Hacía un calor de la ostia. Estábamos en pleno verano, y mientras algunos estaban en sus habitaciones, otros nos encontrábamos sentados alrededor de una mesa, soportando el calor lo mejor posible.
-Definitivamente voy a morir derretido. -dramatizó Connie.
-No es para tanto... es normal, estamos en verano. -añadió Armin.
-Ya, pero esto es insoportable. Aunque creo que es preferible morir derretida que comida por un titán... -concluí.
-Pues no sé yo qué decirte... -respondió Connie pensativo.
-Ojalá ser una nevera... --Sasha suspiró-- Oh, creo que hay helados, ¿queréis uno?
Se escuchó un rotundo "SÍ" por parte de todos.
Ésta se levantó y fue hacia la nevera. Abrió el congelador y metió la cabeza dentro.
-Con lo bien que se está aquí... quien fuera cubito de hielo. -dijo para sí misma. Cogió los helados y empezó a repartirlos.
-Eh... sólo queda uno. -anunció cuando llegó a Eren y Jean.
-Debería comérmelo yo, puedo convertirme en titán y eso cuenta como dos cuerpos. En conclusión, el doble de calor. -dijo Eren convencido dirigiendo su mano al helado.
-Alto ahí --Jean apartó la mano de éste de un golpe-- debe ser para mí porque esta carita no se merece sufrir los efectos del calor. --alardeó.
-¿PERO DE QUÉ CARITA HABLAS? ¿DE LA CARA DE CABALLO QUE TIENES, EH? -gritó Eren.
-¿CÓMO QUE CABALLO? A VER SI ESTE CABALLO TE VA A DAR UNA COZ EN TODA LA CARA, IMBÉCIL. -respondió de la misma forma Jean.
Los demás mirábamos la escena divertidos, cada uno comiendo su helado.
Empezaron a darse golpes cuando de un momento a otro, un puñetazo en el estómago a cada uno los hizo parar.
-¿Qué es todo este jodido escándalo? --Levi había aparecido en el momento oportuno-- tch, parecéis mocosos de 4 años.
Reímos internamente y estos dos volvieron a su lugar anterior, dándose miradas de odio.
-Bueno... como no os decidís, ¡entonces otro helado para mí! -dijo Sasha felizmente.
Levi se sentó en frente de mí y los demás empezaron a hablar.
Era increíble cómo este hombre se mantenía igual que siempre, no parecía afectado por el calor, cuando a los demás sólo nos faltaba arrancarnos la piel.
No fui consciente de que me había quedado embobada mirándole hasta que me miró de vuelta.
Sonreí coqueta, lamiendo lentamente el helado de abajo a arriba, acto que provocó que sus pupilas se dilataran.
-Voy a ducharme, porque sólo falta que me pongan leña encima para empezar a arder. -Connie se levantó, llamando la atención de los demás.
-Huh, ¡espera! --gritó Sasha atragantándose con el helado-- voy contigo.
Arqueé una ceja, eso había sido extraño.
Volví la vista hacia Levi, conectando nuestras miradas de nuevo, mientras los otros seguían conversando.
Di una pequeña lamida al extremo del helado y se revolvió en la silla.
Acto seguido metí gran parte del helado en mi boca, relamiéndome los labios al terminar la acción, notando el sabor del chocolate.
Sonreí internamente cuando lo escuché aspirar aire con fuerza.
-ME VOY, ¡NO MERECE LA PENA ESTAR ESCUCHANDO A UN IMBÉCIL SOLTAR GILIPOLLECES POR LA BOCA! -el grito de Jean me sobresaltó.
-¿A QUIÉN LLAMAS TÚ IMB... -Eren no llego a terminar la frase debido a la mirada de advertencia que Levi le dio.
Rechistó en voz baja y ambos salieron, empezando una pelea de nuevo en el pasillo, haciendo gruñir al capitán.
-Hm... mejor voy a separlos antes de que la cosa empeore. -Armin se disculpó levantándose y yendo por el mismo camino que Eren y Jean habían tomado anteriormente.
Terminé el helado bajo la atenta mirada de Levi, sonriéndole inocentemente al acabar.
-¿Te has divertido, mocosa? -preguntó mirándome fijamente.
-No sé de qué me hablas.
-Has estado todo el puto rato calentándome, ¿tienes idea de lo que me duele ahí abajo? -gruñó.
-¿Yo? Yo me estaba comiendo el helado. Si te has calentado, lo has hecho tú solito. -le guiñé el ojo divertida.
Me levanté dispuesta a salir, cuando una mano me sujetó de la muñeca, impidiéndolo.
Levi me llevó hacia una puerta que resultó ser el aseo. Entramos y cerró con pestillo.
Me cogió del culo, y estampó nuestras bocas, ahogando un gemido que amenazaba con salir de mi garganta.
