Sincerely, yours » h.s

By -smellycat

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"Y aunque el tiempo no lo quiera de esa manera, y la distancia lo acompaña, quiero que sepas que fui tuyo, so... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16, pt 1
Capítulo 16, pt 2
Capítulo 16, pt 3
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34, pt 1
Capítulo 34, pt 2
Capítulo 34, pt 3
Capítulo 34, pt 4
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Epílogo
Agradecimientos + anuncio importante
SEGUNDA PARTE: A LITTLE BIT YOURS

Capítulo 38

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By -smellycat

Belfast, veinte de junio, 2020.

Y efectivamente, vine sola.

A pesar de toda la tristeza que me consumía por dentro, pude mostrar una sonrisa y actuar como la hermana más dichosa en cuanto Jane y Duncan se prometieron amor eterno mediante el "acepto". La ceremonia en sí no era tan grande; de invitados estábamos los familiares y los amigos más cercanos de los novios que aparentemente no tenían nada que hacer durante el fin de semana por lo que no les fue problema viajar a Irlanda para la celebración.

Pero había una persona en particular que sí estaba invitada, y no había rastro de ella. El hecho de haber dejado las cosas tan mal con Harry y no haber sabido nada de él durante todo el día de ayer y hoy me causaba una pena tremenda. Sobre todo, cuando mis padres y hermanos me preguntaban constantemente por él, en donde yo inventaba la excusa de que le surgió algo de último minuto y por eso no pudo asistir, cuando la verdad fue el orgullo y testarudez de ambos que causó todo esto.

En la recepción, recibimos a los recién casados con aplausos y una canción bastante alegre. Apenas llegaron al escenario y le hicieron entrega de micrófonos, empezaron a agradecer la asistencia de todas y algunos que otros discursos por parte de los padres y amigos.

—Y antes de comenzar con la diversión —Jane buscó por el gentío hasta encontrarme, sonriendo abiertamente mientras me hacía una seña con la mano para que me acercara—. Me encantaría que mi pequeña y única hermanita diga unas palabras.

Los aplausos apenas eran audibles debido a que la sangre me bombeaba fuertemente por las orejas cuando todas las miradas se fijaron en mí. Forcé una sonrisa mientras me acercaba, fulminando a Jane con la mirada porque claramente no tenía nada preparado, y hablar en público con tanta improvisación sin duda era una de mis cosas menos favoritas.

Pero era su día, y si ella quería un discurso de su 'pequeña y única hermanita', lo tendría. Uno muy malo, pero lo tendría.

—Bueno, gracias Jane —hice un ademán con la cabeza a su dirección en cuanto tuve el micrófono en mis manos y la habitación se silenció—, en ponerme nuevamente en una situación incómoda porque sabes más que nadie que detesto hablar en público.

Ella torció una sonrisa culpable mientras se sentaba en la mesa y algunas risas la siguieron. Alisé mi vestido y aclaré mi garganta, rezando internamente a que mi cerebro maquinara algunas palabras con sentido en tan poco tiempo.

—Aparte de mis padres, creo que nunca he visto una pareja tan enamorada como Jane y Duncan —continué, sonriendo cálidamente a los aludidos—. Y creo ser la persona menos indicada para identificar un sentimiento tan grande como el amor. Pero hace poco tuve la suerte de experimentarlo...

Hice una pausa y mis ojos viajaron por las caras expectantes a mi discurso, buscando a un hombre en particular. Sentí un deje de decepción al no tener éxito en mi búsqueda, la pequeña llama de esperanza apagándose en cuanto me percaté de su ausencia y no evité en echarme la culpa por lo mismo.

—Y debo decir que es algo desafiante —afirmé—. Es como remar un bote en la mitad de una tormenta, en donde existen olas y olas de problemas que, si uno no lo maneja adecuadamente, el bote se puede hundir. En donde sí o si debes contar con otra persona para compartir los remos y contar con su disposición para salir adelante. Y agradezco que Jane pudo encontrar a su compañero en este tormentoso pero increíble viaje, porque sé que, junto a Duncan, jamás tendrá que remar sola.

