Escucha los latidos de un cor...

By bookswineandpoems

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CANCELADA. Después de trece años de luto silencioso Lan WangJi vuelve a escuchar su propio corazón latir con... More

Introducción
Prólogo.
Capítulo 1 - Renaciente corazón ámbar.
Capítulo 2 - Volver a Gusu con él.
Capítulo 3 - Fuego propio.
Capítulo 5 ― Regresaré.
Capítulo 6 - Escucha los latidos.
Capítulo 7 - Ciudad Yi.
Capítulo 8 - Cinta y un beso.
Capítulo 9 - Revelaciones.
Capítulo 10 - Biblioteca y flores.
Capítulo 11 - LanLing-Jin.
Capítulo 12 - Miedo.

Capítulo 4 - Qinghe.

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By bookswineandpoems

Camino al noroeste, cerca de la región de Qinghe, Lan WangJi escuchó un sonido similar al de un perro gruñendo. Miró a su acompañante al recordar su miedo a tales animales pero rápido se dio cuenta de que lo único que gruñía eran las tripas hambrientas de Wei WuXian.

Lo observó durante unos segundos, Wei WuXian le regresó la mirada entre avergonzada y divertida durante unos segundos más. Se tocó el estómago, después dio un ligero puchero y a punto de abrir la boca Lan WangJi lo interrumpió.

—Entremos —giró el rostro en dirección a un restaurante a unos metros más adelante y la sonrisa de Wei WuXian se ensanchó.

—¡Hanguang-Jun, si me sigues tratando así jamás me iré de tu lado! —le giñó el ojo y se adelantó.

Sólo esa frase bastó para dejar pensativo al Jade durante un buen rato. Entraron al local, tomaron una sala privada y Wei WuXian se encargó de ordenar lo que, a su juicio, sonaba delicioso. Todo eso mientras Lan WangJi seguía pensando en sus palabras.

Se apreció un poco triste, pensando que si eso fuera posible entonces lo colmaría de las cosas más deliciosas que él pidiera. Aunque, cuando se dio cuenta del hilo que estaban siguiendo sus pensamientos, también se sintió un poco tonto y ridículo. Sabía muy bien que lo material no era algo a lo que Wei WuXian le diera gran relevancia, y él tampoco, pero ahí estaba pensando en atiborrarlo de cosas.

La comida que fue ordenada consistía en una variedad amplia de platillos, desde unos "insípidos", como Wei WuXian los llamaba, hasta algunos que parecían sacados directo de la lava misma. En medio de la mesa, jugoso, generoso y completamente aterrador, un cuenco humeaba sin parar y adentro la comida estaba tan roja que a Lan WangJi se le retorció un poco el estómago.

Al llevarse Wei WuXian el bocado a la boca, el Jade se quedó observando por algún gesto que le indicara que era demasiado picante para ingerirse pero en ningún momento eso sucedió y Wei WuXian siguió comiendo. Incluso le pidió al mesero le agregara un poco más de polvos picantes al platillo y se siguió llenando la boca muy gustoso de la vida.

Por su parte, el gran Hanguang-Jun sostenía los palillos en la mano pero no se movía. Miraba el cuenco como si estuviera frente a un poderoso rival pero a los segundos se animó a tomar un pequeño trozo.

Lo puso en su boca y su lengua salivó al instante. Masticó una, otra y otra vez. Puso los palillos en la mesa, miró a Wei WuXian, tragó saliva y sintió cómo un horrible picor le estaba llenando la boca entera. «Volcánico» era una descripción lejana a lo que estaba experimentando. El cuerpo se le calentó entero y consideró la necesidad de moverse y salir al aire fresco pues una ligerísima capa de sudor le estaba humedeciendo la frente.

Separó un poco los labios, jalando algo de aire y tratando de no pestañear como loco a causa de la acuosidad. Tomó una servilleta e intentando disimular se limpió un poco la nariz que empezaba a moquear.

Apretó los dientes con la comida aún en la boca. Quería escupirla pero desperdiciar los alimentos era algo que jamás haría así que, manso, volvió a mascar mientras el calor de la comida hacía el picor más intenso. La nuca y las orejas las tenía al rojo vivo. Cuando pasó el bocado su garganta sintió una llama ardiente y siniestra atravesarle. Sólo cuando tomó un trago del té frío encontró un poco de alivio pero al pasarlo, el ardor volvió.

La tortura duró un buen par de minutos en los que intentaba no verse tan obvio al jalar aire, al limpiarse la nariz y pestañear más de lo normal. Intentó no dar a conocer lo monstruosamente sulfurado que estaba y al parecer tuvo éxito, porque mientras él parecía haber alojado fuego en su boca, Wei WuXian estaba bocado tras bocado devorando todos los platillos.

Incluso se veía tierno con las mejillas llenas, tal cual una ardilla.

Un poco más tarde, cuando el ardor en su boca disminuyó, ingirió solamente los alimentos que no brillaban en un granate profundo. Wei WuXian de vez en vez lo miraba y le regalaba sonrisas de labios cerrados o sacaba algún tema casual para conversar. Aunque, siempre terminaba por contestarse sólo. Al final, Lan WangJi sólo repitió para sí mismo el "no hablar mientras se come" y dejo que Wei WuXian disfrutara de su comida.

Media hora después siguieron su camino. Wei WuXian se sobaba la barriga e iba de aquí para allá viendo todo lo que se vendían en los puestos ambulantes de la pequeña ciudad a la que habían arribado. Aunque había muchas personas y comida siendo cocinada, el dulce olor de unos cosméticos femeninos le llenaron las fosas nasales, incomodándolo.

Siguió avanzando pero regresó al escuchar a Wei WuXian preguntarle a un vendedor—. ¿Qué estás vendiendo? ¿Cómo puede oler de esa manera? —crítico, curioso.

Un charlatán con ropa de cultivador contestó con una enorme sonrisa pegada en el rostro—. ¡Vendo de todo! El labial y los polvos son muy baratos pero muy finos. Joven amo, ¿Le gustaría echar un vistazo?

—¡Seguro! Le echaré un vistazo.

El charlatán, queriendo hacer negocio le preguntó—. ¿Son para su esposa?

Wei WuXian le sonrió ampliamente—. Son para mí.

—... —la sonrisa del vendedor se congeló y Lan WangJi se preguntó si de nueva cuenta Wei WuXian estaba buscando usar maquillaje para acercarse a él por la noche.

Viendo cómo la expresión del charlatán se volvió molesta decidió acercarse antes de que le dijera algo—. No molestes a otros si no vas a comprar nada.

Al verlo a él y reconocer la cinta sobre la frente y el diseño de la túnica que llevaba, el charlatán tomó sus cosas y se fue corriendo junto con su cofre. Wei WuXian lo llamó—. ¿Por qué te estás yendo? ¡Yo en verdad quería comprar!

Lan WangJi habló—. ¿Tienes el dinero para eso?

