BABYSITTER

By Ara_YiZhan

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Xiao Zhan es contratado para cuidar a un lindo niño que cuyo hermano mayor ama a las niñeras, no hay una que... More

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EPISODE 25
EPISODE 26
EPISODE 27
EPISODE 28
EPISODE 29
EPISODE FINAL

EPISODE 8

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By Ara_YiZhan


Xiao Zhan tuvo que salir de su habitación, aunque no deseaba hablar con su padre en ese momento no le quedaba otra opción, aun había un tema pendiente en la cual debían tocar.

—Este lugar me agrada mucho, es tranquilo y puedo pensar sobre muchas cosas. —Dijo Han mientras caminaba junto al pelinegro por el gran parque de la cuidad, Xiao Zhan pensaba si realmente su padre tenía conciencia—. La naturaleza es un buen elemento...

—Papá... —hablo Xiao Zhan interrumpió a Han.

—Dime.

—Olvídalo. —Han lo miró con curiosidad y se puso serio, sabía de qué quería hablarle.

—Hijo, cuando uno es mayor hace de su vida lo que mejor le parece.

—Soy mayor, y lo se, pero yo jamás dejaría sola a una mujer embarazada, me enseñaste a asumir responsabilidades.

—Lo sé pero Clara quiere mi dinero, ella cree que nado en él y como es algo mayor no vio otra cosa mejor que embarazarse, ¿Cómo crees que voy a caer en sus juegos? Tengo la edad suficiente para saber lo que hago, me regañas como si fuera un niño cuando no sabes los pormenores que hay detrás de mi vida privada. —Xiao Zhan estaba serio mirando hacia su padre, no sabía qué decirle y no pensó que así eran las cosas con él.

—Ese bebe no tiene por qué sufrir, no tiene la culpa, ¿no crees? —hablo Xiao Zhan y Han lo miro con incomodidad.

—No pienses que va a ser como un hermano para ti, no conocerás a Clara y ella no tendrá ese hijo, no te ilusiones.

El vientre de Xiao Zhan dolió, era la conversación más incómoda que había tenido y prefirió cambiar de tema, sabía que no podría cambiar los planes de su padre, eres un maldito terco cuando se lo proponía.

El día terminó de pasar y Han recibía llamadas telefónicas de más mujeres, Xiao Zhan se puso a pensar si eso era reciente o ya antes había pasado, pero recordaba su niñez como una de las mejores, sus padres eran unidos y Han era muy atento con mamá, los problemas comenzaron cuando él se hizo adolescente y su madre comenzó a ponerse un poco histérica, aunque quizá se puso así porque Han comenzó a cambiar...

Prefirió no pensar más en esas situaciones que de seguro iba quedar guardada en un rincón de su corazón. Se dio un baño y decidió descansar, recordando que Yibo lo llamaría y se quedó esperando en alerta. Quería hablar con él, escuchar su voz, aunque también sabía que no era buena idea, y no debía ilusionarse.

Cerró los ojos escuchando un poco de música para relajarse y luego se levantó bruscamente al escuchar su teléfono sonar, su corazón latió acelerado y se puso un poco frío de nervios, pero al ver la pantalla se desilusionó, era Dilraba y de seguro seria una llamada larga, así que contestó recostándose en la cama otra vez, Quizás Yibo no llamaría después de todo y era estúpido esperar algo de alguien como él.


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Yibo entraba al comedor de su casa, era sábado por la noche y sus padres, se encontraban en casa, era lo que siempre había querido de pequeño, pero ahora era tarde y la convivencia dentro de esa casa se había enfriado.

Jin corría por todas partes, parecía como si su comportamiento empeoraba cuando su padres estaba y si nadie le hacía caso o si alguien le reclamaba por la bulla y las travesuras que hacía lloraba fuerte y fastidiaba a los demás, su padre, lo engría para callarlo mientras su madre evitaba tener que discutir con el pequeño pues tenía un carácter un poco desequilibrado cuando estaba estresada.

—¡Quieren sentarse a la mesa! —gritó Carman—. ¡Jin, deja ya de gritar y ven aquí! ¡Yibo, a la mesa! —gritó cuando lo vio titubear y querer irse.

—Cariño, rápido que tengo una reunión con Arthur antes que se vaya a casa —dijo el QiRen sentándose—. ¡Jin! —gritó porque el pequeño estaba en la sala gritando y corriendo para lanzarse a los sofás como un avión, no quería hacer caso, estaba descontrolado haciendo de sus berrinches.

Yibo se sentó con desgano, se había acostumbrado a comer solo o con Arthur, detestaba cuando su madre llamaba a todos a la mesa como si hubiera esa unión, sabía que Jin no quería colaborar porque tampoco estaba acostumbrado.

Carman fue donde el pequeño y lo tomó del brazo, tirando de él para llevarlo a la fuerza, haciendo que Jin comenzara a llorar y forcejear con ella, Carman gritó a su esposo por ayuda y este por lo pasivo que era, cargó a su hijo y lo llevó a la mesa para luego darle un postre.

—Cariño, primero debe de comer la cena, luego el postre.

—Carman, déjalo, comida es comida, además está llorando. —Yibo miró con desaprobación a Jin quien intentaba calmar su llanto comiendo el postre.

Carman había hecho la cena, pero los presentes no la saboreaban como ella hubiera querido, acostumbrados a comer comida preparada y ahora tenían que comer algo que no tenía nada sabor, un guisado de verduras con pollo desabrido.

—No hay mejor cosa que comida sin sabor —dijo QiRen pensando que decía algo positivo, Jin rió ante eso y comenzó a jugar con la comida, Yibo no decía nada, solo observaba molesto.

—La próxima vez cocinarás tú o Yibo, o mejor debería cocinar Yibo ya que no hace nada en casa, ¿Qué piensas jovencito? —Encaró Carman sentada a su frente, Yibo alzó la vista y la miró—. Es hora que hagas algo con tu vida, estoy harta de encontrarte en casa no haciendo nada.

