Y, tal vez, llegarían a la cima. Y una vez allí, sin importar quienes fueran o de donde vinieran, serian intocables y superiores, pero sobretodo, nadie les impediría tomar la justicia por su propia mano. Porque no habría justicia si ellas no la impartían. Porque la justicia ya no existía como tal en el mundo, porque lo héroes y las buenas personas ya no lo eran y, tal vez, nunca lo fueron. Porque la bondad y la caridad no eran más que mentiras, porque en ese pútrido mundo no existía una sola persona pura e inocente. Ya no había, la oscuridad los había consumido a todos por igual. En una vorágine de pecado, corrupción, malicia y lujuria, creando un círculo vicioso del cual era imposible salir. Porque los héroes no existían, solo la oscuridad.