—Pero ya quiero verlos —susurré.
—Hija, también queremos verte, pero tú sabes que por el momento no se puede... Tu papá tiene mucho trabajo y yo tengo que acompañarlo.
¿Y cuando me iba a acompañar a mi?
—Está bien, mamá. Tengo que irme. Dale saludos a papá.
—Cuídate, mi amor. Tu papá te depositó dinero en tu cuenta para lo que necesites.
—Ajá, claro. Chao.
Corté el teléfono y escondí mi cara entre las manos.
¿Por qué siempre el puto dinero tenía que interponerse? A veces desearía no tener nada, pero estar junto a mis padres. Pero, ¿qué podía pedir si toda mi vida había sido igual?
Nada iba a cambiar por más que lo deseara, así que me resigne y busqué mi computador.
Y como lo había pensado... Unos pares de miles de dolares nuevos habían llegado a mi cuenta corriente.
—Nada que hacer. Ya está aquí.
Suspiré con compasión hacia el dinero que se debería sentir solito en esa cuenta. Por lo que me apiadé. Tome mi bolso y salí de mi departamento con rumbo a las mejores tiendas de Nueva York.
***
Me había pasado todo el día comprando ropa y accesorios, el día se me había hecho nada, y sin darme cuenta, me encontraba camino a casa de Tina.
Pasé el portón de entrada a la propiedad y me estacioné.
—Britt —grité.
—Hola, bonita —saludó la morena que corría hacia mi.
Activé la alarma del auto y la abracé.
—¿Ya viste al hermano de Tina? —preguntó cuando me soltó.
Me reí para mis adentros y asentí.
—Voy a ver que puedo hacer para darle la bienvenida —le guiñe un ojo y me pasé la lengua por los labios.
Brittany Coleman, la víbora más sensual y venenosa de Nueva York, abrió la boca sorprendida y maulló como una gata en celo.
—Eso hay que verlo... —murmuró y me tiró del brazo para entrar en la casa.
Adentro de la casa la música sonaba muy fuerte. Christina Aguilera canta Candy Man. Muy típico de Tina. La gente disfrutaba y bailaba, todos con un vaso en la mano. Podría jurar que el hermano de Tina, no conocía a nadie en la fiesta.
—Voy por algo de beber —me gritó Britt por encima de la música.
Le guiñé un ojo y entré más en la casa. Todos me saludaban y yo solo sonreía y devolvía el saludo con la mano.
—¿Sabes donde está Tina? —pregunté a un chico cualquiera, que parecía muy sorprendido de verme.
Me señaló la terraza, y es ahí donde me dirigí. Sentí como no me quitaba la mirada de encima, pero lo ignoré por completo.
De camino a donde mi amiga un mesero me ofreció una corona, que acepté encantada.
—¿Como estás? —me preguntó alguien al oído.
Me giré sobresaltada y me encontré de frente con Brad.
—Uh, me encanta esta canción —comentó cuando Uptown Funk de Bruno Mars comienzó a sonar.
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RomanceNicole lo tiene todo, y lo que no, lo consigue. Tiene el dinero para conseguir lo material y la belleza para conseguir el hombre ideal. Pero ¿Que crees que pasará cuando se de cuenta que lo único que quiere conseguir en la vida es a un hombre. Un...