—¿¡queeeeeeee!? —Steven había quedado sorprendido ante la noticia de perla
—¿¿Lo dices enserio perla?? —la gema magenta se había visto algo sorprendida ante lo mismo
—Así es. —sonrie y sus mejillas se empezaban a colorar—. Han pasado casi 3 años y he decidido estar por siempre con perla rosa. Por eso pienso casarme con ella.
—Deberías verlo steven, nunca había visto a perla de esa forma desde que conoció a Rose. —hablo amatista
—El amor es lo más hermoso que puede existir. —garnet sonreía mientras formaba un corazón con sus manos.
—Me alegro por ti perla, que bueno que encontraste la indicada, mereces ser feliz. —Steven se levanta y toma las manos de quien siempre la vio como una figura maternal.
—Gracias Steven. Sabia que podía contar con tu apoyo, por eso fui a buscarte al país donde la última vez nos mencionaste. —sonríe y también toma las manos del chico mitad diamante—. No me podía casar si tu no estabas enterado.
—wow...n-no pensé que me habías ido a buscar —el joven nuevamente se sorprendía—. Lo siento perla
—Tranquilo steven, lo bueno es que ya estás aquí. —sus ojos se empezaban a inundar—. Te extrañé mucho —lo abraza.
—Viejo, de verdad que nos hacía mucha falta tu presencia, no era lo mismo sin ti —una lágrima rodeo sobre su mejilla—. Rayos, no tengo la costumbre de decir estas cosas, eres un tonto steven —le da un ligero golpe en su hombro.
—Amatista tiene razón, nada era lo mismo sin ti, siempre fuiste tu quien terminaba ayudando a los demás y no solo en el planeta tierra. —menciona garnet mientras lo abrazaba—. Te amamos Steven
—Chicas...—sus ojos se inundaban ante el sentimiento, ver a sus figuras maternas nuevamente y saber que también lo extrañaron lo hacía muy feliz.
Spinel solo se dedicaba ver aquella escena. Ver el cariño incondicional que se tenían las personas, el valor de una familia, haber encontrado nuevamente el amor y todas las maravillas de este planeta, aún no podía creer que hace unos años había venido a la tierra con la intención de destruir este bello astro, la furia la había cegado completamente en ese entonces.
—¡Ven Spinel! —la llamo Steven—. Tu también eres parte de la familia —sonrie.
Spinel ríe bajo y se acerca al pequeño grupito que se mantenían abrazados ante este encuentro. Un abrazo tan nostálgico y con un ambiente agradable que tanto extrañaban.
[...]
—¿A donde vamos ahora Steven? —pregunto Spinel mientras caminaban.
—Quiero ver a mi padre —mencionó —. También lo extraño mucho.
—Eso es muy lindo —sonríe—. Hace poco tiempo que entendí lo que es importante para ti tu familia, su gran valor...—lo mira—. Veo que sin ellos no eres nadie.
—Es verdad. Ellos han estado conmigo desde que nací, y aunque era algo nuevo para Garnet, Perla y Amatista, ellas intentaban dar lo mejor —sonrie.
—Lamento haber querido destruir esa vez la tierra —sus coletas empezaban a bajarse mientras ponía un semblante triste—. Fui una tonta al dejarme cegar por la ira.
—Tranquila Spinel —rodea uno de sus brazos atrás de su cuello—, como tu lo dijiste, estabas cegada por la ira, y tu no tienes la culpa, fue mi madre que tuvo el descaro de dejarte sola —frunce el ceño.
—La aburri seguramente —mira al suelo—, no tengo chiste.
—Claro que no, estas equivocada en ello —la mira—. Tu guardas una personalidad increíble, después de lo sucedido con la tierra, me di cuenta que eres alguien excepcional, por eso me enamoré de ti —besa su mejilla.
—jejeje Steven —rie y se sonrroja—. Siempre buscas como arreglarlo.
—No es que lo quiera arreglar, es porque es la verdad, mi madre ha hecho tantas cosas malas que no se si aún tengo respeto por ella —levanta la mirada y lograr observar el gran autolavado— ya llegamos —sonríe.
Mientras se acercaban a dicho local, en el se encontraba Greg, el padre de Steven Universe quien mientras lavaba un coche, logró recordar aquellas veces en que su hijo lo venía ayudar, se ponían a jugar con el agua o, aquella vez que Steven estaba por convertirse en un gato, ese momento había sido espantoso para él.
—Steven... —nombró a su hijo mientras una expresión de nostalgia se dejaba ver en su rostro— mi querido hijo, no puedo creer que pronto serán 3 años desde que te fuiste. Sé que esto forma parte de la vida, pero, te extraño.
—Yo también papá.
—¿eh? —arqueo una ceja ante aquella voz—. Creo que la vejez me está volviendo loco, ya hasta escucho tu voz —río.
