Había pasado una semana desde que YoonOh había ido a casa de los Lee para cocinarle a Jeno y su familia.
Johnny no dejó de molestar a TaeYong diciéndole que tuviera cuidado, ya que, ese tal YoonOh podría quitarle toda la atención de su hijo menor.
TaeYong estaba completamente seguro de que solo le caía bien y que Jeno nunca cambiaría a su padre en ninguna circunstancia.
Apagó su despertador y fue directo al baño de su habitación para tomar una ducha con agua caliente para relajar sus músculos y tener un lunes lleno de calma.
Se vistió con un traje elegante en color gris y sin abotonar su camisa, salió de su habitación para poder preparar el desayuno para él y sus pequeños.
—Buenos días, papá—XiaoJun lo saludó antes de entrar al baño que estaba en el pasillo.
—Buenos días, mi amor. ¿Despertaste a Jeno?
—Sí, dijo que ya venía.
Su padre asintió y alborotó un poco su cabello.
Al bajar a la cocina, sacó todo lo necesario para preparar el desayuno y almuerzo de todos.
Esperó pacientemente a sus hijos y sonrió cuándo vio al mayor.
—Salí de la ducha y Jeno seguía dormido—dijo subiendo a un banquito.
—Es lunes, mi amor y los lunes nadie se quiere levantar—rio—. Comienza a comer tu desayuno. Si en unos minutos no baja, subiré a despertarlo.
—Pero terminé de vestirme y siguió acostado.
TaeYong se sorprendió demasiado, ya que, Jeno se despertaba en seguida de XiaoJun y cuando el chino iba saliendo de la ducha, Jeno ya estaba esperando su turno, porque, aunque tuvieran más baños, el menor quería usar el mismo que su hermano porque por el vapor, el baño estaba calientito.
Aun extrañado, subió a la habitación de sus hijos, seguido por Jun.
—Buenos días, mi amor.
—Buenos días, papi—saludó con la voz ronquita.
TaeYong tocó su frente y luego su estómago para confirmar que tenía fiebre.
—¿Te duele algo, mi amor?
XiaoJun se sentó con cuidado cerca de los pies de su hermano.
—Me duele aquí—tocó su garganta.
TaeYong suspiró un poco frustrado, ya que, era bastante pesado que sus hijos se enfermaran. Tenía que correr y llevarlos al doctor, pero antes tenía que dejar al otro en la escuela. Tenía que trabajar desde casa y mientras lo hacía, tenía que cocinar, darle la medicina al enfermo, cuidarlo, y en ocasiones mimarlo porque se ponían bastante irritables cuando se enfermaban; además de cuidar que el otro no se le acercara demasiado para que no se contagiara. Tenía que ser así mínimo cuatro días en lo que se recuperaban al cien por ciento.
—Llamaré a mi trabajo para poder llevarte al doctor.
—No, papi.
—¿Cómo qué no?
—Ve a trabajar y que el señor YoonOh me lleve.
XiaoJun bufó y rodó los ojos. ¿Qué tenía que ver ese hombre en esa situación?
TaeYong pensó que tal vez Johnny tenía razón.
—Eso no se puede, mi amor—acarició su cabello.
—Pero cuidó a Yeri—puchereó.
—Porque estaba de vacaciones, además de que él se ofreció.
—Llámalo para que se ofrezca.
—Mi amor, no es tan fácil...
—Llama al señor YoonOh—sollozó—. Por favor, papi.
TaeYong suspiró y llamó al joven solo porque su niño se lo pidió en ese estado.
—Señor Lee, buenos días.
En cuánto le respondió, TaeYong puso el altavoz para que Jeno escuchara todo.
—YoonOh, perdón por llamar tan temprano.
—Oh, no se preocupe, estaba alistándome para el trabajo.
TaeYong miró a Jeno con ojos de "te lo dije".
—Pero dígame que necesita.
—Verás, Jeno enfermó...
—¿Está grave?
—No. Al parecer solo es una infección en la garganta, pero tiene un poco de fiebre. Te llamaba porque Jeno quiere que lo lleves al doctor, pero ya le dije que trabajas.
—Puedo pedir permiso.
—No, YoonOh...
—Señor YoonOh—habló con la voz débil.
El corazón del joven se rompió al oír su vocecita.
