¿Podemos decir que nos amamos el uno al otro?
¿Podemos actuar como si no hubiera nadie?
Si escucho mi nombre, iré corriendo hacia ti.
—Power - Isak Danielson.
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Sus manos me toman de la cintura con cuidado, y me ayudan a impulsarme hacia abajo y hacia arriba. Mis manos me tiemblan por la oleada de placer que tengo.
Una de sus manos sueltan mi cintura y se van a mi cabello, quita un mechón de mi cara y lo coloca detrás de mi oreja, con mucho cuidado.
Y me mira, me mira con demasiada atención.
Se levanta de la cama y queda justo frente a mí mientras yo lo sigo montando, las piernas comienzan a dolerme un poco, mientras su mano en mi cintura me recorre la espalda hasta llegarme al cuello.
Me besa.
No puedo mantener el ritmo del beso, suelto gemidos en su boca mientras estoy por tener un orgasmo. Estoy a punto de llorar de placer cuando me habla creo que en alemán, no tengo idea pero dado a que sólo habla dos idiomas más, sé que no es francés.
—Ich hab’ lieb dich. —apenas y me río sobre sus labios, él sonríe mientras me ve.
—No sé alemán. —susurro, él sonríe y asiente.
—Lo sé. —me dice. Llevo mis brazos a sus hombros y me sostengo de él, cierro mis ojos cuando llego al orgasmo. Él llega poco después. Me acuesto en la cama rendido, mientras él se acuesta a mí lado y saca un cigarro.
—¿Fumas? —murmuro, él asiente mientras le da una calada al cigarro.
—Sólo a veces. —dice, tomando asiento en la cama, a mi lado. —¿Te molesta? —frunzo el ceño.
—No mucho. —él asiente.—¿Qué significa lo que dijiste? —él me mira.
—Tendrías que preguntarle a un nativo. —frunzo el ceño. —La traducción literal es rara.
—Tu viviste allá y hablas alemán, dime. —él niega.—¿Cómo le pregunto a alguien qué me dijiste si ya lo olvidé? —él se ríe.
—Ich hab’ dich lieb. —trato de repetirlo pero no me sale.
—¿Por qué no sólo me dices?—digo, riendo de mi terrible pronunciación, él niega, mientras se come algo de fruta del carrito de servicio.
—Creo que hay un par de alemanes en la recepción. —me dice, lo miro de mala gana mientras se acerca para besarme, acepto con gusto mientras subo mis manos a su cuello y lo atraigo más hacia mí. Las manos me tiemblan.
Dios, Louis me gusta demasiado y él simplemente es él.
Me molesta mucho.
Pero aún así, me gusta estar con él, incluso si es sólo aquí. En una cama de hotel.
Su boca me sabe demasiado a cigarro y a fresas, es un amargo y un dulce bastante bien combinados.
—El tipo que trabaja contigo me debe envidiar bastante. —dice cuando se aleja, frunzo el ceño.
—¿Por qué? —digo, mientras me enrollo en una sábana, él levanta los hombros.
—Porque estás en la cama, conmigo. —niego.
—¿Eso qué tiene?
—Que se le nota que le gustas. —cierro los ojos. —¿No te ha dicho?
—Sí. —digo, él me mira.
—¿Sí?
—Mhm. —asiento.
—¿Es tu novio?
—No. —él asiente. —Hace tiempo que me dijo. Pero no pasó nada.
—Bien. —dice, le da otra calada al cigarro mientras yo lo miro.—Digo, está raro ¿no te gusta?
—No. —murmuro, él asiente. —Él no me gusta.
—¿Te gusta alguien? —levanto las cejas.
—¿Mucho interés en mí de repente? —él se ríe.
—Estoy tratando de hablar contigo y me atacas.—me río.
—No te hice nada.
—Yo me sentí atacado. —me río.
—Me gusta alguien. —murmuro, él asiente.
—¿Quién es? —me dice, yo niego.
—No abuses. —él se ríe.
—Lo siento. —dice, apagando el cigarro en el platito. —A mí me gusta alguien también. —dice, los nervios comienzan a correr como locos en círculos.
—Creo que es obvio, tienes novia. —él niega.
—Blair no me gusta. —me dice. —Ya te lo había dicho.
—Sí, lo sé. —digo. —¿Entonces quién te gusta?
—Alguien. —me dice. —¿Quieres ir a los bolos?
