Su nombre me llevaba a rincones lejanos de la tierra. Sus ojos me envolvían en una ola que arrasaba con todo a su paso. Y sus labios, dulces y mentirosos buscaban engañar al mundo. Pero nunca espero encontrarme, ni yo a ella. Y aquí estamos, perdidos pero juntos, odiándonos y amándonos, siendo la toxicidad del amor, si es que a eso le podemos llamar amor.