..::_ La Leyenda del Charro N...

By MariaFernandaPerzPin

30.7K 1.3K 2.6K

Después de los acontecimientos ocurridos en la leyenda del chupacabras (Versión de meme131), Leo y y xochitl... More

- - - - - - Capitulo 1: Una deuda. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 2: Viaje a puebla - - - - - -
- - - - - - Capitulo 3: Una noche de lluvia - - - - - -
- - - - - - Capitulo 4: Un nuevo misterio - - - - - -
- - - - - - - Capitulo 5: Noche silenciosa - - - - - -
- - - - - - Capitulo 6: Desconfianza y dudas - - - - - -
- - - - - - Capitulo 7: Miedo y llanto en la oscuridad. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 8: Una historia del pasado. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 9: La advertencia. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 10: El pacto. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 11: ¿Dejar puebla?- - - - - -
- - - - - - Capitulo 12: Inicia el viaje. - - - - - -
- - - - - Capitulo 13: Errores y amistad. - - - - - -
- - - - - Capitulo 14: La bienvenida. - - - - - -
- - - - - Capitulo 15: Jugando a las escondidas. - - - - - -
- - - - - Capitulo 16: Un pueblo fantasma - - - - - -
- - - - - - Capitulo 17: Una ventana al pasado. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 18: El puente maldito. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 19: El sepulturero. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 20: El Mausoleo de las flores. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 21: Las cartas. - - - -
- - - - - - Capitulo 22: Entrando a la boca del lobo. - - - -
- - - - - - Capitulo 23: Una trampa para una serpiente . - -
- - - - - - Capitulo 24: El precio del odio y el miedo . - -
- - - - - - Capitulo 26: Arrepentimiento - - - - - -
- - - - - - Capitulo 27: Escapando del infierno. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 28: Sin rumbo fijo. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 29: El laberinto de piedra . - - - - - -
- - - - - - Capitulo 30: Contra la espada y la pared . - - - - - -
- - - - - - Capitulo 31: Entre el dolor y el perdón. - - - - - -
- - - - - - Capitulo 32: Puebla, dulce puebla. - - - - - -
¡Muchas gracias por formar parte de la aventura!

- - - - - - Capitulo 25: Corazón marchito . -

702 32 140
By MariaFernandaPerzPin


Al salir del cuerpo de agua, los 3 chicos dieron una gran bocanada de aire y ya más tranquilos nadaron a la orilla de la corriente. En efecto, aquella grieta los había llevado a la entrada de un túnel sumergido en las penumbras, un aire frío que calaba hasta los huesos recorria el lugar y para colmo lo que parecían ser lamentos, salían de aquel túnel dándole al ambiente, de ser posible, un escenario más tétrico.

- Apúrense... - Pidió Leo en tono serio mientras salía de aquel arrollo completamente empapadado. -Ahora hay que encontrarla-.

- ¿A caso tienes un plan? - Preguntó Valentina mientras era ayudada por Santiago a salir del agua. Leo se detuvo ante tal pregunta, por supuesto que no tenía un plan, todo lo iba improvisando conforme a la marcha.

-Seguro el charro sabe que vendremos a buscarla, te apuesto a que va a tener a su sequito cuidando el lugar. -.

- En el momento nos las ingeniamos para burlarlos. - Insistió Leo mientras daba un par de pasos dentro de aquel túnel.

- No servirá de nada si nos atrapan antes de encontrarla. - Suspiró Valentina y Leo bufó con fastidio. - ¿Tienes un plan gato? -.

- Llegar de sorpresa, rescatarla y salir de ahí. - Respondió el músico mientras sacaba de su morral una vela y unos fósforos que para fortuna de los chicos seguían secos dentro de un frasco de vidrio. - Así de simple. -.

Luego de sacar un par de fósforos y después de intentarlo un par de veces, el fosforo se encendió y con este prendieron la pequeña mecha de la vela, había que aceptar que una lámpara de aceite habría sido de mayor ayuda, pero por desgracia, la habían olvidado sobre la mesa de la cocina, ante tremendo alboroto.

- ¡Si nos agarran, no nos la vamos a acabar! -Dijo Valentina imaginando una pequeña parte de todo lo que ese hombre podría hacerles como simple desquite.

- Solo no hagan ruido. - Pidió Leo con un tono serio, a sus ojos estaban perdiendo valioso tiempo en una charla estúpida.

- Ruido... - Dijo Santiago y su rostro se iluminó, Leo y Vale no necesitaron de más para saber que una idea había cruzado sus pensamientos. - ¡Eso es!, ¡podemos distraer a sus sirvientes mientras tu buscas a Xóchitl! -

- ¿Y que hay del Charro?- Preguntó Leo, aún con molestia en su voz.

- Busquemos una salida, habrá que exponerlo a la luz del sol. - Respondió el chico mientras alumbraba el túnel que se levantaba frente a ellos y Leo le dedicó una mirada de fastidio. - Mi plan no es perfecto. -.

- Es mejor que nada. - Dijo como último la minera y los 3 se encaminaron por el oscuro corredor.

La sutil luz que brindaba la vela, ayudaba bastante a ver el sendero que recorrían, había veces en las que un fuerte y extraño olor a azufre infestaba el lugar, pero no prestaron mucha atención a eso. Extrañas siluetas se dibujaban ante la luz de la vela y de vez en cuando podían escucharse los ecos de lo que parecían ser lamentos o gritos, tales quejidos les ponían la piel chinita a los del equipo, pero no se daban el lujo de detenerse a investigar y mucho menos, de temer, así que solo seguían la marcha.

El túnel por el que caminaban no era más que una pequeña parte de lo que parecía ser un laberinto, había veces en las que se veían forzados a elegir entre 3 caminos distintos para luego toparse con la sorpresa de que ese camino no tenía salida o en los peores casos, que llevaban a un sendero que no hacía más que hacerlos correr en círculos.

Tras varios minutos corriendo de aquí para allá y ya fastidiados dieron con un enorme muro de piedras, que a diferencia de los otros este parecía ser parte de un derrumbe, estaba sellado. Leo suspiró y en un arranque de furia golpeó aquel muro repetidas veces. Ni Santiago ni Valentina hicieron algo para detenerlo, solo lo dejaron desquitarse.