Una sonrisa traviesa llenó el rostro de Wei WuXian—. Bueno, sí no tengo, tú me puedes dar un poco.

Mientras hablaba estiró sus manos, buscando. Después de un momento encontró un delicado y pesado monedero. Lan WangJi espero a ver si el diseño le traía algún recuerdo pero nada sucedió. No recordaba que alguna vez perteneció a la prominente cultivadora Mian Mian, o simplemente fingió no saberlo.

Midió el peso del monedero con la mano, lanzándolo un poco al aire. Con la sonrisa aún más amplia avanzó un buen tramo, sin más, dejándolo sólo y atrás.

Lan WangJi estaba con los brazos a los costados y con un puchero del que ni él ni Wei WuXian se dieron cuenta. Se quedó parado en el mismo lugar donde el cultivador farsante estuvo vendiendo y mientras veía al hombre de túnica negruzca seguir avanzando sin él, una súplica se instaló en sus ojos.

«Por favor, detente, da media vuelta y mírame. Por favor, mírame, Wei Ying...»

Quería, con el alma entera, que lo volteara a ver. Pero, que al verlo, se diera cuenta de que había algo más. Que notara en su mirada el amor que no podía decir en voz alta.

Sus dedos cosquillearon y su brazo entero se alargó por inercia hacia la figura de Wei WuXian, como si quisiera tocarlo. Al darse cuenta, bajó la mano, la miró unos segundos y se le apesadumbró el corazón porque se dio cuenta de que siempre sería así. Sin importar cuánto tratara de alcanzarlo, Wei WuXian siempre estaría a unos centímetros del toque de sus dedos.

Resignado dio un breve suspiro, olvidó el cosquilleo en su mano y elevó la vista sólo para sentir que su corazón era llenado de vida, de luz y colores cuando se topó con la mirada de Wei WuXian clavada directamente en la suya.

Nunca lo había mirado de esa manera así que no supo descifrar qué había detrás de sus ojos, qué quería decirle, pero se sintió inmensamente feliz al ver a Wei WuXian a la distancia, esperando por él, como diciendo: «Vamos, Lan Zhan».

Quería tanto escucharlo decir su nombre...

En ese momento, alguien, a un lado de la calle, gritó—. ¡El Patriarca Yiling, cinco monedas por uno, diez monedas por tres!

Y así de fácil perdió su atención. Wei WuXian exclamó sorprendido—. ¡¿Quién?! —y se apresuró hasta donde el grito había sido dado.

Lan WangJi lo siguió con la mirada sólo para escucharlo alegar en voz alta sobre algunos falsos Supresores de maldad del Patriarca Yiling que tenían pintados un horrible retrato del antedicho.

—Wei WuXian fue un hombre famoso por su buena apariencia. ¡¿Qué es esto que has dibujado?! ¡Si no has visto a la persona real, entonces no dibujes nada!

Dejándolo discutir miró a su alrededor. El brazo había empuñando la mano justo a las afueras del territorio de Qinghe así que esa debía ser la señal para que echaran un vistazo al área y buscaran información sobre sucesos extraños que pudieran estar ocurriendo a los alrededores. Observó el lugar y las personas iban y venían sin problema alguno por los callejones y entre los locales. No parecían especialmente preocupados por algo, de hecho, todo parecía muy normal, ruidoso y abarrotado como en cualquier otro lugar así que...

—¡LAN ZHAN, SÁLVAME!

Asustado hasta el lugar más profundo de su ser, Lan WangJi escuchó el grito desesperado de Wei WuXian. Llevó la mano a la empuñadura de Bichen completamente listo para atacar y se le fue el corazón al piso al ver la cara llorosa y llena de pánico que rompía con todas las expresiones de Wei WuXian mientras avanzaba sin estribos hasta donde él estaba.

Jamás lo había visto correr ni moverse tan rápido. Tanto, que, cuando cayó en cuenta, ya tenía a Wei WuXian abrazándolo desde atrás mientras se escondía y temblaba.

También cayó en cuenta de que precisamente estaba siendo abrazado... por Wei WuXian. Y se paralizó... por completo.

El cuerpo se le convirtió en piedra y el pulso se le elevó hasta el cielo. Wei WuXian se le enroscó tan fuerte contra el cuerpo que estuvo a punto de escalarlo y de haber sido posible, todos los colores del mundo habrían viajado por el rostro de Lan WangJi por lo asustado y emocionado que estaba.

Aún residían en su cuerpo los estragos de la noche anterior, estaba tan sensible que el sólo ver a Wei WuXian lo ponía tan nervioso y apenado, debía admitir que también extasiado, así que tenerlo tan cerca, tocándolo, estaba haciendo que se le derritiera el cerebro y la fría máscara que siempre llevaba puesta.

Su mente fue y vino en todo eso en una milésima de segundo pero, algo mucho más impactante y más fuerte fue lo que definitivamente hizo que no pudiera ni siquiera reaccionar a algo más.

Wei WuXian lo había llamado «Lan Zhan».

Casi podría jurar que su corazón se brincó un latido, o muchos más, porque cuando el sonido de la voz de Wei WuXian llamando su nombre hizo eco en su mente, no sintió, no pensó, no supo de nada más. Y unos segundos después, creyó que todo explotaba dentro de él. Sólo entonces comprendió que había estado reteniendo el aliento porque una imperceptible exhalación salió de su boca cuando sus labios se despegaron.

Por primera vez desde que regresó pudo escuchar su nombre salir de su boca de la misma manera que muchos años atrás había sido llamado. No un «Hanguang-Jun» que ponía una distancia entre ambos, sino un «Lan Zhan» que le calentaba el alma entera porque era algo más íntimo, más familiar, más Wei Ying.

Wei Ying.

¡Wei Ying!

Bajó la mirada para comprobar su estado, volvió a sostener la empuñadura de Bichen y volteó hacia el frente pero terminó por aflojar el agarre y calmar el instinto de protección que le había aflorado cuando lo escuchó gritar al darse cuenta que el fatídico enemigo que lo había puesto de tal manera era Hada, el perro espiritual del joven amo Jin.

Ambos, perro y amo, pararon de golpe cuando lo vieron así que aprovechando tal efecto Lan WangJi se aseguró de aseverar la mirada. El perro negro metió la cola entre las patas y Jin Ling se puso dos tonos más blanco de lo que Wei WuXian se había puesto. Aprovechando que no dijo ni hizo nada y que además estaba siendo rodeado por Wei WuXian, Jin Ling dio dos silbidos y huyó tan rápido como pudo.

Al irse Jin Ling, Lan WangJi desvío la atención al cultivador charlatán que estaba sacudiéndose la ropa con cara de disgusto a la vez que se quejaba—. ¡Qué aterradores son los discípulos de los distinguidos clanes hoy en día! ¡Qué atroz!

