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D A M I Á N
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Cuando tome la decisión de saber a donde iría Katherine, no pensé que la vería de esta manera. La tenía frente a mi y no pude decirle nada. Ni siquiera sabía que había sucedido.
Su rostro estaba tan desencajado que era imposible saber cómo se sentía. Algo no estába bien.
No pasaron ni 15 segundos cuando ella salió corriendo.
— Oye espera…, que pasó?— Intente detenerla. No lo logré.
En ese momento Ely se apareció preocupada.
— Viste a dónde se fue Katherine!— exclamó mirando a los lados.
— ¿Qué le sucedió? — le pregunté deprisa — Dime qué pasó!!
—No lo sé…— Ely salió a buscarla.
La única idea lógica que tenía, era que ellas hayan tenido una discusión y se hayan peleado a causa de eso.
Aunque eso no justificaría la mirada tan profunda que tenía.
Saque mi teléfono para mandarle un mensaje.
No esperaba que respondiera pero sí que lo leyera.
Damián:
— Confío en que te encuentras bien.
Si algo sucedió no dudes en hablarme. Puedo solucionarlo por ti.
Cuando terminaba de enviarlo, un par de tontos inescrupulosos empezaron hablar detrás mío.
— Debiste ver su cara
— Fuiste grosero amigo, a mí me pareció que era muy linda.
— Quizá sí, pero solo estaría con ella para pasar el rato … ya sabes a lo que me refiero — Reía tontamente.
Me bastó escuchar solo unas palabras, para darme cuenta que esos idiotas le habían hecho algo a Katherine.
Permanecí lo más calmado que pude. Se muy bien que a Katherine no le gustan este tipo de cosas. De seguro se enojaría si me viera actuar como un loco abusivo.
Tuve que conformarme con solo escucharlos.
— Vaya amigo tu si que tienes una imaginación…
— Si fuera más educada, tal vez la hubiera llevado a dar algunos paseitos.
— Paseos?, Tú?
— Hablo de esos…paseos...
— Ya veo, pero estás seguro que ella hubiera aceptado?
— Hay por favor admitelo, una chica así en Gótica solo serviría para una noche.
“Ya fue suficiente!”
Cuando me di cuenta ya estaba encima de uno de ellos.
— QUE DIABLOS DIJISTE!!— le grité mientras golpeaba su rostro.
— Sueltalo!!— Me intentaba jalar otro de esos tontos que estaban con él.
— MIRAME IDIOTA QUE FUE LO QUE DIJISTE DE ELLA!!! — Le seguía gritando. Necesitaba una respuesta que pueda calmar mi furia.
— Fue un error, solo bromeaba
— MALDITO IMBÉCIL!! QUE LE HICISTE EH!! HABLA AHORA!!
— Solo le lance el capuchino eso es todo — Intentaba escaparse— Sueltame por favor.
Ahora todo tiene sentido. La ropa mojada y la cara llena de vergüenza. Este idiota tiene la culpa.
Levante el puño para lanzarle otro golpe.
Me detuve. Algunas personas dentro del club se acercaron y empezaron a murmuraban entre ellos.
— Es Damian Wayne...
— Es cierto.
— No creí que fuera tan violento.
Me tuve que contener. Retome mi compostura.
Jale del cuello a este miserable y lo acerqué a mi.
— Escúchame bien idiota degenerado, si vuelves hacer algo así de nuevo, yo mismo me voy a encargar de deformar esa cara que tienes a golpes.
— Está bien lo entiendo por favor Sueltame...— Suplicaba con una voz quebrada. Lo termine por empujar.
Mantuve mi fría mirada sobre él. Sus amigos ni siquiera me plantaron cara.
“Par de idiotas”
Me di media vuelta y camine hacia la puerta.
Tenía claro que debía hacer ahora.
Ir a buscar a Katherine.
“Ella en verdad me meterá en problemas...”
(…)
Cuando salí del Club, le pedí al chófer que me llevará al paradero principal de la ciudad.