- ¡Regresemos!, no vale la pena perder el tiempo. - Suspiró Leo luego de terminar con su rabieta.

- ¡Esperen chicos! - Dijo Valentina, acercándose al muro para luego palparlo un poco - Esto está hueco, quizá podamos tirarlo. -.

- No creo que sea necesario... -Dijo Santiago mientras pisaba una roca cercana, haciendo que aquella pared se abriera como por arte de magia. - Falsa, un clásico. -.

Los otros 2 le dedicaron una mirada curiosa al músico quien relucía una sonrisa socarrona en el rostro.

- ¿Cómo te diste cuenta? - Preguntó Valentina con sincera curiosidad.

- Intuición femenina... -Dijo Leo volteando los ojos.

- No hablemos de reinas del drama por que tú ganas. - Respondió Santiago con un tono severo en su voz.

- ¿Quieren darse prisa? - Renegó el chico con fastidio.

Santiago lo miró con desprecio, estaba furioso con Leo, pero no lo demostraba.

- Ven Vale. - Dijo Santiago, mientras tomaba la mano de Valentina y con paso apresurado los 3 se encaminaron por el lugar.

Las corrientes de viento eran muy frías y a pesar de que tenían una pequeña vela para alumbrar el camino era difícil no tropezar con las rocas que sobre salían de la tierra.

- Espero que Xóchitl este bien... - Dijo Santiago, buscando romper un poco el ambiente tenso que había terminado por apropiarse del momento.

-Yo también gato, yo también... - Repitió el castaño implorando con el alma que el hombre aún no llevara a cabo su plan, no sabía que haría en caso de llegar y toparse con la sorpresa de que la joven ya lo hubiera olvidado.

- Yo sé que si lo esta. - Dijo Santiago interrumpiendo a Leo. -Tal vez hasta ya se escapó. -.

- No lo dudo. - Dijo Valentina con una sonrisa en el rostro. - O tal vez se sienta demasiado mal como intentar algo. -.

- Por algo estamos aquí, ¿no? - Santiago aún llevando de la mano a Valentina le dedicó una sonrisa ladina. - Vamos a regresar a Puebla, pero con ella. -.

- Pues a darle que es mole de olla- Dijo la minera con un aire de esperanza.

- No menciones la comida que se nos pasó el desayuno. - Dijo Santiago con una sonrisa ladina en el rostro.

- Extraño mucho los tacos de doña Chofi. - Dijo la minera mientras se imaginaba aquel delicioso sabor.

- No me los antojes, es más, luego te llevaré a comer los que tú quieras... ¡claro!, si aceptas una cita conmigo. - Pidió el músico con una mirada coqueta.

- ¡Pueden dejar sus cursilerías de lado por amor de Dios! - Rezongó Leo tratando de contener un impulso.

- Vas a ser todito para mi solo un día. - Respondió burlonamente la minera ignorando completamente el comentario de Leo.

- Hablemos de eso despues, ... – Respondio Santiago, en voz baja se sentia amedrendato al ver como leo se iba irritando mas y mas.

Leo observaba molesto los cariños de la otra pareja, ¿cómo era posible que siendo una situación tan seria ellos se pusieran a hablar de tal tontería?, pero claro, a ellos no les importaba lo mal que la estuviera pasando Xóchitl, o si ella regresaba o no, ellos ya estaban a salvo y solo por eso ya se daban el lujo de bromear.

Ya hasta la coronilla y buscando con desespero que los chicos entendieran la situación, separó de golpe a los chicos y caminó por medio de los 2.

- ¡Oye! - Renegó Santiago y de inmediato buscó calma en lo que fuera. – Tranquilo... – Se dijo a si mismo, intentando calmarse y no hacer una tontería.

- ¡Te juro que, si no te mata el charro, te voy a matar yo! - Dijo la minera entre dientes y antes de pudiera lanzarse contra Leo, Santiago la detuvo.

-Tranquila... - Santiago rodeó a Leo y abrazó a Valentina dándole un pequeño apretón. - No vale la pena. -.

- ¿Podrían tomarse esto en serio? - Leo se dirigió bruscamente hacia los otros chicos mascullando sermón y medio.

- ¡Bueno ya!, Perdón por quererla tanto. -Dijo Santiago con sarcasmo mirando con seriedad a Leo.

- ¿Sabes qué?... Me importa medio cacahuate cuanto se amen, su primer beso lo tengo yo y te gusté o no, tienes que afrontar esa realidad, enamoré al "amor de tu vida" en una noche. - Leo le hizo frente a Santiago, ambos se quedaron viendo fijamente a los ojos, ambos con el seño fruncido y los puños cerrados.

- Leo, ¿estas escuchando lo que dices? - Respondió Santiago con un tono temible, de alguna manera él también se tragaba su coraje. - Ten cuidado con lo que dices, las palabras duelen más que cualquier golpe. -.

- ¿Qué? ¿Te da miedo la verdad? - Respondió el castaño mirándolo con desprecio. - Hice en una noche lo que tú no pudiste hacer en una vida. -.

- Leonardo...- Dijo Santiago apretando los dientes y su tono se fue haciendo cada vez más serio.

Las palabras de Leo eran cada vez más ciegas, aunque tales frases no tenían otro motivo que hacer sentir a Santiago el dolor que, según él, merecía.

Santiago dio un paso firme al frente, pero Leo no retrocedió, la tensión iba aumentando, un comentario más y seguramente Santiago no se contendría, cosa que Valentina notó así que para calmarlo un poco, tomó su mano y lo apartó un poco de Leo. El castaño solo volteó los ojos y se adelantó un par de pasos.

El silenció aún se mantenía entre Santiago y Valentina, el chico apretaba con fuerza los puños y los dientes.

- Ignóralo, no caigas en sus provocaciones. - Dijo la minera abrazando al chico, tratando de darle un poco de calidez.

- Lo intento, de verdad lo intento, pero si sigue así... Mi paciencia va a acabar... y no quiero tener que lastimarlo. - Dijo Santiago después de dar un suspiro. - Una vez yo...-.