Sólo entonces Wei WuXian aflojó el agarre de su cuerpo y Lan WangJi pudo sentir dos cosas: primero, que el aire le había vuelto a los pulmones. Segundo, que los lugares donde Wei WuXian había tocado ahora perdían la calidez del cuerpo ajeno.

—¡Exactamente! Y sólo empeora cada día. Los hombres ya no son como en el pasado... —exclamó después de salir de su escondite. Caminó delante de Lan WangJi con la cara dura después de fingir que nada había pasado y descansó las manos detrás de sí mientras miraba al charlatán y dejaba al Jade aún estático en su lugar.

Su mente aún divagaba y repetía por milésima vez el sonido de su voz al llamarlo por su nombre de nacimiento. Había un ligero calor calentándole las orejas y una pequeña necesidad de elevar las comisuras de los labios, como si alguien intentara jalar un hilo invisible conectado a su boca. Estuvo a punto de llevarse la mano al pecho para comprobar que su corazón aún siguiera en su lugar pero se detuvo al instante al ver al charlatán sosteniendo las manos de Wei WuXian con mucho esmero.

Sólo ahí volvió a poner atención y todo el ruido, que sin saber había estado ignorando por estar emocionado e inmerso en sus pensamientos, le llegó de golpe. Había muchas charlas a viva voz a los alrededores, algunos vendedores gritando sobre sus productos y un charlatán siendo regañado por Wei WuXian a causa de los retratos mal hechos.

Bajó la vista a sus manos que ya habían sido liberadas y miró el dibujo por unos segundos. Llegó a la conclusión de que en verdad era feo. Es más, quizá «feo» era poco decir así que internamente le dio la razón a Wei WuXian; era muy justificado su reclamo pues él había sido un hombre bello en toda la extensión de la palabra y al dibujo poco le faltaba para ponerle cuernos.

—¡Espera, no te vayas aún! Hay algo que quiero preguntarte —detuvo Wei WuXian al charlatán cuando este último ya emprendía su marcha, temeroso, de volver a toparse con Jin Ling—. Ya que tú haces tus negocios aquí, ¿Has escuchado sobre eventos extraños o cosas raras?

—¿Eventos extraños? —respondió con otra pregunta y después sonrió de oreja a oreja a la vez que escupía palabrería—. ¡Qué bueno que me preguntaron! Estoy aquí la mayor parte del año, me conocen como «El sabelotodo de Qinghe» —presumió—, ¿Qué clase de eventos extraños están buscando?

—Eventos como por ejemplo espíritus malignos embrujando los alrededores, algún caso acerca de cadáveres desmembrados, incidentes en donde algún clan haya sido extinguido...

El charlatán se llevó la mano a la barbilla—. No hay nada así aquí —respondió y luego agregó—, aunque, si siguen su camino, cerca de unas dos millas adelante, van a encontrar la cresta de una montaña llamada Cresta Xinglu. Les sugiero que no vayan ahí.

Lan WangJi, dejando de lado todo aspecto emocional, le prestó mayor atención y Wei WuXian preguntó.

—¿Por qué? ¿Qué hay en la Cresta Xinglu?

El charlatán los miró a ambos y después de un forzado silencio suspensivo, agregó de forma misteriosa—. La Cresta Xinglu es también conocida como... Cresta come-hombres —alzó la ceja con fanfarronería—. ¿Ustedes por qué creen?

Lan WangJi miró a Wei WuXian abrir la boca con fingida sorpresa—. ¡Oh! ¿Hay un ser maligno que come humanos ahí?

Y el charlatán se soltó hablando como si no hubiera un mañana. Según los rumores, en la cima de la montaña se encontraba la Cresta Xinglu o Cresta come-hombres que tenía en su interior monstruos que se alimentaban de humanos sin dejar rastro alguno de ellos. Ni siquiera cadáveres.

—¡Nunca se ha encontrado cadáver alguno! —la voz del charlatán subía y bajaba inyectando emociones a sus palabras—. Aterrador, ¿No?

El pequeño temblor que le bailó en los labios a Wei WuXian no pasó desapercibido para Lan WangJi y entendió perfecto el motivo, así que sólo se dedicó a escuchar cómo Wei WuXian refutaba las palabras del charlatán.

—¡Oh! ¡En verdad aterrador! Pero si nunca hubo siquiera un rastro de cadáver, ¿Cómo es que la historia dice que fueron devorados?

Lan WangJi se sintió orgulloso de la perspicacia del antiguo Patriarca Yiling.

El charlatán se quedó en silencio unos segundos—. Pues, por supuesto que alguien lo vio.

—¿Pero no dijiste que todos los que se aventuraron, sin excepción ―remarcó―, fueron devorados?

—...

Después de un breve intercambio de palabras Wei WuXian dejó al charlatán sin historia y la tan usual sonrisa zancarrona y traviesa le llenó la boca—. Con que el «Sabelotodo de Qinghe», ¿Eh? —se burló.

El charlatán tomó su cesta con furia después de sentirse avergonzado—. ¡Las leyendas no tienen todo ese tipo de información!

—Espera, no te vayas. ¿La Cresta Xinglu es parte de la región de Qinghe? ¿Acaso no es Qinghe parte del área de la secta Nie? Si realmente hay monstruos deambulando por la Cresta Xinglu, ¿Por qué esa secta está ignorando esta situación?

El charlatán soltó un resoplido acompañado de una risa burlona—. ¿La Secta Nie? Si tan sólo fuera la secta Nie de los viejos tiempos esto definitivamente no sería ignorado. Antes de que la leyenda lograra cumplir dos días, la secta Nie hubiera barrido con los monstruos de la manera más resoluta posible. Pero, ja, ¿No es el líder actual de la secta Nie ese conocido como «El Niégalotodo» o «Sacudidor de cabeza»?

Sin poder explicarle las cosas a detalle pues hacerlo revelaría que sabía perfectamente cuál era su identidad, Lan WangJi esperó a qué Wei WuXian sacara sus propias conclusiones sobre el nuevo líder de la secta Nie. Lo cual, sucedió de prisa.

—¿Por qué lo llaman «El Niégalotodo»?

El Segundo Maestro Lan recordó las veces que Nie HuaiSang llegó llorando a la Secta Lan mientras suplicaba a su hermano por ayuda para arreglar algún asunto. Por supuesto, Lan XiChen primero intentaría calmarlo con algún té y después procedería a preguntarle sobre qué lo acongojaba en esa ocasión, a lo que Nie HuaiSang lloraría casi hasta el desmayo mientras negaba frenéticamente y se abanicaba.

Después de terminar con sus preguntas el charlatán se retiró, no sin que antes Wei WuXian le comprara dos polveras de rubor. Lan WangJi intuyó que algo intentaría hacer Wei WuXian con ellas para intentar molestarlo y, de algún modo, estaba algo expectante.

Wei WuXian regresó a él con una sonrisa en el rostro, guardando los rubores y el monedero en su ropa. Lan WangJi ni siquiera pensó en pedirle el monedero aunque se preguntaba si no lo reconocía o sólo fingía no hacerlo.

