Una nueva oportunidad

By silache

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Esta es una historia ficticia que abarca el noviazgo de Armando y Betty protagonistas de la Novela "Yo soy Be... More

Un voto de confianza
¡Necesito fuerzas!
Nuestro primer almuerzo oficial
Una mujer especial
"Hasta juntar los pedazos"
La importancia de los amigos
Cena en casa de Betty
¿Daniel tiene un plan?
Oportunidades, cambios
Esperanzas, decepciones.
Salidas, persecución, citas...
El tiempo no borra todo.
El dolor transforma más que el amor
"Errar es humano, reconocer requiere valor"
La mujer de mi vida
"La rivalidad entre Daniel y Armando."
La Junta
La noche esperada
"En el cielo"
Nuestro amor intacto
Dormir en tus brazos
Vestigios del pasado
Otra vez ella, otra vez el dolor.
Una decisión difícil
Planes de venganza
"Juegos peligrosos"
"La paz del verdadero amor"
Temores
Un viaje especial
En Caracas
NOCHE DE MIEDO
Situaciones y consecuencias
Amarte no es suficiente
Aviso
Después de la tormenta
Aviso
Chismes

Hablar con el corazón

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By silache


Armando estaba feliz con la respuesta que había recibido, pero aún lo molestaba no saber que había sucedido entre Rafael y ella, estaba casi seguro que se conocían, y aunque había prometido cambiar, se moría por indagarla.

_ Mi amor, antes de entrar, ¿Puedes responderme algo?._

Betty lo miró curiosa, y asintió con la cabeza, entonces Armando, preguntó con ternura:
_¿Quién era ese tipo que te tomó del brazo? ¿Tú lo conocías de antes, verdad?._

Betty exhaló pesadamente, respondiendo:
_ Nadie importante doctor._

_ ¿Pe, pero has tenido algo con él? Es que a mí me pareció que te conocía... Perdóname que sea insistente, pero realmente me gustaría entender qué fue lo que pasó allí dentro._

Betty no deseaba contarle algo tan vergonzoso, pero después de la charla que habían tenido, imaginó que era necesario compartirselo, ese tipo de situación parecía atormentarlo, y ella quería ayudarlo a confiar, por eso creyó necesario disipar toda duda de él. Sentía que la culpa tenía algo que ver con su comportamiento, y comprendía muy bien los alcances de ese sentimiento, así que asimilando que guardar silencio no lo ayudaría, se decidió por relatar aquel episodio, para no dejarle dudas.

_ Está bien doctor, le voy a contar. No es una historia que me gustaría recordar, pero entiendo que usted necesite saber._

Armando suspiró aliviado, mientras la veía tiernamente, y acariciaba su mejilla diciendo.
_ Gracias mi amor, en verdad para mí es muy importante saberlo._

Betty asintió con la cabeza, para luego de acomodar sus gafas, decir:
_ Lo sé..._

Armando besó suavemente sus labios, para luego Betty, comenzar a relatar esa historia.

_ Hace más o menos un año, yo ya había estado en éste lugar. Vine con Aura María, que me insistió en que le hiciera el favor de salir con ella y dos muchachos con quién se vería esa noche. Sandra y Mariana se habían negado a venir con ella, así que después de un ratico de dudar en acompañarla, finalmente me convenció de hacerle el favor. Para mi desgracia no fue una noche agradable, todo lo contrario, y el motivo principal fue conocer a un hombre llamado Rafael, el mismo que me tomó del brazo esta noche_

(Betty continuó relatando la historia de lo que había sucedido aquella vez, mientras Armando escuchaba atentamente, negando con la cabeza por momentos, y acariciando con ternura un mechón de su pelo.

Cuando Betty finalmente terminó el relato, Armando aún confuso, comentó:
_ ¿P, pero entonces sí sentías algo por ese señor?_

Betty negó con la cabeza, respondiendo:
_ No doctor, claro que no, ¿Cómo podría sentir algo por alguien que apenas conocía?_

_ ¿Pero entonces porqué te puso tan mal su indiferencia?_

_ Primero por la forma en que me trató, y segundo, porque tenía la ilusión de que si ese señor hablaba conmigo, y me conocía mejor, no sé, podría tal vez, ver algo más que mi apariencia...
Vea doctor, yo no soy tonta, sabía que era difícil que le atrajera como mujer, y mucho menos con las fachas que tenía en ese entonces, pero imaginé que si al menos podíamos mantener una conversación, él descubriría cosas en mí que nadie hasta el momento había podido ver. No fue el rechazo en sí lo que me dolió, sinó la idea de nunca poder conocer a alguien que me permitiera descubrirle lo que había dentro de mí, entiende? Yo sé que tal vez parezca una tontería, pero para mí fue doloroso tener esa sensación de resignación, de desesperanza..._

Armando la tomó de la barbilla, diciendo:
_ No es tonto, y entiendo que debe haber sido duro lo que sentiste por culpa de ese imbécil, pero aún así no puedo negar que me hace feliz que no haya pasado nada entre ustedes, si ese imbécil hubiese decidido conquistarte, tú y yo no estaríamos juntos._

Betty rió tímidamente, y viéndolo a los ojos, dijo:
_ Es verdad doctor, tal vez no estaríamos juntos, pero eso no quita que haya sido duro para mí._

_ Yo sé mi amor, entiendo lo que quieres decir. Esa clase de desesperanza yo también la he sentido. Cuando te perdí, pensé que nunca te recobraría, y sentí que ya nada importaba, aún así me siento feliz de que no fuese él quién descubriera al angelito que yo descubrí en ti..._

Betty sonrió tímidamente mientras se sonrojaba, respondiendo:
_ No soy un angelito, doctor..._

Armando la miró con ternura, y tomando el rostro de ella entre sus manos, dijo:
_ Sí lo eres... Tú eres mi angelito hermoso... (beso en la mejilla) mi princesita dulce... (beso en su otra mejilla) mi picarona tierna... (beso en el cuello) La mujer más divina que he conocido..._ (beso en sus labios.)
Luego atrayéndola hacia él y mirándola a los ojos dijo:
_ Eres un angel, mi angel, mi vida, mi todo..._

Betty lo miró con amor, y él la besó con dulzura, acariciando suavemente sus labios, hasta que ella los entreabrió un poquitico, pues comenzó a respirar con dificultad, dejando escapar pequeños jadeos en su boca, temblando ante sus caricias, demostrándole que en sus besos se perdía, y que sus caricias la quemaban, por eso Armando, notando su comportamiento, aprovechó el momento para adentrar suavemente su lengua, recorriendo lentamente los rincones de esa boca, que al igual que ella lo perdían, que pensaba podía disfrutar, como el más delicioso de los manjares por el resto de su vida si lo dejara, aunque perdiera el aliento, aunque dejara de respirar...