El chico guardó silencio y pensó sus palabras y Valentina lo miro curiosa.

- No importa, vámonos... -.

- ¿Una vez tu?...- Preguntó la minera, aún sin soltarlo.

- Me guardo mucha ira... Una vez la dejé salir y conocí un lado de mi que nunca pensé que existió. - Respondió el chico bajando la mirada, recordar aquella tarde no era agradable para él.

- ¿Qué pasó? - Insistió Valentina al ver la expresión melancolía del pelinegro.

- Solo te diré que lastimé a alguien, fisicamente... Pero lo peor fue que lo disfruté... Herirlo... verlo sufrir... Casi lo mato a ,.. golpes, ... - Dijo pausadamente el chico pelinegro. Aquel recuerdo llegaba a su mente de vez en cuando y no era una sensación agradable. – Desde entonces, ... El padre me entreno para que no vuelva a pasar, ... -.

- Eso explica muchas cosas... No tienes que contarme mas si no quieres. - Dijo La minera abrazando con un poco más de fuerza al chico, abrazo que él terminó por corresponder. -Ya no pienses en eso ¿si?, no te tortures... -.

- Sale pues, ... tú ganas. - Dijo colocando un beso rápido en los labios de la chica.

No muy lejos Leo los observaba con cierto odio, en definitiva, no era mala idea que el charro se lo llevara a él. A menos a ojos de el.

- Vamonos, ... - Dijo el cantante apresurando el paso mientras pasaban de largo a Leo sin dedicarle una sola mirada.

Este los seguía de lejos, maldiciendo internamente la noche en la que Xóchitl se ofreció con tal de proteger a Rosita, es más maldiciendo que la serpiente no hubiese mordido a Valentina.

Finalmente, y después de mucho andar llegaron al final del túnel, siendo revelada la magistral hacienda entre las ardientes cascadas.

Para su fortuna, ya conocían una manera de entrar al lugar sin ser descubiertos y con paso sigiloso llegaron al mismo establo que habían descubierto la primera vez, con la diferencia de que, si la vez pasada había un grupo mínimo de criaturas cuidando el lugar, esta vez estaba infestado y para su desgracia no había carreta que pudiera ayudarlos a pasar inadvertidos.

- Bien, descuiden, de esto me encargo yo, ustedes busquen a Xochitl. - Dijo Santiago atando con fuerza el nudo de su morral.

- ¿Me puedes explicar que burrada vas a hacer ahora? - Lo interrumpió Valentina sujetándolo con fuerza del brazo.

-Si logro hacer que me sigan, podría perderlos por los túneles de los que venimos. - Respondió el chico dedicando una mirada rápida al patio. - ¿Les parece? -.

- Me gusta la idea. - Opinó Leo con sarcasmo. - Con suerte te pierdes tú. -.

- ¿Y si te agarran? - Preguntó Valentina, ignorando a leo, aún sin soltar a Santiago.

- Tu confía en mi, ¿cuándo te he fallado?, regresaré... Hasta entonces. – Santiago, se quitó el paliacate y se lo entregó a Valentina. - Cuídame esto, ... Volvere por el, y mas importante, por ti, ... -.

Ella asintió con la mirada baja, tomó el paliacate del chico y poco a poco soltó su agarre.

- Por favor ten cuidado... y que no te agarren... - Pidió la chica mientras se ataba fuertemente el paliacate al brazo.

- No me pasará nada, lo prometo, ahora escóndanse tras los barriles. - Dicho esto y una vez que Leo y Vale estuvieron ocultos, el chico salió corriendo de ahí abriendo el portón con brusquedad haciendo el suficiente ruido como para llamar la atención de todas esas almas.

-¡¡HEY!!, ¡¡YA LLEGÓ POR QUIEN LLORABAN!! - Gritó el chico lanzando un par de piedras. De inmediato y con miradas furiosas, todos eso seres comenzaron a perseguirlo.

Él abrió el portón de la hacienda y se encargó de guiar a aquellos seres hacia los túneles. Aprovechando eso y una vez que hasta el último de esos seres estuvo dentro del túnel, Leo y Valentina se escabulleron por el patio hasta quedar frente a la puerta de la hacienda, temeroso Leo la empujó y tras un leve chirrido esta se abrió, con paso sigiloso se adentraron a aquella construcción una vez más, recorriendo los solitarios pasillos, omitiendo aquellos que ya habían explorado y especialmente aquel en el que habían visto al charro una noche atrás.

Aún con la ayuda de Santiago algunas de esas criaturas aún rondaban los pasillos, pero evadirlas fue bastante sencillo, ni siquiera tenían que hacerles frente, solo ocultarse o tomar otro rumbo.

El ambiente tenso entre Valentina y Leo iba de mal en peor, ella tenía ganas de tirarle un golpe en la cara o de amarrarlo a alguna piedra para que se lo llevaran, pero no podía hacerlo, sabía que eso afectaría a Xóchitl y si lo atrapaban seguro se ofrecería mil veces a cambio de él, así que solo optó por ignorarlo.

-Muévete... - El timbre de voz de Leo la sacó de sus pensamientos, pero aún así y ante la aparente orden del chico decidió no decir nada y de mala gana siguió al castaño por los pasillos de la hacienda, en verdad no lo recordaba tan desagradable. Revisaban todas las habitaciones por el ojo de las perillas e intentaban amortiguar todo ruido.

Mientras tanto y en los túneles, el muchacho se las arregló fácilmente para escapar, logró ocultarse entre una de las sombras mientras aquellas criaturas se adentraban en las profundidades del laberinto. Una vez todos entraron Santiago cerró la pared de piedras quedado solo él del lado correcto del camino.

- No seré un gato real, pero tengo más de 9 vidas. - Dijo para si mismo con cierto orgullo y se apresuró a buscar a los demás.

En la hacienda, Xóchitl dormía una vez más, profundamente. Soñando quizá que su realidad era la una terrible pesadilla. Recordó por un momento pequeñas partes de su aventura, de su vida... de cuando era apenas una niña, de lo que vivió con los Villavicencio, de como conoció a Leo, lo que vivió en Guanajuato y lo bellos que habían sido esos meses de noviazgo con Leo e imaginar que podría perder todo eso en un par de minutos la aterraba, no quería perder sus recuerdos, por que aquellas imágenes, eran su esencia.

