Las gotas de lluvia pegan con fuerza en la ventana, una taza de café caliente reposa en la mesita de estudio, un álbum abierto y los recuerdos recorriendo la habitación, como película vieja, de aquellas animaciones para niños que todos solíamos ver mientras nos vestíamos de vaquero, imaginando que las armas de plástico a nuestros costados liberaban a todo el lejano oeste.