Se hacía difícil para ambos mantener la compostura, pero Armando que guardaba la ilusión de que fuese esa noche a su apartamento, se contuvo de avanzar un poco más.

_ ¿Entramos mi amor?_
Preguntó dejando a Betty con ganas de más.

Entonces ella desconcertada, respondió:
_ Cla... Claro doctor_

Entraron nuevamente a la discoteca, pero esta vez abrazados, así que cuando el cuartel y los muchachos los vieron juntos, comenzaron a dar aplausos, vitoreando con alegría, logrando que Armando y Betty los observaban con una sonrisa, e Inesita apurando el paso hacia ellos, se acercara para abrazarlos.
_ ¡Ay Betty, doctor! ¡Ya estoy muy vieja para pasar tanta angustia! ¡Nos tenían con el corazón en la boca!_

_ Tranquila Inesita, ya todo está solucionado_
Contestó Armando dándole un abrazo a medias, pues nadie lo despegaría nuevamente de su angel.

_ Ay mija perdoneme, todo fue mi culpa, ¿Cómo se me ocurre venir aquí?_
Susurró Aura María, angustiada, acercándose a Betty.

_ No se preocupe Aura María, a pesar del momento que pasamos, todo sirvió para que el doctor y yo podamos hablar con el corazón_

_ Si, también sirvió para que el bobo de Rafael, se trague su arrogancia!_

_ Eso es lo que menos me interesa, Aura María..._

_ ¡A ver señoras, señoritas y caballeros! Les pido un minutico de su atención, puesto que nuestro distinguido y bien ponderado ex presidente, quiere decirles unas palabras a todos los presentes!_
Gritó Freddy agitando los brazos en señal de silencio.

Armando entonces sin soltar a Betty, se paró a un lado del grupo, diciendo:
_ Muchas gracias Freddy... Bueno, como les dijo Freddy, necesito decir unas palabras... y es que... es que después de lo sucedido esta noche, pienso que les debo una disculpa... (respira profundo, y continúa) Lamento mi comportamiento... sé que no debería haber hecho lo que hice, pero me volví loco al ver a ese tipo poner sus manos sobre mi princesa... (Todos lo ven con ternura, y Betty agacha la cabeza) Tampoco debí seguir a mi ángel a éste lugar, no confiando en que ustedes podían cuidarla, erróneamente pensé, que no, que no podrían hacerlo solas..._

(Las del cuartel se miraban unas otras, mientras Betty toda ruborizada, levantaba la mirada para verlo con amor)

_ Y digo erróneamente, pues ustedes me demostraron lo contrario, que son mujeres fuertes, decididas, y capaces de enfrentar lo que sea juntas..._

Todas se ven, y lo ven emocionadas, pero Sandra levanta la voz un momento para interrumpir, diciendo:
_ Disculpe que lo interrumpa doctor, pero nosotras nunca dejaríamos que alguien lastimara a nuestra amiga, así que no debe preocuparse cuando salga con nosotras, pues todas siempre la cuidaremos..._

Armando y Betty se ven, y la ven con cariño, mientras Armando responde:
_ Ahora lo sé Sandra, pude verlo con mis propios ojos, ví de lo que son capaces, y es por eso que me disculpo, prometiéndoles que no volverá a suceder..._

(Todos se miran unos a otros y sonríen en aprobación.)

Por último, y más importante para mí, es disculparme con mi ángel... (Mira a Betty con amor) Perdoname mi vida, te prometo no volver a comportarme como un tonto, y juro confiar más en que sabrás cuidarte..._

Betty sonrió tímidamente, respondiendo:
_ Claro que lo perdono._

Armando entonces sonriendo con ternura, la tomó por la cintura, la pegó a su cuerpo, y luego de verla con amor, la beso suavemente, mientras todos aplaudían, celebrando el beso, haciendo que Betty se pusiera como un tomate.

Después de todo aquello, volvieron juntos a la mesa. Armando pidió una botella de whisky y jugo de mora para Betty, y mientras charlaban y reían sobre cosas triviales, comenzó una canción que ambos reconocieron.

🎶 Bésame la boca, con tu lágrima de risa, bésame la luna y tapa el sol con el pulgar, bésame despacio entre mi cuerpo y tu silueta... 🎶

Ambos se miraron por un momento, entonces Armando tendiéndole la mano preguntó:
_ ¿Bailamos mi amor?_

Betty con timidez, asintió, y tomandose de la mano se dirigieron a la pista, ante la mirada curiosa del cuartel, que los observaba con ternura al verlos salir a bailar, recordando lo que Betty les había contado sobre esa canción, y aquella noche en el Almirante Padilla.

Al llegar a la pista Armando la rodeó por la cintura, y ella apoyó suavemente las manos sobre su pecho, y mientras la canción sonaba, se miraron fijamente a los ojos, no pudiendo evitar, recordar la noche en el Almirante Padilla.

_ Te adoro con todas las fuerzas de mi alma, ¿lo sabes?_
Preguntó él, insistentemente, cómo si intentara convencerla una vez más del amor que sentía por ella, como tantas veces lo había hecho en el pasado, como aquella noche en particular, en que le había suplicado que le creyera, rogando entre lágrimas de angustia que confiara en su verdad.

Recordar todo aquello, hizo que Betty sintiera angustia, entendiendo en ese instante, cuánto lo lastimó, asintiendo con la cabeza, y con los ojos vidriosos, tratando de confirmarle que lo sabía.

🎶Besa mis campos y mis flores,
con tus gotitas de colores, besa mi río hasta su desembocadura...🎶

La canción seguía sonando, cuando Armando acercándose a su boca la besó como hubiese deseado besarla aquella noche, entonces Betty no resistiendo un segundo más la angustia, se alejó de sus labios, y recostó el rostro sobre su pecho, intentando ocultar las lágrimas que caían una tras otra, por sus mejillas.

