Olivia Benson ~ Acto 5 - Parte 9
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Dicen que en la vida hay dos versiones de casa historia. Pero en el Upper East Side siempre tenemos tres. Esta la de el, la de ella y la mas importante que es siempre la mía.
La reina cotilla, XOXO.
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- ¿Es rutina venir a desayunar aquí todos los días? - pregunto Nate entrando en el salón.
- Si - dije bebiendo mi café.
- ¿Era Diana? - pregunto Chuck.
- Si, por su agenda. Me he hecho el tonto - dijo Nate y reí.
- Eso se te da muy bien Nate, podría decir que es tu especialidad - dije y Chuck rio, Nate solo me fulminaba con la mirada.
- Dejando eso aparte, has hecho bien. Porque si va a seguir mintiendo y fingiendo que es mi madre deberíamos devolverle el favor.
- Con suerte he ganado un día o dos, pero no mucho mas. ¿Has descifrado la clave?
- Que va. Aquí solamente hay números y letras.
- ¿Sabes que buscas? - pregunte mientras me echaba mas café.
- Vínculos con Jack.
- ¿A su secretaria no la ha llamado? - pregunto Nate.
- Desde hace mas de un mes. Se escuda en un amor en Phuket, pero se que esta aquí. Y si es mi padre, como yo creo, he de encontrarlo y preguntárselo.
- Espero que no sea tu padre - dije con cara de asco.
- Yo no tengo la culpa de que te lo tiraras hace dos años, Olivia - dijo Chuck riendo.
- Hay que estar loco para tomarse tantas molestias en esconderlo - dijo Nate cambiando de tema.
- Vuelvo enseguida - dijo Chuck yéndose.
- ¿Quieres? - dije con la boca llena enseñándole a Nate un muffin.
- Vale - dijo riendo.
- Este es el primer dato que ha encontrado Tyler de Diana en Los Ángeles - dijo Nate.
- La escritura es de una casa que le compró a Simón Calow - dije quitándole a Nate el papel que tenía entre sus manos.
- Hola. Perdonad, pero me sentía fatal por habernos fallado - dijo Serena entrando en el salón.
- Tranquila, no es tú culpa - dijo sonriéndole.
- A nosotros tampoco nos va bien - dijo Lola.
- He penado que ya que vi a Diana transcribir la clave si veo la agenda, puede que me refresque la memoria - dijo Serena.
- Pues la tiene Chuck - dijo Nate.
- Puede que tengamos una pista, gracias a los poderes de Blair - dijo Chuck entrando en el salón junto a Blair.
- Pero resulta que tenemos la desgracia de que prende del hilo más débil, la memoria de Nate, ¿me disculpáis? - dijo Blair yéndose y reí.
- Nathaniel, tienes que acordarte de algo que hiciera Diana fuera de lo normal esos sábados - dijo Chuck.
- Menos acostarse contigo - dijo Blair.
- ¡Estoy mirando! Diana y yo no nos veíamos fuera de la oficina. Apenas salíamos por ahí. Solo trabajábamos y ya sabéis - dijo Nate cansado.
- Chicos, tengo que marcharme ya. Prometo seguir hasta que encuentre esa libretita de claves de Diana - dijo Serena yéndose.
- Nate, cambiemos la táctica - Blair miró si bolso - Me han quitado la agenda - dijo levantando la mirada de su bolso.
- Serena - dijimos Lola y yo a la vez.
Todos fuimos tras Serena que esperaba el ascensor.
- S, ¿cómo has podido traicionarnos? - dijo Blair.
- ¿Por que la proteges? - pregunto Nate.
- Porque si le devolvía la agenda me daría el teléfono de la reina cotilla y por fin podría saber quién es ella. Eso es más importante para mí que ayudar a Nate a echar a Diana de The Spectator - dijo Serena.
- ¿Y que ayudarme a encontrar a mí padre? - dijo Chuck.
- ¿Qué? - pregunto Serena sorprendida.
- Diana me mintió. No es mi madre. Creo que encubre a mí padre. Mi verdadero padre, Jack - dijo Chuck y me dieron escalofríos de solo pensar que me había avisado con su padre.
- Chuck, perdóname, no lo sabía.
- Esa agenda es la única oportunidad de localizarlo.
- ¿Y que puedo hacer?
- Colaborar con nosotros - dije sonriéndole.
- Por supuesto, al cien por cien.
- Bien, librémonos de esa zorra - dijo Blair sonriendo.
- No viene. Hay que llamarla - dijo Chuck impaciente.
- Diana se habrá saltado la reunión - dijo Serena.