—No puedo salir como antes —dijo Yibo—. Y no me quieres dar el préstamo para el auto he irme de aquí para no pasar tanto tiempo en estas cuatro paredes, pero no te pediré nada mas, ya estoy por comprarme una moto.

—Hijo —intervino QiRen —. Lo que dice tu madre es verdad, estamos cansados de esto, de tu falta de motivación por estudiar, trabajar, aquí todos trabajamos duro para sacar adelante esta casa.

— ¿Para qué? —Desafió poniendo los puños sobre la mesa—. ¿Para qué todo esto? No quiero ser como ustedes, unos padres ausentes que con suerte pueden hacerse cargo de un niño de ocho años, que contratan a un niñero para sus cuidados porque sus padres pasan 23 horas fuera de su casa, gracias pero como ustedes jamás seguiré un ejemplo, estoy harto y estoy pensando mudarme.

—Deberías —dijo Carman—. Eres un estorbo aquí además un mal ejemplo para Jin.

—¡Yo no tengo nada que ver! —gritó el niño esparciendo su insípida comida fuera de su plato. QiRen le dio un manotazo en la mano, lo que causo el llanto del pequeño.

—Es lo que ocasionas —dijo Carman mirando a Yibo—. Ocasionas rebeldía en mi pequeño con tus ideas de sublevarte.

Yibo ya no podía seguir aguantando y se levantó de la mesa, estaba harto de lo mismo, no podía tener una cena tranquila en su casa, debía pensar en algo cuanto antes.

Una de las cosas por las cuales no se mudaba a vivir solo era por Jin, de todas formas como se portara él era su hermanito pequeño, Yibo sabía lo mucho que ese niño lo estimaba y hasta admiraba. Si se mudaba, Jin estaría más solo y sufriría mucho, tampoco quería eso, él sabía lo que era sentirse solo y él no quería esa para su hermanito.

Fue a su habitación, tomó un calmante para su pierna y se acomodo en su cama, pensó en llamar a Xiao Zhan, aunque como estaba molesto no lo vio buena idea.

Pasados los minutos, Jin entró a su habitación con su pijama puesto.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Yibo serio.

—No puedo dormir... no quería que te gritaran así. —Jin se sentó en su cama sin mirarlo. Yibo se sentó y le sonrió.

—Soy grande campeón, no me afecta, no tienes por qué ponerte así. —Jin seguía compungido a su lado sin poder hablar—. ¿Pasa algo? Hey, Jin... —Tomó su mentón y giró su rostro, entonces vio sus lágrimas y no supo cómo reaccionar.

—No quiero que te vayas. —Lloró para luego ocultar su rostro en su pecho, abrazándolo.

Yibo suspiró cargando a su hermanito y lo abrazó sobando su cabeza, precisamente no quería irse por él, aunque sentía que debía hacerlo porque no se sentía parte de esa familia.

—No me iré... o bueno, no ahora, quiero que estés bien, no quiero verte así, pareces un loco a veces, ¿no te das cuenta? —Jin negó con la cabeza—. Cuando está papá y mamá pareces cambiar, eso le molesta a ellos y a mí.

—Ellos no me quieren —dijo susurrando y Yibo calló porque era lo mismo que él sentía cuando era un niño, podía entender a su hermano.

Se quedó viendo un punto fijo en la pared, pensando en su vida, tanto tiempo libre lejos de las fiestas y las mujeres lo habían hecho reflexionar. Debía tomar las riendas de su vida y hacer algo.

Jin se durmió luego de llorar y Yibo no quiso llevarlo a su cama, además no podía cargarlo porque tenía la pierna débil, así que abrió los cobertores de su cama y lo metió ahí, se recostó a su lado y abrazó a su hermanito.

Vio la hora y ya casi sería media noche, podía imaginar que Xiao Zhan dormía, es más, lo creía tan niño que se lo imaginó tomando un vaso de leche a las siete de la noche y luego ir a dormir a las ocho. Sonrió ante eso, pensó en... ¿Qué tenía Xiao Zhan para atraerlo tanto? Quizá era esa energía que tenía, esas ganas que le ponía a la vida lo que le llamaba la atención además de que era bonito y lo otro que le gustaba mucho era el cariño que tenía por su hermanito. Varias veces lo había espiado desde arriba, podía escuchar cómo le explicaba las tareas y cómo lo convencía para cenar o bañarse, la atención que todo niño merecía, que todo niño debía recibir de sus padres, al menos Xiao Zhan se la daba y eso le gustaba a él, no era como las otras niñeras que se comían la comida del refrigerador ni que se ponían a ver películas mientras Jin jugaba en el jardín o simplemente lo buscaban a él para un buen polvo.


—&—

El día lunes había llegado y Xiao Zhan tenía una especie de duda con respecto a Yibo, él dijo que lo iba a llamar pero no lo había hecho, así que pensó que quizá había encontrado algo más entretenido que hacer en la noche. Frunció el ceño imaginándose a la pelirroja de la otra vez o a la chica del supermercado o quién sabe qué otra más o incluso otro, eso lo llenó de fastidio. Simplemente no debía ilusionarse con alguien como Yibo, debía pensar en Dilraba, además le había prometido ir a un baile organizado por la universidad, eso sería dentro de una semana.

Toda la mañana estuvo con ella contándole lo mal que la había pasado con su padre, ella sabía su vida y todo lo que sentía, todo menos lo de Yibo porque él lo consideraba secreto, además sabía que podía hacerle daño y era lo que menos quería porque le tenía mucho cariño.

— ¿Salimos en la noche? —preguntó ella a la salida.

—No lo sé, te llamo mejor, es que saldré cansado del trabajo, quizá otro día...

—Está bien. —Hizo un puchero y Xiao Zhan le dio un pequeño beso.

En casa se alistó lo mejor que pudo, estaba nervioso por tener que ver a Yibo, pero quería verlo a pesar de todo...

Su madre estaba un poco deprimida porque le había contado cómo le había ido con su padre y estaba indignada de las palabras que había usado, pero este trató de calmarla, total, era la vida de su padre no la suya.

Fue al trabajo y recibió el abrazó grande de Jin quien le abrió la puerta junto a Arthur.