Con Vale y Leo, tras un par de minutos dando vueltas por el lugar y después de revisar muchas puertas que no contenían más que libros, dieron con una puerta que era custodiada por un grupo de esas criaturas, quienes se abalanzaban lentamente por el pasillo del lugar.

Valentina no sabia que hacer, pero tampoco quería hablar con leo, lo miro de reojo con rencor, pero al fijar la vista en sus manos, noto como estas temblaban de miedo. Valentina sabia que leo se merecia que le pasara lo peor en ese lugar, pero xochitl no.

Sin decir más o hablarlo siquiera, Valentina empujó bruscamente a Leo hacía un pasillo vació, dándole a entender que debía seguir solo, él no trató de detenerla, solo se cruzó de brazos, la joven golpeó con fuerza un recuadro que permanecía colgado en la pared y ante el golpe esta calló haciendo un alboroto, aquellas criaturas comenzaron a perseguirla y ella se vio obligada a huir. Leo solo esperó a ver como la chica desaparecía entre los pasillos siendo perseguida por esas alimañas.

El castaño se quedó solo y aprovechando la hazaña de Valentina se encaminó a la puerta y al abrirla se encontró con una desagradable sorpresa, más puertas, esto tomaría un rato.

Mientras tanto Xóchitl despertó y para su sorpresa nuevamente estaba en la cama. Intentó recordar como llegó ahí, pero el último recuerdo que tenía era ella misma recostada en el frío piso, mientras poco a poco el sueño comenzó a derrotarla. Entonces pasó por su mente una idea que la hizo temblar, y no en el buen sentido, quizá él había ido a verla y al ver que ella descansaba en el piso la había recostado en la cama y cubierto con la manta.

Un escalofrió la recorrió y con paso tranquilo se apresuró a la ventana y para su sorpresa no vio a ninguno de eso seres rondando el lugar, cosa que la extraño un poco, pero ya tenía una idea de por que el lugar estaba tan solo, ella se apresuró a la puerta y con uno de sus aretes comenzó forzar la cerradura, no era tan fácil como Santiago lo hacia ver, la experiencia quizas, pensó. Después de un rato logró hacer ceder a esta, siendo anunciada su victoria con un pequeño "clic", los ojos de la chica se iluminaron ante tal sonido, regresó al estante solo por el bolso que traía y se apresuró a salir.

Comenzó a caminar por el lugar tratando de no llamar la atención, el edificio era más tétrico de lo que recordaba, no sabía para donde iba, parecía que las cosas habían cambiado de lugar.

Luego de un par de minutos caminando sin rumbo, una extraña sensación se apoderó de ella, sentía que una mirada se clavaba en su espalda y por más que volteaba en todas las direcciones buscando señales de alguien, no encontraba más que cuadros extraños en las paredes, y bustos de mármol en lechos en la pared, que parecían seguirla con la vista. Pasó en seco y siguió caminando con paso temeroso hasta que el frío tacto de un abrazo la sacó de sus pensamientos y la paralizó, seguramente era ese detestable hombre haciendo de las suyas otra vez. Por un segundo tuvo el impulso de voltearse y darle una cachetada para alejarlo de sí, aunque de ser él, esta vez si podía lastimarla si se atrevía a hacerlo, ahí dentro, no tenía oportunidad de escapar.

- Debiste dejarme caer... - Resonó aquel timbre de voz que ya conocía muy bien.

- ¿Leo?...-Dijo sorprendida, soltándose de su abrazo solo para verlo a los ojos. Tenia que ver que fuera el, que sus ojos no fueran de color rojo, que no fuera el charro disfrazado de leo como la ultima vez. - ¿Estás bien?, ¿cómo llegaron aquí? -.

- Eso es lo de menos. - Dijo el chico acariciando sus mejillas. - ¿Tú estas bien?, ¿él te hizo daño? -.

- Si, estoy bien... - Respondió ella y luego miró al rededor, buscando a los otros 2 chicos.- ¿Y los de más?-.

- Tratando de perder a una bola de alimañas. -.

Xochitl se exaltó al oír a leo, lo pero, ver lo calmado que estaba.

- ¿Estarán bien?, ¿para donde se fueron? -. Preguntó inquieta siendo retenida por Leo.

- Déjalos, se saben cuidar solos. - Respondió el chico tomándola de la mano.- Ahora debemos sacarte de aquí-.

Xochitl asintió y apenas dieron un par de pasos cuando una tétrica carcajada irrumpió en el silencio del lugar.

- ¡Que conmovedor! - Dijo el imponente hombre recargado en el marco de una puerta. - La pareja al fin se reencuentra. -.

Rápidamente y al escuchar aquella voz, Leo tomo a xochitl del brazo, intentando huir por el pasillo en dirección opuesta al charro, buscando con desespero una salida, pero, para su infortunio frente a ellos un grupo de sus sirvientes les cerraban el paso, no había escapatoria.

- Me duele ver que devuelve mi cariño de esta manera señorita. - Insistió aquel hombre siguiendo a los chicos con paso tranquilo.

Leo se puso frente a Xóchitl buscando darle un poco de protección.

-Eso no es cariño... ¡Es un capricho! - Gritó la morena dando un par de pasos al frente siendo retenida por Leo.

- De cualquier manera, un trato es un trato señorita. - Insistió el hombre extendiendo su mano. -Debe quedarse. -.

Xochitl sabía que era verdad, pero no quería estar con él, no quería quedarse.

- ¡Ya déjala en paz! - Gritó el castaño con furia y en un último intento por lograr que el charro dejara a su novia habló. - Toma mi alma en lugar de la suya. -.

El siniestro hombre soltó una carcajada ante tales palabras y respondió con voz fría.

- Como si tu alma tuviera precio alguno. - Dijo él, al terminar de reír con cinismo. -Entiende algo niño, el alma que portas esta manchada por el odio, la envidia, la venganza y el rencor, antes tomaría el alma de la minera que la tuya. -.

