«POV Jimin»
Había conseguido un empleo decente, uno muy bueno en realidad.
Hoseok me consiguió un empleo con su jefe. Yo le pedí ayuda para conseguirlo y a cambio lo perdonaría. En realidad, no lo odio, pero de un momento a otro recordaba lo que había hecho hace casi diez años y me molestaba haber sido traicionado por mi propio hermano.
Y como era de esperarse, le dijo a mis padres de todo lo que hice en la casa de la abuela. Los adultos tienen la mente muy sucia y creen que si un adolescente gay se va al bosque con su novio estarán haciendo algo inadecuado para su edad.
Estuve castigado por un año.
—Me gusta éste —dije observando un auto. El señor de la agencia asintió y se retiró para hacer el papeleo. Sonreí, pero mi sonrisa se borró al sonar mi celular y ver que Hoseok me llamaba—. ¿Ahora qué?
—No te conseguí un buen empleo para que llegaras tarde, ¿dónde estás? El jefe pregunta por ti.
—Voy en camino —reí. Pude imaginarme lo molesto que estaba—. Compré un auto.
—¡¿Qué?! ¡Tienes el puto auto del trabajo!
—Es que si renuncio no me lo puedo llevar.
—¿Qué mierda estás diciendo?
—Así es, Park Jimin cumplirá su promesa aunque no te guste.
—Mis padres te van a correr de la casa —nunca me fui de mi casa porque estaba ahorrando para comprarme este auto para ver a Taehyung, nadie estaba de acuerdo en que regresara.
—También hice mis maletas. Voy un paso por delante de todos ustedes.
—No sabes si...
—Ya me sé ese cuento —colgué.
Esperé un poco para tener mi auto, debía ponerle placas, mientras, llevaba ese papel pegado en la ventana de atrás.
Era hora de irme. Puse la radio, me gustaba el auto, tenía elegancia, los asientos de cuero y tenía radio con bluetooth. Conecté el celular, seguro Hoseok llamaría.
Mis esperanzas se volvieron nervios, ¿cómo estará? ¿Habrá cambiado mucho? ¿Se mudó?
No creo que se haya mudado, él prometió esperarme. Pero han pasado diez años. Suspiré. Me prohibieron regresar, no había transporte para acá y tampoco me arriesgaría a robar el auto de mis padres, seguro me denunciarían, por eso decidí comprarme uno propio. Y me encanta.
Estaba más cerca del lugar. Lo memoricé bien. Hoseok volvió a llamar.
—¿En verdad lo hiciste?
—Sí, te mandaría foto, pero estoy conduciendo mi auto nuevo, comprado por mí —reí.
—Te saliste con la tuya, pues has lo que quieras.
—Eso iba a hacer.
—Sí, sólo esperaba que pudieras tener una vida normal, conocer a alguien en la oficina. Hay personas que creen que eres atractivo. Y Jungkook estaba planeando invitarte a salir.
—Jungkook me ha invitado a salir desde que me conoció —suspiré. Toda mi vida estuve pensando en Taehyung o qué haría Taehyung si estuviera aquí—. No lo entiendes, nunca te has enamorado.
—No digas eso, me casaré el próximo mes y estoy enamorado. Además tú estás enamorado de un mocoso. No sabes si es así, sólo tienes el recuerdo de él, de quién fue.
—No me interesa.
—¿Y si está casado?
—Hicimos una promesa.
—¡Hace diez años!
—No regresaré, todos me caen mal.
—Bien —hubo un largo silencio, incluso pensé que había colgado—. Salúdame a Yoongi y dile que lo siento.
—Jodete, no le diré nada de tu parte. Fuiste tú el confundido.
—Sólo me dio miedo pensar que podría ser gay.
—Seguro que sí. Por eso le contaste a mis padres cómo me sentía.
—Sí.
–Jodete.
Colgué y seguí con mis cinco minutos de camino.
Me estacioné entre la que era casa de mi abuela y la casa de Taehyung. Mi corazón se removió al ver la casa de Taehyung. Ahora tenían un cerco de madera. Y había fresas para cortar qué emoción sentí al recordar la primera vez que lo vi allí. Estoy seguro que Taehyung vive todavía aquí.
Me bajé del auto para tocar una campana que estaba allí que al parecer era el timbre.
Estoy nervioso, me pregunto cómo lucirá ahora. Esperé y volví a tocar la campana.
Salió, me miró con una cara de intentar reconocerme. Llevaba puesto un overol de lana con una camisa a cuadros y parecía llevar mullet, seguramente intencional. Taehyung se puso precioso tanto que hasta dudé si realmente era él.
—¿Se le ofrece algo? —me preguntó con una voz que casi me derrite.
—Y-yo...
Se acercó aún más, intentando reconocerme y cuando estuvo lo suficientemente cerca. Se sorprendió al verme incluso sonrió.
—¡¿Quién es, pá?! —gritó un niño desde la puerta. ¿Pá? ¿Su hijo?
Quedé como un completo payaso.
—¡Ve con tu madre! ¡Estoy ocupado! —le gritó y el niño asintió. Regreso su vista a mí y corrió para abrirme la puerta—. Puedes estacionar tu auto dentro.
—Gracias —dije. Subí al auto, lo vi tocarse el cuello como si estuviera preocupado. Lo entiendo, vine cuando él ya está casado y con hijos, debe sentirse incómodo.
Mordí mi labio pensando en si irme de reversa o meterme a la casa.
Lo vi recargarse en el cerco y me sonrió, pude ver que suspiró.
Si tiene problemas con su esposa será su culpa, no mía. Entré y lo estacioné.