Una serie de 'aaws' enternecidos siguieron aquellas últimas palabras de mi analogía, y pude ver como a Jane le comenzaban a aguarse los ojos.

—El amor puede sacarnos lo peor y lo mejor de nosotros, y en el caso de Jane —le dirigí la mirada a mi hermana, quien me sonreía abiertamente—, Duncan saca lo mejor de ella. Claro, tuvieron sus altos y bajos a lo largo de su eteeeeerna relación —alargué las vocales y saqué unas cuantas risas—, como todo el mundo, pero aun así lograron encontrarse al final. Recuerdo el día en que Jane me miró seriamente a los ojos y me dijo "es él, con él quiero pasar el resto de mi vida" y yo le pregunté el por qué. Por qué, después de todos los problemas que vivieron y todas las discusiones y desacuerdos estaba tan segura de ello. Y ella me respondió "porque si hubiese sido con otro, me habría rendido casi de inmediato". Ahí me di cuenta de que cuando amas a una persona, das toda tu fuerza, todo tu cariño, toda tu alma de forma generosa por ella, por su bienestar... Cuando amas a una persona te entregas a ti mismo de una forma tan desinteresada que cualquier problema es inexistente, porque sabes que quieres lo mejor para ella. Así que alcemos nuestras copas —fingí tener una en mi mano mientras la elevaba a la altura de mi rostro ya que no contaba con la champaña—. Y brindemos por Jane y Duncan, y por la increíble aventura que van a emprender juntos. A pesar de las tormentas que arrebatarán su pequeño bote, sé que juntos llegarán muy lejos. Va a ser difícil, pero mientras no suelten sus remos, lograrán sobrepasar cualquier marea que el mundo les pondrá como desafío. Ah y Duncan —me dirigí al aludido y puse una expresión serena—. Puede que Jane tenga dos hermanos, pero yo me aseguraré de cazarte y hacerte la vida imposible si llegas a romperle el corazón. ¡Salud!

Lo siguiente que escuché fue un masivo "salud" y varios aplausos después, junto con varias carcajadas ante la pequeña amenaza que se escapó de mis labios. Jane se levantó de la mesa y corrió a mi dirección para abrazarme, diciéndome que mi discurso improvisado salió excelente y que estaba muy agradecida de tenerme como hermana. Le sonreí de vuelta y la abracé más fuerte, pensando una y otra vez en las palabras que acababa de decir y lo primero que se me vino a la mente fue el rostro de Harry y en cómo las pude relacionar con lo nuestro.

***

Después de la deliciosa comida y el postre, las mesas comenzaron a moverse hacia las orillas para dar inicio al esperado baile de novios. La introducción de Can you feel the love tonight por Elton John sonaba por los altoparlantes mientras Jane y Duncan comenzaban a bailar, haciéndome sonreír casi de inmediato ya que pertenecía a su película favorita, El Rey León, siendo un sello típico de ellos.

Pude ver por el rabillo del ojo como más parejas se les unían; mis padres, los padres de Duncan, sus hermanos y los míos con sus respectivas parejas invitadas y no evité en sentir un poco de envidia al no tener con quien bailar esta hermosa canción. No tener a Harry aquí para bailarla.

—¿Quieres bailar? —me giré para ver a un tipo pelirrojo casi de mi estatura, con una sonrisa bastante encantadora mientras me tendía la mano.

Pensé unos minutos mientras observaba su gesto y formé una sonrisa. ¿Por qué no?

Asentí cordialmente con la cabeza y, tomando su mano, caminamos hacia el centro de la pista con las demás parejas que aun bailaban. Una vez que estuvimos frente a frente, comenzamos a movernos de un lado para otro al ritmo del lento, acallando mis quejas cada vez que me pisaba por accidente. La conversación que se hizo fue poca, sólo supe que era el primo de Duncan y que hace poco terminó una relación amorosa, por eso había venido solo.

—¿También te pasó lo mismo? —inquirió alzando una ceja.

Iba a contestar un rotundo no cuando otra voz bastante familiar se escuchó a mis espaldas, logrando que me congelara ahí mismo y provocando que mi corazón explotara dentro de mis costillas.

