...el asiento a su lado estaba vacío, parecía creer que tenía mucha suerte para que nadie más quisiera tomarlo, y si algún extraño quisiera, simplemente colocaría su mochila con la excusa de guardar el asiento para su hermana quien aún no regresaba de coquetear con el chico que tomaba los boletos en la entrada. -Dios sabe que ese chico la está pasando muy mal en este momento– pensó mientras soltó una risa a todo volumen, lo que comúnmente pasa al usar audífonos y escuchar música muy alta.