—¡Al fin estás aquí! —gritó el pequeño y Xiao Zhan rio—. El viernes me llevaron al médico, por eso no estuve.

—Lo sé, te extrañé. —Lo miró y sonrió para luego adentrarse en la casa y tener que dar la cara a la señora Carman la cual estaba seria. Entonces recordó las palabras de Yibo con respecto a no encariñarse con Jin porque eso le traería problemas, así que pensó en hacerle caso.

Se separó del pequeño para ir donde estaba Carman sentada en el sofá.

—Buenas tardes.

—Hola Xiao Zhan, ten la lista —habló seria y este la tomó—. Quiero pedirte un favor.

—Dígame.

—No quiero que mi hijo esté con su hermano mayor, tampoco que te acerques a Yibo, ya no le deberás dar la cena ni nada de eso, ya puede caminar y él verá qué come o no, solo céntrate en Jin. Su habitación está un desastre, parece que ayer desacomodó todo y no puede quedarse así, la maestra de la escuela me ha mandado una notificación de que se está portando mal además que sus notas han bajado, así que quiero que te centres en sus tareas, que las haga todas y además de eso, ten esto —le pasó un libro—. Es una guía de reforzamiento académico, quiero que resuelva los ejercicios de este libro, así se nivelará.

Xiao Zhan escuchaba en silencio todo, estaba un poco fastidiado de cómo ella buscaba solucionar el problema, casi podía adivinar que Jin tenía dificultades con el estudio por los problemas familiares que tenía, pero no podía intervenir, él era solo un empleado más.

Carman se fue y Jin se le acercó un poco fastidiado, sabía todo lo que su mamá le había dicho y se sintió avergonzado, no quería estudiar ni que lo regañara por estar portándose mal en la escuela así que solo se quedó parado cerca de un mueble, moviendo las piernas y mirando a todos lados.

—Jin... —llamó acercándose, quería hablar pero podía ver la incomodidad del pequeño—. Ven conmigo.

—Si vamos a jugar voy, sino no.

—Jin—dijo con desgano—. Debemos hablar.

—¡No! No quiero hablar, quiero jugar un poco. —Xiao Zhan infló sus cachetes y asintió.

—Está bien, ¿en el jardín? —Jin lo miró un poco sorprendido por su poca insistencia—. ¿Futbol?

— ¿Trajiste a Yibo? —preguntó refiriéndose al conejo. Xiao Zhan negó con la cabeza.

—Tu madre no quiere y lo dejé en casa, está más grande. —Jin le dio la espalda y luego corrió hacia el jardín.

Xiao Zhan sabía que sería una tarde muy larga y pesada podía entender a Jin, sin embargo, tenía ahora más responsabilidades para con él.

Mientras peleaba por obligarle a hacer las tareas, vio a Yibo bajar muy bien arreglado y su corazón se aceleró, sintió el nerviosismo en su cuerpo y dejó de mirarlo, este lo saludó con la mano desde lejos y pasó de él. Xiao Zhan suspiró hondo tratando de calmarse, Yibo estaba distante y ante eso él no podía hacer nada, pero ¿Qué mejor? Debía sentir alivio porque no lo acosaría.

Pero lo extraño fue que no sintió alivio, estuvo muy distraído toda la tarde hasta la noche, cuando fue a la cocina a prepararle algo de comer a Jin, buscó para tomar un vaso de agua y se dio cuenta de que se sentía desilusionado y decaído y un dolor en su estómago se formaba cuando pensó en Yibo y todas las horas que no lo vio y no lo busco.

—¿Qué me pasa? —Suspiraba hondo tratando de calmarse. —déjate de estupideces por dios Xiao Zhan.

Se concentró en cocinar una crema de sopa y preparar la leche a Jin, fue al refrigerador y sacó lo que necesitaba. Al ponerlo en la alacena, abrió mal la caja de leche y se manchó parte de la camiseta, bufó fastidiado porque no podía creer lo mal que todo le estaba saliendo, se acercó a lavaplatos para así poder refregar su camiseta.

—Cariño—no tenía que ser adivino para saber de quién se trataba, era la grave voz de Yibo que lo miraba desde la entrada de una forma que lo intimidó. No era que lo mirase con desprecio, todo lo contrario, parecía querer comérselo.

Se acercó lentamente mientras Xiao Zhan se agitaba y buscaba la forma de salir de ahí. La situación era extraña, pero simplemente le había sido sorprendido con la guardia baja.

— Hola, debo llevar esto a Jin —dijo rápido, y se dispuso a tomar el tazón de sopa, pero Yibo fue más rápido llegando a su lado, lo tomó de la cintura, jalándolo un poco y le plantó un beso en la comisura de sus labios. Xiao Zhan se paralizó por un momento y pestañeó mirando a Yibo de cerca—. ¿Qué haces?

—Te extrañé —dijo cerca de sus labios, Xiao Zhan trató de retroceder y zafarse del agarre, pero la mano de Yibo en su cintura hizo más presión—. No pude llamar, pasaron cosas. Me disculpas —Quiso besarlo otra vez, pero el pelinegro reaccionó poniendo ambas manos en sus hombros.

—Suéltame Yibo —Pero eso a Yibo no parecía importarle.

De todas formas terminó abrazando al pelinegro con ambos brazos pasándolo por su delgada cintura y lo acorraló en la alacena. Xiao Zhan trató de empujarlo pero no pudo y segundos después era besado en los labios por un Yibo sediento de él. Atrevido y demandando de sus labios, lo besaba como en el cine, Xiao Zhan se desesperaba y casi asfixiaba por esa manera dominante que le privaba de toda reacción. Aflojó el agarre que tenía en los hombros de Yibo y acarició parte de su cuello, no podía negar que le gustaba. Se sentía furioso por la forma de ceder a los encantos de Yibo, pero que podía hacer cuando su ser le gritaba que se dejara llevar por el momento.

—Por favor —musitó jadeante y trataba de controlar esa sensación de su cuerpo, mas no podía, Yibo sabía besar muy bien y volvió a hacerlo, casi no podía mantener la compostura, solo terminó cerrando sus ojos y dejándose besar.