(Esa canción le recordaba la desesperación porque creyera en él, y el dolor profundo en sus palabras, que aunque dolorosas, volvían a recorrer su mente, una y otra vez...
¿Todavía no lo entiende?
¿Todavía no lo cree?
Porque la amo Beatriz Pinzón Solano, porque me muero por darle un beso en la boca...)

Mientras la canción seguía tocando, Armando notó que le pasaba algo, entonces cuando una de las manos que sostenía su rostro, se sintió húmeda, descubrió que ella lloraba.

_ ¿Qué sucede mi amor? ¿Por qué lloras?._
Dijo tomándola de sus mejillas.

Ella negó con la cabeza, pero no pudo decir nada, así que Armando sin mediar palabra, y comprendiendo que tenía que ver con aquella noche, besó cada una de sus lágrimas, mientras decía;
_ No llores mi vida, todo va a estar bien..._

Esta respuesta, lejos de calmarla, hizo que llorara aún más, entonces intentando una vez más tranquilizarla, apoyó su rostro contra las sienes de Betty, mientras la balanceaba en sus brazos, y susurraba en su oído:
_ Ya no llores mi vida, lo que importa es el ahora, y que estamos juntos, que nada nos va a separar..._

Betty entonces con la voz entrecortada y abrazada a su cintura, respondió aún recostada sobre su pecho:
_ Lo sé, pero me duele todo el daño que le hice..._

Armando le levantó la barbilla, y viéndola a los ojos, contestó:
_ Yo me merecía eso y mucho más..._

Betty negó con la cabeza, y quiso seguir hablando, pero en medio de la pista, y sin notar los ojos conmovidos de su grupo, él la besó con devoción, estrechandola contra su cuerpo fuerte, pero acariciando su espalda suave, logrando perderla, y perderse en ese momento, besándose cómo si no quisieran soltarse, cómo si todo el mundo desapareciese ante ellos, cómo si estuviesen sólos, como si no hubiese un mañana...

Sus cuerpos temblaban, mientras con caricias acompañaban los pasos del baile, sintiendo que los latidos de sus corazones acelerados, podían oírse más alto que la música misma, así que luego de unos minutos, deseosos por estar a solas, decidieron que era tiempo de irse.

_ ¿Te parece si nos vamos ahora?._
Preguntó Armando anhelando un sí como respuesta, mientras Betty que anhelaba lo mismo que él, asintiendo tímidamente, le respondió con un pequeño movimiento de cabeza.

Se acercaron a la mesa, anunciando que se iban, pero ante las miradas llenas de suspicacia del grupo, Betty agregó que su papá la esperaba temprano, así que luego de llevar a cada una de las muchachas a su casa, fingieron cada uno irse por su lado, para luego encontrarse nuevamente en Baracoa, y dirigirse juntos, rumbo al apartamento de Armando.

(En el camino Betty sufría una nueva lucha sobre lo que anhelaba hacer, y lo que su mente le recriminaba, pues entendiendo lo que podía pasar con Armando quedándose a solas, su mente aún luchaba por impedirselo.)

Armando aparcó dentro de su edificio, descendiendo del carro para esperar que ella aparcara allí también, y cuando Betty lo hizo, abriéndole la puerta, la cogió de la mano, y la notó nerviosa.
_Mi amor, ¿Estás bien?._

Betty asintió tímidamente con la cabeza, y luego de un beso dulce, él agregó:
_ Todo va a ser como tú quieras, así que tranquila._

Betty exhaló nerviosa, se aferró a su mano, y entró en el edificio, mientras él la veía con ternura.

Ambos sentían que sus corazones latían rápidamente ante el momento que se aproximaba, habían sido demasiados días desde la última vez que habían estado sólos en un lugar tan íntimo, y ante ese hecho, se sentían como dos adolescentes a punto de entregarse por primera vez.

Llegaron al piso de Armando, y éste ya con las llaves en su mano, abrió la puerta del apartamento, sin soltar ni un segundo la pequeña cintura de Betty con su brazo izquierdo, temía que ella se escapara de allí, pues su comportamiento era de nervios, descompostura, y miedo.

_ Sigue mi amor..._
Dijo impulsandola suavemente a entrar, mientras Betty exhalaba pesadamente, y entraba con timidez, lentamente, deteniendose de inmediato, al encontrarse con un siberian husky de ojos azules mirándola fijo.

_ No te hará daño mi vida, es dócil._
Comentó él, al ver la expresión de miedo en su rostro, entonces ella alternando su mirada entre él y el bello animalito, exhaló aliviada, sonriendo con ternura, al ver que éste se acercaba a ellos, moviendo la cola cómo si estuviera feliz.

_ ¡Ay doctor, que divino es!_
Dijo con un brillo en los ojos, soltandose de él para acercarse a verlo.

Armando al ver la alegría que le causaba conocer a Galán, enternecido se acercó a presentarlos, caminando hacia el animalito, tomándola de la mano.
_ El es Galán, mi amigo más fiel..._

Galán, se acercó para lambetear su mano, entonces Armando ayudándola a agacharse, dijo:
_ Ella es Beatriz, amigo, el amor de mi vida, ¿Recuerdas que te hablé de ella?..._

Betty sonrió tímidamente, volteando a verlo con ternura, y luego de besarse dulcemente en los labios, preguntó:
_ ¿Puedo acariciarlo doctor? ¿No se pondrá bravo?_

_ No mi amor, quién podría negarse a una caricia suya?_
Betty sonrió, y comenzó a acariciarlo, mientras Armando la observaba lleno de ternura.

_ Ay doctor que bello es! Yo siempre quise tener un perrito, pero mi papá nunca me lo permitió, según él, ellos partían de éste mundo pronto, y él no quería verme sufrir._

_ Que pena que no hayas podido, mi vida, pues el amor incondicional que entregan, es uno de los mayores regalos que te da la vida._

_ Sí, estoy segura de ello, pero mi papá ha intentado toda mi vida evitar que sufriera, privandome de muchas cosas, que terminaron haciéndome más mal que bien... En cualquier caso, sus intenciones fueron buenas, no puedo recriminarle eso..._

Armando acarició su rostro, la besó, y acariciando también a Galán dijo:
_ Lo compartiré contigo si quieres, y será de los dos..._

Betty volteó a verlo con los ojos grandes, preguntando:
_ ¿De verdad?!_

Armando sonrió con ternura ante su inocencia, para luego de besar sus labios, agregar:
_ Claro que sí mi amor, me haría muy feliz..._

Betty entonces con una sonrisa de niña feliz, agregó;
_ ¡Cla, claro que quiero!_

_ Entonces es un trato... Galán desde ahora, es nuestro..._

Betty sonrió, y lo abrazó en agradecimiento, mientras Galán parecía embelesado con sus caricias.
_¡Eres divino! ¿Lo sabes? Divino! Y yo voy a cuidarte mucho, a quererte, a visitarte..._
Repetía acariciándole el rostro con dulzura, mientras Galán como entendiendo lo que ella decía, lamía sus labios, y se pegaba a su cuerpo.