En realidad, había algo que rondaba en la mente de Lan WangJi desde su reencuentro: ¿Había alguna posibilidad de que Wei WuXian recordara los últimos momentos que pasaron juntos y las últimas palabras que le dirigió con el corazón abierto?

Ciertamente esperaba que no. De hecho, sabía de la inestabilidad emocional y el trance en el que se encontraba en ese momento. Tan ido y moribundo que no podía hacer más que balbucear. No había forma de que pudiera recordar su tardía confesión de amor ni cómo batalló contra su propia secta pero, de no ser así... Si Wei WuXian efectivamente recordaba...

¿Coqueteaba con él aun sabiendo de sus sentimientos?

Con la mente ajetreada tomaron camino hacia la dirección que el charlatán les había señalado.

Estuvieron andando por aproximadamente una hora. Wei WuXian iba un paso al frente de Lan WangJi y éste último que seguía con la cabeza atiborrada se preguntó, en medio del bosque susurrante, ¿Cómo reaccionaría Wei WuXian si lo llamaba por su nombre de nacimiento?

«Wei Ying», le picaba la lengua de las ganas que tenía de llamarlo como lo hacía en el pasado. Quería llamarlo por su nombre tanto, tanto, tanto, que dolía.

Lo vio caminar frente a él con los cabellos alborotados moviéndose por el viento y con las capas de la túnica revoloteando a cada paso. Le recorrió el cuerpo entero con la mirada y no pudo evitar centrar un poco la mirada en la estrecha cintura y en la línea de las caderas que se iban abriendo hasta unas respingadas y reportadas nalgas.

Se le pusieron las orejas rojas y sintió la nuca caliente cuando comprendió a dónde se estaban dirigiendo sus pensamientos. Avergonzado, recordó el significado de la cinta que descansaba sobre su frente y trajo a la mente el objetivo por el que estaban subiendo a la montaña.

Un poco más adelante se encontraron un grupo de cadáveres caminantes, andrajosos y putrefactos del más bajo nivel. Ni siquiera había que preocuparse por ellos pues, aún si un humano ordinario se los encontraba, fácilmente podría escapar sin problema alguno.

Unos segundos después de verlos, Wei WuXian volvió a escabullirse detrás de Lan WangJi con falso miedo. A no más de veinte metros de distancia los cadáveres se detuvieron de golpe, dieron media vuelta y en estampida salieron disparados hacia otra dirección: huyendo a doble velocidad pues habían percibido la presencia del Maestro de la Cultivación Demoníaca.

El antedicho salió de su escondite, abrió la boca en grande y se estampó las palmas en los cachetes. Articulando de forma exagerada, miró a Lan WangJi y éste esperó para escuchar lo que tenía por decir.

—¡Hanguang-Jun! ¡Eres taaan genial! —jugó, batiendo las pestañas largas y tupidas—. ¡Se asustaron tanto cuando te vieron que huyeron enseguida!

Lan WangJi se quedó sin palabras por su actuación. Había sido muy mala pero, aun así, muy tierna. Casi tanto para robarle aún más el corazón.

Aún si todo ése coqueteo le terminaba doliendo, pues era consciente de que era mero juego de Wei WuXian, cada vez que rozaba el brazo con el suyo, le guiñaba el ojo, le sonreía o hablaba con una voz dulce o insinuante, no podía no emocionarse hasta que el corazón le galopara con fuerza dentro del pecho.

Era tortuoso pero quería seguir siendo el objeto de esas insinuaciones porque, aunque no era real, podía sentirse un poco más cerca. Además, debía admitir que el sólo hecho de pensar que Wei WuXian pudiera comportarse así con alguien más... Le hacía quemar la nuca y no precisamente por una emoción gratificante.

Fue sacado de sus pensamientos cuando, justamente el hombre que los ponía de cabeza, empezó a darle pequeños empujones para que siguiera avanzando.

Entre risas comentó—: Vamos, vamos. Salgamos ya de esta cierta. Aquí no debe de haber nada. La Cresta come-hombres debe ser algo inventado —lanzó un suspiro—. ¡Vaya gasto de energía! ¿No crees?

—Mn.

Lan WangJi comenzó a caminar hacia donde Wei WuXian lo empujaba, listo para regresar y continuar con la búsqueda de información. Pero, antes de que pudiera dar un segundo paso, los ladridos salvajes y alocados de un perro se escucharon a la distancia y, veloz como un rayo, Wei WuXian volvió a apretujarse lo más que pudo a su cuerpo. Envolvió los brazos alrededor de la cintura del Segundo Maestro Lan mientras temblaba y recargaba la frente contra su espalda, demasiado asustado como para poder hacer algo más.

El Jade quería darse media vuelta y envolverlo entre sus brazos, también susurrarle al oído que todo estaba bien y que no iba a dejar que ningún perro lo lastimara. Sin embargo, era imposible hacer aquello así que sólo pudo girar un poco el rostro para mirarlo.

Wei WuXian estaba a nada de terminar hecho bolita a causa de la fobia tan grande que tenía.

—Aún está muy lejos —ignorando el hormigueo en los brazos intentó tranquilizarlo—, ¿Por qué te escondes? —preguntó pero no sé ánimo a decir lo que rondó por su mente:

«Yo estoy aquí, te voy a proteger».

—V-vo-voy a esconderme primero y lue-luego opino so-sobre eso —habló entre tartamudeos—. ¿Dónde está? —se asomó y otro ladrido igual de salvaje se escuchó—. ¡¿Dónde está?! —repitió su pregunta con la voz aún más lastimera.

El Jade cerró los ojos. No quería pensar en ese momento en lo pegados que estaban así que se centró en el perro—. Es el perro espiritual de Jin Ling —informó y al instante en el que el nombre del sobrino de Wei WuXian salió de su boca, los temblores se aligeraron y retomó valentía que fue robada al instante en el que otro ladrido resonó.

—Si un perro espiritual está ladrando de esa manera entonces algo debió ocurrir —volvió a hablar y Wei WuXian lo miró refunfuñando.

—E-en...E-entonces va-vayamos a echar un vi-vistazo...

Pero ninguno se movió.

—¡Hanguang-Jun! ¿Por qué no avanzas? ¡Muévete! Si no avanzas, ¡¿Qué se supone que haga?! —se quejó.

Si bien tenía la intención de ir a averiguar qué estaba sucediendo, no podía avanzar porque Wei WuXian aún seguía firmemente ceñido a su cintura. Casi sacándole el aire. Estaba seguro que si veía debajo de la ropa de seguro su abdomen estaría rojo porque tendría las marcas de sus brazos de Wei WuXian. Además, aunque no era una situación para divertirse, encontraba algo tierno en el hecho de que se apegara tanto a él y buscara su protección.

