¿Escuchas Girl in Red? | PRON...

By Ash-Quintana

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Las cosas comienzan a complicarse para Andy cuando descubre que siente algo más que una simple amistad por su... More

1. Ahora soy tu novia
2. Hay que pegarle
3. Los amigos no te cuernean
4. Quedé como estúpida
5. Jade con J de "Joder, qué pesado"
6. Me sacan del armario
7. Tengo un gay panic
8. Una pelea (finalmente)
9. LA BESÉ
10. Reforzamos la amistad
12. He dicho algo malo
13. Ahora ella es mi novia
14. ¿Qué somos?
15. No salió como esperaba
16. Expongo a Charlie y Jade me expone a mí
17. La novia de Noah (no soy yo)
18. La estampo contra la pared (padre nuestro que estás en el cielo)
19. Mamá, papá, soy gay
20. La hice llorar (verga)
21. Ahuevo chismesito
22. Alana esconde algo
23. Ay, atrapadaaaa
24. ¿Noah?
25. Jade me es infiel
26. Se me junta el ganado
27. Reunión en la ducha
28. Sexo telefónico
29. No puede ser
30. Hay destinos más ricos que otros
31. Chica promiscua ¿Me estás coqueteando?
32. F
33. ¿Lo que pasa en el ascensor se queda en el ascensor?
34. Lo lograron. Finalmente la rompieron
35. Hoy es noche de...
36. El no novio de Jade
37. Caballo homosexual de las montañas
38. Charlie me acorrala
39. Un último baile
40. Epílogo
Ash llorando
Extra 1: Que me bese la cumpleañera
¡Segundo libro!
¡Libro en físico!

11. ¿Charlie escucha Girl in Red?

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By Ash-Quintana


No pude evitar preocuparme por Charlie cuando Noah dijo que estaba borracha. 

Ya la había visto así antes y sabía que perdía la cabeza después de dos tragos.

Pero Noah me obligó a esperarla en el departamento, por alguna razón.

—No va a subir si te ve —me dijo mientras se echaba encima su suéter de nuevo.

—¿Por qué? —pregunté y la seguí hasta la puerta.

Noah no respondió. Me cerró la puerta en la cara y me dejó sola. No me quedó otra que esperar.

Comencé a andar por la sala de estar sin rumbo y me atrapé caminando alrededor del sofá. Fui hasta el balcón, abrí la ventana e intenté asomarme por la barandilla, pero no vi a ninguna de las dos.

Sólo pasaban autos y autobuses con sus carteles encendidos para que se pudieran leer en la noche.

Cuando volví a oír pasos en el pasillo y el tintineo de las llaves, ya me encontraba junto a la puerta de nuevo, esperando.

La primera en entrar fue Charlie, quien casi tuvo un infarto al verme. Quedó congelada en la entrada y abrió los ojos con terror. La máscara de pestañas se escurría hasta sus pómulos, salvo por una línea negra que consiguió atravesar toda su mejilla.

—¡Santa mierda, métete! —Se quejó Noah antes de empujarla.

Charlie entró torpemente, se apoyó en el mueble de la entrada y siguió andando hasta la sala de estar. Noah resopló y cerró la puerta con llave.

—¿Estás bien? —le pregunté cuando la vi apoyar la espalda contra la puerta.

Noah estaba despeinada. Tenía parte del rostro enrojecido y el suéter mal acomodado como si se lo hubieran tironeado.

Cerró los ojos y suspiró.

—Intenta cargar con una borracha hasta aquí —dijo y la señaló.

Eché un vistazo hacia la sala de estar, donde estaba Charlie. Ella abrió la puerta de la heladera y asomó la cabeza para rebuscar entre las bolsas de verduras.

Llevaba el mismo vestido blanco de hace una hora, pero se había colocado con prisa un pantalón debajo y una chaqueta de cuero encima. De alguna manera había conseguido sostener parte de su cabello en un moño flojo con dos palillos.

—Charlie —la llamé—. ¿De dónde has sacado alcohol?

Ella se irguió, tal vez demasiado rápido, y se aferró a la puerta de la heladera con una mano mientras sostenía un refresco con la otra. Una sonrisa de lado se le fue formando.

—Hola, Andrea, buenos días.

Cerró la puerta de la heladera y se apoyó en ella. Me dio la sensación de que intentaba parecer menos borracha de lo que estaba.

