Rebeca
Me quede sentada en el patio de la casa desde que llegue de la escuela, escuchando música de Ed Sheeran y tratando de olvidar lo que había pasado. Me sentía traicionada, dolida y enojada al saber que Dylan estaba evitando cualquier tipo de llamada que fuera de parte mía.
¿De verdad que se había liado con Ashley? Maldito, sucio y torpe Dylan.
En estos momentos es a la persona que menos quiero ver.
Bufe y subí un poco más el volumen en los audífonos. Es frustrante imaginar cómo Ashley estaría coqueteando con él y el imbécil aceptando cada cariño.
Holly estaba conmigo, me traía la pelota y la dejaba en mis piernas aunque yo no quisiera; se revolcaba en el suelo y me bufaba para que le prestara atención. Pero no eran muchas mis ganas de jugar, por lo que mi objetivo cada vez era lanzarle la pelota más lejos para que me dejara en paz. Pero eso nunca llego, ella la recogía con total rapidez hasta dejarla frente a mí de nuevo.
Sentí como mi teléfono vibro y note que era un mensaje.
Dylan: No te avisé que no iba a clases, siento eso.
Fruncí el ceño y la rabia me invadió.
Yo: Vete al carajo.
No recibí mensaje hasta después de unos minutos.
Dylan: ?
Deje mi teléfono a un lado y lo ignore.
—Maldito hijo de... —suspire—Púdrete, Dylan —susurre para mí misma.
Si, cuando estoy enojada soy un manojo de groserías sin control.