Un sonido en la puerta asustó a Xiao Zhan y empujó a Yibo fuerte, miró por encima del hombro de este y vio en la puerta a  Arthur mirar atónito. Sintió mucha vergüenza y solo terminó de alejarse de Yibo.

—Yo... —calló y Yibo volteó a ver quién era.

—Arthur —dijo con una sonrisa y luego se pasó el dedo pulgar por sus labios, enfocó la vista en Xiao Zhan rojo de vergüenza con la mirada en el piso—. Arthur, aquí no pasó nada...

Yibo parecía no estar preocupado, estaba sonriente y se acercó a Arthur.

—Solo vine por algo de cenar. —dijo Arthur quien aún no salía de su asombro, estaba desilusionado más con Xiao Zhan que con Yibo al cual conocía.

—Ni una palabra de esto —dijo Yibo poniéndose serio.

—Usted sabe que no soy de esos —habló Arthur y evitó entrar a la cocina—. Con permiso, buscaré más tarde.

El hombre mayor salió de ahí y Xiao Zhan aún miraba hacia sus pies. Estaba frío y temblaba un poco, no quería mirar a Yibo, sentía que había arruinado su trabajo, ¿con qué cara miraría de nuevo al señor Arthur? ¿Y si lo delataba? Comenzó a pensar que perdería el trabajo.

—Xiao Zhan —llamó Yibo acercándose un poco—. Ya se fue... —diciendo eso, extendió su mano para querer tomar su brazo.

—Déjame —dijo serio—. Lo que acaba de ocurrir puede costarme el trabajo, deja de querer perjudicarme. —Alzó la vista y lo miró a los ojos—. No confío en ti, eres tan despreciable.

—Xiao Zhan...

—¡Mierda! ¡Deja de confundirme, por lo que más quieras! —Alzó la voz y luego, con manos temblorosas, tomó el recipiente de sopa y salió de la cocina.

Estaba nervioso y asustado, su corazón latía muy acelerado y todos sus sentidos estaban en alerta, Yibo lograba desequilibrarlo a tal manera que sentía que pronto se volvería loco.

Pero Yibo lo seguía y llegó a su lado, en el pasillo que conducía al comedor.

—¿Nos vemos a la salida? Quiero mostrarte algo.

—No. Deja de seguirme.

—Xiao Zhan...

—¡Yibo, entiende aléjate!

Lo que Xiao Zhan no sabía era lo mucho que a Yibo le disgustaba ser rechazado. Este no sabía qué hacer cuando eso pasaba porque nunca lo habían rechazado, siempre tenía lo que quería, ¿por qué tuvo que conocer a Xiao Zhan y dejar que lo trataran así?

Se interpuso en su camino, a su frente con ambas manos extendidas a cada lado del angosto pasillo y lo miró serio, Xiao Zhan abrió la boca sorprendido y ya bastante asustado, estaba pálido y no sabía cómo quitarse a Yibo de encima prácticamente. Este trató de contener su fastidio, quería una explicación del pelinegro y que le diera la oportunidad de hablar.

—Yibo... —Lo miro a los ojos con ira— quítate.

—Hablaremos a la salida.

—Debo irme temprano, no deseo hablar, ¿viste lo que acaba de pasar?

—Arthur no dirá nada, lo juro.

—Esta vez fue Arthur, mañana qué, ¿tu mamá? No, no quiero perder el trabajo, además tengo prohibido hablarte, lo siento, Yibo.

—Fue mi madre, ¿verdad? Siempre metiéndose en mis cosas.

—No son tus cosas, Yibo, ¡son las mías!, no tengo por qué hablarte, lo siento, pero no deseo hablarte —dijo eso sin poder contener sus molestias, estaba aburrido por la insistencia del otro, ¿Qué pretendía? Definitivamente no confiaría.

Yibo se puso serio y hasta frunció el ceño, pero Xiao Zhan avanzó con el plato de sopa en ambas manos indicándole que quería pasar y al ver que no le hacía caso, avanzó y empujó un poco a Yibo y pasó de él caminando muy rápido hacia el comedor no encontrando a Jin, estaba claro que se había aburrido de esperarlo.

—Él no está —dijo Yibo a su tras y Xiao Zhan se encrespó un poco.

—Iré a buscarlo.

—Está arriba, en su habitación mirando televisión comiendo sushi que le he traído, es su comida preferida, no necesita esa sopa. —Xiao Zhan puso el plato en la mesa y encaró a Yibo.

—¿Qué quieres? —dijo serio y directo—. Basta de rodeos y metidas de mano, anda, dime de una buena vez qué demonios quieres.

Yibo no se esperó ese enfrentamiento del pelinegro y pudo ver en su rostro ira, y temió responder, no quería ahuyentarlo o decir una barbaridad.

—Quiero conversar contigo.

—¿Conversar? ¡No quieres conversar! Quieres que pierda el trabajo, eso quieres.

—No, lo juro...

—No es el momento para conversar. —Se dio la vuelta y planeó ir a buscar a Jin.

—Quiero estar contigo... —Xiao Zhan se detuvo por un momento, pero no volteó—. Quiero tenerte.

—Yibo, no empeoremos las cosas...

—Preguntaste qué quería, pues eso quiero.

—¿Tenerme? No soy una cosa para que me tengas.

Yibo estaba serio y pensaba en ordenar sus ideas, ¿Qué quería de Xiao Zhan? Quería muchas cosas, pero no sabía cómo decirlas y el pelinegro parecía tener las intenciones de irse rápido. Lo vio caminar hacia las escaleras y lo siguió, Xiao Zhan se percató y aceleró el paso, pero Yibo supo tomar su hombro para girarlo y de un empujón lo acorraló contra la pared al inicio de las escaleras.

—¡Qué haces! —exclamó Xiao Zhan comenzando a agitarse—. Suéltame —dijo no muy fuerte, no quería llamar la atención de Arthur.