Ella rió divertida ante esa muestra de cariño, entonces Armando que los observaba cada vez más enamorado de sus reacciones, dijo:
_ Acabas de enamorar a mi mejor amigo también, y el muy descarado te besa en mi cara!_

Betty rió divertida por su comentario, y siguió acariciando a Galán cómo si no quisiera soltarlo, entonces Armando que no quería perder ni un segundo más del preciado tiempo que se le había concedido, se puso de pie, y se cruzó de brazos, todo emberrinchado.
_ Bueno pues, al parecer sobro aquí..._

Betty entonces riendo divertida, y poniéndose de pie, se abrazó a su cuello, respondiendo:
_ No se ponga celoso, que yo soy sólo suya..._

Armando al oírla se derretió, así que viéndola a los ojos con amor, la tomó por la cintura, respondiendo:
_ Y yo soy sólo tuyo mí vida, sólo tuyo..._

Betty lo vió con amor, pero nerviosa al caer en cuenta lo que había dicho, entonces él no resistiéndose un segundo más a toda ella, comenzó a besarla dulcemente, acariciando suavemente sus labios con la humedad de su lengua, estrechandola hacia él con un abrazo fuerte a su cintura, perdiéndose en su boca, y llevándola a perderse por un momento a ella también.

_ ¡Necesito ir al baño doctor!_
Dijo Betty deteniendose súbitamente, agitada, y abrumada por todo lo que sentía, buscando una excusa para interrumpir el momento, pues necesitaba estar sola para aclarar su mente.

Armando entonces, intentando recuperar el aliento, asintió algo decepcionado, respondiendo:
_ Cla, claro mi amor, ven que te muestro dónde está._

La tomó por la cintura, y la acompañó hasta allí, entonces Betty entró rápidamente y se encerró con llave.

_ ¡Dios, que estoy haciendo! ¡Lo deseo sí, y demasiado, pero no puedo hacer esto, no ahora, no puedo dejarme llevar! ¡Es mejor que salga de aquí antes de cometer una locura!_

Entonces saliendo de allí, y cogiendo su cartera dijo:
_ Bueno doctor, debo irme, es tarde y mi papá me debe estar esperando._

Armando abrió los ojos como platos, y viéndola con decepción, preguntó:
_ ¿Cómo que te vas? ¡Acabamos de llegar mi amor! Al menos, al menos, déjame servirte algo, no sé, una bebida!_

La expresión en su rostro la hizo sentir mal, culpable, ella había estado de acuerdo en ir allí, también sabía a qué se exponía al estar a solas, no le había desagradado la idea, pero ahora estaba confundida.
_ Está bien doctor, pero sólo un momentico, si?_

Armando asintió, pero aún con la decepción en su rostro, respondiendo.
_ Ok, en, entonces iré a buscar el jugo de mora..._

Betty se puso seria al oírlo, preguntando con recelo:
_ ¿Cómo así doctor? ¿Usted compró jugo de mora, que sabe es mi preferido, porqué ya tenía planeado traerme? ¿Acaso le parecía demasiado fácil que viniera a su apartamento?._

Armando la vió sorprendido, confundido, respondiendo en un balbuceo:
_ Cla, claro que no mi amor, lo bebo desde que te fuiste de mi lado, pues me recordaban a tus besos, al sabor de tu boca... Yo jamás pensaría eso de ti..._

Betty agachó la cabeza angustiada, apenada, viendo los estragos del pasado resurgir a través de sus palabras, llevándola a actuar de la forma en que no deseaba, para luego de respirar profundo, verlo con tristeza, respondiendo:
_ Perdoneme doctor, yo no, no quise..._

Armando entonces acercándose con ternura a ella, la tomó por el rostro, interrumpiéndola, y contestando:
_ No te preocupes mi vida, ven..._

La llevó hacia el sofá y con ternura agregó:
_ Ponte cómoda, que voy por el jugo..._

Betty se sentó angustiada, descompuesta, indecisa con el estar allí, viendo su reloj preocupada, acomodando su cabello hacia un lado, para unos segundos después, sonreír nerviosa al verlo acercarse con un vaso de jugo, y sentarse a su lado a beber.

No podía evitar temblar ante su cercanía, y Armando que sentía quemarse al tenerla tan cerca, la recorría con la mirada insistentemente, viendo su hermosa cabellera negra, sus piernas, sus facciones, aspirando su delicioso perfume, extasiandose de toda ella.

Ella notó su mirada persistente, por eso intentando dirigir su atención hacia otra cosa, comentó:
_ Es muy bonito su apartamento doctor, me gusta mucho..._

Armando bebió un sorbo de jugo, y sin dejar de mirarla contestó con una sonrisa pícara:
_ Puedo compartirlo contigo tambien, mi amor..._

Betty sonrió nerviosa, entonces Armando acercándose a su oído le susurró;
_ Todo lo que tengo es tuyo mi vida, recuerdas que te lo heredé?_

Betty sonrió nerviosa, y cuando se iba a poner de pie, él pasó su mano por debajo de su cabello, y comenzó a besar suavemente su cuello, mientras susurraba:
_ Me muero por besarte, por besarte y no detenerme jamás..._

Betty entonces levantándose como un resorte, respondió con la voz temblorosa:
_ Yo, yo creo que, que debería irme._

Armando entonces viéndola con decepción, la tironeó suavemente de la mano hasta volver a sentarla, respondiendo:
_ Al menos déjame besarte por unos minuticos..._

Betty lo vió por un instante, y agachó su mirada, y luego de luchar con sus pensamientos, respondió:
_ Solo un minutico..._

Armando la tomó de la barbilla, y haciendo que lo viera a los ojos, comentó:
_ Uno sólo no, doctora, unos minuticos..._

Betty exhaló nerviosa, para luego asentir con la cabeza, entonces él sonriendo con alivio, se apresuró en tomar el vaso de sus manos, y dejarlo junto al de él en una mesita, atrayendola luego suavemente hacia él, para comenzar a besarla lentamente, pasando su lengua suavemente desde la comisura de sus labios, hasta recorrerlos completicos, logrando que pequeñicos jadeos, comenzaran a escaparsele a su dueña, sonriendo pícaramente al oírla, afanandose en lograr enloquecerla.

