Narrador Omnisciente
Un silencio se prolongó entre los tres vampiros y los semidioses. Alice, Jasper y Edward se debatían mentalmente, no muy seguros de hablar, aunque el cobrizo se encargó de romper el silencio al leer los pensamientos de su compañero.
—Hablaremos en otro lado —es lo único que dice para llevarse a velocidad sobrehumana a la castaña. Llegan a su habitación junto al rubio Hale, dejando a la duendecilla con su compañero.
—Antes de llevarme a tu velocidad vampirica deberías de avisar —dice la castaña, acomodándose su ropa.
—Lo sentimos, señorita —la chica sonríe con dulzura mirando al rubio.
—Está bien, Jasper —el nombrado asiente y los tres se sientan en el sillón que está en la habitación—. Mmm pensé que habría cama —dice, pensativa.
—Los vampiros no duermen —ella suelta una risita. Le da una mirada al cobrizo y después al rubio.
—¿Quien dijo que sería para dormir? —dice con tono suave. La risa de Emmet se escucha por toda la casa, todos escuchaban la conversación de ellos y de Alice con el beta— ¿Qué es eso tan importante que tienen que decirme? —pregunta con una sonrisa.
—Para los vampiros existen las Tua cantante —comienza a decir Jasper—, quiere decir que su sangre le canta o lo llama, es como una droga, lo único que quieres es beber su sangre hasta que no quede ninguna gota.
—Bella es mi Tua cantante —cuando el cobrizo dijo aquello la castaña sintió una presión en su pecho, cosa que no pasó desapercibida por el rubio.
—¿Entonces quieres estar con Bella? —cuestiona la castaña sin que se note el nudo en su garganta que se había formado. Después procesó toda la información y se dió cuenta de que en realidad Edward consideraba a Bella como alimento.
—Por supuesto que no —niega rápidamente, antes de que la castaña se retractara de lo que había dicho—. A parte de la Tua cantante, existen los compañeros, desde el primer momento en que sus ojos se cruzan sienten una conexión inexplicable —ella se queda pensando cuando los vio a los ojos, en cómo no pudo controlar que sus ojos cambiaran.
—No solo su sangre te calma, sino también, su presencia te tranquiliza, quieres que esté bien y sientes que tienes que protegerla a toda costa —terminó de decir el rubio Hale.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —inquiere, tratando de ocultar sus nervios.
—No hemos terminado —dice el cobrizo—. Cuando encuentras a tu compañero sabes que es el amor de tu vida. La Tua cantante, solo te interesa por su sangre, pero un compañero es para amarlo por sobre todo. Es como el amor a primera vista, solo que mucho más intenso.
—Tú eres nuestra compañera —dicen al unísono. Esas cuatro palabras dejaron muda a la semidiosa.
Elizabeth intenta procesar todo lo que le habían contado. Pensaba en que había cometido muchos errores y aún así, ellos llegaban y decían que era el amor de su vida.
El nombre de Allison se cruzó por su mente. Ella era su mejor amiga y sabía que le daría un consejo, aparte de que la extrañaba mucho.
La castaña sin decir palabra se acercó a su bolso y buscó entre todas sus cosas hasta encontrar una perla verde. Una de las perlas de Persefone.
—Lo siento chicos, pero necesito pensar en todo lo que me acaban de decir —el cobrizo y el rubio asienten entre confundidos y dolidos. Sabían que no los aceptaría en pocos minutos, pero aún tenían algo de esperanza en que lo hiciera—. Campos Elíseos, Allison Argent —pisó la perla y un humo verde la envolvió, haciendo que en segundos desapareciera.
Las palabras dichas llegaron a los oídos de su mejor amigo. Donde rápidamente dirigió su mirada hacia el techo, como si pudiera ver algo.
—¿Qué sucede? —pregunta su compañera.
—Lizzie se fue —hace un viaje sombra hasta la habitación donde se encuentran los chicos, haciendo que se sorprendan por cómo apareció— ¿Qué le hicieron? —al parecer la familia Cullen se había ido para darles más privacidad, y tanto la duende como el beta habían estado tan absortos en su plática como para prestarles atención a los otros.
—Le dijimos lo que ella es para nosotros —responde Jasper con nervios ante la mirada que le da el beta.
—¿Es la compañera de ambos? —pregunta el chico y los dos vampiros asienten. Isaac suelta un suspiro—. Seguro llegaremos a casa hasta la media noche.
—¿A dónde fue? —Los dos vampiros se veían angustiados por la castaña.
—Fue con su mejor amiga —es lo único que Isaac dice para después regresar con su compañera.
Narra Lizzie
Observo todo a mi alrededor. El valle en el que estoy de los campos Elíseos es hermoso. Tan solo respirar me genera una paz inigualable.
El valle está rodeado de bellas casas, villas romanas y los que se asemejan a castillos medievales son los que más me gustan.