El silencio volvió a reinar, hasta que la voz fría del hombre terminó por romperla.

- Voy a aceptar que es difícil deshacerse de ustedes. - El hombre se acercó a la pareja hasta quedar a un par de metros de ella. - Pero, ya que insisten les concederé el deseo de quedarse a ver en acción los planes que tengo para ella en la noche de luna llena. -.

- ¿Qué... qué dice? - Preguntó la indiana con aire entre cortado.

- Esta noche, es noche de luna llena. - Respondió el hombre sonriendo ladinamente. - ¿Maravilloso no cree? -.

- ¿Qué tiene que ver conmigo? - Insistió ella con un ligero temblor presente en su cuerpo.

- Permítame explicarme con claridad, esta noche el veneno estará en su punto, sus recuerdos se borrarán para siempre y tendrá que quedarse conmigo, le guste o no. -.

- Eso no va a funcionar... ¡Siempre voy a querer a Leo!... No importa lo que haga...- Respondió ella dando un par de pasos bruscos hacía atrás.

- Eso ya lo veremos... - Dijo el hombre dándole a Leo un golpe muy fuerte en la cara, lanzándolo lo suficientemente lejos para tomar a Xóchitl por la muñeca e impedirle escapar.

Cuando la joven intentó zafarse del agarre del charro, el latigo que se encontraba enroscado en la cintura del hombre, tomó la forma de una serpiente negra y se enroscó alrededor de Xóchitl.

En cuanto Leo se recuperó del golpe, intentó correr hacia ella para socorrerla, pero fue derribado por los sirvientes del charro.

- Llévense a Xóchitl a la habitación y esta vez quítenle los aretes y su bolso, que no escape. - Dijo el charro para luego dedicar una mirada furiosa al moreno, quien lo miraba con el mismo odio. - En cuanto al chico tráiganlo, tengo otros planes para él. -.

- ¡¡Ya se lo dije!! Nunca va a funcionar, jamás ¿me escuchó? ¡¡JAMÁS!! - Insistió la morena tratando de zafarse.

Aquel charro comprendió que ella quería a ese odioso niño, y mucho. Tal vez lo que necesitaba era romper su espíritu, tal vez mostrarle las cosas que su supuesto amado había estado haciendo últimamente, ese lado tan oscuro de él.

- Traigan al chico. - Ordenó con voz imponente. - Y en cuanto a los otros 2 chicos tráiganlos, los necesito vivos. -.

Aquellos seres obedecieron y se perdieron entre los pasillos del lugar. Dos de ellos sujetaban a Leo fuertemente quien inútilmente se daba jalones buscando soltarse. En cuanto a Xóchitl, el mismo charro la llevaba en brazos, los guiaron a una habitación oscura con varios pilares sosteniendo el techo y justo en el centro de está, había un gran espejo, iluminado sutilmente por unos rayos de luz.

- Átenlo bien a uno de los pilares, habrá que esperar a que traigan a los otros 2, la pagaran muy caro. -.

Los sirvientes del hombre obedecieron sus palabras y se encargaron de atar bien a Leo a uno de los pilares.

Xóchitl intentó forcejear todo lo que pudo contra el agarre del charro, aún así no podía hacer mucho, pero no se rendía.

- Señorita por favor, solo conseguirá lastimarse o cansarse. Manténgase tranquila, no quiero tener que hacerle daño. - Pidió él charo, con voz sutil.

- ¡Adelante hágalo!, puede pegarme si eso le place, antes no le importó. -. Reclamo la muchacha, sin detenerse ni un solo instante.

- No hablaba de usted. – Le comento el charro, señalando con la mirada a leo.

De inmediato ella cayó en cuenta de que él hablaba de Leo, y no de ella, se quedó quieta, muy quieta, apenas se notó su respiración.

- Mucho mejor. - Dijo el mayor con una sonrisa sínica en el rostro.

Xochitl no apartó la vista de Leo en ningún momento, y viceversa, ninguno estaba seguro de lo que seguía. Pero estaban asustados.

No muy lejos de ahí Santiago buscaba por todo el edificio a sus amigos sin éxito alguno, hasta cierto punto ya estaba cansado de abrir y cerrar puertas, hasta que al fondo de un pasillo vio a un grupo de esas pobres almas, Santiago se ocultó entre uno aparador y suspiró con pesar.

- No la, ... Chifles que es cantada, ... Lo que me faltaba... - Susurró para si mismo e intentó escabullirse, pero un movimiento en falso hizo que el parador se sacudiera violentamente dejando caer un jarrón de lo que parecía ser porcelana, el cual se hizo añicos al golpear el piso.

El chico miró en dirección a los seres y para su desgracia ya estaban a solo a un par de pasos de él, rápidamente el chico emprendió la huida, aquellas criaturas le pisaban los talones y en una mala decisión entró a uno de los cuartos cerrando la puerta tras de él.

- Estuvo cerca... - Dijo tratando de recuperar el aire perdido, cuando el aterrador sonido de un lamento lo hizo voltear atrás suyo para encontrarse con un par de esas criaturas que se lanzaron contra él. El músico intentó luchar contra ellos para intentar escapar, pero poco antes de que pudiera conseguirlo, la puerta se abrió dejando entrar a la turba, estaba completamente acorralado.

A pesar de todo, el chico luchaba contra los agarres de los seres, pero aún con eso, fue en vano. Esas criaturas lo obligaron a levantarse y a caminar, mientras él no dejaba de pensar en la cara que pondría su novia cuando viera que lo habían atrapado, de salir bien, ella se lo comería vivo.

El agudo sonido de las bisagras resonó en todo el lugar y lentamente se abrió la puerta.

- Que bueno que te nos unes, mi querido muchacho. - Dijo el charro entre una carcajada al ver que un grupo de criaturas llevaban al chico preso, de hecho, le sorprendió, había tenido que usar a varios para someter a uno solo, era más fuerte de lo que aparentaba. -Sin duda alguna eres idéntico a tu padre. -.

El músico revisó con la mirada el lugar, vio a Xóchitl quien le dedicó una mirada de tristeza y Leo tenía una expresión de terror en el rostro, allá iba su oportunidad de escapar.