—¿Puedo?

El pelirrojo sonrió, para nada impresionado de su presencia mientras me soltaba y se alejaba hacia el resto de las personas. Sus manos fueron rápidamente reemplazadas por las de Harry, y un temblor me recorrió de pies a cabeza en cuanto sentí una sobre mi cintura y la otra entrelazándose con la mía. Alcé mi vista y ahí estaba él, con una media sonrisa y su cabello peinado pulcramente. Su traje gris se colgaba a la perfección de sus hombros y su camisa con los primeros botones desechos dejaban a la vista la cadena con la cruz y su fuerte pecho con, obviamente, las golondrinas tatuadas en su piel que tanto me encantaban.

—Linda canción, ¿no es así? —murmuró mientras nuestros pies se deslizaban por la pista.

—¿Qué estás haciendo aquí? —fue lo primero que pregunté y él abrió ligeramente los ojos, ladeando un poco la cabeza.

—Me invitó la novia —su párpado cayó en un guiño—. ¿Qué hay de ti?

—¿Qué?

—¿Vienes por parte de la novia o del novio?

Fruncí mi entrecejo. ¿Estaba jugando conmigo?

—Novia... —respondí confundida y él asintió.

—Ah, debes conocer a su hermana entonces...

Alzó nuestras manos entrelazadas y me hizo girar sobre mi eje, para luego dejarme nuevamente frente a él.

—Yo no... —traté de que mi cerebro entendiera a lo que quería llegar, pero Harry me interrumpió.

—¿No la conoces? —sonrió ligeramente, haciendo aparecer su hoyuelo—. Es... una mujer increíble, divertida y bastante inteligente, a decir verdad.

Arqueé una ceja e incliné mi cabeza hacia un lado.

—¿Ah sí? —decidí seguir su juego y hacernos los desconocidos—, ¿y por qué no estás con ella?

—Discutimos por una estupidez el otro día —fingió tristeza mientras formaba un puchero con su labio inferior—. Nos dijimos cosas que no queríamos y estaba tan enojada que decidió no venir conmigo y dejarme fuera de la ceremonia. Pero obviamente, no quería perderme la celebración.

—Te debe gustar mucho como para que vinieras igual, aunque ella te haya dicho lo contrario —dije con cierta advertencia en mi voz y alzando ambas cejas.

—¿Gustarme? Dios, no —negó divertido con la cabeza y clavó sus ojos en los míos—. La amo más que a cualquier otra cosa.

Mordí mi labio inferior y sentí cómo mi corazón reaccionaba con una potencia inexplicable a sus palabras.

—Qué afortunada es ella en tener a alguien como tú que la aguante de esa manera...

—Créeme, el afortunado soy yo... a pesar de que a veces saca lo peor de mí...

Me miró con cierta travesura y me tomó menos de dos segundos en darme cuenta a qué se refería.

—¿Escuchaste el discurso? —entreabrí mis labios en sorpresa y pude sentir cómo la sangre bombeaba con fuerza por toda mi anatomía.

—Lo hice —asintió una vez—. Aunque me asusté un poco cuando le hizo esa amenaza al novio... ¿crees que debería preocuparme?

No me había dado cuenta de que su rostro estaba a centímetros del mío, mis fosas nasales captando cada aspecto de su aroma con el que estaba tan familiarizada y sus ojos viajando de los míos a mis labios.

—Bueno, mientras no le rompas el corazón o no la hagas enojar... —susurré con voz temblorosa y tragué saliva con dificultad, mi mirada hipnotizada en sus labios carnosos que estaban siendo constantemente humedecidos por su lengua.

—Nunca me atrevería... ya aprendí que cuando se enoja, es de temer.

Fingió un escalofrío que me hizo soltar una ligera risa, y la mano que tenía puesta sobre su hombro viajó a su mejilla, mi pulgar acariciando con delicadeza la piel cubierta por algunos vellos renacientes de su barba, deteniéndose en el lunar que tenía a un lado de su mentón mientras una radiante sonrisa se plantaba en mis facciones.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó despacio.