Camino hasta la casa donde está Allison, por lo que me dijo Hades hace unos meses, está en una de las villas romanas. Llego hasta donde vive y la encuentro con un hermoso vestido azul cielo, se ve hermosa mi mejor amiga, siento como mis ojos se cristalizan.
—¡Allison! —grito su nombre, haciendo que voltee hacia mí.
—¡Beth! —grita y corre a abrazarme, a este punto ya estoy hecha un mar de lagrimas.
—No sabes cuánta falta me haces —me separo de ella.
—Los extraño a todos, pero me gusta estar aquí —una sonrisa está plasmada en sus labios y se nota en sus ojos que dice la verdad—¿Cómo está mi papá? —hace una mueca.
—La última vez que hablamos fue cuatro meses después de tu muerte —hago una pausa—. Regresó a Beacon Hills.
—¿Por qué no regresaste? —pregunta.
—Isaac y yo no nos sentimos listos para regresar. Estuvimos cinco meses en el campamento, y ahora estamos en Forks.
—¿Y qué hacen ahí? —hago una mueca, por un momento olvidé a lo que venía.
—Mi madre me dijo que fuera a Forks un tiempo para estar con mi padre. Isaac me acompañó, ahora los dos estamos ahí.
—¿Y qué ha pasado?
—¿Recuerdas que Hades una vez dijo que existen dos clanes de vampiros vegetarianos? —asiente, mirándome —. Uno de ellos está en Forks y yo soy compañera de dos, y creo que Isaac es compañero de la hermana de ellos.
—¡Eso es genial! —exclama con una sonrisa—, digo... los vampiros son hermosos, así que tendrás a dos adonis para ti solita.
—No creo que esté bien estar con ellos, soy una mala persona, Alli —digo cabizbaja.
—No lo eres. Eres la persona más increíble y buena que pueda existir, claro, con los que se lo merecen —suelto una risita—. Y no te culpes por mi muerte, por que sé que lo haces, al igual que Isaac.
—No es solo eso lo que me hace ser una mala persona.
—Lo de esa chica fue un accidente, ni siquiera controlabas tus poderes —quise responder, pero me vi interrumpida ante el sonido de una caracola.
—Creo que es tiempo de que me vaya —siento como mis ojos se llenan de lágrimas, aunque sé que no caerá ninguna.
—Sé feliz, Beth. Acéptalos, sé que sientes algo por ellos y, no te culpes, dile a Isaac que lo quiero y espero que sea feliz —asiento mientras la abrazo.
—Lo haré, Allison. Eres la mejor amiga que pude tener. Cuando tenga oportunidad le daré un par de perlas a tu padre, si es que consigo algunas —una neblina verde me empieza a rodear.
—Acéptalos y también eres la mejor amiga —la característica sonrisa de mi mejor amiga es lo último que veo antes de ser cubierta por la neblina.
A los pocos segundos aparezco en la habitación de Edward, justo detrás de él y Jasper.
—Perdón por irme —digo con la cabeza baja. Siento como sus brazos me rodean.
—Entendemos si no estás lista para aceptarnos —Jasper asiente, dándole la razón a Edward.
—Ya tome una decisión —hago una pausa—, los acepto a los dos —unas sonrisas se forman en sus labios después de decir esas palabras—. ¿Ustedes no tienen problema en que sea compañera de ambos? —pregunto con duda.
—Déjeme decirle, señorita, que nosotros no tenemos ningún problema en estar juntos.
—¿Enserio? —ellos asienten.
—Jasper también es mi compañero Lizzie, y yo el de él, los tres somos compañeros —nunca había escuchado algo así al respecto, sin embargo, ponerme a pensar en ello es lo que menos importa en estos momentos.
—Y si son compañeros, ¿por qué no estaban juntos? —inquiero con el ceño fruncido.
—No estábamos juntos por el que dirán, pero llegaste y estás rompiendo todas nuestras reglas —yo sonrío ante lo dicho por Edward. Ellos se acercan y me abrazan.
La mano de Jasper me acaricia la cintura, y por un momento siento la intención de ambos por querer besarme, así que los aparto.
—No estamos juntos —digo con una sonrisa. Ellos se dan una mirada y después sonríen.
—¿Quieres ser nuestra novia? —sonrío aún más si eso es posible.
—Me encantaría
Esas palabras son como una invitación para acercarse a mí, esta vez sin restricciones.
Edward es el primero que me besa, dejándome completamente sin aliento. Su beso es lento. Siento como ambos disfrutamos de los labios del otro.
Cuando nos separamos, Jasper a penas si deja que respiré un poco, pues me besa también, solo que él lo hace con más intensidad, algo que seguramente me hará perder los estribos en cualquier momento.
Saludos a todos
Espero que les haya gustado el capítulo.
Jocelyn C.