—Se ha parado a comprar una botella en el súper —dijo Noah detrás de mi—. Vete tú a saber dónde la dejó.

Miré de una chica a la otra.

—¿Qué ha pasado?

Esa pregunta pareció encender un interruptor en Charlotte, porque casi de inmediato comenzó a hablar.

—¿Sabes qué hizo mi madre cuando llegamos a la casa? —Me alzó las cejas como si pretendiera que le respondiera, pero no aguardó a que lo hiciera—. ¡Fue al ático!

Se despegó de la heladera y comenzó a andar por la casa con el refresco en la mano. Noah se paró a mi lado para examinarla de brazos cruzados, como si estuviera pensando en qué iba a hacer con Charlie.

—¡No la he visto ir al ático nunca! ¿Y de la nada hoy se le antojó? —se quejó confundida.

Ese comentario pareció hacerle gracia a Noah, porque comenzó a sonreír.

—A lo mejor tu mamá no es tan tonta.

Charlie se derrumbó en el sofá y escondió el rostro entre sus manos. Me pareció oírla soltar un quejido, del tipo que emitía cuando le bajaban medio punto en un examen.

—Se volvió loca. Me dijo: "no pienso dejarte ir a ese festival" y yo le he dicho "nadie te preguntó"—Rio entre dientes—. Tuve que correr por mi vida. —Suspiró y se enderezó. Cuando apoyó el brazo en el respaldo para vernos con comodidad ya estaba sonriendo de vuelta—. Bueno, como sea —dijo con la energía renovada—. ¿Ustedes qué hacían? ¿Qué interrumpí?

Miré a Noah, completamente en blanco, pero afortunadamente ella pudo responder sin titubear.

—¿Qué te importa?

Gran respuesta. Para nada sospechosa.

Pero Charlie no parecía estar lo suficientemente sobria como para imaginarse nada y se limitó a levantar su refresco del suelo para seguir bebiendo.

—Bueno, no importa ¿Saben qué encontré hoy? Una cuenta de twitter que sube fotos de vacas. —comenzó a contarnos mientras nos enseñaba la pantalla de su teléfono. Yo quería preguntarle cómo estaba, pero el tema de conversación captó mi interés—. Ayer publicó una vaquita con patas cortas.

—A ver.

Me senté a su lado en el sofá y me incliné más cerca de ella para ver a la vaca. Noah dijo algo sobre ir a bañarse y Charlie me entregó su teléfono mientras encendía el televisor. Me pareció oír la puerta del baño cerrarse y casi de inmediato Charlie me arrebató el aparato de la mano.

Levanté la cabeza confundida y me encontré con su rostro completamente serio.

—¿Crees que soy estúpida? —me preguntó.

Qué.

—¿Qué?

—¿Crees que soy estúpida? —repitió— ¿Que no me doy cuenta de lo que hay entre ustedes dos?

Ah.

AH.

NO PUEDE SER.

Me incliné hacia atrás en un intento por alejarme de ella. Mi codo chocó con el apoya brazos del sofá.

—¿Y qué hay entre nosotras dos? A ver —la desafié.

—Lesbianismo, crimen, puterío. —Subió las rodillas al sofá y se inclinó sobre mí. Los lápices de su moño cayeron sobre los almohadones—. Al menos sean creíbles cuando me mientan en la cara. Es una falta de respeto hacia mi intelecto.

—¿Qué intelecto? —me mofé— ¿No habías desaprobado tu examen?

Charlie jadeó indignada e intentó arremeter contra mí. Solté una carcajada y la sostuve por las muñecas. Me gané una mirada cargada de desprecio que me hizo sonreír aún más.

—¡Y te burlas!

—¿Y a ti qué te importa lo que hago o no hago con Noah? —Enarqué una ceja a la espera de una respuesta.

—Pues claro que me importa —respondió, como si fuera obvio. No dejó de forcejear en ningún momento.

—¿Por qué? —Tironeé de su muñeca para molestarla—. ¿Celosa? ¿Quieres que te invitemos?

Alcancé a ver sus ojos abriéndose de la sorpresa antes de que me empujara fuera del sofá. Caí al suelo y me golpeé la espalda. Ella asomó la cabeza desde su sitio en el asiento y me miró. Su cabello cayó sobre mi rostro, pero no llegó a tocarme.

—Auch —me quejé.

Abrí un ojo para verla e hice una mueca de dolor.

