirles las entrada por homosexualidad– y les negó el seguir en sus empleos.

Casi los echan del edificio. La universidad no admitió a Louis, sólo por su condición. Los sacaron de sus trabajos, sus familias les dieron la espalda y tenían prohibido entrar a más de la mitad de los lugares de la ciudad.

Y ahora, toda esa gente que los había mirado como si no fueran más que óxido para la perfecta estabilidad, venían en busca de reconocimiento por hablar con la escoria de su sociedad. Decenas de personas, en la puerta de su hogar.

Pero debían ser valientes. Tenaces ante las fieras; tenaces ante la oscuridad.

Ninguno de ellos estaba ahora en su departamento. Ambos habían salido a comprar alimento –cosa que habían estado evitando–, decidiendo que nunca más harían las compras solos por miedo a encontrarse con un destino fatal, que podían ser cinco alfas reventando la cabeza de alguno de ellos en un callejón oscuro por ser maricones y "alfas defectuosos".

Pero ahora mismo las bolsas llenas de alimento estaban olvidadas en la entrada del mercado. Harry y Louis abandonaron todas sus compras cuando en la mismísima televisión del local 24 horas abierto mostraba una oleada de personas, la policía federal, reporteros, paparazzi, griterío, graffitis y miles de flashes en la puerta de su maldito edificio.

Abandonaron todo corriendo hacia su casa, siendo ágiles en esquivar autos y los escasos peatones que quedaban en esas altas horas de la noche, cuando el cielo ya no era más que una infinita capa de oscuridad y un par de estrellas con luz débil.

Ambos alfas se tomaron de la mano de forma involuntaria una calle antes de llegar a su edificio, entrelazando sus dedos con muchísima más fuerza de la normal.

Llegaron a la exorbitante muchedumbre de gente aún con sus manos unidas. Ninguno pensaba en soltarlas hasta que llegaran sanos y salvos al edificio. El olor de demasiadas y diferentes feromonas los mareó por completo, y Harry y Louis entraron en verdadera alerta cuando un reportero se percató de su presencia y gritó, dando por resultado a los centenares de personas con los ojos puestos en ellos.

Empezaron a avanzar a paso apresurado, y toda la gente empezó a hablar histérica y desaforadamente, acercándose a su zona. La policía parecía desesperada por frenar a todos, pero a la vez miraba con asco a ambos alfas. Los dos ignoraron todo, tratando de avanzar por el angosto y casi inexistente espacio que quedaba entre las dos oleadas de gente.

Óxido ✦ (alfa x alfa) [ls]Where stories live. Discover now