La vida está compuesta de millones de juegos como el poker, fútbol, ajedrez, la escuela... En todos ellos hay un ganador o un grupo de ellos pero solo hay un juego que nadie termina de ganar nunca. Si la muerte llama a tu puerta, no se trataría de quién metería más goles o de quién tuviese las mejores cartas. La muerte es un juego al que nadie gana y lamentablemente está vez jugó con Emerith Jackinson. Ella era una simple chica que vivía felizmente con la vida que tenía. Tenía a Thomas, aprobaba todas las asignaturas, su padre le quería. Tenía todo aquello que alguien podría desear cuando su vida da un vuelco. Y no de esos buenos como podría ser conocer al amor de su vida o ganar la lotería. Un día su padre la arrastra de su casa y ahí es cuando comienza el caos. Ahí la muerte comienza a tener a Emerith en su punto de mira. Comienza el juego al que Emerith no iba poder ganar.