- Valentina... - Susurró el chico. - ¡San Juan!, ¿¡Dónde está Valentina!? -.

Leo negó ligeramente con la cabeza.

Santiago pasó en secó, se supone que estaba con Leo, ¿Habían tenido que separarse? Y de ser así ¿Dónde estaría ahora?.

- Atenlo a él con más fuerza. - Ordenó de nuevo el varón y las criaturas lo obedecieron, atando con fuerza sus manos al pilar.

- ¿Qué pasa?, ¿tiene miedo de hacer el trabajo sucio? - Gritó el chico forcejeando inútilmente contra los nudos.

- Y pónganle un trapo en la boca, no quiero tener que hacerle daño... o no hasta que el público esté completo. - Dijo el hombre mirando con diversión al chico.

- No es más que un JIJO DE, ... - El muchacho no pudo terminar la oración, un trapo amordazó su boca, pero aún así este se resistía.

Mientras tanto, en el otro lado de la hacienda, la castaña intentaba quitarse de encima a esas alimañas que aún la perseguían, a pesar de que la chica tenía una excelente condición física estaba exhausta, la había pasado corriendo de allá para acá desde hace un buen rato y aún no lograba perder a las criaturas.

En un último intento ella se ocultó tras un librero, lastimándose ligeramente los codos ante lo áspera de la pared y lo estrecho del lugar, pero aún así no se quejó. El silencio se hizo presente y por un segundo pensó que los había perdido, pero no fue así. Repentinamente una mano lanzó un par de libros y busco con tacto a la chica rasguñando su mejilla ante las filosas garras que esos seres portaban.

Inmediatamente ella intentó huir, pero fue derribada por esas criaturas quienes la tomaron con fuerza de los brazos y la obligaron a caminar por el lugar, mientras ella intentaba zafarse, pero como era de esperarse, no fue así.

A los pocos minutos de esto, otro grupo llegó con la minera la cual aún luchaba, en su mejilla un ligero hilo de sangre relucía debido a su rasguño, que, si bien no era muy profundo, era largo.

- ¡Excelente! - Dijo el hombre en una carcajada.

Esos seres la ataron fuertemente junto a gato y este la tomó con firmeza de la mano, ese arañazo no se lo iba a perdonar.

Aquel hombre dejó a Xóchitl sostenida por dos de sus sirvientes y se acercó a Santiago.

- Antes de que algo más pase... - Dijo el charro, para luego quitale el anillo que portaba. Y aprovechando la cercanía, el cantante alcanzó a darle un cabezazo cuando el charro se acercó. Haciendo su sombrero caer.

El golpe aturdió un poco al hombre, pero aún con eso, tomó su sombrero del piso y lo sacudió para luego volver a ponérselo y mirar al chico con odio, pero aún con eso, sonrió. Metió el anillo a su bolsillo y luego tronó sus dedos y casi al instante Santiago fue invadido por aquel terrible dolor en el hombro, el pobre no podía hacer más que doblarse ante el dolor brutal que lo invadía. Y ese charro disfrutaba el dolor del chico con una carcajada.

- Sabes muchacho, tienes valor, respeto eso, supongo que por eso sigues vivo... tuve un caballo idéntico a ti, salvaje, terco, pero a la vez noble y fuerte, era impresionante, claro que tuve... Que... Enseñarle quien mandaba. – El charro sacó su latigo y lo estiró frente al muchacho, haciéndole entender las cosas que podría hacerle, si asi le diera la gana.

Santiago furioso, logró quitarse en trapo de la boca, para respirar agitadamente.

- ¿Acaso vas a suplicar?, adelante muchacho, aun que no te servirá de... - El charro fue interrumpido cuando Santiago levantó la cara y le escupió en su rostro, el charro retrocedio un par de pasos hacia atrás, para rápidamente limpiarse el rostro con la manga de su chaqueta, estaba muy sorprendido y a la vez furioso, al mirar al muchacho, noto como este sonreía ligeramente.

- Pudrase... - Dijo santiago, sonriendo con dificultad.

El charro, furioso, volvió a tronar los dedos intensificando el dolor del muchacho, que dio un grito ahogado, intentando ser fuerte, muy fuerte y no darle el placer de oírlo suplicar.

- ¡Déjelo!, ¡Lo está lastimando! - Gritaba Valentina al borde de la histeria forcejeando contra la soga, no podía hacer más que tomar su mano con fuerza y suplicar que la tortura se detuviera.

- ¡NO LE HAGA DAÑO! - Suplicaba Xochitl con un mar de lágrimas en los ojos y con leves susurros. -Déjelo tranquilo, eso fue nuestro trato... ¿Recuerda?... -.

Pero aún con eso el hombre no hizo caso, siquiera las escucho, solo se limitaba a disfrutar la tortura del chico.

- Ese veneno, no es más que aquel que tus ancestros pusieron en tu sangre, desde antes que tu vinieras al mundo. - Dijo el hombre mientras el dolor de Santiago se hacía cada vez más fuerte, más agudo, su cuerpo comenzó a hervir de nueva cuenta, Valentina podía sentirlo con solo tocar su mano. El chico abrió sus ojos con delicadeza para mirar el rostro totalmente satisfecho del hombre. - Ese color rojo te queda mejor, ahijado. -.

Dijo con malicia, en efecto los ojos de Santiago se habían vuelto completamente rojos relucientes como una braza, la cabeza le daba vueltas, su vista se distorsionaba y al parecer estaba a nada de perder la conciencia.

- ¡¡¡ALTO!!!, ¡¡DETENGASE YA!! - Suplicaba Valentina con lágrimas adornando sus mejillas. -¡¡LO VA A MATAR SI SIGUE ASÍ!!-.

Los gritos desesperados de la chica terminaron por llamar la atención del charro, quien se encaminó hasta ella y se inclinó, bajando a su altura para verla directo a los ojos.

-Por favor... se lo suplico... - Pidió la joven con ligeros sollozos.

- ¿O qué harás? ¿llorar? - Dijo el hombre con una carcajada. – Ya no eres la mujercilla valiente a la que todos temen ¿eh?, ahora sale a relucir la niña chillona y cobarde que siempre fuiste. -.