_ Te amo mi amor..._
Susurró deteniendose un momento, mientras la veía a los ojos con deseo, para luego volver a prenderse de sus labios suavemente, pero con apremio, pues no quería desperdiciar un segundo más del tiempo que se le había concedido, pues moría por saciarse de su droga, esperando que tal vez sus besos, llevaran a su novia a no querer irse, a aceptar quedarse aunque sea una sola noche, como lo había soñado durante meses, mordiendo ahora sí su labio inferior, para luego colar suavemente su lengua, para saborear su boca sin decoro, agitandose y estrechandola, para recorrer con suaves caricias, su cuello, sus omóplatos, sus costillas.

Betty sin caer en cuenta, se dejó llevar, perdida ante esa lengua cálida, que lograba hacer estragos en todito su cuerpo, llevándola aún a olvidar el tiempo, y sus decisiones pasadas, pues aún sus pensamientos parecían cambiar cuando él la besaba, pues esa maravillosa boca, sabía exactamente cómo hacerlo, como acallar las voces no sólo de su cabeza, sinó aquella que la había atormentado por tanto tiempo, esa que se sirvió de un papel para matar algo de ella, y que una y otra vez se colaban en su relación, interfiriendo muchas veces, en el avance de ésta.

_ Mi vida por besarte, por recorrer otra vez tu cuerpo..._
Susurraba Armando, ajeno a sus pensamientos, mientras la pegaba a él, deseando que sus caricias traspasaran sus ropas, pues moría por recorrer su piel, por saciarse de toda ella, por demostrarle en cuerpo y alma lo que significaba para él, como la deseaba, cómo la amaba...

Betty sintiendo una paz que hace tanto no sentía, se aferró a su cuello con sus dos manitas, y acariciando suavemente su cabello, fue despertando el deseo aún más en él, si eso fuese posible.
_ No me pidas que me aleje de ti, por favor no..._
Susurraba extasiado, haciendo a un lado su cabellera, para ahora sí saborear no sólo su cuello, sinó sus hombros, y el lóbulo de su oreja.

_ Doc, doctor..._
Balbuceaba ella con dificultad, pero Armando sin darle tregua para pensar, alternaba entre su boca, su cuello, y todo cuánto podía alcanzar con su lengua juguetona, pues suavemente hacía a un lado su camisa, con una de sus manos, descubriendo todo lo que ésta, a través de los dos botones desabotonados, le permitían saborear...

_ amo tu piel... Te deseo tanto..._
Volvía a susurrarle, revelando otra más de sus verdades, logrando sin siquiera notarlo, ganar un poquitico más de terreno en la batalla que se estaba librando dentro de la cabeza de su ángel.

(Cuando él decía ésas cosas, se sentía tan sincero, que mientras más susurraba lo que sentía, más lograba acallar las voces que a Betty la mantenían en la oscuridad de la duda, impidiendole entregarse por completo, creerle, amarlo sin miedos...)

Así fue que debilitando el muro que intentaba mantener la Betty fría, le dio paso a la Betty tierna, que moría por su don Armando, que con dulzura comenzó a acariciar suavemente su cuerpo, demostrándole una vez más, que estaba dispuesta a ir más allá por él, a creerle un poquitico más, a acompañarlo en ésta nueva locura de dejarse amar después de todo, recorriendo poco a poco sus costillas, hasta llegar despacito a su ombligo, para luego subir hasta su pecho, y palparlo, trazando con sus dedos una obra de arte si pudiera, pues todo en él era una inspiración...

Armando temblando, extasiado ante sus caricias, se fue recostando lentamente sobre el sofá, recostandola suavemente sobre él, para luego de besarla apasionadamente por un momentico, volteandola cuidadosamente, hasta quedar por encima de ella, aprisionandola sobre el sofá, sin dejar caer todo su peso, pues el objetivo era que no se le escapara, no terminar por asfixiar a ese frágil cuerpecito.

Para su sorpresa ella no intentó escapar, sinó que por el contrario, introduciendo sus manitas por debajo de sus brazos, siguió acariciando su cuerpo suavemente, recorriendo con dulzura sus omóplatos, su ancha espalda, y su cintura, embonandose a su cuerpo a la perfección, como lo había hecho en el pasado, regalándole la sensación de haber salido del purgatorio, para alcanzar el cielo.

_ Mi amor, ¿Esto es lo que creo?_
Preguntó casi sin aliento, aún sin poder creerlo, entonces al obtener sólo una sonrisa como respuesta, exhaló con gran felicidad, besándola ahora sí sin decoro, permitiéndose dejarle sentir, la erección que había intentado mantener alejada de ella, para no embarrarla.

Betty al sentirlo en su pierna, dió un pequeño respingo, removiendose sonrojada en su lugar, para luego sonreír apenada en sus labios, mordisqueando su labio inferior sensualmente, comenzando a mecerse a su ritmo, enloqueciendolo, y llevándolo a levantar lentamente su falda, para acariciar su muslo con fervor, apretándolo un poquitico, buscando acercarse finalmente a su sexo, pues el de él palpitaba enloquecido por encontrarse con ella, levantando un poquitico su pierna, para que lo abrazara con ella, permitiéndole de esta manera, rozar su paraíso...

_ Mi amor... so, soñé, tantas veces con esto..._
Susurró casi conmovido ante tal encuentro, entonces ella acariciando su rostro con dulzura, y viéndolo con amor a los ojos, respondió:
_ Yo también..._

Él la observó con amor por un instante, para luego besarla apasionadamente, mientras friccionaba su virilidad sin decoro, exhalando un gemido en su boca, desabotonando al mismo tiempo su camisa, para luego entre besos, levantarla por la cintura, y llevarla entre besos, a su cuarto...