Su corazón latía mucho, estaba otra vez acorralado, podía anticipar los movimientos de Yibo, quería restregarse contra su cuerpo como el animal que era y este solo forcejeaba para no perder el control, Yibo tenía ambas de sus manos a los lados de su cabeza, pegado a la pared y lo miraba a los ojos apretando los dientes.

—Te tengo ganas, te deseo, quiero llevarte a mi cama ahora y hacerte mío y que gimas mi nombre hasta hacerte venir, eso quiero.

Xiao Zhan se puso rojo de vergüenza de solo imaginarlo y sintió sus piernas temblar. Escuchar eso no había sido nada agradable, todo lo contrario, se sentía humillado, pero Yibo parecía sentirse aliviado de haberlo dicho, pues era verdad, deseaba mucho eso y ahora que lo había confesado, esperaba una respuesta del pelinegro.

—¡Eres un cerdo! —No pensó que le diría eso. Trató de liberarse y Yibo estaba harto de forcejeo—. No puedo creer, ¿solo eso represento para ti? ¿Una cosa a quién follar?

Yibo se mordió la lengua, no quería seguir metiendo más la pata, sabía que Xiao Zhan estaba muy molesto, y no quería que siguiera alejándose de él. —Xiao Zhan no... —El mencionado lo seguía viendo con estupefacción, sin embargo, Yibo prefirió callar por temor a arruinar más las cosas.

Xiao Zhan casi corrió escaleras arriba, quería escapar, no podía creer cómo así lograba gustar de Yibo y ahora que sabía sus intenciones quería alejarse. Pero lo curioso era que a pesar de sus ganas de sentir asco por él, no lo sentía, todo lo contrario.

Entró al cuarto de Jin tocando sus mejillas, no quería estar mal cuando lo viera.

—Estás como un tomate. —Justamente no quería que Jin le dijera eso, pero por lo visto supo darse cuenta.

—Corrí hasta aquí porque no te vi, por eso estoy así. ¿Qué haces aquí? —El pequeño comía el sushi recostado en su cama mirando televisión. Dio un vistazo fugaz a su cuarto—. ¿Qué pasó acá? Nunca vi tu habitación así de descuidada. —Jin rio.

—Soy grande —dijo con una sonrisa—. Soy un hombre —habló con voz grave y Xiao Zhan se cruzó de brazos.

—No eres más que un niño malcriado.

—¿Por qué Yibo puede tener su habitación así y yo no? Se ve bien como está ahora. —Jin sabía que su mamá había mandado a que ordenara su cuarto, pero no pensaba obedecer.

—¿Haces esto por Yibo? ¡Haces muy mal! No puedo creer que un niño como tú quiera seguir los malos pasos de su hermano mayor, no creo que merezcas reprimendas por algo así, Jin, este cuarto apesta y debe ser arreglado.

Otra vez debía buscar la forma de convencerlo y eso a veces tardaba tiempo. Aún faltaba mucho para irse y luego de tanta insistencia, entre forcejeos y berrinches, Jin comenzaba a guardar sus cosas y Xiao Zhan lo ayudaba.

—... Ellos no quieren a mi hermanito —le contaba sobre la última pelea que tuvo con sus padres y Xiao Zhan solo escuchaba atento—. No quieren que viva aquí.

—ÉL debería buscarse una vida.

—¿Buscarse una vida? ¡Él vive aquí! No quiero que se vaya... —Xiao Zhan lo miró detenidamente, eso logró conmoverlo. Sabía que Yibo no era un buen ejemplo para el niño y hasta había dejado de ordenar su habitación por ser como él. Pero podía comprenderlo que pese a todo lo malo que Yibo tenía, era su hermano y entendía que el menor quisiera que este se quedara en casa.

—Jin, las personas mayores a veces necesitamos buscarnos una vida, o sea, volar... Como las aves cuando dejan el nido para volar.

El pequeño no quiso escucharlo, sabía que quizá Xiao Zhan no le entendería y solo lo ignoró.

—No me dejará, me lo ha dicho —habló el pequeño decidido.

Después de arreglar la habitación, mando al pequeño a bañarse y colocar su pijama para ir a la cama y descansar.

—Duerme conmigo... —dijo extendiendo sus brazos cuando estuvo recostado en la cama.

—Ah, no, ¿tú también? —Alzó una ceja con una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿También? —Jin pareció no entender y Xiao Zhan rio. Si supera realmente las intenciones de su hermano mayor.

—Olvídalo —dijo acomodándose en la cama y cubrió a Jin con los cobertores. Tenía una linda sonrisa en sus labios y hasta se parecía a Yibo, se quedó mirándolo por un momento, buscando las similitudes en su rostro, era muy lindo cuando estaba tranquilo.

—No te vayas —pidió con un puchero.

—Sabes que debo irme.

—No... Es que me aburro. —Comenzó a mover sus piernas dentro de los cobertores y Xiao Zhan suspiró resignado.

—Está bien, me quedo. —El niño gritó de emoción y se acomodó en la cama. Xiao Zhan se acomodo al igual que el pequeño.

—Cuéntame un cuento —pidió con una sonrisa.

—Soy pésimo en eso...

—¡no importa, anda cuéntame uno! las niñeras me contaba cuentos y luego se iba con mi hermano a su cuarto, ella creía que yo dormía pero desde aquí los escuchaba, ella hacía sonidos feos como un cuy. —Jin rio recordando y Xiao Zhan frunció el ceño.

—No debiste oír esas cosas. —Casi no podía imaginar lo descuidado que había estado Jin antes que él estuviera—. Oye, ¿y el señor Arthur no hacía nada?

—No, él sabía.

—Y... ¿nunca recriminó a las otras niñeras? —Jin se puso a pensar mirando a Xiao Zhan con sospecha.

—¿Recriminar? ¿Por qué?

—Pues, por encerrarse con Yibo en su habitación. —Jin se puso a pensar por un momento, moviendo su cabeza y hasta su lengua.

—No sé, no recuerdo. —Xiao Zhan torció la boca, quería saber eso—. Pero una vez... una vez Arthur se besó con una.

