Olivia Benson ~ Acto 4 - Parte Final
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Érase una vez una chica conoció a una bestia. Pero mientras la bestia se encerraba en una torre de hastío la chica se buscó a un príncipe. ¿Su nombre? Louis.
La reina cotilla, XOXO.
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- Deberías de salir a ver la luz del sol. Además todavía son las cuatro, ¿todavía sin tu esmoquin? ¿Por qué estás en bata? ¿Y por último estás bien? - dije cuando entre en el penthouse de Chuck.
- Muy bien - dijo mirando su vaso de whisky.
- Venga ya, Chuck. Se que has visto los periódicos - me miró - Nate. Pero se que se que sabes que Blair está con el Príncipe Louis y no es fácil - dije sentándome frente a él.
- Olivia, ojalá mis problemas solo fueran los líos de Blair.
- ¿Te ha llamado Andrew? ¿Hay pruebas de que lo que dice Russell es cierto?
- Nada concreto.
- Eso es mejor que lo contrario. Porque según me ha dicho Nate, Raina quiero seguir buscando a su madre.
- Ojalá no lo hiciera.
- Chuck es su madre.
- Liv, Raina no puede hurgar en el pasado - dijo serio.
- Y tranquilo Chuck, todos sabemos que Blair acabará con Louis. Tu y ella estáis destinado para estar juntos - dije riendo y el solo me miró - Vale, ya me callo y ahora dame una copa de lo que estás bebiendo.
- Sigues vivo - dije viendo cómo Nate y Chuck hablaban.
- Lo mismo le acabo de decir yo, y ahora vamos a hablar de que vamos a hacer - dijo Nate.
- ¿Por eso estoy aquí? - dije confundida.
- Si, tu siempre das buenas ideas - dijo Nate y asenti.
- ¿Y que vamos a hacer? ¿Sobre qué va a ser? - dijo Chuck sentándose en el sofá.
- Raina tiene que saberlo y hay que enseñarle la carta - dijo Nate.
- Opino lo mismo - dije recordando lo que Nate me había dicho la noche anterior.
- ¿Habéis perdido la cabeza?
- Me has dicho lo del vídeo y he visto la carta de su madre, no puedo dejar que busque más - dijo Nate.
- Si, se pasaría buscando toda la vida para nada - dije sentándome en el sofá junto a Chuck.
- No quiero que se lo digas - dijo Chuck.
- ¿Y que hace Nate cuando le hable de su madre? - dije incrédula.
- Miente. No lo sé, piensa en algo o deja de verla - dijo Chuck levantándose del sofá.
- Chuck, sabes que esa chica me gusta. ¿Que te pasa? - dijo Nate siguiéndolo.
Ahora mismo solo sentía como mi corazón y mis ilusiones se rompían en mil pedazos. Me había dolido lo que Nate había dicho.
- No sabes tener amigos, Blair ha hecho bien en escapar - dijo Nate furioso.
- ¡Eh! No la metas a ella. Nadie entiende lo que tenemos - dijo Chuck furioso volviendo hacia nosotros.
- Si, nadie lo entiende porque no es normal. Está mejor con el francesito - dijo Nate.
- Chicos, calmaos - dije yendo hacia ellos.
- No hablas enserio - dijo Chuck.
- Y no lo hace, ya conoces a Nate - dije con una risa nerviosa.
- He visto en la reina cotilla que va a una fiesta al consulado.
- ¿Y que? Siempre va a fiestas.
- Pero la organiza su familia, va a elegir pareja - dijo Nate chocando su hombro con Chuck.
- Solo está enfadado - dije tocándole el hombro.
- ¿Que pasa Chuck? - dije cogiendo mi móvil.
- Nada, solo quería invitarte a una fiesta - contesto.
- ¿Por qué? - dije confundida mientras comía el pai de limón que acababa de hacer.
- Quiero llevar a alguien y bueno tú eres una de las únicas personas que se lleva bien conmigo ahora.
- Vale ya entiendo, en media hora bajo - dijo y colgué.
Fui corriendo a vestirme. Una vez estaba maquillada, peinada y vestida fui corriendo hacia mí cocina donde vi a Tony y Madeleine comiendo mi pai de limón.
- Eso era mío - dije cruzandome de brazos.
- Lo siento, Liv - dijo Tony.
- Yo no - dijo Madeleine riendo.
- Me lo tendréis que recompensar.
- Vale, pero ahora vete. Chuck ha llamado por el telefonillo - dijo Madeleine y asenti.
- Vale - dije y fui corriendo hacia abajo.
- Has llegado tarde - dijo Chuck cuando me vio y asentí.
- Lo se, ¿cuál es la verdadera razón por la que estoy aquí? - dije viendo que novia sus manos nervioso.
- Mira - dijo y me enseñó la caja donde estaba el anillo de compromiso.
- No me lo puedo creer - dije sorprendida.
- Pues creetelo - dijo Chuck mirándome.
- ¿Listo? - dije tocándole los hombros a Chuck.
- Si - dijo y empezó a moverse, pero Serena vino hacia nosotros.
- Chuck, ¿que haces aquí? - dijo Serena.
- Quiero ver a Blair.
- Estás borracho, tienes que marcharte. Por favor, no lo estropees - dijo Serena cogiéndole el brazo.
- Tengo que hablar con ella, es importante - dijo Chuck y empezó a avanzar.
- Serena déjalo, Chuck le va a pedir matrimonio - dije viendo cómo Chuck se iba.
- Chuck, vete a casa - dijo Blair al ver como Chuck estaba armando un escándalo.
- No me iré a casa. Dile a tu príncipe dónde está tu corazón, díselo - dijo de una forma que hizo que soltara un suspiro - Dímelo.
- Vámonos, Chuck - dije cogiendolo del brazo.
- Señor - dijo el de seguridad cogiendo a Chuck del brazo mientras me apartaba.
Les di una última mirada a todos y me fui tras Chuck.
Me había quedado con Chuck, no estaba bien y tenía miedo que hiciera una locura.
Pero entro Blair y sabía que ellos necesitaban hablar.
- Mejor voy al baño - dije dejándolos solos.
Me senté en el water y me puse a mirar el móvil.
Sentí que Blair gritaba, así que salí corriendo y vi como Chuck quería forzarla a tener algo hasta el punto de romper un cristal.
- ¡Chuck! - grite cuando vi corriendo a Blair.
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Érase una vez un país llamado Upper East Side una hermosa chica huyó de una bestia. Sus mejores amigos empezaron a retirarse. Mientras sus enemigos se unían para planear su derrota.
Al otro lado del río en una tierra muy lejana una misteriosa y joven doncella juega su baza. Y con la bestia finalmente vencida, la mayoría de lo cuentos acabarían con una princesa feliz y con la alegría de su mejor amiga. Pero en una tierra en la que los mejores castillos tienen vistas al parque es importante recordar. Que allí donde acaban los cuentos de hadas el nuestro no hace más que empezar.
La reina cotilla, XOXO.
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