Era irónico y divertido si se ponía a pensar que precisamente el Gran Maestro de la Cultivación Demoniaca, quien fue y seguía siendo un hombre de grandes habilidades marciales e intelectuales, lo necesitara a él para deshacerse de un perro. Así que, sí, tenía ganas de acariciarle el cabello y quizá darle un suave beso en la mejilla.

Después de un momento de silencio, el Jade se limitó a decir—: Suéltame primero... —aunque era lo último que deseaba.

Wei WuXian le regaló una sonrisa que terminó por parecer una mueca y avanzaron. Estuvieron rodeando el área por un buen tiempo. Los ladridos iban y venían en intensidad. En todo el rato la mano de Wei WuXian estuvo pegada a la espalda de Lan WangJi, quien podía sentir cada movimiento que hacía con los dedos. Estaba demasiado centrado en el calor que la palma le brindaba.

—¿A caso esta es una formación mágica de laberinto? —le preguntó Wei WuXian, ya un poco acostumbrado a los sonidos del animal.

—Mn.

Definitivamente había una formación mágica obstruyendo el camino e intentando ocultar algo. Minutos atrás había concordado con Wei WuXian cuando dijo que los rumores eran simplemente falsos pero ahora en realidad sí creía que había algo importante sucediendo ahí.

Minutos más tarde, después de romper la formación mágica de laberinto, las espeluznantes siluetas de unas torres de castillos se vieron a la distancia.

La Cresta Xinglu.

Los árboles dando su sombra hacían que el castillo se mirara más tétrico e intimidante. Las paredes grisáceas estaban sucias, llenas de tierra y con ramas escalándolas. Sobre el suelo las hojas secas crujían a cada paso que daban. Afuera del castillo, corriendo de aquí para allá, el perro espiritual de Jin Ling gruñía por lo bajo y ladraba en alto.

A diferencia de su anterior encuentro, aunque el perro estaba asustado con la presencia de Lan WangJi en esta ocasión no huyó. Retrocedió unos cuantos pasos pero después se plantó frente a ellos y ladró con más y más fuerza. Volteó hacia las torres del castillo mientras escarbaba en la tierra.

Wei WuXian se tensó a su espalda, usándolo nuevamente como escudo se arrepegó a él por milésima vez. Por supuesto, Lan WangJi para nada se molestó.

—¿Por qué todavía no se va...? ¿Dónde está su dueño? —preguntó Wei WuXian con la voz tan adolorida que el corazón de Lan WangJi se encontró adolorido—. ¡¿Por qué no está su dueño por ningún lado?!

Aunque el perro espiritual estaba ahí, ladrando y gruñendo en protesta, Jin Ling no estaba por ningún lado. No había rastro alguno de él así que de alguna forma debió de entrar a la Cresta.

—Entremos.

—P-pero, ¿Cómo si no hay puerta?

Cómo si el perro hubiese entendido su pregunta, comenzó a moverse en su sitio, dando vueltas y saltos. Dio unos pasos hacia el frente, enseñó los colmillos como intentando morderle la ropa a Lan WangJi y al verlo, el agarre de Wei WuXian se apretó a su alrededor. El perro retrocedió y cambió de objetivo. En un momento ya tenía la ropa de Wei WuXian entre los dientes y lo jalaba, apurado, a una dirección mientras los gritos se escuchaban por todo el lugar.

—¡Lan Zhan...! ¡LA-LAN ZHAN! ¡LAN ZHAN! ¡LAAAN ZHAN! ¡¡LAAAAAN ZHAAAAN!

Así como el perro arrastraba a Wei WuXian, Wei WuXian lo arrastraba a él y sin darse cuenta, clavaba las uñas sobre su ropa tal cual un gato temeroso al agua. Hada los llevó hasta la parte trasera del castillo de piedra y para ese momento la tez de Wei WuXian parecía tan blanca que cualquiera creería que se le había salido el alma.

Guardando las ganas de consolarlo, Lan WangJi centró su atención en los fragmentos de roca que estaban dispersos en el suelo y en el hueco del tamaño de una persona promedio que había en la pared. Sin duda, por las irregularidades de la pared y porque originalmente el castillo carecía de puertas y ventanas, alguien debió derribar esa parte de forma violenta con algún objeto mágico.

Los gruñidos y ladridos del perro se hicieron más fuertes y los dirigió al interior del castillo. Wei WuXian volvió a aferrarse y a gimotear a causa del miedo.

Era obvio que Jin Ling había forzado una entrada y que algo le había ocurrido al entrar al castillo. Sin poder ingresar, el perro espiritual había estado ladrando por ayuda.

Echó un vistazo al interior del castillo y a excepción de una luz rojiza que apenas y lograba iluminar algo, todo lo demás se veía extremadamente oscuro. Bichen se desenvainó unos centímetros, emitiendo su tan característica luz azulina e iluminando el camino. Lan WangJi tuvo que inclinarse para entrar y al hacerlo el sonido de sus botas fue lo único que resonó e hizo eco.

Recién había girado pero decirle a Wei WuXian que entrara cuando lo sintió chocar contra él. Temeroso de quedarse siquiera un segundo más con el perro, se había abalanzado hacia adentro, trastabillando en el acto. En un rápido reflejo el Jade lo sostuvo de la mano para ayudarlo y ese pequeño acto hizo que la mano le picara por el contacto.

Negó con la cabeza y no supo si era porque se sentía como un adolescente enamorado que magnificaba cada toque y mirada, o, porque Wei WuXian no había tenido cuidado, corriendo el riesgo de lastimarse.

Ya que el perro espiritual no podía entrar por alguna barrera, vio a Wei WuXian llevarse la mano al pecho y exhalar aliviado. Poco le faltó para caer arrodillado y agradecerle a todas las deidades.

Cuando el agarre de las manos se deshizo, al igual que con el abrazo, Lan WangJi sintió frío en esa zona. Hizo que Bichen se desenvainara aún más antes de continuar.

La Cresta Xinglu era muy fría por dentro, tanto que le recordaba las noches de invierno de Gusu, pero, estando acostumbrado a tal clima, el frío no le surtió efecto. Sin embargo, a su lado Wei WuXian estaba temblando disimuladamente y los temblores se hacían más evidentes conforme iban avanzando y la cresta se ponía más oscura y espaciosa.

Al avanzar, el eco de las pisadas también se volvía más intenso al ser un castillo con forma esférica.

Lan WangJi tenía la necesidad de cubrir a Wei WuXian con su propia capa para que el frío no lo enfermara pero no sabía si tal acto podría incomodarlo o, de alguna manera, dejar en evidencia lo que burbujeaba en su pecho. Antes de poder tomar alguna decisión, Wei WuXian se detuvo de golpe y el rostro se le distorsionó cuando frunció el ceño y se llevó la mano a la sien.

De inmediato se giró hacia él. En su voz haciendo eco se pudo escuchar lo preocupado que estaba—. ¿Qué ocurre?