—No estas loco, la escuchas porque estoy detrás de ti —después de lo dicho solto un risa.
Greg da media vuelta y parpadea varias veces, ¡No podía creerlo!, su hijo estaba justo enfrente de él después de casi 3 años.
—Steven...¡Steven! —ante la emoción, Greg sale disparado hacia el, lo abrazo y segundos después ya lo estaba cargando.
—Papá spinel está acá —dijo avergonzado por la cargada.
—Oh, tranquilo Steven, no tiene nada de malo que tu padre esté emocionado de verte —sonrió la gema.
—Creo que tienes razón —río el joven y se dejó llevar.
[...]
—Vaya Steven, no pensé que volverías —mencionaba mientras les daba un trozo de sandía.
—Al principio no lo teníamos pensado, pero, poco a poco ya los empezaba a extrañar, tratar nuevamente con las chicas y con mi padre, me daban más ánimos por regresar —sonríe y después le da un mordisco a su sandía.
—Los viajes fueron estupendos al igual que la escuela, pero con el tiempo surgieron problemas en la escuela y nos dimos cuenta que no era la nuestro —habló la gema magenta—. Ciudad Playa nos gusta más.
—¡Wow! ¿Así que entraron a una escuela? —dijo con asombro.
—Así es —respondió Steven—. Al principio se nos hizo algo divertido. Habiamos hecho amigos, conocíamos nuevos temas y experimentamos lo que era ir a una escuela —contaba mientras miraba su sandía—. Casualmente nos encontramos a Connie en la escuela, hubo una discusión y eso ocasionó que nos saliéramos de la escuela.
—¡Alto! Lo último no sonó como tal —hablo Spinel— A mi me habían expulsado por pelearme con Connie, a Steven lo suspendieron porque intentó separarnos creando una burbuja. El más tarde se quiso salir por su propia cuenta.
—Lo que dijo Spinel —río el joven diamante.
—Si que pasaron por mucho —dijo Greg—. ¿Y qué pasó con Connie?
—Vamos a hacer las paces —hablo Spinel—. Entendimos que no es bueno guardarnos rencor
—No supe controlar mis sentimientos —mencionó Steven—, en lugar de ayudar a Connie a que aceptara la realidad y que ambas no se guardaran rencor, termine sintiendo rencor por ella igual —bajo la mirada dando un suspiro.
—No te dejes caer de esa manera Steven —el mayor coloco su palma en la cabeza de su hijo—. Recuerda que puedes aprender de los errores también.
—Tienes razón —sonrio el chico.
Los tres siguieron platicando de varias cosas, como fueron sus aventuras, que ha sucedido en ciudad playa, entre otras cosas. Al final decidieron marcharse no sin recibir un abrazo paternal que llegó a necesitar por mucho tiempo, también extrañaba demasiado a su padre.
Como último destino, llegaron al pequeño planeta madre en buscar de saludar también a sus amigas Bimuto, Lapis Lazuli, Peridot y Volleyball.
En esos instantes Bismuto se encontraba arreglando una armadura que le habían encargado, había dedicado gran parte de su tiempo en aquella armadura, amaba su trabajo. Lapis y Peridot se dedicaban a hacer una excursión en el invernadero y entre la multitud se encontraba volleyball quien se dedicaba a admirar cada plantita que era expuesta.
—Ahora pasaremos con esta planta cuyo nombre es —al abrir sus ojos se logra dar cuenta de alguien caminando afuera pacíficamente del cual no pensaría ver en mucho tiempo— ¡¡STEVEEN!!
—¿Steven? ¿Así se llama la planta? —dijo quien se encontraba entre la multitud
—¡No! ¡Steven regreso! —dijo con entusiasmo
—¿Que? ¡¿Steven está aquí?! —dijo con asombro Lapis ante la respuesta de Peridot.
—¡Si! ¡Y viene con Spinel! —estaba por empezar a correr pero se detuvo para mirar a las demás gemas—. Disculpen por no seguir con la excursión pero seguiremos mañana, ya saben la hora —mencionó y ante ello las gemas asienten—, sin más preámbulos... ¡STEVEN! —empezó a correr.
—Disculpenme, también debo irme —dijo avergonzada y después se dirigió a la salida apresurada.
Mientras tanto, Steven y Spinel se dedicaban a ver el pequeño planeta madre, ver sus alrededores, aquellas que ahora vivían libremente, parecía que algunas gemas del planeta madre habían venido.
—El pequeño planeta madre si que ha cambiado, hay cosas que no logro reconocer —hablo Spinel quien miraba con atención el lugar
—Es verdad, incluso hay gemas nuevas. Así como cambia una ciudad, cambia el pequeño planeta madre —sonríe.
