— BIENVENIDOS A
LAS TUMBAS
—Addison—
Merle había sobrevivido.
El desmayo que tuvo fue debido a la pérdida de sangre. Will se ofreció a curarlo, ya que en aquel entonces yo no estaba preparada psicológicamente como para hacerlo. Lo que sucedió con el Gobernador me dejó en un estado de shock que, en el que la verdad jamás creí que estaría.
—Le quité un brazo. —digo, llevando mis piernas a mi pecho—. ¿Qué clase de persona hace eso?
—Addie...
—No, D. Le quité el brazo a una persona, un brazo que era perfectamente funcional; antes yo no hacía esto, peleaba por salvar vidas y ahora estoy haciendo todo lo contrario.
—Todo esto tienes que hacerlo para sobrevivir. El mundo cambió, Addison. Tienes que aceptarlo, porque cuando sea demasiado tarde, no tendrás otra opción que ponerte a ti primero antes de que te maten, terminarás matando a alguien, cielo, tarde o temprano.
Sin embargo, sabía que debía recomponerme. No habíamos matado al Gobernador, y por consecuente, no tardaría mucho en darnos con su mejor golpe. Y no me equivoqué, sabíamos que iba a suceder más temprano que tarde, es por ello que dimos con un plan.
—¿Por qué no nos vamos? —digo ya, cansada de todo. Merle estaba recostado en una celda que le habíamos dado cerca de la de Daryl y de la mía, y todos estábamos dentro de ella. Desde que pasó lo que pasó los demás comenzaron a tolerar un poco más a Merle, y es por ello que ahora lo incluían en nuestras conversaciones.
—¿De qué hablas, Addison? No nos vamos a ir —dice Jeffrey, enojado.
Río—. No seas tonto, hermanito. Yo hablo de que nos vayamos pero a la vez no lo hagamos —sonrío con coquetería, nadie me entendió así que tuve que explicarme—. Podríamos hacerles creer que nos fuimos y les tendemos una emboscada.
Y bueno, eso es lo que estamos haciendo.
—¿Cómo sabemos que él no atacará hoy mismo? Maldición podría estar viniendo hacia acá ahora mismo —Maggie hace que todos entren en pánico, muerdo mis labios.
—No lo creo, —Merle le dice con cautela. Él sabe que ella es la que más recelo le tiene, después de todo, es entendible—. Addison lo dejó bien mal y yo también, no creo que lo haga en estos días.
—Ellos dos nos dieron tiempo —Daryl interviene, tomando mi mano y entrelazándola con la suya—. Nos dieron tiempo que necesitamos. Él necesita sanar de las heridas que le dejaron, así que no atacará pronto, pero sí necesitamos estar preparados.
—¿Y cómo vamos a saber cuándo va a venir entonces? —Beth pregunta, sosteniendo a Judith en sus brazos.
La verdad lo que vino después no me lo esperaba.
—Puedo encontrar la manera de hablarme con Cassie —sonríe Will, feliz por mencionar a la chica que amaba—. Ella podría ser nuestra agente en cubierto.
No sé cómo lo hizo, pero lo logró. Mi mejor amigo recibió cartas de su chica y él se las respondía durante días. Fue casi una semana lo que duró el tiempo de recuperación del Gobernador, antes de recibir la carta que lo definiese todo.
«Mañana. Ha reclutado a la mayoría de personas que viven aquí, ellos piensan que ustedes son unos asesinos, así que quieren deshacerse de ustedes. Tengan cuidado.»
Y bueno, es así como supimos que hoy era el día de la batalla. Todos comenzaron a alistar sus cosas, recogerlas y meterlas en la camioneta. Yo recogí mis cosas, —que sólo se basaban en tres conjuntos de ropa, mi espada, y una arma de fuego— junto con Daryl, que él se encargó de coger su ballesta y su ropa.
Todos nosotros estuvimos de acuerdo con lo que estamos haciendo, todos...bueno, menos mi sobrino. Carl Grimes. Apenas mi hermano le mencionó que él no sería partícipe de la batalla, se enfureció.
