—Para tener las manos atadas...eres bastante ágil, Xiao Zhan —Karian escupió con desdén y se limpió el rastro de sangre en su nariz.
Al otro lado de la habitación, yacía un jadeante Xiao Zhan con el traje hecho pedazos y el cabello desordenado, tenía el labio herido y su mejilla izquierda comenzaba a mostrar un tono púrpura.
— ¡Eres un maldito cobarde! Temes que te mate y por eso me atas las manos ¡cobarde! —Gritó Xiao Zhan con odio porque eso sentía en ese momento, mucho odio y repulsión por el ser que una vez pensó había sido su amigo.
Karian sonrió de lado con indiferencia —De todos modos, no las sentirás dentro de poco.
— ¿Cómo dices? —Xiao Zhan preguntó intrigado y rápidamente dirigió la mirada a sus manos, aún seguían perfectamente atadas pero al elevar un poco más la mirada a sus brazos notó pequeñas agujas — ¡AAhh! —Se estremeció al sentir un hormigueo en ambas extremidades. Empezó a mover sus brazos desesperadamente esperando que las agujas se desprendieran de su piel pero solo sentía como un líquido se mezclaba con la sangre en sus venas. — ¿Q-Qué es esto?
—Un paralizador, lo mismo que tienes en tus uñas —Karian contestó tranquilamente. —Solo que esta vez el efecto es más prolongado. Dentro de poco, no sentirás tu cuerpo a excepción de tu rostro. Los músculos de tu rostro son los únicos que podrás mover.
— ¿Q-Qué? —Xiao Zhan tartamudeó con temor, poco a poco empezando a doblar sus piernas, estaba perdiendo la sensación en ellas. —No, no...
Karian caminó lentamente hacia él, en su mano llevaba el jarrón con el líquido.
— ¡Aléjate! ¡No! —Xiao Zhan intentó moverse desde su posición en el suelo, pero era en vano, no podía mover ni un solo músculo, excepto los de su rostro, tal y como había dicho Karian. — ¡El ritual nunca funcionará si no es mutuo! ¿Acaso no lo entiendes? ...¡Además no eres tú el elegi-
Una bofetada.
Otra más.
Y otra.
— ¡Cállate! ¡Cierra tu maldita boca!
El rostro de Xiao Zhan ardía, no solo por las marcas visibles de la bofetada en sus mejillas sino por la rabia que sentía por Karian en ese momento.
—Voy a demostrarte que soy el elegido y el único que deberá gobernar Karnak.
Karian agarró el rostro de Xiao Zhan con una mano y apretó sus mejillas para que pudiera abrir la boca, ya que aún seguía resistiéndose. Sin más, Karian vació el líquido en la boca del alienígena, sin importarle que este empezara ahogarse.
—Ha llegado el momento.
—&—
Yibo pensó que conducir una nave podría ser sencillo, pero estaba equivocado. La nave estaba yendo a toda velocidad hacia abajo y por la pantalla, podía ver que caería justo sobre un batallón de Kamlos y Kleines luchando.
— ¿¡Cómo mierda freno esta cosa!? —Gritó desesperado intentando presionar todos los botones en frente de él.
Baja la pequeña palanca roja al lado de la pantalla y presiona el botón verde de los comandos en la derecha, se oyó la voz de Nalea y Yibo sentía que era la voz de un ángel que le estaba salvando la vida.
— ¡Gracias, Nalea!
Eso estabilizará tu vuelo, usa el timón para movilizarte, la torre se encuentra en el oeste ¿puedes verla?
Yibo hizo lo señalado por Nalea y efectivamente, pudo ganar el control de la nave, a lo lejos, pudo divisar la torre blanca.
—La veo.
Para aterrizar, vuelve a subir la palanca roja y presiona el botón azul de los comandos de la izquierda.
Hizo lo guiado hasta que finalmente aterrizó frente a la torre. No se sorprendió cuando vio salir a unos droide directo a atacarlo. Ahora mismo podía sentir tanta ira que no tardó mucho tiempo en acabar con los droides con unos cuántos ataques.