Wei WuXian se inclinó un poco más hacia el frente—. D-Demasiado... Demasiado ruido...

Lan WangJi volteó hacia todos lados. El castillo estaba en absoluto silencio.

Mientras lo veía apretarse la sien con la mano izquierda, algo helado le recorrió la espalda, pues, la última vez que lo vio hacer aquel gesto había sido trece años atrás cuando deliraba y él lo sostenía entre sus brazos, desesperado, tratando de pasarle la escasa energía espiritual que le quedaba.

Los punteros del Compás del Mal que Wei WuXian sostenía en la otra mano giraron dos veces de forma temblorosa, como si no estuvieran seguros de moverse. Después, empezaron a girar más y más rápido, sin detenerse. La energía resentida del lugar era inmensa y el miedo de que la misma hiciera sentir mal a Wei WuXian y le dañara el núcleo poco desarrollado y la estabilidad mental, le hicieron tragar.

Pero, mientras él estaba preocupado por Wei WuXian, Wei WuXian perdió un poco más el color del rostro y olvidando el dolor, gritó por su sobrino—. ¡Jin Ling! —siguió caminando.

Gritó un par de veces más pero no obtuvo ninguna respuesta, trayendo frustración y miedo a sus facciones. Lan WangJi entendió ese sentimiento. Llamar y no obtener nunca una respuesta.

Entraron a diferentes habitaciones pero todas estaban vacías. No obstante, al adentrarse más, en el centro de una de las habitaciones se toparon con un ataúd negro.

—¡Pero qué buen ataúd! —se maravilló Wei WuXian dándole unas palmadas a la madera de alta calidad.

Parados cada uno a un costado del féretro, les bastó sólo una mirada para entenderse. Extendieron sus brazos y al mismo tiempo y abrieron la tapa.

En el momento en el que el interior del ataúd quedó a la vista Wei WuXian volvió a llevarse la mano a la sien. Apretó los dientes sin poder hacer algo y miró dentro del féretro. A primera cuenta no encontró nada, pero, cuando Bichen se desenvainó aún más y la luz celeste brilló con intensidad descubrieron que, a falta de un cadáver, lo que estaba adentro era un largo sable.

Nie.

En el mundo del cultivo no había ningún otro clan que utilizara sables para combatir. Sólo la secta Nie, por sus orígenes, había reparado en utilizar tal herramienta como arma espiritual.

El sable no tenía funda y la empuñadura, hecha de oro, destellaba gracias a Bichen. Realmente lucia pesado aunque su cuerpo era delgado y la hoja brillaba. Además, el sable emitía un sangriento tono escarlata e irradiaba un frío aire de destrucción.

Un sable dentro de un ataúd.

Lan WangJi enumeró las líneas de defensa para encontrar la Cresta Xinglu. La primera, todos los rumores y habladurías harían que las personas tuvieran miedo siquiera de intentar buscarla. La segunda, aunque eran cadáveres del más bajo nivel los que se habían encontrado, para alguien inexperto, la cantidad que había podía asustarlos así que se retirarían. Y por último, la tercera, la formación mágica de laberinto para aquellos de una valentía más amplia, pero, la formación sólo podría ser profanada por un cultivador de mayor nivel.

En la Cresta no había manera de entrar de forma convencional. No había puertas ni ventanas en todo el castillo, todo estaba muy bien resguardado y el aspecto externo lucia casi tan tétrico como el interno.

Ahora, dentro de las habitaciones, mientras más avanzaban, iban encontrando más ataúdes de diferentes épocas y en todos ellos sables remplazaban cadáveres.

Algo grande había estado escondiendo la Secta Nie por generaciones.

Ya en la habitación final, al cerrar la tapa del último ataúd, la expresión angustiada de Wei WuXian después de llamar un par de veces más a Jin Ling, le hizo fruncir las cejas. No le gustaba verlo de tal modo, no quería que se preocupara por nada. Ya bastante había tenido que vivir en su primera vida así que quería que en la segunda encontrara paz.

Puso el guqin sobre el ataúd y deslizó la mano sobre las cuerdas haciendo surgir las notas de una melodía que llevaba años tocando.

Después de unas cuantas notas alejó la mano sin cortar el vibrar de las cuerdas. A cambio, una nota se tocó por sí misma.

Había hecho contacto con un espíritu.

—¿Inquiry? —preguntó Wei WuXian.

—Mn.

A Wei WuXian se le iluminó un poco la mirada—. Hanguang-Jun, ayúdame a preguntarle qué es este lugar, para qué fue hecho y quién lo construyó.

Sin inconveniente alguno tocó unas cuantas notas más, preguntando lo que Wei WuXian le había pedido.

—¿Qué dijo?

—No lo sé.

Wei WuXian lo miró como si lo hubiera visto sonreír—. ¿Qué...?

Lan WangJi respondió con calma—. Dijo, "No lo sé".

—...

Tocó unas cuantas notas más con una pregunta diferente y obtuvo la misma respuesta.

—¿Qué preguntaste esta vez?

—¿Cómo murió?

—Si fue asesinado en secreto mientras no ponía atención, eso explicaría el por qué no sabe cómo murió. ¿Por qué no le preguntas mejor si sabe quién lo asesinó?

Así lo hizo y por tercera vez la misma respuesta fue dada.

Wei WuXian se llevó la mano a la barbilla—. Entonces intentemos con algo más, pregúntale si es un hombre o una mujer.

En esta ocasión, las notas que obtuvo de respuesta sonaron más vigorosas.

—Un hombre.

—¡Por fin sabemos algo! Pregúntale si entró aquí un niño de unos quince o dieciséis años.

—Sí.

El semblante de Wei WuXian se oscureció—. Entonces, ¿Dónde está ahora?

Aunque preguntó de inmediato, la respuesta tardó unos segundos en llegar.

—¿Qué dijo? —pidió Wei WuXian con premura.

—Dijo, "Justo aquí".

Wei WuXian se rascó la nariz después de voltear hacia todos lados. Ya habían buscado en cada rincón del castillo y el espíritu masculino decía que justo estaba en ése lugar.

—El espíritu no puede mentir, ¿Verdad...?

Lan WangJi lo miró.

—Conmigo presente, no puede.

Bajo su control, no había forma de que el espíritu invocado pudiera mentir.

De hecho, aun cuando el lenguaje del guqin debía ser aprendido por todos los miembros de la Secta Lan había algo de lo que Lan WangJi estaba seguro: no había nadie más experto y diestro en esa habilidad que él. Ni siquiera los ancianos de lejanas generaciones que la habían desarrollado, ni su tío, ni su hermano. Sí, ellos eran hombres de grandes aptitudes pero él había pasado trece años teniendo como única compañía la melodía que las notas del guqin reverberaban.

Si antes ya era alguien de gran habilidad, todas las noches que tocó, desconsolado, por una respuesta que nunca llegó terminaron por convertirlo en un erudito en la materia.