—¡Qué! —Xiao Zhan estaba atónito y Jin rio ante eso.

—¿Es algo malo?

—Pues... no sé... — estaba nervioso, no sabía qué decirle, Jin parecía tranquilo y bostezó.

—Felizmente eres hombre, Yibo no buscará hacer esas cosas contigo. —Hizo una mueca de asco—. Puaj, sexo, iuk, cuando sea grande no haré esas cosas —dijo eso sacudiendo sus manos y se pasó la palma de una por su lengua.

—No hagas eso —rio Xiao Zhan—. Todo a su tiempo. No pasará eso con Yibo. —Jin lo miró y asintió—. No pasará —dijo para sí mismo viendo al pequeño parpadear seguido y bostezar otra vez.

—Mañana trae al conejo, hice algo para él.

—¿Qué le hiciste?

—Una sorpresa, tráelo mañana... hum, hasta mañana Zhan Zhan. —Le dio un beso en la mejilla para darle la espalda y buscar dormir.

Xiao Zhan permaneció un momento a su lado y luego se levantó para salir, apagando la luz y dejando solo el lamparín encendido.

Bajó para tomarse la sopa que Jin no tomó porque habia cenado otra cosa y estuvo alerta por si veía a Yibo, no quería cruzarse con él por ningún motivo.

Entró a la cocina y guardó lo que quedaba de sopa en el refrigerador y luego escuchó pasos que lo sobresaltó, era Arthur quien entró a la cocina y lo encaró serio.

—Te estás metiendo en problemas —dijo con grave voz, Xiao Zhan bajó la cabeza comenzando a sudar.

—Perdone, no era mi intención, no tengo nada con Yibo, él se salió de control.

—Lo sé, siempre pasa y por eso pierden el trabajo todos aquí, menos yo, obviamente. —Xiao Zhan alzó la vista.

—Señor Arthur, no me delate, no volverá a pasar.

—¿Delatarte? No, no lo haré, solo te advierto que lo único que Yibo desea es tu culo, que te quede eso muy claro, no seas ingenuo. —Xiao Zhan sintió una punzada en el pecho, el señor Arthur le decía la verdad, no veía malas intenciones en sus palabras. Sus mejillas se enrojecieron otra vez por esas duras palabras, tenían mucho de verdad.

—No lo seré, señor, no pasará nada.

Se sintió desilusionado. Arthur salió de ahí y luego de eso deseó escapar. Terminó de ordenar las cosas en la cocina y luego salió para irse. Tomó su mochila y caminó hacia la salida, cruzó el jardín y abrió la puerta hacia la calle.

Y ahí lo vio, sentado en una moto color negro, con un casco en sus manos.

—Te llevo —le dijo con una sonrisa mientras le extendió otro casco.

Retrocedió un poco, se sintió acosado, estúpidamente acorralado y se inmovilizó. Yibo bajó de la moto y se acerco a él, tenía una casaca de cuero y vestía de negro.

—Hoy la compré, por eso salí en la tarde, fui a la cocina a querer decírtelo pero... pero te vi y no me resistí, quise besarte antes de contarte esto y luego pasó lo que ya sabes. —Xiao Zhan seguía muy quieto a la expectativa por si debía escapar—. ¿Me permites llevarte a casa?

—No creo sea buena idea. Me metiste en un serio problema...

— ¿Acaso Arthur no habló contigo? Él sabe de mis cosas, no es un problema, él puede enterarse hasta de cuando tengo sexo, siempre ha sido así.

— ¡Conmigo no pasará! ¿Entiendes? No seré uno más en tu lista.

Yibo asintió, no quería peleas, no más discusiones ni que Xiao Zhan deseara no verlo, o que se escapara. Todo lo que lograba era que el pensara más en el pelinegro y buscara la forma de acercarse, pero sabía que podía arruinarlo si decía algo atrevido, así que se calmó.

—Está bien, retiro lo dicho allá en la casa, no pasará nada que tú no quieres que pase...

—Tenlo siempre presente, no me acostaré contigo, ni me besarás en la casa nunca más.

—En la casa no, lo prometo.

— ¡En ningún lado!

—Si tú no quieres, en ningún lado.

—Promételo.

—Te lo prometo —dijo Yibo mirándolo a los ojos y Xiao Zhan asintió—. Ahora, ¿me dejas llevarte a casa?

Vio sinceridad en los ojos de Yibo y le gustaba mucho la sonrisa que tenía, casi lo hipnotizaba y más cuando la luz de los faroles en la noche le daba un brillo especial a sus ojos. Suspiró hondo y asintió recibiendo el casco, no lo vio tan mala idea luego que le hubiera prometido no sobrepasarse.

Yibo se subió a la moto y la hizo sonar, el motor parecía potente. Xiao Zhan se subió y se puso el casco, quiso poner las manos detrás, en los fierros de la moto para sostenerse, pero no pudo porque Yibo había tomado sus manos y las puso en su cintura. Dudó pero luego se aferró al otro y cuando la moto arrancó, apoyó su cabeza en la espalda ancha de Yibo.

Habían tantas sensaciones extrañas en su ser que simplemente no quiso pensar, solo se dejó llevar a la velocidad, más la oscuridad de la noche lo llenó de emoción.

Yibo iba manejando a gran velocidad, y Xiao Zhan se agitaba y ante cualquier curva sentía su estómago contraerse como si estuviera en una montaña rusa.

—¡Podrías bajar la velocidad! —gritó desde atrás y escuchó la risa de Yibo.

Era obvio que no le haría caso. Yibo se sentía libre como pocas veces. Si bien era cierto que tenía temor andar en auto porque sentía sensaciones extrañas cuando estaba dentro de uno al grado de evitar viajar así, vio conveniente que debía buscar una forma de movilizarse y no se le ocurrió mejor idea que comprarse una motocicleta, así no se sentiría encerrado en un aparato de metal y además podría moverse por la carretera con más libertad. Amaba la adrenalina, es más, le parecía excitante al borde de querer masturbarse mientras iba a gran velocidad, pero con los gritos de Xiao Zhan y esa forma de sostenerse de su cintura bastaba para sentirse en el clímax.

