Harry siempre encontró a Jade muy misteriosa. Todas las noches ella salía de su casa sólo para mirar las estrellas y Harry sólo la observaba. Pero no solo las noches, algunas tardes le encantaba observar el cielo por su hermoso color, el azul. Harry siempre pensó que Jade era una chica solitaria y como no, también pensó que era linda. A veces se preguntaba si tenía amigos, ya que, siempre la veía sola en la escuela y por alguna razón ella salía a mirar las estrellas. Eran vecinos, pero él nunca se atrevió a hablarle. Lo que Harry no sabía era que Jade escondía secretos. Secretos que formaban parte de su duro y doloroso pasado.