Podía sentir la presencia de Xiao Zhan cada vez más fuerte y también podía sentir su temor, su enojo y frustración.
—Espérame, Xiao Zhan, resiste — murmuró para sí, haciéndose paso dentro la torre.
Ahora solo tenía que seguir el aura de Xiao Zhan y sacarlo de ahí, no sin antes enfrentarse a Karian. Oh cuánto deseaba tenerlo frente a frente.
—&—
Karian estaba sentado de horcajadas sobre Xiao Zhan, quien no dejaba de escupirle y soltarle groserías para que se largara. Pero Karian hacía oídos sordos y de vez en vez mordía con saña los labios del alienígena para que se callara, eso funcionaba, ya que Xiao Zhan tenía el labio bastante herido.
De un zarpazo, Karian se deshizo de la tela, ya rasgada, del traje de Xiao Zhan, específicamente la que cubría su pecho y frunció el ceño.
— ¿Qué es esto? —Preguntó Karian señalando el nuevo ika que el alienígena había adquirido al tener el ritual de compatibilidad con Yibo.
Xiao Zhan sonrió de lado y alzó una ceja divertido — ¿Quieres saber?
Karian no soportaba la sonrisa burlona de Xiao Zhan y le propinó una bofetada más.
— ¡Responde!
La sonrisa de Xiao Zhan no se desvaneció en ningún momento, más aún porque podía sentir el aroma de Yibo en el lugar. Estaba ahí y estarían juntos otra vez...este sería el final de Karian.
—Es el ika del marcado. —Xiao Zhan respondió con una sonrisa y giró su rostro a un lado para escupir un poco de sangre. —Señal de haber encontrado al elegido. ¡Sorpresa! —Xiao Zhan alzó las cejas entretenido y el rostro de Karian palideció.
— ¿Q-Qué dices? ¿Cómo? ¿Quién es? —Karian empezó a soltar preguntas al azar y no esperó lo que vino después.
Casi sin haber sido visto, Yibo se abalanzó sobre Karian alejándolo tanto como sea posible del cuerpo de Xiao Zhan, ambos cuerpos rodaron en el suelo hasta que se detuvieron y Yibo comenzó a propinarle puñete tras puñete al enemigo con toda la amargura que sentía en el momento, ni siquiera se había tomado el tiempo de ver realmente quién era. Yibo no tenía la más mínima idea de que era Karian, el solo hecho de verlo sobre Xiao Zhan hizo que su cuerpo actuara automáticamente y eso se mezcló con la ira que sentía en ese instante.
—Es él. —Xiao Zhan respondió sonriente, sintiendo la energía volver a su cuerpo.
Sin embargo, Karian no era un tipo a quien subestimar y con una violenta patada hizo que Yibo trastabillara hacia atrás y este pudiera escapar de los ataques.
Yibo sacudió la cabeza y finalmente miró el rostro de su enemigo.
Karian hizo lo mismo.
Y el tiempo se detuvo.
Ambos se miraron fijamente intentando ordenar su mente y asegurarse de que esto no se tratara de alguna mala broma. A veces las coincidencias existen y esta era probablemente una de ellas.
— ¿Wen- Wen Han? —Yibo preguntó perplejo, casi olvidándose de dónde estaba y por qué estaba ahí. ¿Otra vez se encontraba en algún universo alterno? No, eso era imposible.
Karian no contestó, en su lugar, sacó un arma que Yibo reconoció como el arma japonesa Sai. Karian corrió hacia él y comenzó a atacarlo con bastante habilidad, mientras tanto Yibo comenzó a esquivar cada ataque tanto como podía. Yibo tenía buenos reflejos más ahora con la visión karniana que había adquirido.
Yibo aprovechó un momento de descuido para arrebatar uno de los Sai de Karian y lo uso como arma de defensa contra los ataques de este. Pero Karian era astuto, así que sacó un tercer sai que llevaba escondido detrás de su cinturón y le hizo un corte a Yibo en el brazo.