—Nunca lo había visto tan enojado —Glenn me dice, ya cuando estaba metiendo mis cosas en la camioneta. Cuelgo mi espada en mi espalda y veo cómo Daryl habla con Merle a la distancia.
—Es cierto —hago una mueca al verlo tan frustrado. Desde que Rick le comentó lo que haríamos, ha estado de ésta forma. Furioso y ofuscado.
—Él sigue siendo un niño. Es fácil olvidarlo —Rick interviene, escuchando nuestra conversación, lo peor es que es cierto.
Will se me acerca y lo abrazo—. ¿Cómo te sientes al saber que vas a verla? —me sonríe como el gato de Cheshire. Se ve hermoso cuando sonríe así.
—Estoy loco por verla —se muerde los labios—. Por verla a ella, por ver a Oli...porque lo conozcas, Dios mío, te vas a enamorar de él, créeme que sí.
—No vayas a creer que ella está ahí con el grupo del Gobernador. Sé que ella no haría eso —él hace una mueca.
—Claro que no. Pero aún así me preocupa. —beso su mejilla.
—Solucionamos esto y te prometo que iremos por ella. Iré contigo personalmente, quiero conocerla —le guiño un ojo y lo dejo, al igual que a mi hermano y a Glenn Rhee.
Me alejo de Rick, William, y de Glenn para acercarme a donde están Merle y Daryl. Merle se había recuperado realmente rápido del balazo; al igual que yo, ahora quedará con la cicatriz de la bala en su pecho. La única diferencia es que a diferencia de él yo cuento ahora con dos heridas, no sólo con una.
Escucho con atención la razón por la que pelean, y volteo los ojos impresionada.
—No puedo creerlo —me acerco a ellos y me cruzo de brazos—. ¿En serio están peleando por ésta cosa?
Merle ríe—. Lo siento, hermanito. Pero la moto es mía. Tienes que encontrarte otra cosa —Daryl bufa.
—Por favor, viejo. He estado usándola desde hace más de un año —se queja mi novio.
Miro a Merle con una sonrisa—. Oh por favor, sólo lo estás diciendo para joder a Daryl ¿por qué no pueden superarlo, chicos? Actúen como hombres, no como niños.
El mayor de los Dixon me mira con algo de fastidio fingido, para después caminar a mi lado y empujarme de un codazo.
—No seas resentido —digo escuchando su risa. Merle siempre será Merle, por más buena relación que hayamos comenzado a tener éstos últimos días.
—¡No vayas a tirarte mi moto, Darylina! De otra forma date por muerto.
—No seas idiota, —le digo a mi cuñado y éste vuelve y se ríe.
Daryl me ve con una pequeña sonrisa, lo miro algo apenada—. ¿Qué?
—Por fin ustedes dos se llevan bien —volteo los ojos pero él me besa. Suspiro—. Me encantas.
—Te amo —digo, y él hace un «uhm» besándome de nuevo, halo su cabello—. Maldición, tienes el cabello cada vez más largo. Definitivamente te sienta, déjatelo así.
—Ven —se sube a la moto, y palmea el asiento de atrás—. Súbete muñeca.
—Pero si tú no vas a...
—Sólo súbete, Addie.
Con una sonrisa paso una pierna por un lado y dejo la otra en el otro. Mis manos se aferran a su pecho y, recuesto mi cara en su espalda. Suspiro respirando todo su aroma, aquel que tanto me fascina.
—Perdón por romperles el momentico de romance —ugh, recuérdenme de patear a Jeff cuando esté solo, gracias.
—¿Qué quieres, Jeff? —bufo cuando me entrega las llaves de la camioneta—. Ay no me hagas eso, idiota.
Daryl se queda callado, evaluando la situación—. Necesito – Rick y yo necesitamos que saques la camioneta y la escondas junto a la moto detrás del bosque. Nosotros tenemos que quedarnos aquí. Alguien tiene que quedarse con Carl, Judith, Beth y Hershel. Todos los demás nos quedaremos aquí y lo sabes.
—¿En serio tengo que ser yo? —muerdo mis labios—. Quiero quedarme aquí. Yo fui la que dio el plan, Jeffrey.