Una vez allí, dejando la luz apagada (pues sabía que ella no lo haría de otra forma) le quitó suavemente la camisa, acariciando finalmente la piel tersa de su espalda, recorriendo su desnudes, esforzándose por no colapsar, pues volverla a sentir después de tanto tiempo, lo llenaba de sensaciones que nunca pensó volver tener.

_ Te amo tanto Beatriz..._
Susurró conmovido y casi sin aliento, viéndola a los ojos, al tiempo que ella con la respiración agitada, desabotonaba su camisa, y lo veía a los ojos, contestando:
_ Y yo a usted lo amo..._

Él se quedó embobado viendo la perfección de su cuerpo, pues aunque a ella le disgustara que él viera su desnudes, la luz de la luna bogotana que se colaba por la ventana, lograba dibujar su figura, tal como la recordaba desde la primer vez juntos, hermosa al tacto, pues habiéndola leído como a un libro escrito en braille, la había sentido como la mujer que en realidad era, la más bella.

_ Dime que estás aquí conmigo, que no es producto de mi imaginación..._
Susurró Armando, agachando la mirada para ver a los ojos de su amor. Entonces Betty, viéndolo también a los ojos con amor, dejó caer su camisa al piso, y abrazándose a su espalda desnuda, respondió:
_ Espero que sí doctor, pues si no es real, no quiero despertar..._

Armando sonrió, para luego de besar sus labios suavemente, verla otra vez a los ojos, y responder:
_ Yo tampoco, nunca..._

Luego apoyando su frente sobre la de ella, cerró los ojos por un instante, intentando grabar ese momento para siempre, terminando por abrazarla fuerte, para luego de separarse, quitarse el pantalón con urgencia, así como los zapatos, y los calcetines, aprovechando ese cortico de tiempo, para observar sus senos, cubiertos apenas por el encaje, deleitándose ante la belleza de esos montes, que demostraban ser tan perfectos a la vista, como al tacto.

Los vió con deseo, hasta que ella incómoda, levantó sus manos para cubrirlos, sin poder lograr su cometido, pues antes de hacerlo, Armando los acarició con presteza, queriéndose adueñar de ellos hasta poder saciarse, amasandolos con delicadeza, marcando los como suyos, extasiado al volver a recorrerlos...

Al instante, ella, intentó ahogar los gemidos de placer que le causaron sus manos, arqueandose levemente hacia atrás, mientras lograba apenas mantenerse en pie, haciendo que Armando al verla, la rodeara con su brazo izquierdo por la cintura, recostandola suavemente sobre la cama, continuando con sus suaves caricias, mientras ella otra vez arqueaba su espalda, y se aferraba de las sábanas entre pequeños jadeos.

Armando al ver su reacción, se decidió por ir más lejos, así que metiendo una de sus manos por detrás de su espalda, desprendió su brassier con destreza, y entre besos dulces a su cuello, poco a poco se lo fue quitando, dejando su torso completamente desnudo, quedando hipnotizado al ver su belleza.

Se había imaginado tantas veces recorriendo ese hermoso cuerpecito, que le parecía estar soñando cuando vió esos montes de ensueño, entonces sin poder resistirse un segundo más, se aferró desquiciado, a uno de sus pezones, aprisionandolo suavemente con los labios, provocando un pequeño gemido en Betty, que comenzó a removerse extasiada, mientras su novio terminaba por introducirlo completico en su boca, para saborearlo lentamente con la lengua, desfalleciendo ante el dulce néctar que desprendía, confirmando que era una de las mayores delicias que en la vida había probado.

Betty sentía desfallecer de placer, no logrando acallar los jadeos que emergían uno trás otro de su garganta, pues el movimiento de su boca, y la calidez de su lengua paseando lentamente por sus aureolas, la llevaban sin piedad hacia la locura, haciendo que él sonriera en su seno, provocándole esmerarse un poquitico más, comenzando ahora sí a succionar su pezón, mordisqueando un poquitico a la vez, escuchándola susurrar con placer:
_ Doctor, doctor..._

Entre pequeños gemidos quedos, ella lo tomó suavemente por el cabello, impulsandolo con delicadeza a continuar, pegándolo más a su seno, haciéndole sonreír, pues verla otra vez de esa manera, lo llenaba de una satisfacción indescriptible. Ahí estaba su Betty, la mujer tierna y sensual que una noche en la oscuridad lo cautivó, despertando un deseo incontrolable, que sólo ella podía satisfacer, una mezcla perfecta de ternura y pasión, amor e inocencia, todita ella, era un volcán de sensualidad...

Luego de unos cuantos minutos de un disfrute idílico de aquellos senos, fue descendiendo suavemente por su vientre, humedeciendo su piel a su paso, provocando que ella se retorciese, excitada, tomándola por las caderas, para saborear su pequeño ombliguito, mientras se arrodillaba en la cama, para comenzar a quitarle la falda.
Cuando logró desprender el botón, y bajar el cierre a un lado de su cadera, poquitico a poco fue bajandola por sus piernas, acariciandolas con fervor a su paso, pues venía a su mente el recuerdo de ser aprisionado por ellas, mientras él se movía dentro de su paraíso.

_ Ay doctor lo amo..._
Volvió a susurrar su princesa, despertandolo de su ensoñación, provocando que escalara nuevamente hacia su boca, para besarla con pasión, con apremio, mientras entrelazaban sus manos por encima de su cabeza, meciendo suavemente sus caderas, para rozar sus sexos, con apenas la ropa interior, enloquecidos de deseo, sintiendo sus partes íntimas humedecerse, preparándose para alcanzar el cielo...

_ Mi vida, no sabes lo feliz..._
Alcanzó a susurrar Armando, deteniendose un momentico, antes de ser interrumpido por el timbre de un celular...