—Qué suerte tienes tú de poder decir esas cosas con tanta libertad —dijo. Intenté enfocar mi mirada en su rostro. Se veía... ¿dolida?—. ¿Tienes idea de lo que harían mis padres si yo hiciera esas cosas?

Me senté en el suelo despacio y alcé la cabeza para seguir mirándola. En esa posición podía ver que Charlie se había arrodillado sobre el cojín.

—Nadie le va a decir a tus padres que te besuqueas con tus amigas —le respondí más en broma, para aliviar el ambiente.

—No es gracioso.

Le arrugué la frente sin comprender por qué se había puesto de mal humor, pero ella apartó el rostro y se echó en el sofá para acostarse, de espaldas a mí. La vi tantear en el respaldo hasta dar con la manta que colgaba de él y tironear para taparse.

—¿Dije algo malo? —pregunté.

Ella resopló, pero no se volvió verme.

—Manchaste mi honor y ahora tendrás que pagarme. Tocarás conmigo en el festival. —Subió la manta hasta sus hombros—. Si me disculpas, ya me ha dado sueño.

Iba a ser un desastre, pero no me asustaba. ¿Quién iba a juzgarnos? ¿La niña de primer año que tocaba el violín en el receso?

Me quedé pensando en lo que ella dijo sobre sus padres no aceptando el que ella hiciera "esas cosas".

Soy tonta, pero no tanto. ¿De acuerdo?

Sé que hablaba de sus padres siendo súper homofóbicos. Hasta yo me había dado cuenta de cómo eran hace tiempo. Pero de lo que no estaba segura era de si eso le molestaba a Charlie porque nosotras éramos sus amigas, o por algo más.

Pregúntale, dijo la voz de mi cabeza.

Ya qué.

—Charlie —la llamé.

Sentada en el suelo, apoyé el mentón en el respaldo del sofá para verla, aunque ella estuviera de cara al respaldo.

—¿Qué? —respondió con cansancio.

—¿Te gustan las chicas? —silencio. Ella no se movió—. Ya que hoy nos estamos sincerando todas...¿Charlie?

No obtuve respuesta. Ella estaba durmiendo, o, al menos, eso pretendía.

🌸🌸🌸

Al día siguiente la resaca de Charlie la mantuvo de muy mal humor toda la tarde.

En la mañana dormimos y no nos levantamos hasta después del mediodía para desayunar con la madre de Noah y luego ir al instituto.

Uno diría que los sábados no serían días tan saturados, pero el centro estaba igual de abarrotado, el sol relucía en el cielo, listo para calcinarnos, y la gente se atropellaba con casi tanta pasión como en los días de semana.

—¿Y si me traes un ventilador? —pidió uno de los chicos en la entrada.

Habíamos movido unas mesas junto a la puerta para vender las entradas del festival, pero tuvimos que dejar todas las ventanas abiertas para no sofocarnos.

Me acerqué a él para ofrecerle mi botella de agua justo cuando Charlie salía del instituto.

Se veía ligeramente mejor que anoche. Su cara estaba lavada pero donde antes había máscara de pestañas corrida ahora habitaban unas ojeras. Su cabello estaba bien recogido en una cola de caballo y en una de sus manos sostenía su teléfono celular abierto en la app de notas. Por sobre su hombro podía ver el estuche de su guitarra colgando de su espalda.

La camiseta de tirantes que Noah le había prestado le quedaba pequeña y se le levantaba todo el tiempo, pero luego de un par de intentos por bajarla se había resignado a dejarla así y pretender que era intencional.

—¿Por qué ha parado la música? —nos preguntó.

Me miré con los chicos de la entrada y los tres nos alzamos de hombros. Sabía que Charlie me lo estaba preguntando a mí en específico, pero no tenía idea. Llevaba los últimos diez minutos vendiendo entradas con ellos.

Charlie se llevó una mano a la frente como si estuviera a punto de desmayarse.

—Siento que voy a morir —dijo. No estaba segura si lo decía por la resaca o por el estrés. Probablemente por ambas—. Iré a ver qué pasa.

—No, no. Voy yo. Tu quédate y descansa —dije con un poco de pena.

Me acerqué a ella para darle una palmada en la cabeza.

—Pues vamos las dos.

