Renacimiento © ✓

By MariaAparcio

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Serie Las Dos Caras de la Luna: Libro III "Nadie es dueño de tu vida. Tú decides quien quieres ser y como viv... More

Introductorio
Prólogo
Capítulo 1: Regresión
Capítulo 2: Choque de intereses
Capítulo 3: Punto muerto
Capítulo 4: Advertencias
Capítulo 5: La manada
Capítulo 6: Cara a Cara
Capítulo 7: La confrontación
Capítulo 8: Desolación
Capítulo 9: La feria
Capítulo 10: La confesión
Capitulo 11: La historia
Capítulo 12: En la mira
Capítulo 13: La telaraña
Capítulo 14: El vecino
Capítulo 15: Amigo sorpresa
Capítulo 16: La oveja
Capítulo 17: El regreso
Capítulo 18: Punto y cierre
Capítulo 20: El espejo
Capítulo 21: Un paseo animado
Capítulo 22: Noctámbula
Capítulo 23: Lo bueno y lo malo
Capítulo 24: La declaración
Capítulo 25: Las motivaciones
Capítulo 26: El tormento
Capítulo 27: Heridas abiertas
Capítulo 28: Las sospechas
Capítulo 29: Punto de partida
Capítulo 30: Clase y práctica
Capítulo 31: Realidad y fantasía
Capítulo 32: Posibilidades
Capítulo 33: El gato y el ratón
Capítulo 34: La caja de Pandora
Capítulo 35: Bertram
Capítulo 36: El monstruo
Capítulo 37: Luchar y sobrevivir
Capítulo 38: Renacimiento
Capítulo 39: El despertar
Capítulo 40: Única
Capítulo 41: Hija de la Luna
Capítulo 42: Mis chicos, mi familia
Capítulo 43: Una nueva realidad
Capítulo 44: Resiliente
Epílogo
Capítulo Extra (Rick)
Playlist- Renacimiento
Curiosidades sobre Renacimiento
Cosas Extras
Agradecimiento y nota de la autora

Capítulo 19: Catarsis

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By MariaAparcio

El encuentro con Rick, había sucedido cómo siempre había temido, pero había logrado sobrevivir a nuestro reencuentro. Aunque quise llorar, no lo hice y aunque Rick no dijo nada más pero en su mirada pude notar, que estaba llena de dolor. Había ocurrido, finalmente había pasado. Era un hecho.

Rick y yo no estábamos juntos.

Al final tuve miedo de que él me odiara pero era así, yo misma se lo pregunté antes de irme. Rick no me odiaba y me dijo que no podía odiarme. Él no tenía rencores conmigo pero yo estaba más calmada por cómo habían pasado las cosas. Y cuando salí del auto, Alex estaba saliendo de la casa, hablando con Will. Ambos se detuvieron en cuento me vieron, hasta Alex me preguntó si estaba bien. Asentí y corrí hacia la casa para ir arriba y cerrar la puerta. Me quedé sentada en el suelo hasta que me levanté y miré hacia la ventana; daba hacía el patio del frente. Alex entró en el Lexus, Will se acercó al auto con una expresión de preocupación. Dejé de mirar y fui al baño, a lavarme. Un momento después, escuché el auto y se marcharon.

***

Cuando salí del baño, sentía menos tensión en el cuerpo pero estaba tranquila. Suspiré y me senté en el piso del baño. Miré hacía el techo. ¿Acaso estaba sufriendo un choque emocional o estaba imaginando cosas?, ¿realmente había pasado? Era tan extraño, estaba relajada pero no feliz. ¿Era normal?, ¿estaría teniendo brote psicótico o estaba soñando todo? Hice respiraciones lentas, mientras me clavaba las uñas en el muslo. Apreté los dientes, por el dolor y entonces, lo sentí. Sentí las uñas en mi piel, y significaba una cosa, ¡estaba viva! ¡No estaba dormida! ¡Sentía el dolor!