—Oh, Jeno... Señor Lee yo puedo llevarlo, de verdad, solo deme unos minutos para llamar a mi trabajo.
—No, YoonOh, yo puedo llevarlo, es solo que Jeno comparó la vez que cuidaste a Yeri con esta.
—Señor Lee, de verdad, puedo llevarlo.
—No es necesario.
—Puedo llevar a XiaoJun a la escuela.
—Tampoco hace falta, yo lo llevaré y de ahí llevaré a Jeno.
—¿Seguro?
—Sí, yo te llamo cuando salga del doctor.
¿Cómo por qué lo haría?
—Sí, está bien. Jeno, no puedo llevarte, pero tú papi te llevará y te sentirás mejor. Iré a visitarte por la tarde, ¿Sí?
—Está bien—sorbió su nariz.
—Hasta luego, YoonOh.
—Hasta luego, señor Lee. Nos vemos, Jeno—pronunció con la voz más dulce que pudo.
—Adiós, señor YoonOh—aclaró su garganta.
Luego de colgar la llamada, TaeYong comenzó a vestir a su pequeño con extremo cuidado.
—¿Puedo ir contigo, papá?
—No, mi amor, tienes que ir a la escuela.
—Por favor, papá—hizo un puchero.
TaeYong estaba a punto de acceder, pero recordó que el gobierno chino seguía muy al pendiente de XiaoJun y si faltaba a la escuela comenzarían a hacer investigaciones. No quería que su hijo volviera a ver a esas personas.
—Mi amor, no, entiende—suspiró—. Baja a desayunar, por favor.
XiaoJun bufó molesto, pero salió de ahí.
Luego de que abrigara a Jeno, lo tomó entre sus brazos y bajó para desayunar. Sentó a Jeno sobre la isla y comenzó a alimentarlo, pero el pequeño se negó.
—Mi amor, tienes que comer.
Jeno negó con un puchero.
TaeYong calentó un poco de agua para prepararle un té a su pequeño, pero también se negó a tomarlo.
—Duele, papi—sobó su garganta.
Acunó su rostro entre sus manos y besó su frente.
—Está bien, mi amor, no insistiré. Espera un poco para que tu hermano y yo terminemos de desayunar, ¿Sí?
Jeno asintió, pero en cuanto su padre estaba a punto de llevar el primer bocado a su boca, comenzó a llorar bajito.
TaeYong no tuvo más opción que dejar su desayuno y cargar a su pequeño para comenzar a consolarlo.
—Jun, mi amor, ve a lavar tus dientes y a revisar que llevas todo en la mochila.
El niño asintió y subió a su habitación.
TaeYong salió de la casa aún con Jeno en brazos y lo acomodó en la parte de atrás del auto. Volvió a la casa y tomó un abrigo.
—¿Estás listo, mi amor?
XiaoJun asintió, se puso su mochila y salió de la casa con su padre detrás.
—Mi amor, sube en la parte de adelante, no quiero que te contagies.
El pequeño no quería dejar a su hermanito solo, pero no rechistó. Si su padre lo decía era por algo.
Jeno lloraba en el asiento trasero y XiaoJun trataba de calmarlo diciéndole que le platicara algo, mientras TaeYong conducía más rápido que de costumbre, pero con precaución.
Al llegar a la escuela, TaeYong bajó del auto para despedir a su pequeño en la entrada.
—Buenos días, TaeYong—lo saludó una mujer muy hermosa.
—Buenos días, Seulgi—respondió sin prestarle mucha atención, ya que, estaba acomodando el abrigo de su hijo.
—Hoy es la junta para hablar de los eventos navideños. Vendrás, ¿Cierto?
¿Cómo pudo olvidar eso? ¿Debería llamar a YoonOh? Al fin y al cabo, el joven se había ofrecido a ayudarlo.
—Mi hijo enfermó, pero llamaré a alguien para que venga.
—Oh—Seulgi analizó con la mirada y notó que faltaba el niño pequeño—. Llévalo al doctor y yo te cuento en qué quedamos mientras nos tomamos un café, ¿Sí?
—Sí, muchas gracias—se alejó un poco de la mujer y besó la mejilla de su hijo.
—¿De verdad no puedo acompañarlos, papá?
—Lo siento, pero no.
