El día estaba soleado, había un arcoiris que se dejaba ver al final de una colina, y ella, ella estaba ahí, estaba sentada, cruzada de piernas cerca de una laguna. Mi cuerpo estaba temblando, absolutamente todo mi cuerpo, incluyendo las flores que llevaba conmigo, mi corazón latía a mil por segundo cada vez que me acercaba un poco mas a ella, aún asi, me armé de valor. Me acerqué a ella, al parecer no me había escuchado, me inqué por detrás, le dí unos pequeños toques, ella alzó la mirada, poco después se levantó del lugar donde se encontraba sentada, se volteó hacia mí a la par que dejaba caer la vista. -Largate...- dijo mientras le caían lágrimas de los ojos. -Eh, ¿que sucede?- le pregunté.- ¿Pasa algo? -¡Maldita sea!, ¡Largo!, ¡No te quiero ver!- gritó mientras tomaba las flores que llevaba para ella. Tomó la mitad y las arrojó a la laguna, después se volvió a mi con la otra mitad, me miró fijamente con lágrimas en sus ojos. -¡Te odio!- dijo finalmente, lanzandome las flores...