Si hay algo en lo que me consideraría bueno es en encontrar personas. Conozco a Katherine, estoy seguro que debe estar ahí.
En ese instante mi teléfono empezó a sonar.
Creí que era Katherine.
“¿Padre?”
✆ Conversación Telefónica ✆
DM: Es raro que me llames a esta hora
BW: ¿Donde estás ahora?, Hay una situación que debemos arreglar ahora
DM: Estoy haciendo exactamente lo que me pediste, conozco más a mis compañeros.
BW: Esto no es broma Damián.
DM: Lo lamento padre, pero tengo algo mucho más importante que hacer.
BW: Damián no…
Es la primera vez que le cuelgo. No sabia que se sentiría así de genial. Luego se lo diré a Grayson.
— Señor, estamos por llegar — dijo el chófer.
— De acuerdo, asegúrate de estacionarse cerca
— Claro señor.
La avenida estaba llena de gente. Apenas y podía mirar el rostro de las personas. ¿Cómo saber si ella está por ahí?.
“Solo ella logra hacer que me preocupe tanto”.
No me había puesto a pensarlo antes, pero desde que conocí a Katherine, he hecho muchas cosas que nunca creí capaz de hacer. Y estoy seguro que haré muchas más por ella.
Si mi abuelo o mi madre me vieran ahora, de seguro y pegarian un gritó al cielo. Su querido nieto e hijo haciendo cosas que no fueran solo matar o pelear contra delincuentes. Ya me los imagino.
Volví mi vista nuevamente a la avenida principal. Ya habíamos llegado. Estaba a solo metros de poder ver el paradero de autobuses. Ella debería estar ahí.
En cuanto pude ver lo suficientemente cerca, fue entonces que la ví. No me había equivocado, y me alegra no haberlo hecho.
Sonreí mientras la miraba.
Baje del auto en cuanto esté se estacionó.
Katherine parecía distraída en sus pensamientos. La ligera expresión en su rostro me hacía entender que no estaba nada bien.
Me acerque hacia ella mientras me iba sacando mi abrigo. Me detuve justo delante de sus ojos.
— ¿Damián?— Me gustaba como sonaba mi nombre cada que ella lo decía. Eso me puso nervioso.
— Ponte esto— Le acerque mi abrigo.
— Estoy bien, no necesitas darmelo
— Solo pontelo — Insistí — Tienes el polo mojado, acaso quieres enfermarte.
Ella lo recibió no tan convencida. Su rostro que nunca se intimidaba ante mi, ahora reflejaba vergüenza. Apenas y podía mirarme.
— ¿Porqué siempre te metes en problemas?— Le pregunté con el tono que ella acostumbra odiar. Quería que volviera hacer como antes.
— Mira quién lo dice, no eres tú quien se mete en problemas — Cuestionó.
— Pero yo pregunté primero
Por cómo puso su rostro sabía que iba por buen camino.
— No era mi intención meterme en problemas si es lo que piensas, solo dije lo que pensaba y resultó así.
— Ya lo veo, entonces creo que deberías replantearte que hacer cuando suceden estas cosas— Exclamé. Ella Frunció el ceño mientras se ponía de pie.
— Escucha, ahora mismo no quiero sermones — Miró hacia un lado.
Es sumamente más hermosa cuando se enoja.
— Dime que haras ahora — Volteé a mirar si había algún autobús — No pensarás quedarte aquí a esperar que aparezca algún bus o si?
— Y que se supone que haga?— Preguntó
— Venir conmigo…
Levantó su mirada lentamente hasta cruzar sus ojos con los míos. Le sonreí sutilmente.
— ¿Contigo?
— En mi auto, puedo llevarte a casa — No la miraba muy convencida.
— Pero…
— Ya lo sé — La interrumpí — No te subes a los autos de otros, pero quiero llevarte. Andar así por la calle no sería más vergonzoso.
Se puso de pie y camino unos pasos hasta estar delante de mio. Levante un poco la mirada.