Xiao Zhan cerró los ojos por un momento y se aferró aún más no sabiendo que eso le gustaba a Yibo. Se puso a pensar en todo lo que estaba haciendo, en los sentimientos que estaban instalados en su ser y que no lo dejaban pensar con tranquilidad, ¿Qué era lo que sentía por Yibo? ¿Cómo podía sentir cariño por alguien como él? Sabía cómo era, se lo decía a cada rato en su propia cara, solo lo deseaba, quería follarlo nada más y ahora estaba muy bien abrazado a la cintura de la persona que lo quería como un objeto, ¿hacía bien? ¿Qué era lo que le gustaba de Yibo? ¿Por qué terminaba de aceptar sus propuestas? ¡Y si un día de estos aceptara entrar a su habitación y dejarse hacer? Prácticamente, con su poca resistencia, sería llevado a eso si no hacía algo para impedirlo, pero ¿qué podía hacer? No tenía nada en mente.

—Cariño, se te olvidó darme tu dirección —dijo Yibo en una carretera central, Xiao Zhan abrió los ojos y se percató que estaban a mitad de camino y en el sentido correcto.

—Sigue de frente hasta llegar al parque Tierpark y giras a la derecha siguiendo los departamentos, te diré donde parar.

Bien, Yibo le haría caso. Estaba un poco impresionado del barrio del pelinegro, mientras más se adentraba por esa zona, trataba de recordar si alguna vez estuvo ahí y la verdad que no recordó pues él no frecuentaba lugares como ese. Parques, casas pequeñas con jardines y edificios con departamentos, la clase media baja no ocupaba mucho espacio, parecían aglomeraciones de gente y se veía en las calles. A diferencia del lugar donde vivía, había poco tráfico y las casas eran grandes, incluso mansiones, la de Yibo era una precisamente, era evidente que era de una clase social mayor a la del pelinegro. Ese detalle no lo molestó, sabía de qué clase de familia era el niñero.

—Gira a la derecha y estaciónate en la casa gris.

Así lo hizo, había llegado a su casa y lucía muy acogedora, las luces estaban encendidas y su pequeño jardín en la entrada se veía muy bonito.

Xiao Zhan se bajó y quitó el casco, Yibo hizo lo mismo y ambos se miraron a los ojos. Extendió una mano para tomar la del pelinegro, pero éste la alejo.

—Xiao Zhan por favor...

—Ya hablamos —respondió directo.

—Lo sé, entendí lo que quisiste decirme, solo que...

—¿Qué?

Yibo no sabía cómo decirle que no quería que le hablara como si fuese un pervertido o que le tenga temor, mucho menos que lo rechazara y es que con lo último no sabía cómo reaccionar, nunca le había pasado y si alguna vez pasó a él poco le importó, no era como ahora, el rechazo de Xiao Zhan llegaba a alterarlo de una forma extraña que no sabía cómo controlar después.

—No me temas.

—¿Temerte? —Xiao Zhan ladeó la cabeza, quería entenderlo.

—Siento que me tienes miedo, es eso, que huyes de mí. —La forma en cómo Yibo lo miraba lograba confundirlo, ¿qué era eso? Esa mirada, ¿por qué se compadecía de alguien como él? No lo sabía, pero dentro de sí, sentía que debía darle seguridad de algún modo, así que se acercó un poco y permitió que lo tomara de la mano.

—No quiero huir, solo lo hago cuando siento que vas a sobrepasarte. Sabes que no me gusta.

—¿No te gusta que te bese? —preguntó Yibo y Xiao Zhan alzó la vista mirándolo con cierta cautela.

—Yibo, claro que no, me metes en problemas cuando lo haces, además, ¿olvidas que tengo pareja? Esto no está bien.

—Sé que te gusta, no entiendo por qué lo niegas.

—Y si me gustara qué, qué tiene, no es correcto simplemente.

—Sé que te gusto y te dije que me gustas también, esto es mutuo, no veo por qué deba abstenerme de besarte o querer acariciarte.

—¡No somos nada! Y no lo seremos...

—¿Xiao Zhan? —llamó su madre desde la ventana del segundo piso de su casita, Xiao Zhan infló sus mejillas, qué inoportuna su mamá.

—Ya voy, hablo con un amigo.

—De acuerdo. Ah, y no olvides alimentar a Yibo, hay zanahorias en la cocina. —Xiao Zhan se sonrojó un poco ante eso. Su madre dejó de observar y Xiao Zhan miró a Yibo.

—¿El conejo aún sigue teniendo mi nombre? Qué curioso y así me rechazas...

—El nombre lo puso Jin no yo, y lo siento pero esto no funcionará...

En parte Xiao Zhan sentía que hacía mal al decir eso y es que quería tener una oportunidad con Yibo, esa era la verdad, pero sus ganas de querer hacer las cosas bien lo impulsaban a poner límites de una buena vez y dejarse de rodeos.

Quiso soltar la mano de Yibo, pero éste se lo impidió y no siguió forcejeando.

—¿Necesariamente tiene que funcionar para que nos permitamos conocernos más? —preguntó Yibo muy serio y mirándolo fijo, jaló a Xiao Zhan un poco. Yibo estaba apoyado en su moto, con las rodillas ligeramente flexionadas y a la altura del pelinegro, al momento de jalarlo, este chocó con sus rodillas.

—Yibo, no empieces, lo prometiste...

—Prometí no besarte si no quieres, pero no podré hacer nada cuando sí quieras.

—No quiero.

—Ahora no. —Miró sus labios y Xiao Zhan sintió calor y se los mordió un poco—. Contesta mi pregunta.

—Tengo a Dilraba.

—Es una mujer.

—¿Y qué tiene? Me gustan las mujeres. —Yibo rio un poco y posó su otra mano en la cintura de Xiao Zhan, éste dio un respingón y quiso alejarse, pero poco a poco, conforme a los forcejeos con Yibo, terminó permitiendo su mano ahí y la otra entrelazando sus dedos.

