Sus ojos se clavaron en mí. Tragué fuerte, nunca pensé encontrármelo en este lugar. El vampiro pasó su mano por mi cuello lentamente, por acto reflejo desvié mi rostro. Sabía de lo que era capaz. Ya lo había vivido en carne propia y no me apetecía volver a pasarlo. -Hueles tan bien, mi ratoncita -dijo contra mi oído con voz ronca. Los vellos de mi piel se erizaron solo con escuchar su voz. Las piernas me fallaron haciendo que él me tuviese que agarrar de la cintura. La mano de mi captor quemaba en mi cuello. Alcé la vista, sus orbes rojos me escrutaban ávidamente. "¡Joder! ¿Cómo salgo de esto ahora?" Puse mis manos en su pecho tratando de apartarlo. Con una agilidad increíble mis muñecas fueron apresadas. -Te esperé por tanto tiempo... Abrí mis ojos, este no era el hombre que conocía, el jamás me diría eso. Fue tal mi aturdimiento que no pude procesar cuando sus labios se unieron a los míos. El vampiro de quien escapé, comenzó a devorarme sin piedad. Su lengua surcó mi labio superior haciendo que un hormigueo recorriese todo mi cuerpo. Mi respiración se disparó al cielo y mi corazón martillaba con fuerza. Mi cordura desapareció para tomar control mi deseo, un deseo que estaba latente desde el primer día que lo vi. Un deseo que sabía que sería mi perdición. Otra vez.