—Sólo cierra la boca y ven aquí.

Y dicho esto, lo atraje hacia a mí para besarlo, mis brazos colgándose de su cuello mientras que los suyos rodearon mi cintura, nuestros labios acariciándose y él aceptando mis acciones después de que haya pasado casi una eternidad separados, aunque haya sido sólo un día. En ese momento todo me hizo sentido; en nuestro pequeño mundo de botes y tormentas, habíamos estado remando en círculos por nuestros desacuerdos y pensábamos que uno tenía la razón absoluta cuando la verdad de las cosas era que ambos estábamos equivocados. 

—Debo decirlo... —murmuró una vez que nos separamos y me dedicaba una pequeña sonrisa, sus ojos analizándome de pies a cabeza—. Te ves maravillosa en este vestido. El color definitivamente resalta tus ojos.

Un rubor se hizo paso por mis mejillas mientras me observaba a mi misma. Apenas vi el color verde esmeralda en la vitrina de aquella tienda en el centro comercial, supe de inmediato que era el vestido indicado para una ocasión como ésta, por el mero hecho de que el color me recordaba muchísimo a los ojos de Harry.

—Y ese corte en tu espalda —agregó y pasó la yema de sus dedos por la piel expuesta, justo en la curvatura hasta llegar a mis escápulas, haciéndome estremecer—. Admito que me puse un poco celoso cuando ese pelirrojo puso su mano aquí.

Solté una risotada, echando mi cabeza levemente hacia atrás.

—¿Un poco? —arqueé una ceja divertida, recordando la expresión endurecida cuando se dirigió al aludido mientras bailábamos—. Si las miradas mataran, Styles...

—Perdón —se encogió de hombros—, olvidé mencionar que además de increíble, divertida e inteligente, es muy hermosa. Pero, en exceso. Tanto que me di cuenta cómo algunos hombres la devoraban con la mirada cuando estaba hablando...

—Sí, claro —rodeé los ojos y golpeé su pecho juguetonamente, ganándome su típica risotada de niño que hizo que mis interiores se derritieran y volvió a besarme.

Luego del lento sonaron más canciones con distintos ritmos, en donde pasamos unos minutos más bailando. Se hicieron las típicas tradiciones; el lanzamiento del ramo (en donde desafortunadamente no pude atraparlo), el corte del pastel de bodas con algunos jugueteos y bromas con la crema de éste en las que Harry y yo también fuimos víctimas, y terminamos con los rostros cubiertos con dicha sustancia y doblándonos de la risa.

Harry tuvo la oportunidad de al fin conocer a mi familia y mis padres de inmediato quedaron encantados con su carisma. Mis hermanos se comportaron como los típicos hermanos sobreprotectores, y trataron de intimidarlo. Sin embargo, su pequeña actuación duró menos de dos minutos ya que de inmediato congeniaron como si se conocieran toda la vida; claramente siendo de la misma edad les ganaba una gran ventaja para llevarse bien. Eso y el hecho de que lograron avergonzarme, contándole lo fanática que era en mi adolescencia con One Direction y haciendo que Harry me dijera lo tierna que debí ser en ese entonces. 

Horas después y con varios grados de alcohol en nuestro sistema, fuimos los últimos en dejar el castillo. Como también contaba con servicios de hotelería, mi familia había reservado habitaciones para cada miembro, y yo iba a compartir una con las invitadas de Trent y Sean. Obviamente Harry insistió en que lo acompañara a su hotel y decidí aceptar.

Eran alrededor de las cuatro de la mañana cuando llegamos a la habitación y me lancé a la gran cama con un suspiro agotado.

—Bebí demasiado —reí mientras sentía que el techo me daba vueltas y trataba de recuperar el baile luego de haber estado prácticamente toda la noche bailando.

El rizado soltó una carcajada mientras se sacaba la chaqueta y se desabotonaba los botones de las muñecas, acercándose al pie de la cama.

—Fue una noche muy divertida. Recuérdame enviarle algo a Jane y a Duncan como agradecimiento.

—Si señor —hice un saludo militar y alcé mis pies a su altura—. ¿Me ayudas a sacarme los tacones?