—Nunca te pido nada, Addison. Hazme el favor ¿quieres? —dice algo fastidiado. Mierda.
Daryl palmea mis muslos—. Está bien, Addie. Estaré esperándote aquí.
Con el objetivo de mosquear a mi hermano, beso a Daryl de la forma más lenta y sensual posible. Él gruñe siguiéndome el beso y jalando mis labios, maldición, amo cuando me sigue el juego de esa forma.
Nos detenemos cuando escucho a Jeffrey carraspear. Se lo merecía.
Me acerco a todos y los abrazo uno por uno, deseándoles mentalmente buena suerte. Termino con Maggie, abrazándola con fuerza. Ella se ríe.
—Suerte. Tengan cuidado, —susurro, antes de subirme a la camioneta y encenderla.
Manejo con cuidado saliendo de la prisión, y conduciendo alrededor de ella acercándome y adentrándome aún más en el bosque. Sonrío aliviada al encontrar el lugar perfecto para esconderla, y de paso, escondernos a nosotros.
Es perfecto porque la camioneta es prácticamente invisible desde donde estamos, y porque también tengo una vista perfecta de la prisión y de lo que está o estará por suceder a continuación.
—¿Todos están bien? —nos bajamos de la camioneta y nos escondemos con sigilo. Me recuesto contra un árbol y me cruzo de brazos, esperando el resultado.
Carl bufa—. Yo debería estar ahí —así que definitivamente es eso lo que lo tiene tan enojado.
—Carl –
—No. ¡Yo debería estar ahí! —me alza la voz y yo arqueo una ceja. ¿Perdón? El jodido problema con Carl es, que desde que recibió el disparo cree que dejó de ser un niño y que todo el mundo debe comenzar a tratarlo como un adulto, y eso no es más que pura mierda, porque él sigue siendo un jodido niño.
—¿Perdón? Bájale el tonito, niño —repito con autoridad—. Tú sigues siendo un niño, Carl Grimes, así que déjate de comportar de esa forma.
—Tú no eres mi madre —me dice con fastidio, lucho para contener el grito que está por salir de mi boca. Pero aún así siento un dolor en el fondo de mi pecho.
—¡Escúchame Carl! Es suficiente. No tienes derecho de hablarme así. Es cierto, jamás ocuparé el lugar de Lori. Ella era tu madre, y no pretendo quitarte eso; ¡pero eso no quita que no pueda decirte que estás haciendo las cosas mal, muchachito!
—Pero –
—¡Pero nada! ¿Quieres que se te trate como un adulto? Bien —lo estoy mirando a los ojos con seriedad—. Entonces madura de una maldita vez y comienza a encontrar la manera de ganártelo, pero no con éstas pataletas estúpidas ¿entendido?
—Addison...
Hershel me mira y veo con una ceja arqueada como Carl se aleja de mí con fastidio.
—No puedo creer que este comportándose de ése modo —le digo a Hershel—. ¿Qué es lo que estamos haciendo mal, Hersh?
Suspira—. No le des tan duro, Addie —niego—. Siquiera su padre está dándole tan duro, sé que lo haces por su bien, pero en ocasiones, es mejor darle su espacio. Él ha pasado por mucho, y ahora lo que él necesita es a Rick, no puedes tomar el lugar de Lori, mucho menos el de tu hermano.
Lo peor es que tiene razón, pero no puedo evitarlo. Si nadie le tiene rumbo a mi sobrino ¿entonces dónde iba a parar?
—No puedo, Hershel. Mira como se está comportando. Si no le digo nada, si Rick no le dice nada –
—Es que ése es el punto, Addie. No puedes comenzar a comportarte como su madre. De otra manera él dejará de confiar en ti, y eso no es lo que necesitamos ahora mismo. Está en una edad complicada, no está su mamá, y ahora no sabe qué hacer para ganarse el respeto de los demás.