Entré con ella al instituto. Las voces y los gritos resonaban por los pasillos y hacían eco. Había gente paseándose por los alrededores: estudiantes que le enseñaban a sus padres sus salones, profesores que asistían sólo para comprar una hamburguesa, adultos mirando los trabajos de arte y muchos adolescentes que se agrupaban o corrían de un lado a otro.

Alcé la cabeza para ver las decoraciones del techo: hojitas en tonos otoñales y guirnaldas.

Charlie me tomó del brazo para asegurarse de que no tropezara con nadie y me arrastró hasta el patio, donde los puestos de comida y un escenario improvisado se alzaban.

Carraspeé.

—Oye, sobre la conversación de anoche...

—¡Ajá!

Señaló el puesto del DJ junto al escenario, vacío, y se echó una carrera. Esquivamos a mucha gente para no tropezar y casi pisé el emparedado de alguien en el suelo. Detrás de la mesa no había nadie. La computadora estaba apagada y los parlantes no emitían sonido. Ella se acercó para encenderla, pero la pantalla de inicio nos solicitó una contraseña.

—Puta mierda —se quejó.

—Eh, cuida tu boca —se quejó un profesor que andaba cerca.

Le di un codazo a Charlie para que me prestara atención y le señalé la galería del ala Este.

—Tú ve a buscarlo por allá y yo iré por el otro lado —le sugerí—. Y nos vemos aquí en cinco minutos.

Charlie aceptó y yo me puse en camino. Volví a entrar al instituto y comencé a buscar aula por aula. Cuando reconocía un rostro me acercaba para preguntar si había visto al encargado de la música, pero cada uno tenía algo diferente para decir.

La estructura del colegio no era tan confusa, pero se trataba de un edificio históricos al que le fueron metiendo cosas a lo largo de las décadas, así que era bastante común encontrarse con pasillos angostos que no servían para nada o cuartos extraños que nadie nunca abría.

Bajé al sub suelo para buscar en la cafetería. No lo vi, pero a quienes si me encontré fueron a mi padre y a Noah. Los dos estaban teniendo una charla animada junto a la fila para comprar mientras miraban el cartel del menú.

—...Por eso hay alimentos que llevan gluten aunque no lo necesitan —oí a Noah explicarle cuando llegué junto a ellos.

—Como el queso —me metí.

Los dos se giraron para verme. Papá me sonrió y me revolvió el cabello como saludo. Pequeñas arrugas que pude ver incluso a través de sus lentes se formaron junto a sus ojos.

—¡Te estábamos buscando!

Estiré el cuello en busca de mamá, con la idea de que tal vez estuviera en la fila para comprar.

—¿Dónde está mamá?

—Ya casi sale del trabajo —respondió papá—. Dijo que me adelantara.

Hice cuentas y lo miré extrañada.

—Pero si tuvo que haber salido hace una hora —dije. Busqué a Noah con la mirada, como si ella pudiera darme una respuesta—. ¿Por qué está haciendo tantas horas extra?

—Bueno...

—¿Se han peleado?

—¡No, no! Santo cielo —Papá me miró alarmado—. Sólo han sido días complicados en la oficina.

Miré con recelo a Noah.

—¿Tu mamá también hace horas extras?

Ella se alzó de hombros.

—Muchas —dijo—. Han echado a la mitad del grupo y ahora tiene que trabajar por dos.

Papá abrió la boca como si quisiera decir algo al respecto, pero volvió a cerrarla y suspiró.

—Básicamente, sí. Cosas de adultos.

—¿Y si no hacen las horas extras las van a echar?

—Quizá —dijo Noah.

—No —respondió papá y le dedicó una mirada severa—. Sólo hay que esperar a que la empresa se recupere. Entonces volverán a contratar a más gente.

Las dos lo miramos con desconfianza. Valoraba el intento de papá por tranquilizarnos, pero las dos sabíamos que dicho era más fácil que hecho.

—¿Qué pasa si la echan?

Recordé a mamá en la azotea del edificio, esa vez que pasé a buscarla. Estaba fumando y quería llorar. Y la madre de Noah también estaba ahí.

—Estoy segura de que va a conseguir otro trabajo súper rápido. —Noah pasó un brazo por sobre mis hombros y comenzó a llevarme fuera de la cafetería. Cuando cruzamos la puerta, se inclinó hacia mí y susurró:—. No lo atosigues.

—No sé qué significa esa palabra. Y estoy preocupada. —respondí, pero la dejé arrastrarme hasta la planta baja.