Ella apretó los dientes, no podía hacer más que suplicar que la tortura se detuviera, se sentía realmente inútil.

- ¡¡YA BASTA!! - Gritó Xochitl con un tono severo, su voz hizo un eco en el lugar y llamó la atención del charro. - Aquí la que tiene que saldar cuentas soy yo, a ellos no los meta. -.

El charro asintió ligeramente y el dolor de Santiago cesó, pero aún con eso ardía en fiebre y su cabeza seguía dando vueltas, ni siquiera tenía fuerzas para levantar la mirada.

El hombre volvió a taparle la boca al muchacho, caminó hacia la pelinegra y la tomó con fuerza del brazo, lo hizo con tanta fuerza que de dejó marcadas sus manos en la tersa piel de la joven, aún así ella no se quejó. La detuvo justo frente al espejo, pero aún con eso, Xochitl no dejaba de ver a Leo por el reflejo.

- ¡¡QUÍTALE TUS  MANOS DE ENCIMA!! -Gritó Leo con coraje.

El charro se volteó a verlo por unos momentos dedicándole una mirada de odio, pero luego sonrió.

- Señorita... El chico del que dice estar enamorada ha cambiado mucho y aun así lo sigue amando... ¿Sabe cuanto mal hizo en este rato? -.

Xóchitl guardó silencio unos instantes mientras se frotaba el brazo, no sabía de que hablaba.

El hombre se acercó a Leo y sacó una pequeña daga, pero antes de que Xochitl pudiera alegar, cortó su muñeca, recibiendo como respuesta un gesto de dolor por parte de Leo, una gota de sangre resbaló por el estilete, el hombre se levantó y se dirigió al espejo para luego tocarlo con la punta de la daga, de inmediato en el espejo se proyectaron las escenas que los chicos habían vivido en los túneles.

Xóchitl observó a Leo, el chico que tanto quería haciendo y diciendo esas cosas tan terribles a sus propios amigos, a quienes había llamado familia días atrás. Las palabras frías de Leo no eran más que golpes directos al corazón de la morena, quien cubrió sus labios mientras sus ojos se sumergían en un mar de lágrimas.

Las palabras del chico resonaban en su mente, una y otra vez haciendo eco.

"Me importa medio cacahuate cuanto se amen, su primer beso lo tengo yo y te guste o no tienes que afrontar la realidad".

"Enamoré al "amor de tu vida" en una noche".

"Hice en una noche lo que tu no pudiste hacer en una vida".

Xóchitl escuchó crujir algo dentro de sí misma, nunca pensó que podría escuchar palabras tan crudas y crueles de parte de Leo, le dolió, y mucho, es uno de esos golpes bajos, muy bajos, todo lo que pensó no era real, era tan falso. Estaba harta de mentiras, de maltrato, de ser tratada como un objeto y ahora esto, una traición por parte de Leo, de él que tanto amaba, no era justo, ella lo único que hacía era amarlo y cuidarlo. Pero a pesar de que las pruebas estaban frente a ella, no podía creerlo.

¿Por qué hasta el chico al que ella decidió entregarle el corazón se empeñaba en hacerla sentir un simple objeto?

La chica cayó de rodillas apretando fuertemente su pecho, sus lágrimas no paraban de caer por mejillas, no podía dejar de llorar y sus sollozos se escuchaban por todo el lugar, mientras se preguntaba ¿qué había hecho para merecer eso?.

-Xóchitl... Por favor... Escúchame. - Susurró Leo, tratando de conseguir la atención de Xóchitl, quería decirle cuanto la amaba, que eso había sido un arranque estúpido.

La chica volteó a verlo, él nunca había visto esa mirada tan triste en ella, era una cara de dolor que jamás conoció en ella, y aquellas lágrimas empeoraban todo.

Ni siquiera Valentina o Santiago podían hacer algo. Estaba sola... Tan sola...

- Escúchame por favor... yo... No era... No quería... Estaba molesto y hablé de más... Yo... Jamás lo habría dicho de estar cuerdo. - Dijo el chico con un aire entrecortado, pero era inútil, ya no lo escuchaba.

Leo la llamaba desesperado, aún así todo era inútil, casi gritaba, pero ella no se movía.

- ¿Ahora ve a lo que me refiero? - Preguntó el hombre con un ligero toque en el hombro de la muchacha. - Acepte mi compañía señorita. -.

Pasaron unos segundos que a Leo parecieron eternos, todo estaba en silencio. La chica sintió los brazos de aquel hombre rodeándola.

- Sí acepta mi trato, jamás estará sola, créame, no volverá a llorar en su vida. - Ella se había roto por completó, solo se dio la vuelta y aceptó el abrazo del charro.

Esa imagen le rompió el corazón a Leo, este cayó de rodillas con la mirada baja, ahora sabía exactamente el dolor que ella había vivido, lo que sintió, pudo sentirlo en carne propia.

El hombre acariciaba su cabellera oscura, quizá buscando darle conforte, él parecía muy feliz, más cuando sintió los brazos de la chica envolviéndolo, hace mucho que no disfrutaba el ver sufrir a otros y esa noche ya lo había echo dos veces.

- Sí... Acepto...- Susurró ella y aún sollozando, se alejó del hombre para voltear la vista hacia donde estaban Santiago y Valentina. El chico aún parecía estar mal no levantaba la vista y estaba sudando. - Pero, antes que nada... déjeme curar a Santiago. -.

Pidió ella con la voz rota. El charro miró al muchahco, no se merecía en lo absoluto esa ayuda, pero lo último que quería era derribar lo que acababa de construir, así que asintió y luego esas criaturas se alejaron de ella. Con paso lento se encaminó a Santiago y de su bolso sacó una inyección para medicar al chico.

Aprovechando la cercanía ella desató sus labios, al parecer eso ya había empezado a lastimarle, con sumo cuidado y usando un algodón con alcohol se encargó de inyectar al chico en el brazo.

-Xochitl... - Habló débilmente Santiago con las pocas fuerzas que tenía. - No... no nos dejes... no por Leo, quédate por Vale, por mi, por Gaznate, por Rosita... Sé... sé bien que sien- sientes... pero esta... esta no es la... la forma... -.

