Me encontraba una tarde calurosa en el parque de la ciudad con varias amigas del club de deportes, platicábamos sobre nuestra próxima competencia de volibol cuando de repente se acerca una chica tan linda de tez morena, ojos cafés, al verlas quede boca abierta, mi corazón se aceleró, no sabía qué hacer en ese momento.
Su nombre Araceli, chica de 14 años de edad, estudiante de un colegio de alto prestigio, amigable, sonriente y sobre todo tierna…
Araceli resulto ser prima de Cecilia una de mis amigas del club, no entendía lo que me estaba pasando hubo una conexión instantánea, sentía la necesidad de hablarle pero yo siendo una chica tímida, reservada, le comencé a hablar, a jugar de una forma en la cual no entendía mi comportamiento, me sentía extraña.
La plática se hizo larga, pasaba ya de media noche cuando dijo que tenía que irse, diciéndolo con un tono triste, me pidió mi número de teléfono y nos despedimos con un abrazo de esos como si no fuéramos a vernos nunca más.
Esa noche no pude dejar de pensar en lo bien que me la pase a su lado, pero tenía tantas dudas porque no sabía lo que realmente me estaba pasando, me sentía confundida.
-¿Porque me está pasando esto si soy una chica normal?- me pregunte a mí misma pero no encontraba respuesta.
Cada día que pasaba la veía en los entrenamientos, pasábamos todo el tiempo juntas, nos mandábamos mensajes cuando no podíamos vernos, un día ella llevaba dos cartas en su bolso, las cuales se las robe, ella enseguida hizo el intento por quitármelas pero no lo logró, en una de esas cartas venia dibujado un oso con un corazón en sus manos, dentro del corazón estaba escrito “Alejandra y Araceli”, no entendía de él porque ella haría esa carta.
Minutos después le pregunte: -¿Puedes decirme de que forma me quieres?-, entonces ella guardo silencio por unos segundos, sonrió y dijo: -Te quiero como amiga y mucho más-All Rights Reserved