Nuestras lenguas se enredaban y mordí su labio inferior. Con una mano acaricié el pelo de su nuca, y con la otra masajeé su miembro ya erecto, ejerciendo presión.
-Mierda, deja de jugar, esta mierda duele como los mil demonios. -frustrado, escondió su cabeza en el hueco de mi cuello, lamiendo y mordisqueando la zona.
Jadeé y le ayudé a quitarse la camiseta.
Lamí el lóbulo de su oreja, mordí su clavícula, y fui bajando por sus abdominales, pasando la lengua entre ellos. Mordí suavemente cuando llegué a la zona en V, viendo cómo apretaba la mandíbula.
Juguetée con el inicio de su pantalón, desabrochándolo y bajándolo lentamente.
Liberé su pene del bóxer y lo masajeé de arriba a abajo, relamiéndome los labios cuando vi una gota de líquido preseminal en la punta de éste.
Gruñó cuando lamí la gota, imitando la acción que había realizado anteriormente con el helado.
Me cogió del pelo como si fuera una coleta, exhalando fuertemente.
-Mierda, cómetela de una vez... -dijo entre dientes.
Reí suavemente y metí el glande en mi boca, haciendo círculos con la lengua mientras mi mano seguía moviéndose alrededor de toda su longitud restante.
Succioné levemente y luego liberé el glande de mi boca.
Seguidamente pasé la lengua lentamente desde la base de su pene hasta la punta.
Metí de nuevo su miembro en mi boca, esta vez llegando lo más profundo posible, moviendo la cabeza con intensidad mientras lo masajeaba con la lengua y me ayudaba con la mano.
-Joder mocosa, levántate. -gimió.
Me puse de pie y me besó bruscamente, deshaciéndose de mi ropa de un momento a otro.
Sus labios trazaron mi piel, viajando desde el cuello hasta el pecho, donde lamió y mordió suavemente mis pezones.
Su mano bajó a mi entrepierna, notando la humedad en ella.
-Pero si estás chorreando... --sonrió burlonamente contra mi piel-- ¿eres tan perra como para mojar tanto mientras me hacías una mamada?
Gemí en respuesta al notar cómo sus dedos trazaban movimientos circulares sobre mi clítoris, para luego deslizarlos e introducir dos de ellos en mi vagina, rozando el punto más sensible.
Sabía exactamente cómo y dónde tocar para volverme loca.
Incliné la cabeza cuando me sentí cerca del límite, y Levi paró al notarlo, obteniendo un quejido de mi parte.
Me colocó mirando hacia el espejo, con la espalda pegada a su pecho, y su cabeza apoyada en mi hombro.
-Mírate. -murmuró en mi oído.
Miré nuestra imagen en el espejo, sonrojados y sudorosos.
Sus dedos volvieron a sumergirse en mi interior, y no pude evitar gemir.
Mis piernas flaquearon cuando añadió un tercer dedo.
Eso y su reflejo en el espejo devorándome con la mirada, fue suficiente para hacer que estallara en un fuerte orgasmo.
Y aun sin haber recuperado el aliento, Levi se introdujo completamente en mí.
Jadeé inclinando la cabeza hacia atrás, apoyándome en él, cerrando los ojos ante el contacto.
-Mira, mírame follarte. -gruñó sujetándome del pelo.
Gemí y moví mis caderas, queriendo más. Él empezó a penetrarme lentamente.
-Levi, m-más rápido, por favor. -supliqué.
-Espérate, estás apretada de cojones, joder... -habló con la voz ronca.
Empezó a coger fuerza, llenándome completamente y a un ritmo que me hacía perder la razón.
A través del espejo vi cómo echaba ligeramente la cabeza hacia atrás, dejando salir los sonidos que emanaban de su garganta.
Salió de mí y cogiéndome del culo me sentó sobre el lavabo, colocándose en medio de mis piernas, y retomando su abrumador ritmo.
Mis manos fueron a su espalda, clavando las uñas en su piel, dejando notorias marcas.
Me cogió del cuello y puse los ojos en blanco, sintiéndome desfallecer.
Nuestros gemidos y sonidos hacían eco en el baño, volviendo la situación más caliente.
-L-levi, se siente tan bien... -jadeé.
-Vamos mocosa, córrete. -lamió y mordisqueó el punto sensible de mi cuello, y ese fue el detonante que hizo que mi interior sufriera fuertes contracciones, dando lugar a un orgasmo demoledor.
Él gimió, temblando y corriéndose dentro de mí.
Respirábamos pesadamente, ambos sudados y apoyados contra el otro.
Le di un beso en los labios y sonreí.
-Ya que estamos en el baño, no estaría mal usar la ducha... -mordisqueé su mandíbula obteniendo un gruñido.
-Tch, maldita mocosa y maldito helado... -rió suavemente, dándome una palmadita en el muslo, indicando que me levantara para la siguiente ronda.