Mi pulso se dispara cuando motores se escuchan cada vez más cerca. Nos mantenemos estáticos y escucho la explosión que resonó en todo el lugar. La explosión seguido de disparos y más disparos. Ya me imagino la cantidad de caminantes que vendrán gracias a todo éste ruido que podría ser malditamente innecesario, ¿acaso es que siempre habría algo, o alguien con lo que tengamos que pelear?
Nos quedamos callados cuando escuchamos ramas rompiéndose. Carl, como siempre, va a la delantera sacando su pistola, creyéndose James Dean o algo por el estilo, sabiendo que las cosas no deberían ser así.
Un chico unos dos o tres años más grande que Carl apareció con una pistola. El susodicho le apuntó al chico desconocido de inmediato, y él alzó las manos de inmediato, rindiéndose, ya que está claro que él tenía todas las de perder ya que nosotros éramos mayoría y él se encontraba completamente solo.
—No disparen, —pidió, mostrándose en señal de paz.
—Baja el arma chico —le pide Hershel, apuntándole también. Todos teníamos que hacerlo en orden de mantenernos a salvo. Beth sostenía a Judith algo aterrada.
—Claro, ten —estira su brazo hacia Carl, entregándole su arma.
Aunque era demasiado tarde como para pensarlo. Un disparo se escuchó, y segundos después todos vemos aterrados cómo Carl se deshizo de ése muchacho de la forma más fría posible. ¿Qué mierda había sido eso?
—Carl ¿me podrías explicar...? —Hershel toma mi mano, pidiéndome que haga silencio. Es cierto.
No tengo que hablar esto con él. Esto lo debo hablar es con Rick, y ahora mismo.
[ ... ]
Todo había salido bien. Gracias al cielo, nosotros habíamos ganado ésta ronda. El Gobernador no había muerto, lo que quiere decir que puede aparecer en cualquier momento por otra ronda. Pero en éste momento, nosotros fuimos los que le dimos fin a su encrucijada, no podía sentirme más orgullosa al respecto.
Sin embargo, apenas estacioné la camioneta de regreso en la prisión, me bajé de ella y me acerqué a Rick, dispuesta a contarle lo que había pasado con su hijo. Carl no había dicho ni media palabra desde que asesinó cruelmente a ése niño, no entiendo qué es lo que le está pasando.
Carl había intentado ocultar sus verdaderas intenciones. Le dijo a Rick que tuvo que hacerlo en pro de mantenernos a salvo, pero eso no es más que una vil mentira, porque todos nosotros lo vimos, Hershel lo vio, yo lo vi, hasta Beth, que está algo preocupada por ello.
—Eso no es cierto, Rick —digo con el corazón en la mano. Carl ya se había ido así que no me estaba escuchando.
—¿De qué hablas?
—Rick, Carl está cambiando. Esta más frió y calculador; hoy casi me manda al carajo porque me tomé el atrevimiento de corregirlo, me comparó con Lori y sabemos que las cosas no tienen por qué ser así.
—Addie...
—Escúchame, sé que ser líder no es fácil, Richie, créeme que sí. ¿Por qué crees que Carl te lo propuso hace un tiempo, eh? Él también necesita de su padre, no de un jefe que le diga qué hacer. Carl mató a ése niño, Rick, lo sé porque él estaba entregando su arma, sabía que tenía todas las de perder y se rindió rápidamente. Él estaba entregando su arma y Carl le disparó sin piedad alguna. Tienes que hablar con él, tienes que estar más pendiente. Porque tal parece que él está cansado de que yo intente decirle lo que está bien y lo que no, no quiere que me convierta en su madre, así que dejaré de intervenir al respecto.
—Ésta batalla la ganamos pero eso no quiere decir que no podemos contraatacar. Podemos ir a buscarlo y acabar con esto —dice Jeff, a lo que todos le ponen cuidado, incluyendo mi otro hermano.
Pero sé que se quedó pensando en lo que le dije. Eso espero, porque él tiene que tener una seria conversación con su hijo.
—Me parece —dice Daryl, de acuerdo—. ¿Quiénes vamos a ir?
—Prefiero quedarme —dice Merle—. En caso de que él regrese al menos podemos responderle.
