El inicio de un nuevo año escolar en Hogwarts significaba muy poco para la joven Cassiopeia Black, el destino e incluso la vida, le tenía varias cosas preparadas, cosas para las que claramente una pequeña de once años no está preparada para lidiar pero vaya, quien a esa tierna edad está preparado para encontrarse con el primer amor, amistades entrañables y lo más importante, encontrarse consigo misma, con la persona que estaba destinada a ser. Hay muy poco que se pueda decir de ella sin tener que hablar primero del revoltoso de su primo, Sirius Black, aquel joven de cabellera negra y sonrisa desafiante, quizás una vergüenza para gran parte de la familia pero en algún futuro un héroe y un gran ejemplo a seguir para varios. Los primos Black, o al menos Cassie y Sirius, completamente distanciados el uno del otro a pesar de aquellos primeros años donde eran tan inseparables, jugueteando y molestando a toda la familia, hasta que a sus diez años cada uno escogió un camino diferente para su futuro. Obviando lo evidente, una pequeña niña con apellido Black, naturalmente una Slytherin y cuyo único reto era poder llenar ese apellido y esa casa por completo. Con el paso del tiempo se acercaba más y más a la persona que naturalmente era y sería, varios giros y cambios le esperaban pero finalmente en ello se centraba el núcleo de su personalidad.