Tomó mis tobillos con sus grandes manos y apoyó ambos pies en su pecho, desanudando los cordeles que los rodeaban.

—Es increíble cómo con estos tacones aun yo te ganaba en altura —bromeó mientras hacía presión con sus pulgares en ambas plantas, aliviando el dolor que me habían producido dichos zapatos.

—No es mi culpa que seas como una jirafa —lo apunté con mi dedo índice para después dejar caer el brazo sobre el colchón, sintiendo cómo cada centímetro de mi anatomía se derretía ante el masaje que me estaba dando—. Mmmh, eso se siente muy bien. Te apuesto que eres mejor que Phoebe haciendo masajes.

—Debo admitir que siempre quise recibir uno por parte de ella —rió y yo lo imité, dejando escapar otro suspiro satisfactorio después—. Deja de hacer eso.

—¿Qué cosa? —pregunté en un gemido con los ojos cerrados y con una sonrisa lasciva, sabiendo perfectamente lo que le estaban causando mis sonidos de satisfacción.

Lo escuché bufar y luego de unos minutos, dejó mis pies delicadamente sobre el suelo para después tomar mis manos y levantarme de la cama, logrando que me tropezara un poco con mis pies por el alcohol que aún recorría mi sistema y solté un pequeño "ups".

—Mi pequeña chica borracha —besó cortamente mis labios y me hizo voltear hasta que mi espalda quedó a su vista—. ¿Te ayudo también con el vestido?

Asentí con la cabeza, sintiendo cómo sus dedos viajaban hasta el cierre de la prenda y bajándolo lentamente. Sus labios se apoyaron con delicadeza sobre mi hombro expuesto mientras que sus manos deslizaban las tiras gruesas del vestido por mis brazos. Cerré mis ojos e incliné mi cabeza hacia un lado para darle más exposición a mi cuello, su boca depositando pequeños pero excitantes besos a lo largo de éste hacia mi mandíbula.

—Eres tan hermosa —su aliento cálido chocó contra mi oreja, haciéndome estremecer—. No tienes idea de lo enamorado que estoy de ti.

Besó un punto específico en mi cuello que hizo encogerme y soltar una risilla, a unos centímetros tras mi oreja en donde volvió a besarlo.

—Harry... —dije entre risas mientras sus manos hacían el trabajo de bajar el resto del vestido, quedando en ropa interior.

—Tienes un lunar justo... —quedó sin palabras en cuanto vio mi conjunto de lencería, la cual también había comprado junto con el vestido.

Me giró nuevamente y me escaneó de pies a cabeza, su labio inferior siendo atrapado por sus dientes mientras sus ojos destellaban deseo, logrando que mis extremidades temblaran ante la intensidad de su mirada. La verdad es que el conjunto no era nada de otro mundo, simplemente tenía detalles de encaje y era de color rojo.

—Joder —inhaló y se pasó los dedos por sus labios, como si estuviera batallando una guerra interna en no saber qué hacer al respecto. Observó el vestido esmeralda en mis pies y sus ojos brillaron una vez que se encontraron con los míos—. Es como Navidad para mí.

Solté una risotada ante el la referencia de dicha festividad con los colores y di un paso hacia a él, apoyando mis manos sobre su pecho y rozando la yema de los dedos por su piel para luego acariciar la tela de su camisa.

—¿Cómo es que yo debo ser la que está casi desnuda? —inquirí sensualmente, mordiendo mi labio inferior y Harry arqueó una de sus cejas, una sonrisa lobuna en su boca causando que su hoyuelo apareciera.

—Oh bebé... —sus manos se apoyaron en mis caderas y su pulgar jugueteó con el borde de mi ropa interior, causando que mi entrepierna palpitara con sólo el ligero toque que me producía en esa zona, rogando por más—, déjame hacerte sentir bien primero.

***

N/a: tastes like strawberries.... LALALA LO DEJARÉ A SU IMAGINACIÓN LALALA NO ME ODIEN <3

Gracias por leer! No se olviden de votar y/o comentar (srsly, los comentarios me alegran el día <3).

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