Es cierto. Merle es el que más tiene experiencia si Jeff y Rick se van también.
Jeff, Daryl, Rick, Will, Michonne y yo iremos, mientras que los demás se quedan acá, en caso de que a él le dé por regresar y así tienen como contraatacar.
Sé que ella ya se había dado cuenta de que querían entregarla, pero ella comprendió el por qué de que mis hermanos lo hubiesen pensado siquiera. Ella ahora era parte de nosotros, parte de ésta familia.
Jeff, Rick, Will y Michonne se fueron en la camioneta mientras que yo me subí en la moto con Daryl. Salimos rápidamente antes de que el sol se pusiera; faltaba sólo un par de horas para que la noche llegara, por lo que teníamos que terminar esto lo más pronto posible si queríamos que las posibilidades todavía estuviesen de nuestro lado.
La carretera de camino a Woodbury parecía tranquila en un inicio, pero Daryl se quedó en shock, al igual que yo, al ver que en el medio del camino había un auto parado y abandonado, junto a un montón de cuerpos sin vida en el suelo.
¿Qué carajos?
—¿Qué pasó aquí? —digo exaltada, sintiéndome realmente mal por todas las personas que murieron aquí. Es una jodida masacre.
Nos acercamos al auto abandonado al comenzar a escuchar ruidos. De la ventana, de un momento a otro aparece una chica queriendo salir de aquel auto lo más pronto posible. Tal parece que ella era del grupo del Gobernador.
—¿Qué ha pasado aquí? —todos le apuntamos mientras ella comienza a bajar. No sabíamos cómo iba a reaccionar.
—Me llamo Karen. —abro los ojos, viendo la mirada de Will entristecerse un poco. Tienen que estar de joda—. El Gobernador fue quien los mató, mató a todos, yo conseguí esconderme debajo de unos cuerpos pero en Woodbury no lo saben, tengo miedo de que él –
—Oh Dios mío. Cassie —dice Will, preocupado—. Él les va a hacer algo, él...
—¡Todos súbanse a sus autos! Debemos ir antes de que sea demasiado tarde. Tal vez él haya vuelto a Woodbury, podemos terminar esto de una vez por todas —dije yo, tomando la última palabra.
El resto del camino se hizo eterno. Todos estábamos preocupados por las personas inocentes que aún quedaban allí. Ya se estaba atardeciendo cuando llegamos, nuevamente a ese pueblo que lo comenzó todo, que nos abrió puertas, y también nos abrió batallas e inconformidades.
Cuando llegamos, pegué un grito al escuchar un disparo. Disparo que dio contra el suelo a muy pocos centímetros de nosotros; me escondo de inmediato aterrada. Ya estoy cansada de recibir balazos.
Me asomo con cuidado, y veo a un hombre bastante conocido para mí apuntándonos. Abro los ojos: —¡Es Tyreese!
Karen sale de inmediato para que se detengan los disparos—. ¡Tyreese soy yo!
—¿Karen? ¿Qué está pasando? ¿Qué haces con ellos?
—Tyreese el Gobernador mató a todos. Mató a todos los que fueron con él a la prisión. Yo fui la única que sobrevivió —le dice—, ellos me salvaron. Déjanos entrar y te explicaré todo. ¿El Gobernador está acá?
Tyreese nos permite la entrada a todos y nos comenta que el Gobernador no regresó. El cobarde de mierda no regresó, y lo único que agradezco es que no fue capaz de lastimar a nadie más.
—Addison —me dice Tyreese, sonrío al ver que se acuerda de mí y rápidamente lo abrazo. Daryl no entiende quién es, y me da risa porque está completamente celoso, y no lo disimula ni un poco.
—¡Es un gusto volver a verte! —digo contenta—. ¿Cómo están todos?
—Los chicos estaban con Karen en el grupo —hago una mueca. Mierda—. Eso quiere decir que...
—Lo siento mucho —hago una mueca—. Mira te presento a Daryl, él...no estaba cuando ustedes estuvieron en la prisión.
Mi novio y el hombre de piel oscura se tienden la mano y se saludan. El menor de los Dixon lo mira con cautela. Contengo una risa.