—Pero ¿Y si le pasa algo más a Jeno y yo no estoy con él?
—Todo estará bien—acunó su rostro entre sus manos y besó su nariz—. No te preocupes—sonrió para reconfortar a su hijo—. Nos vemos por la tarde, ¿Sí?
XiaoJun asintió y entró a la escuela cabizbajo.
TaeYong volvió a su auto y mientras iba de camino, todas la mamás lo saludaron con una enorme sonrisa.
—Mi amor, ya vamos al doctor—dijo con la voz más dulce que podía y lo miró por el retrovisor mientras encendía el auto.
Al llegar a su pediatra de cabecera, una enfermera le comentó que había tres personas delante de él, así que sentó a su hijo sobre sus piernas, lo abrazó y comenzó a calmarlo con su canto.
Nadie había gozado de su dulce voz mientras cantaba. Los únicos quienes habían escuchado eso eran sus hijos.
Luego de unos treinta minutos, al fin el doctor los pudo atender. El joven doctor le confirmó a TaeYong que se trataba de una fuerte infección en la garganta.
—La pregunta del millón. ¿Jarabe o inyección?
TaeYong lo pensó mucho, pero se decidió por las inyecciones.
El pequeño lloró por la aplicación y cuando su padre lo quiso consolar, se negó rotundamente. Se sentía traicionado.
Jeno como todo buen actor, salió cojeando del consultorio y subió al auto con dificultad, ya que no quería apoyarse en el lado donde había sido puesta la inyección.
Cuando llegaron a casa, sin dirigirle la palabra a su padre, subió a su habitación.
TaeYong tragó el nudo que se había formado en su garganta y luego de prepararle una papilla de fruta, subió a su habitación.
—Mi amor, tienes que comer.
Jeno lo ignoró.
—Por favor, mi amor, come un poco.
—Cuando llegue Jun—dijo sin mirarlo.
Su padre decidió darle su espacio y se quedó esperando en la sala hasta que su hijo mayor llegara.
—Hola, papá.
—Hola, mi vida—sorbió su nariz—. ¿Cómo te fue?
—Bien. ¿Estás bien? —se acercó a él y lo abrazó por el cuello.
—Sí, mi niño. Tu hermano te está esperando, sube y ahorita les subo algo de comer. Por favor siéntate lejos de él, ¿sí?
XiaoJun asintió y corrió hacia su habitación.
Cuando TaeYong subió con la comida para ambos, Jeno guardó silencio y se giró. Eso definitivamente rompió su corazón.
—Si necesitan algo, me llaman.
Solo recibió respuesta del mayor.
Les dejó su comida y bajó a la sala a llorar para no ser escuchado.
Se sentía tan tonto llorando por los desplantes de su hijo.
Pasó una hora cuando el timbre sonó. Se levantó a abrir para recibir a un sonriente YoonOh.
—Hola.
—YoonOh—saludó Taeyong con los ojos hinchados y lo invitó a pasar.
—¿Qué pasa? ¿Jeno está bien?
—Él está bien, lo que pasa es... es una tontería—se encogió de hombros.
—Señor Lee, ¿Que sucedió?
—Jeno está molesto conmigo y no me habla desde que volvimos del doctor.
—¿Por qué? —se sorprendió.
TaeYong le contó lo que había pasado.
—Es que lo que hizo sí es imperdonable—rio—. Yo tampoco hablaba con papá cuando me inyectaban.
TaeYong lo miró triste.
—Puedo hablar con él e intentar que lo perdone.
—Te lo agradecería mucho, de verdad.
YoonOh subió a la habitación de los pequeños y al entrar, el rostro de Jeno se iluminó.
—¡Señor YoonOh, sí vino!
—Claro que sí—rio—. Hola, XiaoJun.
—Hola—saludó indiferente y salió de la habitación.
—Tu papi me llamó y me pidió que trajera todo esto—levantó unas cuantas bolsas.
—¿Papi se lo pidió? —preguntó confundido.
—Sí. ¿Por qué no lo crees? ¿Pasó algo?
—Es que ya no me quiere—murmuró triste—. ¿Por qué le pidió cosas?
—¿Por qué dices que ya no te quiere?
—Porque dijo que me picaran mi pompi—comenzó a hacer pucheros.