— Bien — exclamó algo resignada — Pero solo lo hago porque no estoy en una buena situación ahora.
— Como digas — Fui el primero en avanzar — Mi auto esta por aquí — Ella camino detrás mío.
Volver a esta situación me recordó a la primera vez que nos conocimos.
En ese entonces no sabia que detrás de toda esa actitud sería, había una chica con la personalidad más encantadora que haya conocido.
Se que puedo pasar todo el día hablando con ella.
Es tan inteligente que de seguro mis tontos diálogos los difrutaria. Y es tan amable que sería un gran soporte para mi cada que tenga malos días.
Si ustedes la vieran como lo hago yo ahora entenderían a que me refiero.
Solo con ella puedo ser yo mismo.
(…)
Cómo en el pasado, nos mantuvimos callados casi todo el camino a su casa. Volteaba en ocasiones solo para ver si ella estaba bien, aunque temia que mis ojos no puedan apartarse de su rostro.
“A este punto se puede llegar cuando estás enamorado?.
Creo que Grayson me debe una conversación”.
— ¿Porqué viniste a buscarme?— Preguntó Katherine— De seguro y tenias cosas que hacer.
— No parecías estar bien, creía que te había pasado algo malo.
— ¿Te preocupaste por mi?
— Claro que sí.
Su reacción no fue la que esperaba.
Los ojos caídos y la seriedad de su rostro no me daban una buena señal.
— Por favor detengase aqui— dijo Katherine — Vivo justo al frente.
— Iré contigo
— No tienes que acompañarme hasta la puerta de mi casa, puedo ir sola.— Abrió la puerta del carro y bajo algo apresurada.
— Espera...
Salí tras ella.
— Si estás molestas, al menos dime qué cosa hice mal…— Caminaba detrás suyo.
— NADA!— Giró bruscamente parándose frente a mi — No hiciste nada.
Fruncí el entrecejo. Ahora estaba confundido.
— Entonces dime porque actúas así conmigo, no lo entiendo — Le cuestioné — Solo trato de ser amable.
— Ya no lo seas conmigo —Miro a un lado — Por favor ya deja de confundirme…
Intento irse pero la tome de la mano.
— No sigas con esto— dijo con molestia.
— Recuerdas lo que te escribí? — No quitaba mis ojos de ella — Todo es cierto. Yo quería tiempo para poder hablar contigo
— Ahora no sé si eso sea posible
— Dame un día — Exclamé — Si me das unos minutos de tu tiempo mañana, juro que te diré todo.
— Damián… no se si..
— Solo di que mañana hablaras conmigo — No he estado más seguro en toda mi vida — Esto en verdad es importante para mí.
Guardo silencio por un par de segundos.
— Está bien— murmuró
No sé si lo sintió, pero apreté ligeramente su mano en cuanto respondió.
— Entonces te vere después de clases— Le solté la mano lentamente.
Katherine se tomó del brazo. Estaba nerviosa.
— De..debo entrar ya, asi que..., supongo que nos vemos mañana…
— Claro
— Oh me olvidaba — Estaba por sacarse el abrigo— Te devolveré esto
— No es necesario, puedes dármelo otro día
— Bien.., ah...— Sonreía tímidamente— A..adiós
— Adiós
Me quedé en el mismo lugar mirando como iba a casa. Cuando llegó a la puerta, se detuvo.
Pensé que si tal vez volteaba y me miraba significaría que yo también le importo tanto como ella mi importa a mí.
“Tal vez eso sería demasiado”
Retrocedí unos pasos. Mi teléfono cayó al suelo en un torpe movimiento. Me agache para recogerlo.
Cuando me levante, por instinto miré hacia delante.
Ahi estaba ella. Cruzando miradas conmigo.
Realmente si volteó.
No podía creerlo. Casi se me vuelve a caer el teléfono otra vez. Deje de ser yo. Ahora solo era un chico el cual miraba a la mujer que le gustaba.
Cada segundo fue eterno incluso si solo la miraba desde lejos.