—Tyreese —William se acerca, rompiendo el encuentro—. ¿Dónde está ella?
Tyreese sonríe—. Vengan conmigo.
—Esperen. ¿Por qué no les dices a todos que tenemos un lugar para todos en la prisión? —abro mi boca y sonrío, contenta y orgullosa de mi hermano.
—Rick. ¿Estás seguro? —Jeff le pregunta, algo curioso e impresionado también. El susodicho asiente.
—Sí, lo estoy. Después de todo podemos darles otra oportunidad a todos ellos. Ellos no tenían nada que ver con lo que sucedió con el Gobernador, son completamente inocentes.
—Addie —Michonne me llama—. Necesito buscar a Andrea —asiento, ella vino sólo por ella.
—Dividámonos —declaro yo, mis hermanos asienten de acuerdo—. Davis y yo acompañaremos a Tyree –
—Sólo dime Ty, Addison —me río, él me parece demasiado adorable.
—De acuerdo, Davis y yo acompañaremos a Ty, buscaremos a la chica de Will y ustedes vayan con Michonne por Andrea. ¿Entendido?
Todos me hicieron caso. El único que se quedó fue Daryl, que me abrazó y me besó con suavidad. Terminó dándome un beso en la sien.
—Me encanta cuando eres mandona —muerdo mi labio apenada—. Es en serio.
—Eres un tonto —digo sonrojada, él se ríe antes de irse detrás de Michonne y de mis hermanos.
Me volteo, y los dos hombres restantes me miran divertidos. Gruño.
—¿Podemos irnos, caballeros? Gracias.
[ ... ]
Tyreese se quedó con los demás, después de reunirlos les había comentado lo que Rick decidió. Todos a pesar de haber dudado, confiaron en la palabra suya y la mía, ya que también les dije que queríamos y los recibiríamos con los brazos abiertos.
Acompañé a Will a donde él solía vivir. Un apartamento bastante grande, lo suficientemente cómodo como para que una persona pueda vivir. Él supuso que Cassandra se encontraría aquí.
—¿Estás seguro de que ella se encuentra aquí?
Entramos con cuidado, en caso de que alguien apareciese de sorpresa.
—Este lugar era mil veces mejor que una celda —digo algo apenada—, ¿por qué demonios entregarías algo como esto por...?
—No vayas a empezar, Addie —él me empuja y yo me río, apenada—. Acuérdate que yo hice esto porque quise, no porque me hayan obligado a algo. Ustedes siempre fueron...–
—¿Will? —una tercera voz se escucha, por lo que los dos nos callamos y volteamos de inmediato.
Wow. Sí que es hermosa.
Sus ojos estaban llenos de lágrimas, viendo a mi mejor amigo. Cubrió su boca con su mano mientras que con la otra sostenía a su bebé, un bebé hermoso de cabello rubio. Aunque ya no es tan bebé, debe tener unos dos años a lo mucho.
Abro la boca, intentando presentarme, pero Will sale corriendo hacia ellos para abrazarlos. Una enorme sonrisa sale de mis labios.
Mis ojos se aguan un poco, viendo con felicidad como se encuentra mi mejor amigo.
Él la besa, se besan por varios segundos, así que bajo la mirada apenada.
—Tengo que presentarte a alguien —él toma al niño en sus brazos y lo acaricia. El niño le sonríe al verlo de inmediato.
Él camina con ella con sus manos entrelazadas. Ella al verme sonríe apenada.
—Cassie, amor, quiero presentarte a...
—Addison, supongo —asiento emocionada—. ¡Mucho gusto!
—Mucho gusto también; no te imaginas las cosas tan hermosas que habló aquí Davis de ti. Tanto que quise conocerte desde el principio. Ahora que estoy hablando con la famosa Cassandra Collins no puedo creérmelo.
—¿Puedo? —le digo apenada, y ella me permite alzar a su pequeño—. Oh por Dios, es que él es hermoso.
—Es el niño más hermoso del planeta.