Yibo maldijo por lo bajo y tomó ventaja de la mala defensa de Karian para propinarle una patada en el estómago y mandarlo a volar hasta el otro lado de la habitación, dejándolo inconsciente por unos segundos.
— ¡XIAO ZHAN! —Yibo corrió hacia el alienígena quien poco a poco comenzaba a recuperar la sensación en sus extremidades. —Cielos, Xiao Zhan ¿estás bien? —Yibo tomó el rostro del alienígena en sus manos y no pudo evitar juntar sus labios con necesidad.
Xiao Zhan lo hizo con la misma carencia, pero arrugó el rostro adolorido al sentir el ligero punzón en su labio inferior.
—Todo va a estar bien, lo prometo —Yibo le susurró y Xiao Zhan asintió sintiendo nuevamente esa calidez en su pecho que tanto le hacía falta sentir, ese sentimiento de seguridad y valor que solo Yibo podía darle.
Yibo se separó rápidamente y dirigió la mirada a su enemigo, cuando lo vio moverse. Wen Han... ¡podía jurar que era él!
Karian se puso de pie y después de toser un par de veces y sacudir sus ropas, miró fijamente a Yibo una vez más. No había duda que era él, la persona que pensó jamás volvería a ver en su vida.
—Quién lo diría —Karian sonrió y alzó su mirada al techo —Mucho tiempo sin verte, Yibo —Karian bajó la mirada hacia Yibo otra vez.
Yibo apretó la mandíbula y su labio inferior comenzó a temblar. No podía ser él, no podía ser Wen Han, ¿Cómo...? ¿Por qué...? Tenía tantas preguntas rondando su mente que no sabía qué palabra articular primero.
Desde una esquina, Xiao Zhan los observaba con curiosidad.
— ¿Wen Han?—Yibo preguntó temeroso, era casi imposible todos esos año perdido. —mierda esto es una maldita broma.
—¿Wen Han? JA. El Wen Han que conociste murió tras su desaparición ¿o debería llamarle abducción? —Karian hablo con odio que se reflejaban en sus ojos —Wen Han no existe más, Yibo. Pero tú, sí. ¿Qué demonios haces aquí?
—Yo...—Yibo meneó la cabeza divertido, sin creérselo aún —...soy el elegido.
Karian estrechó la mirada y dirigió su mirada a Xiao Zhan, luego a Yibo.
— ¡Tú! Maldito —Karian corrió hacia Yibo para atacarlo, pero Yibo fue lo bastante rápido para cubrirse con el brazo — ¡Eres un maldito traidor, Yibo! ¡Un maldito traidor! —Comenzó a gritar Karian — ¡Prefieres proteger este planeta de alienígenas en lugar de tu propia raza! ¡Prometiste no enamorarte nunca de un alienígena y lo hiciste!
— ¿Qué dices? —Yibo empujó a Karian con fuerza haciendo que este trastabillara y se apoyara contra la pared de la habitación.
—Cometes un error, Yibo —Karian dijo una vez más — ¿Por qué confías en los Karnianos? ¿Eh? Ellos me llevaron lejos de mi familia, me trajeron aquí y quisieron eliminarme. Me hicieron creer que era el elegido para que me quedara en su planeta y no regresara al mío, me engañaron y ahora estás tú aquí...defendiéndolos. —Karian escupió a un lado con ira— ¿Qué clase de humano eres? Si es que te queda un poco de ello. Eres tan alienígena como todos ellos. Eres una escoria.
Yibo intentó asimilar toda la información que Wen Han...Karian estaba soltando ¿sería cierto?
Sin previo aviso, aún sumergido en sus propios pensamientos, Yibo recibió un fuerte golpe en el estómago que lo hizo rodar unos centímetros lejos en la habitación.
— ¡Yibo! —Xiao Zhan gritó colérico —Demonios...—Se quejó al no poder tener la movilidad completa en sus extremidades, aún tenía el efecto del paralizador en su cuerpo.
