"Moriré con la duda" declaraste con la poca fuerza de voluntad que te quedaba. "¿Y si te ofrezco la posibilidad de salir de ella?" retrucó él en voz grave, acortando aun más la distancia. "Acá, en este momento. Hagamos el experimento".
"Pero, Granger, no seas terca. ¿No será una señal para que no te cases?" dijo él , aparentando desinterés. Poco sabía ella que sus dos intentos fallidos, no tenían ninguna relación con el destino, ni tampoco eran una casualidad.
Tuviste que esperar diecinueve años para poder disculparte. Tuviste que acorralarla en el baño para darte cuenta que jamás la dejarías ir.
No sé como me metí en esto, pero aquí me encuentro, acorralado contra una estatua decapitada, siendo escudriñado por sus eléctricos ojos. ¿Cómo negarme si lo pide tan amablemente?
Hace seis meses que siempre te espero despierta, no me importa la hora a la que llegues, con tal de que siempre vuelvas.