Sabía que papá tenía su propio empleo y sabía que también teníamos ahorros, pero la idea de pasar por ese estrés ya me estaba preocupando por adelantado. Y ni hablar de lo cansada que debía de estar mamá.

Dejamos de caminar cuando estuvimos lo suficientemente lejos de la entrada a la cafetería y me tomé un segundo en silencio antes de hablar. Noah me miró como si supiera exactamente lo que estaba pensando y me sonrió apenas.

—Aún no ha pasado nada —dijo.

—Aún.

Ella se estiró y me dio un beso.

Retrocedí y la miré sorprendida.

—¿Estás loca? —Miré a mi alrededor para asegurarme de que nadie nos hubiera visto y me tapé la boca. Sentí el rostro caliente—. Nos van a ver.

Eso no la afectó en lo más mínimo.

—¿Quieres más? —preguntó.

Andy, no.

Andy, sí.

No me tomé mucho tiempo para debatir. Tomé su mano un momento después y tironeé de ella para buscar algún pasillo menos transitado. La oí reír detrás de mí y me contagié.

Uno de los pasillos que daban a la biblioteca era tan angosto que casi nadie lo usaba. Estaba entre las escaleras del primer piso y la cocina de los porteros.

Tiré de su brazo con brusquedad para empujarla hacia la pared y choqué con alguien que ya estaba allí con su pareja.

—Lo siento, yo...

Miré por sobre mi hombro y reconocí al chico con el que choqué casi de inmediato. Era el ex novio de Charlie.

No llegué a reconocer a la chica con la que estaba, pero tampoco quise detenerme a corroborarlo. Empujé a Noah con prisa fuera del pasillo y las dos nos recargamos contra la pared perpendicular. Ella intentó asomarse de nuevo, pero tironeé de su camiseta para traerla de vuelta.

—¿Ese no era...?

—Sí, sí era —la interrumpí. Las dos nos miramos sin poder creerlo—. Charlie no puede verlo —le dije.

—¿Qué cosa no puedo ver?

La aludida se acercó a nosotras masticando un burrito y nos sonrió. Dimos un respingo del susto que a ella le pareció divertir.

—Estoy comenzando a sentir celos de que siempre me excluyan —bromeó y se encaminó hacia el pasillo angosto por el que acabábamos de salir.

—¿A quién estaban espiando?

—¡No!

Noah y yo intentamos ponernos frente a ella, pero fue en vano. Charlie alcanzó a ver quiénes estaban dentro antes de que pudiéramos hacer nada.

La vimos detenerse en la entrada del pasillo y separar los labios con sorpresa, con la vista fija en el interior, donde yo acababa de chocarme con su ex.

—No puede ser —dijo—. ¿Está con Alana?

🌸🌸🌸

Holaaa.

¿Cómo andan?¿Cómo los trató la semana? ¿Qué estuvieron haciendo?

Yo ando súper feliz. Estoy como esas vaquitas sentadas con flores aaaa pero no puedo decir nada así que ando en modo vaquita incognita (actualización: creo que ese día me habían contactado de wattpad studios o algo así jaja. Si van al carril de "Exitos de wattpad studio" van a encontrar mi historia "romeo, marco y julieta).

Les escribo esto mientras termino de preparar la cena, aunque probablemente luego de cenar venga a dar una última corrección antes de publicar el cap (si llego).

Ash del futuro: si llegué :)

Me dio miedo no haberme dado a entender bien en el final porque a veces me expreso muy mal, así que, sólo para estar segura ¿Se entendió que ALANA Y EL EX NOVIO DE CHARLIE SE ANDABAN BESUQUEANDO EN EL PASILLO?

AAAAAAAA

Ahora sí, anuncios parroquiales:

Tengo abiertas comisiones de mis ilustraciones en instagram, por si quieren pasar a chusmear. También hago portadas (la de esta historia y ella sabe que la odio las dibujé yo). Las compartidas también se agradecen *inserte emoji de carita linda que no puedo hacer porque estoy desde la compu*

Ash del futuro: 🥺

También les dejo unas viñetas del capítulo de la semana pasada porque me encantó esta escena JAAJJ

¿Ustedes creen que Charlie escucha girl in red?

Creo que ya no tengo nada más para decir. Que tengan una bonita semana. Los quiero mucho. Bai *inserte corazón*


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