- Discúlpame...- Dijo ella en un sollozo, Santiago casi de inmediato comenzó a sentir alivio, pero solo fisico -. Por favor cuiden a Gaznate por mí... Diganle que lo quiero mucho... -.

Más que una petición, parecía una súplica, tomó la mano de ambos chicos y luego de unos instantes los soltó, se reincorporó y volvió a donde estaba, pasando de largo a Leo, sin siquiera voltear a verlo, ni de reojo.

- Xóchitl...- Trató de llamar su atención, pero fue en vano.

La chica ya estando frente a él charro, se quitó los aretes y su bolso y se los entregó al hombre con toda prisa.

Leo bajó la mirada mientras algunas lágrimas se resbalaban por sus mejillas.

- Lo siento... Lo siento mucho... -Susurró Leo una y otra vez.

En la cara del charro se dibujó una sonrisa, por fin veía sufrir a ese odioso niño, se sentía lleno de dicha.

- Debe estar cansada señorita, vaya y duerma un rato. Despues ire a visitarla. -Pidió el hombre entregando sus cosas a sus sirvientes, aunque lo que realmente quería era terminar de destruir a los mocosos que tantos problemas le habían causado. - Escóltenla a su habitación y no le toquen un solo cabello, esta vez no intentara nada. -.

- No les haga daño... Solo bórreles las memorias después de esta noche, ya no quiero ver más muertos, ya no lo soportaría. - Dijo tristemente Xóchitl.

- Solo les dejaré un pequeño recordatorio, le doy mi palabra señorita, nadie morirá. - Dijo el charro mirando a los chicos aún atados.

- Gracias... Muchas gracias, es mejor así... - La chica le hizo una señal al charro, para que se acercara un poco, este dudoso se inclinó a la altura de la muchacha, ella acarició su mejilla con suavidad y colocó un beso suave en esta.

Leo ya no podía estar más destrozado, o eso pensó hasta que vio aquella escena, entonces descubrió el dolor real. ¿A caso esto era lo ella había vivido en Guanajuato? Aún así se lo calló todo, es más, sonreía... Sonreía para que no vieran su pena. ¿Así se sentía?.

Ella estaba rota completamente, las palabras son golpes fuertes capaces de herir y quebrantar a quien fuera, si se usaban las adecuadas y esto es peor en personas como Xóchitl, tan buenas, dulces y tiernas, los golpes son más duros y mucho peor si vienen de aquella persona por la que se es capaz de arriesgar la vida misma.

Con paso sereno la chica caminó por el lugar en dirección a la salida, no se detuvo a mirar a Leo quien desesperado gritaba el nombre de Xóchitl, pero ella no lo miró. Lo último que vieron de ella fue su larga cabellera desaparecer tras una enorme puerta.

El silencio reino, Valentina aún sujetaba a Santiago de la mano, quien ya estaba mejor, la cabeza le había dejado de doler, pero su herida aún ardía y su cuerpo aún tenía la temperatura alta, pero poco a poco sentía una mejoría.

- Ahora... ¿Qué haré con ustedes mocosos? - Se preguntó el hombre mirando con desprecio a los chicos aún atados. - Quizá siga el consejo de Xochitl y les borre la memoria. -.

Leo no quería eso, no quería olvidarla, no podría, después de todas las promesas que se habían hecho. Por su culpa Xochitl lo detestaba, por su culpa había dicho y hecho cosas tan horribles, únicamente por causa de ese hombre.

- Tal vez si utilizó un veneno lo suficientemente fuerte podría hacer que olviden el lugar, ese si sería una tortura para ustedes. - Dijo con una sonrisa maliciosa en los labios mientras miraba a Leo. - ¿Lo imaginas, niño? saber que tu novia está en algún lugar de toda Nueva España y tú, sin poder hacer nada y ella sin recordarte. -.

Leo pasó en seco, no podía hacer más que aguantarse su furia.

Ahora sabia que hacer, solo debía crear un veneno perfecto, quizá encontraría algo en sus libros viejos, habría que releerlos.

Antes de poder salir, el hombre se detuvo en seco.

- Casi lo olvido... - El charro se giró y miró a Leo directamente. – ¿Enserio te crees un gran cazafantasmas?, ¿Qué tienes un don o algo especial en ti?, pues lamento romper aun más tu burbuja muchacho, pero no... no lo eres... Tu miedo desde pequeño, tus nervios, tu timidez, sumado a las burlas de los demás, expuso tu patética y delicada alma a monstruos y fantasmas, como yo, que solo buscan la debilidad de algunos para alimentarse de eso. En pocas palabras, tú no tienes nada de especial, solo eres un niño estúpido que se le subieron los humos, no eres el primer cazafantasmas que intenta detenerme y falla, no olvides eso, bueno, almenos el tiempo que aun te queda recoradando este lugar. –.

Con una gran sonrisa en labios, el charro salió de la habitación. Dejando a Leo con una expresión en blanco en su cara.

El charro no quería dejar a los chicos solos, sabía que intentarían escapar, así que ordenó a varios de sus sirvientes vigilarlos hasta la noche, él se retiró, luego los volvería a ver, tal vez a Xóchitl antes, más que nada, para burlarse de Leo.                      

Continue Reading

You'll Also Like

5.5K 393 6
*Esta historia esta inspirada en Kimetsu No Yaiba de Koyoharu Gotouge* "Quédate a mi lado." Después de una misión, Giyū Tomioka llega herido a la fin...
2.3K 132 6
El equipo hace un pequeño viaje a Cuba. ¿Servirá para que Keith confiese su amor y Allura se de cuenta de sus sentimientos? Un pequeño fic Kallura. V...
12.9K 578 8
Hai esta es mi primera historia y quería traducir la novela gráfica "Through The Moon" Importante: créditos a Aaron Ehasz, Justin Richmond (creadores...
61.1K 6.2K 155
[SAGA "ROMANOFF", LIBRO #3] Puede que Peter y MJ hayan vencido a Black Cat y a Kraven el cazador... ¿pero estarán listos para ser los líderes del más...