- Lola todavía no nos ha dicho nada - dije cruzándome de brazos.
- Chicos, tenéis que fiaros de mi. Dejad de agobiaros. He llamado a una auténtica profesional. Ya está allí - dijo Blair.
Blair nos puso una conversación de Dorota y Diana.
- ¿Cómo va a sacarle la clave con un masaje? - pregunto Nate.
- Observa y aprende, Archibald - dijo Blair moviendo el teléfono - ¿Qué sabemos de Portugal?
- Que hablan portugués - dijo Serena.
- Y juegan bien al fútbol - dijo Nate.
- ¡No sigas! - dijo Chuck.
- ¿Quién era esa tutora que tuviste en tercero? - le pregunté a Chuck y Nate río.
- Mariana Costa, era de Lisboa. Me pase las clases intentando cepillarmela. Huelga decir que lo conseguí.
- Puede que las letras sean números de teléfonos internacionales. La clave de esa noche era K, L, L - dijo Blair.
- Que es 555 en el teclado y sabemos que no existe - dijo Nate.
- ¿Y tu diriges un periódico? Si uso un teléfono europeo podría descodificarse por 0, 1,1 y luego 3,5,1 - dijo Blair.
- El prefijo de Portugal. Es un recuerdo de mi infancia - dijo Chuck.
- B, lo has conseguido - dije sonriéndole.
- Hecho, gracias Dorota - dijo colgando a Dorota - Vale, si lo he hecho bien, y todos sabemos que si este es el número.
- Ya, pero, ¿de quién es? - dijo S.
- Hay que averiguarlo - dijo Chuck.
- ¿Si, dígame? - dijo alguien en la otra línea.
- Me interesa el evento de esta noche - dijo Chuck.
- ¿Cuántos van a venir? - dijo la chica de la otra línea.
- Cuatro - dijo Chuck cuando Nate, Blair y yo levantamos la mano.
- ¿Les envío un coche? - pregunto la chica.
- No, deme la dirección.
- La Casa Vardin, en Briarcliff Labor. Los esperamos a las nueve - dijo y colgó.
- Decidme qué sabéis en que nos estamos metiendo - dijo Blair.
- Ni idea, pero espero que esté Jack - dijo Chuck.
- Y, a lo mejor, nos dice quién es en realidad Diana Payne. Pediré que preparen el coche - dijo Nate levantándose.
- Perdona - le dijo Chuck a una "bailarina".
- Esto es más impactante de lo que me esperaba - dijo Nate.
- Archibald, es un club de sexo - le dije mirando a mi al rededor.
- Más bien un burdel itinerante. Mi padre, bueno, Bart, tubo uno - dijo Chuck.
- Ah, por eso fuiste tú tan precoz - dijo Nate.
- Jack está aquí. Hay que encontrarlo - dijo Chuck.
- ¿Cómo lo sabes? - pregunto Blair.
- Es perfecto para alguien que quiere esconderse. Y esta fiesta nunca se la perdería.
- Y no lo culpo. ¿Pero que tiene que ver con esto Diana? - dijo Nate.
- Averígualo y la echara de The Spectator por la mañana - dije alzando mis hombros.
- Hola soy Josephine, ¿quieres una amiga? - dijo una chica acercándose a Chuck.
- Ya la tiene - dijo Blair acercándose a Chuck.
- ¿Queréis que os enseñe las habitaciones? - pregunto la chica.
- Si - dijo Blair.
- ¿Y vosotros? - dijo mirándonos a mí y a Nate.
- No, no queremos una habitación - dije dándole un sonrisa falsa.
Se fueron y Nate y yo nos miramos.
- Mira quienes están ahí - vi a Serena y Lola - ¡Eh! ¿Qué hacéis vosotras aquí y vestidas de camareras? - dijo acercándose a ellas.
- El de la puerta nos ha preguntado si éramos chicas India - dijo Lola.
- Nos ha llevado al vestuario para que nos cambiaremos. Pero la verdad, es que hemos seguido por GPS a la reina cotilla está aquí - dijo Serena.
- ¿Chicas India? ¿Quién es India? - pregunté confundida.
- No se, ¿la madame? - dijo Serena.
- Pero si encontramos a India, sabremos que pinta Diana en esto - dijo Lola.
- O a la reina cotilla que nos cuente el secreto de Diana. Puede que se conozcan por este sitio - dijo Serena.
- Espera, ahí está - dijo Nate viendo a Diana.
- Vale, nos separaremos. Busquemos a India. Y Olivia y Serena a la reina cotilla, y evitad a Diana si podéis. Como sepa que hemos venido.