Afortunadamente, aunque jamás hubo ni una sola respuesta, obtuvo algo mejor.

A Wei WuXian.

Hizo otra pregunta al espíritu, ya que no sabía cómo había llegado ahí ni cómo murió, algo de índole personal resultaría más sencillo de responder, pero la respuesta que obtuvo reveló lo que ya venía sospechando desde minutos atrás. Frunció un poco el entrecejo, sin saber exactamente cómo decirle a Wei WuXian.

—¿Qué le preguntaste esta vez?

—Cuántos años tenía y de dónde era.

Las cejas de Wei WuXian se elevaron, incitándolo a continuar—. ¿Qué dijo?

Después de una leve pausa, el Jade respondió—. Quince, de LanLing.

Un destello de angustia y tristeza apareció en los ojos de Wei WuXian y al Jade se le apachurró el corazón. Jin Ling era el hijo de su tan adorada shijie, que algo le sucediera era un duro golpe para él, sobre todo porque se culpaba por su muerte.

Lo mismo le apesadumbró el pecho a él el día que encontró a Lan Yuan moribundo dentro del tronco de un árbol a medio quemar. Siendo un pobre niño y el último recuerdo de quien hizo feliz a Wei WuXian, se mantuvo con el miedo de que no pudiera superar la delirante fiebre que lo atacó y muriera.

Si había alguna esperanza de que Jin Ling aún estuviera en un trance entre la vida y la muerte o, por desgracia, hubiera muerto ya, entonces por lo menos quería ayudarle a hacerse con su cuerpo. Volvió a tocar. Wei WuXian entendió lo que preguntaba "Dame tu localización exacta". La respuesta tardó lo que fueron inmensos segundos en los que ambos se miraron a los ojos y después el guqin reverberó.

Lan WangJi le informó—. En donde estás parado, mira en dirección al suroeste...—de inmediato siguió sus indicaciones— y luego escucha lo que tocan las cuerdas. Después de cada nota, camina un paso hacia adelante. Cuando se detengan, estará en frente de ti.

Seis notas del guqin se escucharon en la Cresta. Seis pasos fueron dados. Entre cada acorde las pausas se hicieron más prolongadas y así los pasos se ralentizaron. En el sexto acorde Wei WuXian topó con una pared de piedra grisácea. Volteó hacia Lan WangJi—. ¡¿Está en la pared!?

Lan WangJi desenvainó a Bichen por completo y cuatro rayos de energía espíritual cruzaron la habitación, cortando la pared. De inmediato se acercó para ayudar a Wei WuXian quién tenía el entrecejo pegado y sin darse cuenta mallugaba sus labios con los dientes. Fueron retirando los ladrillos de la pared hasta quedar una gran área de tierra negra.

Con las manos desnudas Wei WuXian arañó la tierra. Quizá ni él mismo se daba cuenta de lo desesperado que estaba ni del miedo que Lan WangJi podía sentir fluyendo de él. Al poco tiempo de estar cavando el rostro de un hombre con los ojos fuertemente cerrados apareció.

Jin Ling.

Wei WuXian se encargó de limpiarle el rostro de prisa. Parecía una madre acariciando a su pequeño después de que hubiera llorado. Al hacerlo y dejar al descubierto nariz y boca, Jin Ling comenzó a toser con fuerza y a intentar jalar aire de forma tan sonora que terminó creando eco en la habitación de piedra.

Sólo en el momento en el que la cabeza de Wei WuXian fue a parar al pecho de Jin Ling pudo verlo relajarse. Los hombros tensos bajaron y un suspiro aliviado se le escapó. Inquiry pudo contactarlo porque su alma estuvo a punto de abandonar su cuerpo. De haber llegado sólo un poco más tarde...

El Jade también enterró los dedos en la tierra negra para ayudar a Wei WuXian. Entre los dos lograron sacar la parte superior de Jin Ling pero al hacerlo se inclinó hacia el frente y su espada, amarada a su espalda, se atoró con algo. Descubrieron lo que se escondía entre las paredes de la Cresta Xinglu.

Huesos. Había huesos humanos ahí y un brazo se había prensado a la antigua espada de Jin ZiXuan.

Tomó el cuerpo de Jin Ling y lo recostó en el suelo para comprobar su pulso. Escuchó cómo Wei WuXian se hacía con la funda de Bichen para golpetear en la pared y escarbar un poco más en la tierra, revelando más cadáveres. Algunos aún tenían pedazo de carne colgando y otros con los huesos ya ennegrecidos.

Wei WuXian retrocedió un paso, tal como si alguien lo hubiera echado para atrás. Quiso levantarse e ir a su lado, también quería usar a WangJi para contrarrestar la energía resentida que lo estaba lastimando pero en ese momento, torpemente, Jin Ling se puso de pie.

Ni él ni Wei WuXian movieron un dedo, sólo observaron cómo, ido y con los ojos todavía cerrados, volvía al mismo lugar del que acababa de ser desenterrado y se acomodaba. Antes de que algo más sucediera, Wei WuXian lo volvió a sacar de la pared. Volteó hacia Lan WangJi para decirle algo pero los temblores que le recorrieron el cuerpo lo dejaron callado.

Hada había estado en silencio desde que entraron al interior de la Cresta Xinglu, esperando a que le devolvieran a su amo. Ahora, unos lejanos ladridos hacían eco en las paredes, trayendo de nueva cuenta el miedo al cuerpo de Wei WuXian.

—Algo no anda bien fuera del castillo —le dijo. Los ladridos del perro espiritual eran más fuertes y salvaje que nunca.

Temeroso y poco convencido a causa del perro, Wei WuXian le contestó—. Salgamos a echar un vistazo —y al tiempo que el Jade se quiso acercar a ayudarlo, se echó a Jin Ling a la espalda.

Volviendo sobre sus pasos, vieron al perro espiritual dándoles la espalda, gruñendo a cierta dirección. Cuando Hada se dio cuenta que habían regresado y que Jin Ling estaba inconsciente sobre la espalda de Wei WuXian, gruñó y corrió hacia él. Un grito ahogado le salió de la garganta en completo pánico y al escucharlo Lan WangJi se deslizó enfrente de Wei WuXian, protegiéndolo y ocasionando que el perro frenara de inmediato y escondiera la cola entre las patas.

La razón por la que los ladridos de Hada habían cesado y se convirtieron en agresivos gruñidos era porque algo estaba colgando de su boca. Lan WangJi se acercó, agachó y sacó del interior de las fauces un trozo de tela de alguien sospechoso que anduvo rondando por ahí.

Lo reconoció con rapidez.

Se lo tendió a Wei WuXian quién de inmediato le dijo—. No deben de estar muy lejos todavía, ¡Vamos tras ellos! —animó.

Sin embargo, Lan WangJi negó con la cabeza—. No es necesario, sé quiénes son.