—Tú y yo nos entenderemos de otra forma. Eres especial...

Xiao Zhan pestañeó seguido y se sintió flotar, por alguna extraña razón esa forma de ser de Yibo le atraía mucho. Sentía su vientre contraerse y su sangre ser bombeada de tal forma que sudaba un poco.

Yibo, por su lado, se contenía. Veía las facciones del pelinegro tan provocativas, esos labios carnosos que ya sabía cómo eran cuando los besaba, su largo cuello, sus ojos brillosos y su perfecto cuerpo; quería abrazarlo, pegarlo a la moto y acariciarlo hasta que le pidiera ir a un lugar privado, moría porque eso pasara, pero ya conocía más de Xiao Zhan, él no era como todos los demás que había conocido y eso, simplemente ese detalle, hacía que su sangre hirviera de deseo.

Xiao Zhan agachó la cabeza por un instante y Yibo aprovechó para acercarse a su oído. —Dame una oportunidad —susurró con grave voz y Xiao Zhan abrió un poco la boca.

Miró a Yibo por un momento y llevó una mano hacia su rostro, acariciándolo, pasándola por sus redondas mejillas y luego subiendo hacia su cabello ya un poco crecido. Acarició con el pulgar sus labios y Yibo beso parte del dedo, y este alejó su mano.

—Si te soy sincero, me atraes mucho —confesó Xiao Zhan poniéndose rojo, pero esto no era percibido por Yibo ya que había poca luz. Lo que le dijo Xiao Zhan causó asombro en Yibo, no pensó que se atrevería a declararse así—. Me gustas, Yibo, pero seré claro, no quiero estar contigo. —Este vio desilusión en los ojos de Yibo y luego cómo fruncía el ceño—. No pongas esa cara... —Acarició sus mejillas y Yibo posó ambas manos en la cintura de Xiao Zhan y apretó ahí fuerte—. Me duele... —Se quejó el pelinegro un poco asustado.

—Así me duele a mí lo que me dices. —Xiao Zhan hizo una mueca de disgusto.

—Simplemente no va a funcionar, no soy tonto como para no darme cuenta que solo quieres acostarte conmigo.

—Sí quiero, te lo he dicho y lo reitero, te quiero en mi cama, quiero que seas mío y sentirte todo, eso quiero. —Xiao Zhan se agitó un poco, pero Yibo no lo soltó.

—Pero yo no quiero. No quiero una relación en donde no haya amor...

—¿Amor? ¿Quién necesita amor? Eso será cuando uno deba casarse, ¿quieres casarte tan joven?

Xiao Zhan calló por un momento, debía ordenar sus ideas y es que Yibo lo privaba hasta de poder pensar bien.

—Olvídalo Yibo. Contigo no se puede, no espero nada de ti y no quiero nada. Ahora debo entrar.

—Espera... —El agarre en su cintura se acentuó, Xiao Zhan lo miró a los ojos esperando que hablara—. Yo... —Yibo no sabía qué decir, simplemente no quería dejar ir a Xiao Zhan así, sin una oportunidad o esperanza para con él—. Yo sé que me quieres...

—Otra vez con lo mismo, terminemos con esto ya.

—Déjame terminar. Quiero entenderte y saber más de ti, si me dieras esa oportunidad. —Los ojos de Yibo brillaban un poco, Xiao Zhan podía sentir que se sumergía en su mirada y eso le llenaba de extrañeza, pero le gustaba.

Se quedó en silencio por un momento, las manos de Yibo subieron un poco y luego se posaron en su espalda y se juntaron ahí, Xiao Zhan llevó sus manos hacia el pecho de Yibo por si tuviera que empujar cuando éste quisiera acercarlo más.

Quería decirle que sí, darle esa oportunidad, pero tuvo temor, aunque tampoco quería decirle que no y perderlo, porque sabía que si se negaba Yibo se cansaría, podía predecir que se buscaría otro u otra, lo que fuera, era consciente que no esperaría por él para cuando esté más decidido.

Subió sus manos hasta su cuello y Yibo se reprimió de tocarlo más, deseaba tanto poder hacerlo, jalarlo y plantarle un beso y abrazarlo más, pero sabía que eso ahuyentaría a Xiao Zhan, debía controlarse por el bien de lo que él deseaba.

Xiao Zhan acortó la distancia un poco temeroso y le dio un beso en la mejilla. Yibo se quedó quieto y pestañeaba rápido un poco confundido, pero entendió que el pelinegro estaba probándolo por así decirlo, debía quedarse quieto simplemente. Los labios de Xiao Zhan le dieron algunos pequeños besos en su mejilla y barbilla.

—Si me prometes no sobrepasarte, yo también quisiera conocerte más —susurró en su oído y Yibo asintió dejándose dar pequeños besos en la mandíbula, estaba esperando con ansias el momento en el que Xiao Zhan lo terminara de besar en los labios.

Y ese momento llegó cuando el pelinegro tímidamente, besó sus labios sin hacer mucha presión, pero algo se encendió en Yibo quien abrió la boca y lo besó de una manera delicada como jamás pensó besar a alguien, si bien estaba deseoso del cuerpo del pelinegro, algo dentro de él no podía controlar al sentirlo tan cerca.. Xiao Zhan se separó algo consternado por el beso.

—Disculpa —se excusó Yibo muy rápido—. Siento ser así... —Xiao Zhan retrocedió unos pasos.

—Debo irme. —dijo además podía predecir que poco a poco iba a ceder más y eso podría costarle mucho.

—¿Mañana nos vemos? —Xiao Zhan no supo qué decir.

—Pero tu mamá me prohibió atenderte... lo siento. —Yibo frunció el ceño, pero supo entenderlo solo asintiendo.

Xiao Zhan halagó la moto y agradeció, pero antes que Yibo deseara plantarle un beso, retrocedió adentrándose en su casa. Ya eran muchas emociones para un solo día.

Alimentó al conejo y subió a su habitación a ordenar sus cosas de estudio para mañana. Antes de dormir recibió una llamada de Dilraba y se sintió culpable por darle cabida a Yibo estando con ella...


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