- Ah, no es nuestra primera búsqueda - dijo Serena cogiéndome del brazo.
Serena se encontraba llamando a la reina cotilla.
- Suena por aquí - le dije a Serena y nos acercamos a unas puertas.
- Todo el mundo fuera - dijo un guardia empujándonos a mí y a Serena para que todos salieran.
- ¿Qué? - dijimos Serena y yo.
- Han avisado a la policía y viene hacia aquí - dijo el guardia.
- No. No. No - dijo Serena.
- Tranquila vamos - dije cogiéndole la mano.
- Hemos visto el mensaje. ¿Qué es este sitio? - dijo Serena cuando Nate nos abrió la puerta.
- No tengo ni idea. No había estado aquí nunca - dijo Diana.
- Este es su club y queremos que la reina cotilla lo publique - dijo Lola.
- Es verdad, os lo aseguro. Y prometo no decir nada si nos echas una mano - dijo Nate.
- ¿Eres la reina cotilla? - pregunté sorprendida.
- Si, pero la de ahora - me miró - Y respecto a eso, no llevo el portátil conmigo. Está en mi bolsa. Pero sí que puedo mandarlo desde el móvil. ¿Qué pasa? ¡Es muy raro! No me deja entrar. Voy a probar otra vez.
- Bueno, mientras esperáis, me voy a atender mis negocios. Al parecer, tiene dificultades - dijo Diana saliendo por la puerta.
- No sé qué es lo que pasa, pero voy a por mí ordenador - dijo Serena yéndose.
- Mi portátil no está - dijo Serena cuando nos vio a Nate, a Lola y a mí.
- Se lo ha llevado la reina cotilla - dijo Lola.
- ¿Cómo lo sabes? - pregunté confundida.
- Porque te hemos tendido una trampa. Cuando conseguimos está dirección, se la pasamos a ella - dijo Nate.
- Y yo me encargue de que la siguieras hasta aquí. Como cambiaste la contraseña de la página necesitaba el portátil. Es una pena que lo haya cogido antes de que publicases lo de Diana - dijo Lola.
- ¿Cómo puedes hacerme esto a mi? - dijo Serena.
- ¿Hacerte que? ¿Impedir que ataques de forma anónima a personas inocentes o a amigos? - dijo Lola.
- No es verdad. La auténtica si hacia dañó, pero yo soy distinta.
- No, no lo eres, Serena. Mira lo que te ha pasado. Te has aislado de todo y de todos los que te importan. No está bien - dijo Nate.
- Tampoco engañarme.
- Pues échame la culpa, pero solo lo he hecho para ayudarte. La vieja reina cotilla ha vuelto - dijo Nate.
- Por ahora, tengo su teléfono - dijo Serena llamando a la reina cotilla.
- Adiós, Dorota - dije entrando en casa de las Waldorf.
- Adiós, señorita Olivia - dijo Dorota con una sonrisa metiéndose en el ascensor.
- Serena Van Der Woodsen, esta noche no la vas a pasar sola - dije viendo cómo miraba su teléfono.
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Soy la reina cotilla, vuestra mejor fuente de información sobre la escandalosa vida de la élite de Manhattan.
Visto: Blair Waldorf volviendo a Brooklyn.
¿Es que no hemos pagado ya suficiente peaje por esa relación?
La reina cotilla, XOXO.
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- No leas esto, todos sabemos que no van a durar - le dije quitándole el móvil, ya que estaba leyendo las estúpidas publicaciones de la reina cotilla.
Serena solo me miró y suspiró.
- ¿Qué hay ahí? - dijo mirando la bolsa que tenía en mi mano derecha.
- Sushi, así que dejas estás moras para el postre. Porque hoy hay noche de chicas - dije sonriendo mientras ponía el sushi en la mesa.
- Como en los viejos tiempos - dijo Serena.
- Si, como aquella noche en la que Chuck casi te... Hace lo que te iba a hacer y yo fui a tu casa - dije sonriendo mientras recordaba esa primera noche de serena después de que volviera.
- Lo se, tu siempre estás ahí Lib y quiero decirte las gracias - dijo Serena sonriendo.
- Sabes que no es nada - dije metiéndome un sushi en la boca - Y ahora a comer.
Serena se rió y empezó a comer junto a mi.
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Claro que todo el mundo sabe que en el Upper East Side nada dura eternamente. Y cuando una puerta se cierra siempre hay otra que se abre. La única cuestión es, ¿quién espera detrás de ella?
La reina cotilla, XOXO.
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