Ambos se sobre saltaron, pero Betty nerviosa, lo quitó de encima suyo, e incorporandose a prisa sobre la cama, exclamó:
_ ¡Mi papá!_

Armando exhaló exasperado, no podía creer lo que estaba sucediendo, así que rodando los ojos, y apretando los dientes, trató de sonar calmo.
_ ¡No lo atiendas mi amor!_

Pero Betty, nerviosa, cubriéndose con las sábanas, e intentando bajarse de la cama, respondió:
_ ¿Está loco doctor? ¡Si no le contesto me mata! ¡Es capaz de salir a buscarme por todo Bogotá!_

Armando entonces, apretando los dientes con fastidio, la detuvo por la cintura, contestando:
_ Ok, mi amor, deja que vaya por tu cartera, pero lo atiendes, y te inventas alguna excusa para quedarte, si?._

Betty lo miró, nerviosa, entonces intentando calmarse, respiró profundo, y mientras Armando la veía expectante, esperando su respuesta, ella exhaló el aire retenido en el pecho, y asintió con la cabeza, provocando una sonrisa de alivio en él, que inmediatamente fue por su cartera, y regresó a prisa, encendiendo la luz a su paso.

_ Gracias doctor..._
Dijo Betty, abriéndola a prisa, pues no cesaba de sonar el celular, entonces, mientras revolvía nerviosa la cartera, y sacaba cosas de ella para encontrar el aparato, dejó expuesta la foto de Michel, provocando los celos de Armando de inmediato, que apretó los dientes al verla, pero que fingió una sonrisa cuando ella lo vió a los ojos, mientras atendía con una mano el teléfono, y con la otra, volvía a guardar sus cosas, no percatandose de nada.

_ ¿Aló papá?._
Respondió nerviosa, viendo a Armando con los ojos grandes.

_ Si papá, yo sé que se hizo un poquitico tarde, pero es que la celebración se extendió un poco, es que las muchachas...

No papá, aún no, pero déjeme que le explique...

Si, bueno...

¡Nooo, pero es que vine a casa de Sofía para dejarla a ella y a Aura María, y me invitaron un café, pensaba quedarme un ratico!

¡Por favor papá, sólo un momentico!

¡No, no exagere!

Yo sé que mañana tengo que trabajar, no es necesario que me lo recuerde!

¡¿Qué?! ¡No papá, cómo se le ocurre! No, no me avergüence!

¡Pues no, no lo voy a hacer, no dejaré que me ponga en vergüenza!

¡Ok, ya mismo salgo para allá!

¡No, no estoy intentando hacer nada, así que por favor tranquilicese!

Está bien, si, si papá, pero no meta a mi mamá en esto, que ella no tiene la culpa...

Sí, tiene razón papá, perdoneme ya salgo para allá..._

Colgó el teléfono molesta, agachando la mirada, para luego de guardar silencio por unos segundos, exhalar pesadamente, levantar la mirada, y ver a Armando a los ojos.
_ Me tengo que ir, doctor, mi papá está como loco..._

Armando exhaló pesadamente, y acercandose a su lado, se sentó en la cama, y acariciando su mejilla con ternura, respondió:
_ Lo sé mi amor, me dí cuenta..._

Betty lo vió con tristeza, y agachando la cabeza, exhaló derrotada, negando y diciendo:
_ ¡Ay doctor perdoneme, perdoneme, es que si no vuelvo ya mismo para la casa, se desquitará con mi mamá, y...!_

_ Tranquila mi amor, yo entiendo.
No me gusta, pero entiendo, y reconozco que, que debes... Irte..._

_ ¡Es que mi papá se dió cuenta que ya no estaba en Baracoa, pues no oyó la música, y cuando le dije que me encontraba con las muchachas, me pidió que les pase el teléfono! Yo..._

_ Shhh, tranquila... tranquila mi vida, no tienes que explicarme..._
Agregó Armando interrumpiéndola nuevamente, mientras la veía con amor.

Betty entonces aún angustiada, se abrazó a su cintura, y mientras escondía su rostro en su amplio pecho, contestó:
_ Gracias por comprenderme, doctor..._

Él acarició su cabello suavemente, mientras exhalaba con decepción, entonces fingiendo su mejor sonrisa, se separó de ella, y viéndola a los ojos, respondió:
_ Bueno mi amor, debemos irnos..._

Betty asintió tímidamente, y luego de besar sus labios con dulzura, se levantó de la cama, recogió su ropa, y se dirigió al baño, mientras Armando exhalaba con decepción, y decepcionado, se vestía para acompañarla.

Betty salió vestida del baño, a prisa, y mientras acomodaba su cartera, sobre su hombro, acercándose a él con una expresión de disculpa, dijo:
_ Perdoneme doctor, no quería que terminaramos la noche así._

_ Yo lo sé mi amor..._
Respondió con una sonrisa triste.

Entonces Betty viéndolo a los ojos apenada, agregó con ternura:
_ Mañana nos vemos, bueno?_
Le dió un beso dulce en los labios y se volteó hacia la puerta, pero Armando cogiendola de la mano a prisa, respondió:
_ Sola no irás a ningún lado, yo te acompaño..._

_ No doctor, no es necesario, además mi papá no puede vernos llegar juntos, y..._

_ Y nada mi amor, no te irás sóla... yo te acompañaré, me quedaré lejos para que no me vea, pero sola no irás, bueno?_

Betty lo miró con ternura y se abrazó a su cuello, diciendo:
_ ¡Gracias mi amor, gracias!_

Armando luego de suspirar, le regaló una sonrisa tierna, entonces acariciando su rostro, respondió:
_ No tienes que agradecerme, soy tu novio, jamás dejaría que te fueses sola, además, me has regalado la mejor noche que he tenido en mucho tiempo, y quiero estar un poquitico más al lado de mi princesa..._

Betty lo vió con amor, y luego de abrazarse fuertemente, se besaron dulcemente, dirigiéndose unos segundos más tarde hacia la puerta, no sin antes acariciar al perrito que se acercó hacia ellos, diciendo:
_ ¡Hasta pronto Galán! Prometo regresar prontico a verte!_

Ambos se vieron con amor, y salieron rumbo al parqueadero, para montarse a sus carros.

..................................................................................

Unos cuantos minutos después frenaron cerca de la casa de Betty, y descendiendo ambos de sus carros, se besaron apasionadamente, despidiéndose de esa maravillosa noche, así, para luego, Armando, retomar el camino a su casa, no, hasta verla entrar, alejándose luego, con mucho pesar.

...................................................................................

En el restaurante...

La historia de Laura había conmovido a Marcela como pocas cosas en la vida, sobre todo porque le recordó una situación en particular en la que había estado involucrada de manera directa. Una situación en la que no se había detenido a pensar hasta esa noche, y que gracias a Santiago, se había puesto a reflexionar minuciosamente.