—¡STEVEEEEN!
—¿Eh? ¿Alguien dijo Steven? —Bismuto había salido de aquel lugar mirando a todos lados hasta topar con Steven— ¡Vaya! ¡Steven regreso! —sonrio la gema y se dirigió a ellos.
—¿Uh? —volteo a todos lados hasta con topar con un par de gemas que se dirigían a el—¡Peridot! ¡Lapis! ¡Bismuto!
Peridot ante la emoción salto hacia Steven rodeando sus piernas en sus caderas, el ante lo repentino se tambaleó al perder un poco el equilibrio.
—Wow Peridot —dijo bismuto sorprendida por la forma en que salto la pequeña gema.
—Peridot, casi tiras a Steven —hablo Lapis.
—Perdón Steven, tanto tiempo sin verte y que llegues de la nada me causa emociones humanas —sonreía la pequeña gema
—Perdón tantas cosas pasaron que decidimos regresar —cerro sus ojos y sonrió.
—¿Para siempre? —cuestiono Lapis
—Así es —respondió
—¡Si! —Peridot lo abrazo fuertemente.
—Bienvenido Steven —sonrio dulcemente Lapis colocando una de sus manos en uno de sus hombros— me alegra mucho que volvieras, igual, bienvenida Spinel —le sonrio mientras cerraba su puño y levantaba el pulgar en signo de aprobación.
—¡Bienvenidos los dos! —dijo bismuto con entusiasmo.
—¡Gracias! —dijo Spinel—. A decir verdad, ya extrañaba este lugar —río.
—Gracias —dijo el mitad diamante— Peridot...emmmm...
—¿Que pasa? —miro dudosa.
—Me estas...aplastando —río nervioso.
—oh, lo siento —se bajo de Steven y se acerco a Spinel— ¡Bienvenida Spinel! ¡Me alegra que también vuelvas y aún sigas con Steven!
—G-gracias... —se sonrojo— siempre estaré junto a él
—Perdón por haber actuado así con el, espero no te hayas enojado —rodeo su brazo en el cuello de spinel
—¿E-eh? —nerviosa miro a Steven si no había escuchado aquello pero al parecer estaba entretenido hablando con Lapis— N-no, b-bueno, solo un poco, pero se que fue porque estabas emocionada por no verlo en mucho tiempo —sonríe.
—Menos mal —respondió Peridot.
—¿Spinel?
—¿uh? —Spinel voltea a donde provenía la voz, la cual provenía de su mejor amiga, volleyball— ¡Perla!
Ambas gemas corren, una a la otra hasta llegar y darse un abrazo por lo tanto que se habían extrañado
—Spinel, me alegra mucho verte —dijo Volleyball— te extrañé mucho.
—Perla... también te extrañé mucho —se separa para verla— Perla...tu ojo... —sorprendida.
—¿Mi ojo? —confundida toca aquella zona.
—Si... tu ojo ya no tiene tanta grietas, están desapareciendo —empieza a sonreír.
—Ahh, de eso hablas —ríe bajo— Perla me ha ayudado mucho que estoy empezando a superar mis traumas —se sonroja— ha sido muy linda conmigo
—Me alegra que su relación vaya bien —respondió la gema magenta.
—Si, incluso ya tenemos pensado en casarnos —junta sus manos para entrelazarlas.
—¿Casarse? —pregunto.
Volleyball asintió con la cabeza mientras miraba el cielo.
—Ambas queremos estar juntas por siempre, nos amamos y creemos que aquel pacto seria lo perfecto para que se puede conceder.
—Ahora que lo dices, perla también nos había dicho —ríe bajo y la mira nuevamente— me alegra mucho hayas encontrado a la indicada para ti, les deseo lo mejor.
—Sabia que podía contar contigo, amiga —la abraza— ahora que ya están aquí, podremos empezar con los preparativos, como dijo perla.
—Sabes que siembre tendrás mi apoyo, amiga —sonrie— ¡Me encantaria ayudarlos!
—Gracias Spinel —la mira— ¿A ti no te gustaría casarte con Steven?
—¿C-casarme con S-steven? —un rubor se empezaba apoderar de sus mejillas
—Claro, tu quieres estar junto a él por siempre ¿No es asi?
—S-si, pero no se si el quiera.
—Claro que le gustaría, yo pienso que el tambie quisiera estar por siempre junto a ti —dice alegremente volleyball
—¿Eso crees? —el sonrojo aumentaba más al pensar en ello.
—¡Si!
Spinel quedó pensativa ante ello, verse casada con Steven, agarrándose de las manos mientras se juraban amarse frente al altar, justo como las series de televisión que de vez en cuando miraba en sus tiempos libres, le hizo sonreír, no sería mala idea casarse y estar por siempre con Steven.