— ¡Carajo!—grazné y me levanté del suelo.

Apreté la bata de baño, con el cabello chorreando y salí. Alguien estaba sentado en mi cama. Era Will y tenía una expresión entre confundido y preocupado, al mismo tiempo. Hice una mueca y fui hacia él. Me senté a su lado y Will espero. Pacientemente.

Hubo un pequeño silencio, mientras secaba mi cabello y suspiré. Miré a mi amigo, Will me observaba con ojos suplicantes y suspiró. Will iba a hablar, cuando alcé un dedo y lo puse en sus labios. Lo callé. Exhaló por la nariz.

—Antes de que digas algo... Estoy bien, William —suspiré. — Yo...estoy bien. Y si estás preguntado si Rick y yo hablamos, la respuesta es sí. Él y yo hablamos...y ya se terminó. Nos dijimos todo y todo lo que habíamos hablado. —comenté y dejé caer mi dedo.

Will alzó las cejas.

— ¿Qué? ¿Es serio? — me preguntó. — ¿Ya se terminó?

Me levanté de la cama y me toqué la frente, cómo si me doliera

—Sí— dije con tono tranquilo, dándole la espalda. Me giré y Will me observaba, expectante. —Terminamos

— ¿En serio?

Lo miré.

—Sí...—murmuré.

Will movió la cabeza.

— ¿De verdad? —susurró

Asentí y él hizo una mueca.

— ¿Es en serio? — repitió de nuevo y fruncí el ceño.

— ¡Sí! ¡Sí, Will! ¡¿Acaso estás sordo o qué mierda?!— exclamé frustrada. — ¡Por el amor a...!

Resoplé y volví de nuevo a la cama. Me tiré en ella. Will suspiró y preguntó:

— ¿Segura que estás bien, Lizzie?

—Sí —jadeé.

— ¿Quieres hablarlo? — probó y resoplé.

—No —murmuré y giré la mirada hacía Will. — Ya hablamos lo que teníamos que hablar —respiré. — Le dije mis verdaderos sentimientos...

—Lo sé, nena— comentó, levantándose de la cama. — Te vi, cuando entraste a la casa con esa expresión en tu lindo rostro. Y hasta pude olerlo.

Me levanté un poco de la cama.

— ¿Puedes olfatear mis emociones? — pregunté sorprendida

Will cruzó los brazos e hizo una mueca

—Los Hombres Lobo, podemos detectar toda clase de emociones, desde el miedo a la euforia hasta la ira y el deseo sexual—le informó, encogiéndose en hombros. — ¡Las emociones humanas son fáciles de olfatear! — me dijo sacándome la lengua

Hice una mueca, suspiré y lo miré. Él me observaba con atención, esperando una explicación

—Hablaron de todo, ¿cierto? —comentó Will

Asentí y apreté la toalla en mi cabeza.

—Le dije mi verdad —murmuré. — Ya no podía seguir fingiendo más, Will. Y no era justo para Rick, ni para mí misma fingir que todo estaba bien, cuando en realidad no era así— suspiré. — Pero lo hice...

—Liz...

—No—le advertí a Will y continué: — Fue suficiente. Rick me ama y aunque puede darme todo lo deseo, hay cosas que no se pueden ocultar para siempre. —suspiré. — No podía hacerlo...

Observé el vacío y cerré un momento los ojos.

—Entonces... ¿ya no amas a Rick? — me preguntó

Miré de reojo a Will, parecía estar analizando todo y me miraba con cuidado.

—Mmm — contesté y añadí: — Pero es extraño. La primera vez que a Rick, después de que le dijera que podía casarme con él, estaba aterrada y me dolió verlo tan molesto y algo resentido conmigo—respiré. — Yo...cambié desde hace meses y no solo desde hoy, sino hace tiempo ya y es diferente ahora. Yo...

Will suspiró.