—Oh, ya veo—torció una sonrisa—. Pidió que te inyectaran para que te recuperes más rápido—acarició su melena negro azabache.
—Pero duele.
—Yo sé que duele. A mí tampoco me gustan las inyecciones, pero de verdad te sentirás mejor al amanecer.
—¿Lo promete?
—Lo prometo, pero tengo que decirte algo que no te gustará.
—¿Qué?
—Que te faltan más inyecciones...
—¿Pero por qué?
—Porque es un tratamiento, pequeño... Tu papi no es malo por eso.
—Si sabía que me iban a doler ¿para que las pidió?
—Tu voz se escucha mucho mejor que en la mañana y apuesto a que te sientes mejor.
Jeno asintió.
—Bueno, pues es el efecto de la inyección.
El pequeño se quedó en silencio.
—¿Vas a perdonar a tu papi?
Jeno negó.
—Jeno, por favor.
—Es-está bien.
—¿Puedo llamarlo?
El pelinegro se quedó en silencio un buen rato, pero asintió.
YoonOh se levantó y corrió a la sala por el señor Lee.
—Jeno quiere verlo.
En cuanto TaeYong escuchó eso, su alma volvió a su cuerpo. Entró a la habitación y corrió a abrazar a su hijo, quien lo recibió efusivo.
—¿Me perdonas, mi amor?
—Sí, papi.
YoonOh observó esa linda escena unos segundos más y sonrió de oreja a oreja.
—¿Qué es todo eso?
—Las cosas que me pidió.
TaeYong asintió confundido y comenzó a sacar las cositas de las bolsas. Eran juguitos, sueros, papillas y algunas golosinas.
Jeno tomó una cajita de jugo y comenzó a beberlo.
—Gracias, papi.
—D-de nada, mi amor.
—Si me disculpan, me tengo que ir.
—¿Por qué? —preguntó Jeno dejando de beber su jugo abruptamente.
—Porque estoy trabajando—rio—. Bueno, es mi hora de comida, pero preferí venir a verte—se puso de pie—. Espero que te mejores.
Jeno asintió con una enorme sonrisa y agitó su mano de lado a lado para despedirse.
TaeYong lo acompañó a la puerta y ambos se detuvieron antes de que el menor saliera de la casa.
—De verdad gracias, YoonOh. No sé qué hubiera hecho si siguiera sin hablarme.
—No agradezca, señor Lee.
—No debiste traer todas esas cosas...
—No se preocupe, todo es aprobado por pediatras.
—No me refería a eso—rio—. Es que es demasiado, además de que dijiste que yo te lo pedí.
—Jeno lo creyó y lo perdonó, es lo único que importa—se encogió de brazos.
TaeYong asintió. De verdad no sabía cómo agradecerle.
—Ve con cuidado, YoonOh.
—Sí—sonrió mostrando sus lindos hoyuelos—. Tal vez venga mañana.
—No es necesario.
—Si no quiere que venga, solo dígalo—rio.
—¡No! —rio nervioso—. Es solo que hoy sacrificaste tu hora de comida... no quisiera que mañana lo hicieras.
—De acuerdo, no vendré. ¿Me podría decir cómo sigue Jeno mañana?
—Sí, claro.
—Si necesita algo, si Jeno se sigue sintiendo mal, por favor llámeme, mi padre es pediatra y lo puede ayudar.
—Lo haré, muchas gracias.
YoonOh estaba a punto de despedirse, pero un ruido bastante fuerte viniendo del estomago del mayor lo detuvo en seco.
—¿Hola? —se inclinó un poco para quedar a la altura del estomago del contrario—. ¿Hola?
TaeYong rio con un sonrojo que le cubría todo el rostro.
—Lo lamento.
—No tiene nada que lamentar—rio—. Ahora que Jeno se encuentra mejor y XiaoJun está con él, coma algo.
—Sí. De nuevo, gracias por todo.
—De nada—sonrió ampliamente—. Hasta luego.
—Hasta luego, YoonOh.
Se despidieron una vez más y YoonOh salió para subir a su auto.
¿YoonOh tenía auto?
🌹 🌹
Dije que las actualizaciones serían en domingo y ya es lunes 🥴
No sé, pero Jeno chiquito me pone muy soft 🥺
Nos estamos leyendo uwu