París, 2010. Arianne trabaja en una pequeña cafetería, donde nunca ocurre nada extraño. A veces, los jueves, algunos artistas de metro se suben a cantar al escenario que hay en frente de la barra. Y aún así, ella es capaz de captar con sus atentos ojos castaños cualquier detalle que ocurre a su alrededor para escribirlo en un pequeño cuaderno que nunca se separa de ella. Harry, londinense de nacimiento, llegó a Paris, una ciudad grande y completamente nueva, con demasiados secretos que ocultar. Su cuerpo está lleno de tatuajes que nadie sabe lo que significan. Su mirada, produce escalofríos a quien se atreva a mirarle a los ojos. No habla, pero no es mudo. Simplemente, no tiene nada que decir. Al menos las cosas eran así antes de que el destino de ambos se cruce, inesperadamente, la tarde de un jueves lluvioso.