—Si esto tiene meses, antes de que se te propusiera, ¿por qué no le explicaste de tus sentimientos, Lizzie? — me preguntó.

Tragué saliva.

—Lo sé—murmuré y solté un gemido. — Pero no podía. Creí que mis miedos y dudas desaparecerían, y que todo sería...cómo antes, pero no fue...

—Pero no fue así, ¿cierto? — comentó. — Ya estaban ahí y no se iban, por mucho que intentaras pero más fuertes que tú

Will tenía otra mirada. Parecía triste pero no de dolor.

—Sí—susurré

—Te entiendo mejor de lo que crees, nena—admitió Will

—Lo sé

Respiré. Inhalé y exhalé, lentamente. Estaba haciendo un gran esfuerzo en no romperme a llorar

—Tenía que ser realista—afirmé. — Yo he cambiado y no solo de pensamientos, me estoy volviendo...

— ¿Vieja? — intervino con un mueca

Disimulé mi sonrisa.

—No, la palabra sería mayor—repuse. —Mayor que Rick y él es igual. Jamás va a cambiar pero al serte honesta, nunca creí que en los planes de Rick tuviera el matrimonio—murmuré. — Es imposible...

Will levantó su ceja perforada y sentí cómo se acomodaba cerca de mí. Podía sentir su calor y su olor a eucalipto.

— ¿Es imposible casarse con él?

Incapaz de hablar, solo asentí y él suspiró.

—Si te soy honesto...—empezó y se movió incómodo en la cama.

Lo miré.

—Yo siempre creí...que terminarías con ellos —murmuró

— ¿Los Seivias? —inquirí

—Sí, nena—respondió él

—No lo sé. Yo...—musité y respiré. — Quisiera una vida fuera de este pueblo — solté

—Creo que te entiendo—comentó y apretó su labio. — Todos queremos una vida mejor. No solo por el simple hecho de ser Hombre Lobos, y hasta han tenido vidas horribles o solitarias antes o después serlo— reveló y añadió con una sutil risa: — Yo soy un ejemplo de eso, nena...

Hice una mueca, casi una sonrisa por eso.

—Es cierto —señalé. — Pero tienes esta familia y no estás solo— repuse

Will suspiró y empezó a acomodar sus brazos a mí alrededor. Yo acepté feliz un abrazo. Él me apretó con sus briosos brazos y era agradable.

>>> ¡Dios! ¡Necesitaba esto! <<<, pensé haciendo hueco en sus brazos

—No estás sola, Lizzie—repitió Will y suspiró.

—Lo sé—murmuré. Respiré. —Ya...es todo, creo —le confesé.

— ¿Crees? — me preguntó desconfiado. — ¿Qué más puede quedar entre ustedes?

—Nada— murmuré.

— ¿Estás segura? — indagó él

Me separe de sus cómodos brazos y lo miré.

—Ya nos dijimos todo—le aseguré. — Rick no dijo mucho, pero sé que la debe de estar pasando mal...

— ¿Cómo lo sabes? ¿Lizzie? — me preguntó frunciendo el ceño

—Rompió su teléfono—suspiré. —Y vi cómo quedó en el suelo del auto.

Will levantó las cejas, sorprendido.

—Mierda — masculló

—Sí — dije con tono apático. —Las emociones de los híbridos son difíciles. No sé cómo Lucas puede estar con Madison, entiendo que ellos se quieran pero Lucas...

—Lizzie, Luke sabe que su relación con Maddy no echará frutos— intervino él con seriedad. — Luke lo sabe, me lo ha contado algunas veces pero él quiero estar con ella un tiempo

—Madison no es un juego —objeté frunciendo el ceño. — Ella es inteligente.

—Lo es y por eso Luke la quiere —comentó él asintiendo con la cabeza.

Hice una pausa y exhalé con fuerza.

—Bueno, al menos tuviste cosas buenas con Rick, Liz —comentó él y lo miré.