Dios, qué mierda, tiene hijos, me siento pésimo, quiero ir a llorar mientras como una cubeta de helado y escucho canciones de desamor.
Me abrió la puerta asustándome.
—¿Todo bien? —su voz había cambiado, ahora era muy sexy. Asentí con la cabeza sin poder responder.
Miró lo que tenía en la parte de atrás. Estaba mi maleta y mi naranjo ya más grande. Bajé del auto y abrí la puerta de atrás sacando mi naranjo.
—Lo cuidaste bien —dijo tocando sus hojas.
—Sí, todos los días lo miraba crecer un poco más. Realmente lo sentí como un hijo —dije mirando con nostalgia a mi árbol. Pude sentir la mano de Taehyung tocar mi hombro, me asusté y me reincorporé de inmediato.
—¿Quieres echar un vistazo? Las cosas han cambiado por aquí.
—Veo que estás ocupado con los niños, no quisiera molestarte.
—No lo haces, está bien, quiero que veas lo que he hecho —asentí y él tomó mi mano guiándome por todo su patio. Me hizo recordar cuando éramos adolescentes.
Había cambiado mucho, el nuevo de la casa de mi abuela la pintó y construyeron un cerco de madera.
—¿A qué te dedicas? —pregunté.
—Soy agricultor y aprendí algo de carpintería. De hecho yo hice esta cerca.
—Te quedó realmente bien.
—Gracias. Me alegra que hayas regresado.
Reí apenado.
—Estaba de paso y quise venir a visitar a un viejo amigo.
—Oh.
Taehyung me llevó hasta los naranjos y cortó una naranja para mí.
—Gracias.
—Cuando te fuiste mi árbol me dio naranjas demasiado ácidas. Hasta hace poco comenzó a dar dulces de nuevo, supuse que vendrías.
—Me extrañó —sonreí.
—Yo también —dijo parándose delante de mí. Sentí mi corazón acelerarse y pude ver su rostro mejor, ya no era un niño, él realmente había crecido, sus facciones son más marcadas, quiero besarlo, repetirle lo mucho que soñé con volver a hacerlo. Me imaginaba este momento mágico, no así.
—También te he extrañado —dije y seguí caminando—, pero quiero ver todo.
—¿Quieres ver el lago? A veces voy a jugar con los niños.
—Qué adorable —dije muriendo por dentro—, pero no quisiera ir.
Eso significaría verlo en ropa interior y se me rompería más el corazón.
—Ven —tomó mi mano y cruzó el cerco.
Me llevó hasta la casa que era de mi abuela—. Es mi casa ahora.
—¿Tú te quedaste con esto?
—Sí, he estado cultivando cosas, la tierra aquí es muy fértil.
—Fantástico —sonreí, le fue bien. Él tiene lo que mis padres rogaron por tener.
Abrió la puerta dejando salir un dulce aroma de miel.
—Disculpa el desorden —dijo recogiendo las cosas que estaban fuera de lugar—, es que tenía una entrega temprano, me pidieron hacer unas sillas de madera para un parque acuático, me pagaron realmente bien.
—Qué bueno escuchar eso, después de todo lo que te sucedió —me senté en el sillón, él había remodelado la casa con muebles nuevos y tenía una televisión e Internet.
—¿Te gusta? La compré hace poco y la verdad me encanta, he estado viendo muchas películas. Es realmente curiosa la vida en la ciudad, ¿realmente es así?
No tengo idea, no viví como un adolescente normal. Me la pasaba llorando por un chico que resulta estar casado y con hijos.
—No sé. ¿Y tus padres? —cambié de tema.
—Se fueron hace como tres años. No tengo idea de a dónde, pero estamos mejor así. ¿Y tu familia?
—Idiotas, ya sabes.
—Yoongi me contó todo.
—Disculpa tener un hermano tan estúpido.
—Yo tengo uno loco —rio.
Se sentó a mi lado.
Volvió a mirarme a los ojos y después los cerró acortando la distancia entre nosotros, entre la confusión pude sentir nuestros labios tocarse por unos momentos. Me levanté.
—¿Qué ocurre?
Yo no pude evitar llorar. Besé a un padre de familia.
—¿Cómo puedes besarme? —dije entre lágrimas—. Tienes un hijo y una esposa.
—Siéntate para poder explicarte. No es sólo un niño, son tres.
Suficiente. Avancé hasta la puerta sin dejar de llorar. Él me alcanzó y tomó mi mano. Entrelazó nuestras manos y besó mi mano. Respiré hondo.
—No son míos —dijo—. Son de Yoongi y soy su padrino. El niño me dice pá de cariño —sonrió—. Debo admitir que me dolió cuando dijiste que venías a visitar a un viejo amigo.
Sonreí y lo abracé, todo fue una confusión mía, ahora me siento avergonzado. Él acarició mi barbilla y me atrajo a su rostro para besarme. Metió su lengua a mi boca. Abrí mis ojos, no esperaba algo así en él, me sonrió entre el beso. Me separé para abrazarlo de nuevo.
—Perdón por tardar, intenté llegar, pero sólo hasta ahora pude —le dije—. De hecho, el auto es nuevo.
—Está bien, es un lindo auto —peinó mi cabello—. Sé que la maleta que está en tu carro es porque planeabas quedarte aquí —sonreí apenado—. Puedes dormir en mi habitación, es más calentita.
—Sólo si tú duermes conmigo —seguí abrazándolo hundiendo mi nariz en su cuello.
—Lo haré, si es que podemos dormir.
—¿Qué dijiste?
—Nada.