Karian se dirigió hacia Yibo quien se retorcía en el suelo por el fuerte golpe y lo agarró del cuello.
—Traidor —Le escupió en el rostro e inmediatamente lo tiró al suelo para asestarle un puñete en el pecho— Traidores, escorias como tú no merecen vivir, voy a matarte Yibo, morirás con mis manos.
Yibo soltó un gruñido de dolor y se encogió en el suelo una vez, se sentía muy confundido ahora y no sabía cómo reaccionar realmente. Karian aprovechó el momento para estirar su brazo y coger uno de los Sai que se encontraba cerca en el suelo. Tomó el arma por el mango, alzó su brazo y sin pensarlo dos veces dirigió el Sia al pecho de Yibo.
Sin embargo, con la poca movilidad que tenía, Xiao Zhan empujó a Karian para que no lograra su cometido — ¡Aléjate, bastardo! —Le gritó molesto y se giró a Yibo de inmediato en el suelo —Está intentando manipularte, Yibo. No lo escuches.
— ¡TU, Largo! —Karian empujó a Xiao Zhan lejos y con el sai aún en la mano, lanzó el arma en su dirección, y rápidamente penetró el brazo de Xiao Zhan.
— ¡AAH...! —Gritó el alienígena adolorido al sentir el arma profunda en su brazo. Se apoyó contra la pared y con una mano temblorosa intentó sacarse el arma enterrada en su piel.
— ¡No, Xiao Zhan! —Yibo se levantó del suelo y con más ira que la de antes, corrió hacia Karian, para atacarlo.
Pero ahora Yibo no era cualquier guerrero karniano.
Tampoco era un simple humano.
Yibo era el elegido.
Yibo agarró a Karian por el cuello y lo lanzó hacia la pared. Con la mano aún extendida elevó a Karian hasta el techo, asfixiándolo en el proceso. Los ojos de Yibo estaban tan oscuros como los de Xiao Zhan ahora, una ventisca extraña rodeaba a ambos. El poder del elegido y el marcado había despertado.
—No soy un traidor —Yibo se defendió y empezó a cerrar, lentamente, su mano en un puño. El rostro de Karian, aún suspendido a varios metros del piso, comenzaba a tornarse de color púrpura, sus pies moviéndose de un lado a otro por la desesperación que no llegara aire a sus pulmones.
Pero Yibo no dejaría que la muerte de Karian sea tan sencilla. Lo haría sufrir un poco más. Tanto como él hizo sufrir a los karniano, aún más por haberle puesto un dedo encima a Xiao Zhan.
Yibo bajó su brazo y Karian cayó fuertemente al suelo..
— ¿Qué te hace pensar que soy un traidor? No he abandonado mi raza y en el nuevo gobierno las cosas serán distintas. Xiao Zhan será el gobernante y la paz llegará al universo.
—E-Eres un iluso —Karian apenas murmuró —T-Te han engañado como a mí, me das asco.
— ¡Cállate! —Yibo extendió su mano justo sobre la cabeza de Karian y este se calló de inmediato al sentir una fuerte presión sobre su cráneo, a pesar de que Yibo no lo estuviera tocando.
—Ha llegado tu hora, Karian —Xiao Zhan habló estando de pie al lado de Yibo ahora. Al ver despertado ese poder, sus fuerzas volvieron y cualquier dolor ya no podía sentirlo. —Pagaras por todas las muertes que has ocasionado, cada ser que ha dejado esta galaxia será vengado. —Xiao Zhan hablo con odio en sus palabras.
Ambos, Xiao Zhan y Yibo, extendieron sus manos y lentamente la alzaron, Karian estaba siendo elevado contra la pared.
Karian tragó pesado, sabían que sería su fin. Su plan no había funcionado y él no era el elegido. Nunca lo había sido, había estaba tan ciego, hambriento de poder y resentimiento que era esto todo lo que se merecía.