—Sí, lo sé —repuse y suspiré. — Y fueron muchas. Muy buenos recuerdos, de fiestas, cumpleaños y citas. Tuvimos buenos momentos y eso, pero es igual. Soy demasiado joven para casarme —comenté.

—Nadie es demasiado joven o viejo para amar, nena—me explicó él. — Así es el amor, y creo que para Rick la edad o el tiempo no importaban en sus planes. Tal vez...—vaciló

— ¿Tal vez qué? — inquirí y fruncí los labios.

—Era probable que te convirtieran antes de hacerlo, o sea, lo del matrimonio—señaló Will

Sentí un escalofrío. Es cierto, era la más probable que ocurriera si hubiera aceptado casarme: dejar de ser humana. Ser una Seivia. Un vampiro. Cómo Rick y su familia. Al igual que Axel; él se enamoró de una vampira y abrazó el regalo de la vida eterna para estar a su lado. Pero aun así él tenía algo muy valioso: podrían tener descendencia.

— ¿Lizzie?

Me enfoqué en Will y él me miraba, con el ceño fruncido, y hasta me preguntaba si estaba bien, porque parecía que hubiera visto un fantasma o que fuera a vomitar. Respiré profundamente.

—Estoy perfecta. Creo que necesito un helado— mentí e hice una sonrisa torcida

Will suspiró pero parecía no estar convencido.

***

Me quedé en la cama. Will se fue y prometió traerme uno de los potes de helado del congelador. Estaba todavía en bata de baño, cuando sonó mi celular. El timbre me sobresaltó. Miré la pantalla y me mordí el labio.

Era Sean.

>>> ¡Ay, no! ¡Sean! ¡Lo había olvidado! <<<, pensé y solté un resoplido

Suspiré y respondí su llamada.

— ¡Hey! ¿Estás bien? No tuve noticias por un rato...

Respiré.

—Eh, estoy bien, solo que...tuve un problema, pero lo solucione

— ¿Todavía tenemos nuestra cita o para después? — preguntó ansioso

Suspiré derrotada.

—Mmm, creo que será para después, Sean—me disculpé. — Lo siento, en serio...

Sean resopló.

— ¿Mañana? —probó

Me toqué el puente de la nariz.

—Mmm, no creo—comenté. — ¿Te parece después y te aviso?— pregunté y hubo un silencio en la línea.

— ¿Sean? ¿Estás ahí?

—Sí, Elizabeth—repuso. — ¿Estás enferma o te bajo tus días del mes?

Solté un gemido y escuché una risa.

— ¡Ay, no! No es eso...—farfullé. — Es otra cosa...

— ¿De qué?

Tragué y parpadeé dos veces.

—Terminé con mi novio —solté y hubo otro silencio.

— ¿En serio? —preguntó Sean con tono escéptico. — ¿Hoy?

—Sí, pero ya es mejor así—dije rápidamente y añadí: —Es mejor para los dos

—Mmm, entiendo—comentó. — ¿Hablamos después?

—Claro. Y de veras lo siento. —murmuré desilusionada. — Me gustan Los Vengadores y Los Guardianes de la Galaxia

Sean se rio

— ¡No te preocupes! — exclamó divertido. — ¡Veré Los Juegos del Hambre! ¡Adiós!

—Adiós...—dije y colgué

Me quede mirando el celular y suspiré. El resto del sábado, por la tarde estuve de ermitaña en mi habitación, después de secarme, cepillarme el cabello y ponerme ropa cómoda. Will estuvo pendiente de mí, y a pesar de su preocupación, me trajo el helado. Hasta me advirtió que me engordará más, si me lo iba a comer todo. Le saqué la lengua, aunque quise mostrarle el dedo medio, pero me aguante. Will se estaba volviendo un ángel conmigo. Estuvimos solos hasta que Lucas y los demás llegaron a las dos de la tarde; pude escucharlos en el piso de abajo cuando aparecieron de su maratón por el bosque.