El característico diseño del trozo de tela, artístico y detallado, sólo podía pertenecer al nuevo líder de la Secta Qinghe Nie, Nie HuaiSang, quien siempre gustó más del arte que del cultivo marcial. Había visto diseños similares en sus túnicas a lo largo de los años y los sables revelaban también a quiénes pertenecía la Cresta Xinglu.

Pero Wei WuXian todavía quería ir por ellos—. ¡Si no los atrapamos ahora será un fastidio encontrarlos después!

Después de un momento y aunque bastante reacio a hacerlo, accedió—. Iré por ellos —le dijo. Entre los tres no podrían alcanzarlos, mucho menos estando uno inconsciente—. ¿Qué pasará contigo y Jin Ling? —sintió su pulso acelerarse cuando preguntó.

No quería separarse de él. Tenía miedo de hacerlo pero tampoco quería que Wei WuXian se arriesgara a ir por ellos cuando traía a Jin Ling sobre la espalda.

—Sacaré a Jin Ling de la Cresta Xinglu y lo llevaré a descansar a algún lugar en Qinghe, cerca de donde nos encontramos con ése charlatán. Juntémonos ahí.

La ansiedad le trepó en el cuerpo, «¿Regresarás?».

Cómo si hubiera escuchado su pregunta, Wei WuXian respondió—. ¡Regresaré!

Y el corazón le brincó, aliviado por sus palabras pero también con miedo.

Se sentía como un niño al que estaban forzando a hacer algo que no quería y lo que menos deseaba en el mundo era alejarse de él. Si se iba, ¿Realmente regresaría? ¿Lo haría? ¿O volvería a pasar la vida sin tenerlo cerca?

En una fracción de segundos cayó en cuenta de que se había acostumbrado demasiado rápido a su presencia, a sus bromas, su risa. Desde que lo encontró tocando WangXian supo que en algún momento se iría pero, ¿Ese momento había llegado tan rápido?

Le dio una mirada, Wei WuXian lo apuró. «Volverá», se dijo. Tenía que volver. Era Wei WuXian, no había manera de que dejara un evento como ese sin resolver, mucho menos si su sobrino estuvo involucrado y a punto de morir.

Sin decir palabra dio media vuelta para irse, los pocos pasos que dio le pesaron pero tenía que actuar, era la responsabilidad de un cultivador y también era algo que Wei WuXian le estaba pidiendo.

La voz medio estrangulada de Wei WuXian lo hizo detenerse—. ¡E-e-e-espera! —gritó—. ¡Llévate al perro! ¡Llévatelo!

El Jade se vio obligado a regresar. Le echó una mirada al perro que tenía la cola entre las patas, demasiado asustado hasta para moverse o poner resistencia. Con una sola mirada Hada comenzó a caminar detrás de él y de vez en vez volteaba hacia la dirección de la Cresta, dedicando ladridos hacia su amo.

Lan WangJi también volteó, vio a Wei WuXian limpiarse el sudor de la frente y suspirar aliviado. Después, dio media vuelta y descendió por el mismo camino por el que ellos habían llegado.

Un triste suspiro se le escapó de los labios.

—Por favor, regresa —pidió en un susurro y avanzó.

A palabra de un rey temeroso, las Bestias perecieron en batalla. Aleksandr, su príncipe, en venganza se convirtió en vampiro y desde hace más de quinientos años se deleita con los placeres que la vida eterna le ha bridado. Un amor extraño, el roce de piel contra piel...

One Shot +18. En mi perfil. 

Publicado el martes, 17 de noviembre del 2020. 09:08 p.m.

¡HOLA! /se esconde para que no le peguen por haber tardado tanto. ¿CÓMO ESTÁN? ¡Extrañé mucho estar por aquí! Este fanfic no entrará en hiatus, nunca. Simplemente estoy tardando porque no he estado bien en mi salud física y porque además de estudiar doy asesorías de literatura. Así que por favor no lo dejen de lado, yo no lo haré :'((

¡LAN ZHAAAAN, SÁLVAME! Awww, mi bebé casi se queda sin corazón al volver a escuchar su nombre ser llamado por Wei Ying. Tanto lo esperó, tanto lo añoró... Yo digo que debería sentirse agradecido con Hada por asustarlo, jajaja.

ATENCIÓN: El siguiente capítulo ya lo estoy escribiendo. Goodbye, my love de Ailee es la canción del capítulo.

Sabemos que WangJi estuvo, esperanzado, esperando a que Wei Ying realmente volviera, pero, ¿Qué estuvo rondando por su mente mientras aguardaba por él con el corazón en la mano? ¡Recuerdos! ¡VIAJAREMOS AL PASADO! ¡Vuelven los recuerdos impregnados! ¡IREMOS DE PASEO AL PRIMER ENCUENTRO DEL WANGXIAN! Preparen pañuelos, creo. He sido muy amable con sus corazones.

1-. Ya saben que siempre uso sujetos de prueba. Bueno, WangJi enchilado, moqueando y queriendo correr... Soy yo. Les juro que fue super difícil intentar permanecer calmada por fuera (WangJi) cuando, por dentro, quería arrancarme la lengua, jajajaja. Tengan cuidado, no sean como yo y se vayan a lo baboso a morder un chile (la verdura, malpensadas). Terminé exfoliando mi lengua con azúcar mientras lloraba.

Pero, como siempre digo, nada como conocer de primera mano las cosas para escribirlas mejor.

Además, ¿Quién no se había imaginado a WangJi muriendo por dentro a causa de la comida? Anexando que me gusta escribir cosas que nunca escribirían sobre WangJi.

2-. Por el capítulo anterior me estuvieron preguntando cómo le hice para que mis amigos me contaran cómo se masturban y todo lo que sienten.

Bueno, sólo les envié un mensaje y fueron muy específicos. Uno de ellos hasta mensajes de voz me envió y otro, mientras estábamos por videollamada, hizo la simulación del movimiento de mano que él utiliza, cómo se recuesta, etc. No hay vergüenza ni nada, pero luego me quedé acá tipo: «Askaaa, we... ¿Qué más? 👀 /sigue apuntando sus notitas». Y así terminé escribiendo Aleksandr que sólo me falta editar, ggg.

Igual toda esa información la estoy guardando para cuando el WangXian se jale la serpiente en la posada, jajajajaja.

Después de un mes completo, ¿Cuál fue tu momento favorito de este capítulo? Lo sentí algo "técnico" con todas las explicaciones y así pero no podía saltarme eso porque, aunque ya sepamos de qué va la trama principal, es importante seguir con el hilo. Sin embargo, intenté mostrar lo mejor posible los sentimientos de mi bebé hermoso. Espero haberlo logrado y que no se les haya hecho aburrido después de tanta espera.

¡Cuiden mucho su salud! Coman cosas deliciosas y recuerden que siempre hay alguien que las/os ama. Yo te amo, pero, tú ámate aún más, corazón.

¡Nos leemos en la siguiente actualización! 💐

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