Viendo al niño sabía que las cosas cambiarían para todos. Sea para bien, sea para peor; pero todos nosotros le estábamos dando la oportunidad a nuevas personas, para que entren a nuestra vida, y también logren cumplir ésa meta que tanto nos cuesta ahora. Y es la meta de la supervivencia.
—Vamos a irnos a la prisión, Cassie. Vamos a vivir todos nosotros ¿de acuerdo?
—Ahora todos vamos a ser una familia —le digo, —. ¿Cierto que sí, cielo? Sí, vamos a ser una familia, disfuncional pero hermosa familia —le digo al niño con voz chillona, de la misma forma que le habló a Judith, y él me sonríe con su boca con solo dos dientes en la mitad de sus encías.
Malditamente adorable, ¿no lo creen?
Un toque en la puerta se escucha y todos nos ponemos en alerta. Sostengo al pequeño en mis brazos, viendo cómo la puerta se abre, revelando a mi hermano Jeffrey. Suspiramos todos aliviados.
—Nos asustaste, Jeff —le digo y él no me dice nada. Está serio—. ¿Qué pasa?
Él besa mi frente y acaricia las manitas del bebé, él ríe contento como todo bebé inocente y perfecto. Pero nosotros no entendemos nada de lo que sucede.
—Jeffrey —saluda Cassandra, mi hermano le sonríe a medias.
—Viejo ¿qué está pasando? ¿Es el Gobernador? ¿Acaso volvió?
Niega con la mirada algo perdida—. Acompañamos a Michonne a buscar a Andrea. Resulta que no estaba por ninguna parte, así que dedujimos que él la tenía encerrada en algún lado.
—En el mismo sitio en donde estaban Glenn y Maggie, supongo —digo yo, algo alterada. No entiendo nada.
—Efectivamente estaba allá —me dice Jeff, traga—. Pero...ya era demasiado tarde.
—¿De qué estás...?
—Él dejó a Andrea amarrada con unas esposas a una silla. Le disparó a Milton para que muriese y así...
—Oh Dios mío, —dice Cassandra, cubriendo su boca—. ¿Es en serio?
—Sí. Andrea logró escapar pero Milton alcanzó a morderla en el hombro —cierro los ojos, mierda. Sé que nunca me lleve bien con ella, y que las pocas cosas que hablábamos eran insultos y gritos, pero nadie se merecía algo como aquello, y eso sí lo sabía.
—Ella misma acabó con su vida, se disparó en la cabeza. Michonne estuvo ahí todo el tiempo con ella.
Miro con dolor por la ventana del lugar donde nos encontramos. Hago una mueca, viendo a todos agarrando sus cosas y subiéndose al bus escolar que hay acá en el que nos llevaremos a todos.
En ocasiones, me siento mal por la gente que arruinamos, o la vida que les arruinamos acá. Sé que el Gobernador es una mala persona, y que siempre lo será, pero nosotros fuimos los que aparecimos, y lo jodimos todo. Las personas que vivían aquí ahora deben vivir con gente que no conocen.
—¿Qué sucede? —me pregunta Jeff, poniéndose detrás mío.
Hago una mueca—. Es sólo que...bueno, siempre vimos al Gobernador como el malo de la historia. ¿Pero qué tal si los malos somos nosotros?
—¿Estás loca? —me dice Davis desde su sitio.
—Considero que por más que las cosas estuviese bien antes de que ustedes llegaran, las cosas habrían empeorado tarde o temprano —Cassandra se mete en la conversación—. Todos ustedes nos están dando una nueva oportunidad al dejarnos vivir con ustedes en la prisión, así que jamás los vería, personalmente, como los malos de la historia.
—Escucha, preciosa, debemos irnos —me dice Jeff, acariciando mi hombro—. Rick y los demás nos están esperando.
Puede que seamos los malos de la historia para muchas personas, pero para mí, y para las personas que realmente me importan, como lo es William, Jeff, hasta Cassandra que está por unirse a esta familia, nosotros somos de todo menos eso, y lo tenemos claro, ya que nosotros nos protegeremos los unos a los otros hasta las últimas consecuencias.
FIN ACTO DOS.
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