Mirando una vez más la pantalla de su celular, aún faltaba media hora para poder abordar el avión, bueno eso si es que no se retrasaba su vuelo, había escogido una mala temporada para viajar, se cansó de dar vueltas de un lado a otro, algo no salía de sus pensamientos y eso estaba muy claro, tomó asiento y miró a su a...
¿Cómo es que había llegado a esto? Sus pensamientos no le dejaban pensar con claridad y eso empezaba a ser un problema, ¿Cómo había comenzado todo? La verdad era que no lo recordaba bien, todo pasó demasiado rápido y le había tomado por sorpresa.
Se llevó las manos al rostro, no entendía que rayos le pasaba a ese chico, le dolía la cabeza y el pequeño masaje en la sien no ayudaba, caminando a paso lento por las calles rumbo a su casa, Yuuto Kidou no podía pensar en otra cosa que no fuera en intentar descifrar un poco el porqué de su actitud.
―y entonces, ¿Has estado bien? Mi mirada pretendía perderse entre la lluvia que recorría la ventana, la noche había caído casi sin darme cuenta, el ruido de los lejanos truenos ambientaban tal escena, en mi rostro una notoria sonrisa, hacía mucho que no hablábamos.
Un escalofrió le recorrió el cuerpo ¿Qué estaba haciendo ahí? Era una tontería, ¿En qué estaba pensando? Aquel chico de ojos verdes no dejaba de hacerse esas preguntas conforme avanzaba, el viento frio cada vez corría con más fuerza, el invierno apenas comenzaba y ya podía verse un clima del demonio.
Un nuevo ciclo escolar estaba a punto de comenzar en una de las reconocidas preparatorias de la ciudad, un chico peli azul miraba de lejos la entrada mientras caminaba, obviamente era su primer día, estaba nervioso, acababa de mudarse así que no conocía a nadie.
Caminando por las ajetreadas calles, su cabeza ya no daba para más, no era posible que a él le estuviera pasando algo como esto, necesitaba un plan y con urgencia, no podía dejar que simplemente aquel chico se fuera y ya, tenía que pensar, ¿Qué hacer? No podía dar un paso en falso o de verdad le perdería, era momento...
Apenas 11:30 de la mañana, Goenji Shuuya recorría las ocho calles de camino a casa del velocista, no lo había visto mucho en las últimas dos semanas así que decidió ir a su casa aunque corriendo el riesgo de que no quisiera recibirlo, no lo culpaba, si eso le hubiera pasado a él seguramente estaría igual o más enojado...
Es increíble como el tiempo pasa tan rápido, el viento corre como esa tarde y te da por recordar, parece lejano aquel treceavo cumpleaños, aquellos días de secundaria, esa ilusión y esas ganas de comerte el mundo...todo parece haber pasado tan rápido.
Caminando de un lado a otro por su habitación, el ex velocista no dejaba de hacerse la misma pregunta. ― ¿Y si lo que pienso es verdad?, no, por favor, ¿En qué rayos estoy pensando? Endo sería incapaz de hacerme algo como eso y por otro lado Goenji...él no podría ¿O sí?
Un lento suspiro sale de mi boca, me miro al espejo para acomodarme la corbata, me siento estúpido y creo que el aire me falta pero por fin estoy listo, tomo mis llaves y cierro la puerta, no estoy muy lejos así que es mejor irme caminando, puede que de esa manera me calme un poco.
Mis ojos comienzan a abrirse lentamente, el rayo de sol que apenas entra por mi ventana me hace cerrarlos de inmediato, me levanto despacio y con movimientos torpes llego al baño, me cambio y tomo mi café el cual será mi único alimento hasta las tres de la tarde cuando todo aquel barullo del trabajo se aleje un poco
31 de Agosto, ¿Sería posible que también lo haya recordado? Me lo niego a mí mismo con la cabeza, ha pasado tanto tiempo que de seguro ni me recuerda, siempre fue algo distraído y para ser honesto jamás le di una razón importante por la cual recordarme, después de todo lo que pasó yo creo que tengo suerte si recuerda...
El viento sopla fuerte, hace frío pero ya no importa, a paso lento por las oscuras calles ante aquel inmutable silencio, mis manos tiemblan, es claro que el miedo me invade, parece no haber nadie pero aun así me asusta, me pregunto ¿Cómo es que llegué hasta aquí? Precisamente aquí.
Por fin en casa, odio el tráfico del jueves, a veces me dan ganas de regresar caminando a casa, seguro que llegaría en una hora y no en las casi tres que tardo en el auto pero en fin, hoy mientras venia me topé con una escena, de esas tontas que las chicas suelen hacer, llorando porque su novio la dejó, hágame usted e...
Sentado muy cerca de la ventana, mi cabeza descansa en el pequeño escritorio, no puedo creer lo que estoy haciendo, los minutos pasan lento y el incesante movimiento de las manecillas del viejo reloj se hace audible en el frio silencio de la habitación, es de noche, afuera parece hacer frio pero eso no es importante...
No sé qué me pasa, supongo que es de esas noches en las que simplemente aquellos pensamientos en tu mente no te dejan dormir, recostado en la cama con las manos tras la cabeza, pequeños suspiros escapan de mis labios, mis ojos están cerrados pero el sueño permanece ausente, son este tipo de noches en las cuales mi cab...
El primer beso, aquel que todos recuerdan con corazones en los ojos y después de tan fiel relato suspiran pidiendo a Dios volver a sentir nuevamente aquella sensación, el movimiento torpe de tus labios junto con los suyos, sentir que se detiene el tiempo y que tan solo existe ese instante...
Hace mucho que quería hacerlo, quería desahogarme aunque sea un poco, me lo propuse varias veces pero la verdad es que el miedo me ganaba, el miedo a recordar, a encontrar en mi cabeza aquella felicidad que jamás podré volver a tener a mi alcance, sé muy bien que ha pasado mucho, que como dicen mis amigos, debería de...
Aquellas palabras recorrían una y otra vez su cabeza, no sabía por qué pero le dolía demasiado el recordar aquella escena, ver a su mejor amigo alejarse esa tarde le hacía partir en llanto, "Quizá no fui lo suficientemente insistente, quizá pude hacer algo"