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Llegamos a los bolos diez minutos después. Nos pusimos los zapatos y enseguida nos fuimos a jugar.
Hace años que no juego bolos, pero de todas formas no soy nada bueno.
—Bien, tú vas primero. —me dice Louis, levanto las cejas mientras él me ve desde la mesa. Me acerco a tomar una bola.
—Hace años que no juego. —digo, él me sigue mirando.
—Debes ser mejor que yo, créeme, soy un asco. —me río, acomodándome para tirar la bola y cuando la tiro, sólo la veo rodando hasta caer en el centro y derribar todos los pinos, me quedo boquiabierto. —¡Oh mierda! Y según tú no eres bueno. —dice, acercándose para tirar su turno. Cuando lo veo derribar cuatro pinos, él me mira.
—¿Qué?
—Soy un asco. —me río.
Seguimos jugando durante media hora más, cuando se nos acercan tres personas, dos chicos y una chica.
—¿Podemos jugar con ustedes? Se acabaron los lugares. —veo a Louis a punto de decirme algo cuando la chica se acerca a él.
—Eh... Claro. —murmuro, volteo a ver a Louis, parece incómodo en que la chica le esté hablando tan cerca.
Nunca lo había visto incómodo por una chica.
—¿Qué tal si traes unas bebidas, Anthony? —dice uno, me quedo al lado del chico mientras el otro se va a comprar algo. —¿Eres de aquí? —me dice, lo miro mientras elige una bola.
—Eh, no, venimos de viaje.
—¿Los dos? —asiento, él asiente también mientras se acomoda para tirar la bola. Volteo a ver a Louis de nuevo, siguen sentados en la mesa, sigo sin ver que Louis deje la incomodidad. Me mira de reojo. —¿Llevan mucho tiempo juntos? —frunzo el ceño.
—Eh... No, no somos pareja. —digo, él levanta las cejas y me mira mientras tira cuatro pinos.
—¿Terminaron o algo así? —niego. —Te gusta ¿verdad? —lo miro de repente.
—Eh...
—¡Liam! Ya no hay Icee del azul. —veo al chico fruncir los labios. —¿Te traigo rojo?
—¿Hay helado?
—De vainilla.
—Sí, tráeme uno de esos. —me mira de nuevo, esperando a que le responda. —¿Entonces?
—S-sí. —murmuro. —Pero no importa porque de todas formas no le gusto. —él se ríe, lo miro con el ceño fruncido.
—Lo siento es que... De verdad me da risa que digas eso. Es tonto.
—¿Por qué?
—¿De verdad no te das cuenta? Eh... ¿Cómo te llamas?
—Harry.
—Bien ¿de verdad no te das cuenta, Harry? —niego. —Le gustas, créeme.
—Eh, no, no lo creo. —digo. —Llevamos seis meses conociéndonos y... No ha pasado nada.
—¿De verdad? —cierro los labios.
—Digo, sí ha pasado pero nada sentimental. —él asiente. —¿Entiendes?
—¿Tienen sexo sin "compromiso"? —hace comillas con sus dedos, asiento. —Pero te gusta.
—Bueno, siempre me ha gustado un poco. —susurro. —Pero últimamente es... Incluso me agobia.
—¿Y él no ha cambiado nada? —asiento.
—Bueno, nunca nos habíamos besado.
—¿Pero?
—Un día me besó, y de ahí... —volteo a mirar a Louis. —No dejó de insistir....
Oh dios.
Oh dios, oh dios, oh dios.
No quiero hacerme ilusiones.
Pero...
A pesar de que es imposible, realmente los nervios me están saltando en le interior.
Y la felicidad se unió a ella enseguida.
—¿Y realmente crees que no le gustes? —levanto los hombros.
Ya no lo sé.
"Tú también haces que me sienta libre, Harry"
¿Era por eso?
—¿Has tomado clases de alemán? —digo, Liam frunce el ceño enseguida.
—No, pero Anthony es alemán. —dice, llama al chico mientras él se acerca con la bandeja de comida.
—¿Qué pasó? —dice, lo miro con vergüenza.
—¿Sabes lo que significa Ich habie dich?
—¿Ich hab’ dich lieb? —me corrige.
—¡Eso!
—Sí, significa "me gustas" ¿por qué?—abro los labios. Liam no le dice nada.
Oh mierda.