Estaba sentada en la silla del escritorio, mirando videos y comiendo helado, cuando tocaron a la puerta.

—Pase

— ¿Estás bien?

Era la voz de Lucas, pero no dejé de mirar la pantalla y me devoré otra cucharada de helado.

—Sí—dije con la boca llena de helado

Suspiró y pude oler el hedor a sudor.

>>> Hombre Lobo tenía que ser... <<<, pensé

— ¿Quieres hablar?

—No — contesté. — Déjame en paz, Luke. ¿Por favor? — le pedí y tragué otro cucharada

Mientras la agradable sensación del helado, por mi boca y garganta, Lucas volvió a hablar. No quería verlo.

—Liz, sé que no quieres hablar de esto conmigo y menos estando con Maddy, pero soy tu hermano—comentó Lucas. Suspiró. — Me preocupo por mí y espero que de verdad estás bien—murmuró. —No estás sola y sabes que estoy contigo

—Lo sé —afirmé. — Pero ahora, menos que quiero es una charla empática y lágrimas con abrazos de hermano mayor

—Sí, tal vez tengas razón, Lizzie — respondió. — Creo que ser un mar de lágrimas no es tu estilo, ¿cierto?

Asentí y tenía otra porción de helado en la boca. Respiré y me giré para ver a Lucas. Sus brazos cruzados sobre su pecho, tenía una expresión de curiosidad y ansiedad. Miré sus ojos chocolate con atención.

—No voy a llorar—admití. Hice una pausa. —Pero te avisaré, si necesito un pañuelo, Luke — le dije guiñándole el ojo

Mi hermano hizo una leve sonrisa, y parecía relajarse

—De acuerdo—convino pero se dio la vuelta para mirarme. — ¿Liz?

Me fije en él.

— ¿Sí?

— ¿Vas a comerte todo el helado? — me preguntó, mirando el pote que tenía en el regazo

Me encogí de hombro.

—No sé —comenté. — ¿Por qué? ¿Quieres un poco?

Lucas negó con la cabeza.

—Es que creo que no es bueno que comas tanto...

— ¿Desde cuándo te importa lo que coma, Luke? —inquirí, frunciendo el ceño.

Lucas alzó las cejas y las manos en modo defensivo

— ¡Hey! Solo me preocupo por ti, hermana—señaló él

Fruncí los labios, y mi hermano suspiró.

—Te quiero —se despidió, pero cuando iba a cerrar la puerta, lo escuché murmurar: —Y después se queja que no puede abrocharse los pantalones

Chillé y le arrojé un zapato que había en el suelo. El zapato voló pero ya había cerrado la puerta.

— ¡Idiota! —me quejé

***

Esa noche duré un poco más para poder dormirme. No pude dejar de pensar en la reacción de Rick y cómo había tomado mi decisión. ¿Cómo estaría ahora?, ¿se habría vuelto loco y se escaparía otra vez?, ¿o estaría tratando de calmarse meditando y utilizando el yoga? No debía mortificarme por eso, ya no era su novia. Él ya no era mi responsabilidad, y entonces ¿por qué tenía esa sensación incómoda en el cuerpo? Luego de un momento de reflexión, lo entendí; sentía culpa. Tenía culpa por la manera en que Rick estaba, era una parte de mí que sentía mal por él pero otra trataba de ser egoísta, y no pensar en ello. Era difícil. Ya no podía hacer nada más, aunque con las ideas revoloteando en mi mente, me puse la almohada en el rostro para poder dormir.

A la mañana siguiente, abrí los ojos y miré el techo. Respiré y entonces, me di cuenta. Todo había ocurrido, no fue un sueño; realmente pasó. Era consciente de ello. Respiré de nuevo. Me enderecé en la cama.

—Fue mi decisión. Ya está hecho...—murmuré, levantando.

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