El elegido y el marcado se tomaron de las manos y se elevaron hasta estar a la altura de Karian.
Karian no dijo ni una palabra más y solo agachó la cabeza como derrota.
Lo que el humano y el alienígena no esperaron fue la sonrisa burlona de Karian en su rostro.
—Pueden eliminarme ahora y si tanto dicen ser el elegido y el marcado, entonces podrán escapar vivos de esta torre. De lo contrario, se unirán a mi muerte.
Xiao Zhan junto los dedos de su mano izquierda y Yibo hizo lo mismo con los de su mano derecha, ambos apuntando hacia ambos lados del pecho de Karian como si de un puñal se tratara.
No lo pensaron más y al mismo tiempo atravesaron sus manos en el pecho del enemigo. Karian soltó un grito ahogado, silencioso.
La mejilla de Yibo podía rozar la de Karian y pudo sentir los músculos de su mejilla moverse ligeramente, Karian sonreía.
—F-Fue...un gusto volverte a ver, Yibo —Fueron sus últimas palabras y cerró sus ojos. Pronto, todo lo que quedó del cuerpo de Karian fueron cenizas.
Yibo y el alienígena descendieron al suelo lentamente, la repentina fuerza extraordinaria que habían sentido segundos antes parecía no estar más. Yibo cayó de rodillas al suelo y seguidamente apoyó sus manos también. Se sentía mareado y tenía ese presentimiento de que algo malo estaba por suceder.
Xiao Zhan, por otro lado, intentaba detener la hemorragia en su brazo después de haberse quitado el arma que Karian le había lanzado momentos antes.
—Tenemos que salir de aquí —Yibo dijo para sí, sintiendo el mal presentimiento con mucha más fuerza — ¡Tenemos que salir de aquí! —Dijo en voz alta esta vez y se levantó de inmediato para dirigirse a Xiao Zhan y ayudarlo con su brazo herido.
Ambos, uno avanzando con la ayuda del otro, salieron de la habitación donde se encontraban lo más rápido posible. En ese mismo instante, la puerta detrás de ellos se cerró.
— ¡Demonios! —Yibo maldijo e intentó ir a un ritmo más rápido.
— ¿Q-Qué está pasando? —Xiao Zhan preguntó un poco más pálido ahora por la cantidad de sangre que estaba perdiendo.
—Las puertas de la torre se cerrarán...y ya no podremos salir. Wen...Karian es un astuto bastardo incluso estando muerto.
—Yi...Yibo...—Xiao Zhan llamó con la voz un poco más débil —Y-Ya no siento mi brazo...
—Shh, tranquilo, saldremos de acá pronto...—Yibo se detuvo en seco y se puso de cuclillas —Sube a mi espalda.
—N-No creo que...
— ¡Xiao Zhan, hazlo!
El alienígena se mordió el labio indeciso pero finalmente envolvió su brazo sano alrededor del cuello de Yibo, este cogió sus piernas por los costados y con pasos rápidos se apresuró a la salida.
Por cada habitación que pasaban, las puertas se iban cerrando detrás de ellos. Una alarma había empezado a sonar y eso no podía significar nada bueno.
Finalmente, Yibo había llegado al gran salón de la torre y frente a él se encontraba la puerta de salida. Corrió hacia ella, sosteniendo con fuerza a un débil alienígena en su espalda, pero entonces lo peor que se pudo imaginar en ese momento sucedió.
La puerta empezó a deslizarse.
Pero él no permitiría que Karian se saliera con la suya. No los mataría a ambos, al menos uno se salvaría.
—Xiao Zhan, mi amor lo siento.
— ¿Q-Qué? —Xiao Zhan alzó la cabeza y todo ocurrió muy rápido después, apenas dándole tiempo de asimilar qué estaba pasando.
Yibo tomó al alienígena en sus brazos, corrió hacia la puerta y ya estando cerca empujó a Xiao Zhan fuera de la torre.
— ¡YIBO!
Y la puerta se cerró.