El momento que ahora se paseaba en su mente, junto a la historia de Laura, era el recuerdo del día en que Armando había intentado que lo mataran. No sólo recordaba ese momento con angustia, sinó que podía caer en cuenta, que de manera inconsciente, ella lo había empujado a tomar esa decisión. Pues varias noches seguidas, viéndolo sufrir por Betty, había intentando indisponerlo más, contra la que consideraba su enemiga, tergiversando de manera malvada, la verdad de lo que en realidad había sucedido el día que Beatriz se fue de la empresa.

Ella, junto a Margarita y a Mario, lo habían atormentado con crueldad en aquellos días, empujándolo sin una pizca de remordimiento, a las manos de los hombres en el bar, pues en el momento en que más vulnerable lo habían visto, actuaron sin piedad, tratando de manipularlo para que volviera con ella.

¿Qué habría pasado si Armando hubiese logrado su cometido? Se preguntó en un mar de lágrimas. Ella siempre había culpado a Beatriz por el infierno de Armando, sin embargo ahora era conciente que ella también lo había ayudado a hundirse.

Santiago creyendo que el llanto de Marcela era por su culpa, sacándola de sus cavilaciones, dijo:
_ Perdoneme Marcela, no debí contarle. Usted aceptó cenar conmigo para tratar de salir del pozo en el que se encuentra, y en vez de ayudarla, la puse peor._

_ No es así Santiago, se equivoca. Lo que me contó en verdad es lo más triste que he escuchado en mi vida, pero también es algo que me ayudó a abrir los ojos a cosas que antes no podía ver_
Dijo con la voz entrecortada.

Santiago la miró sorprendido, y ella cubriéndose el rostro comenzó a llorar, para luego de calmarse con ayuda de Santiago, continuar diciendo:
_El orgullo, y el odio a veces nos ciegan...
Yo siempre creí ser mejor que Beatriz en todos los aspectos, pero ahora no lo veo de la misma forma, pues hablando con usted me he dado cuenta que cometí muchos errores...
Escudándome siempre en la creencia de tener razones para actuar como lo hacía, actúe de manera vergonzosa en muchas ocasiones.
Ahora veo que con mis acciones hice mucho daño, y hasta pude destruir de manera irreversible a quién más amo._

Santiago agachó la cabeza apenado, y luego de exhalar pesadamente, la miró a los ojos, respondiendo:
_ Eso es lo que entendí después de la partida de Laura, que todos hemos hecho cosas de las que debemos arrepentirnos. Yo provoqué de manera inconsciente, lo que le sucedió a Laura, y cuando ese desgraciado se aprovechó de ella la culpé.

Creí ser superior a ella por su forma de actuar, cuando en realidad fui el peor de los dos en comportamiento. Teniendo que pagar un alto precio por mi ceguera, y por el hecho de considerar que hay cosas que no merecen perdón.
Usted está a tiempo de hacer las cosas mejor que yo, debe perdonar y aceptar que todos los seres humanos nos equivocamos, y que a pesar de ello, merecemos ser felices._

Marcela se cubrió el rostro con las manos y comenzó a llorar, entonces Santiago sin saber como actuar, sólo se acercó y le cogió la mano. Deseaba abrazarla pero no quería incomodarla, pues desde las mesas vecinas, no dejaban de observarlos disimuladamente. Pero Marcela que necesitaba más que nunca de un abrazo, olvidando lo que sucedía a su alrededor, recostó la cabeza sobre su pecho y Santiago sin más reparo la abrazó hasta que se fue calmando.

Luego más tranquila y secándose las lágrimas, dijo:
_ Q, que pena con usted, ponerme así en un lugar público, p, pero es que no pude soportar más, tanta angustia. Le agradezco de corazón, que me haya contado su historia, pues imagino que no debió haber sido fácil, contarme algo tan duro e íntimo, sobre todo con la paciencia que tuvo que hacerlo._

_ En realidad no fue tan difícil hablarlo con usted, pues cómo le he dicho antes, usted me genera confianza, y lo de su reacción en público no tiene que disculparse, a mí no me importa lo que esta gente piense, y a ellos no debería importarles lo que sucede en ésta mesa._

_ Tiene razón Santiago, no debería, pero bueno... Igualmente le agradezco mucho que me haya contado, pues me ha ayudado de muchas maneras su confesión..._

Santiago sonrió con satisfacción, y viéndola a los ojos contestó:
_ Pues no sabe lo feliz que me hace haberle sido útil, usted me importa mucho, y no hay nada que me haga más feliz que verla un poquito mejor._

Marcela se removió con su comentario, pero le agradó más de lo que deseaba reconocer, asi que intentando mantener la compostura, sonrió tímidamente, y prefirió no responder nada.

_ Perdoneme si la incomodo, pero es que mañana regreso a Miami por un largo tiempo, tal vez no tenga otra oportunidad de volver a verla, y por eso necesito ser sincero con usted. Necesito que sepa, que aunque recién la conozco, lo que siento por usted, hace mucho tiempo no lo sentía, y que para lo que usted necesite, yo estaré más que dispuesto..._

Marcela no se sintió mal ante sus palabras, pero no podía ofrecerle más, pues aunque era ridículo seguir atada a una relación que sólo la había lastimado, el amor que sentía por Armando seguía latente. Así que con los ojos vidriosos, lo único que pudo hacer, fue agradecerle.

_ Gracias por sus palabras, por insistir en conocerme, pues aunque no lo esperaba, me doy cuenta de que necesitaba esto, que de alguna manera, alguien desde el cielo lo envió a mí, aunque la verdad es que no puedo ofrecerle nada.
Lo que siento por Armando todavía está muy presente, y no sé si alguna vez se vaya... Aún así, no puedo negar que usted me hace sentir muy bien, y que me gustó mucho conocerlo._

Santiago asintió con una mirada triste.
_ Entiendo, pero aún así, me gustaría que se quedara un rato más aquí, que dejemos atrás todo lo que hablamos, y que por el resto que nos queda de ésta noche, me deje demostrarle que también puedo hacerla sonreír._

Marcela sonrió al oírlo, y sintiendo que se lo debía, respondió que sí. Así que cenaron bien por el resto de la noche, dejando atrás lo charlado, mientras hablaban de muchisimas cosas triviales, riendo y complementandose muy bien.

Continuará...

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Gracias por leer! ❤️

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