La realidad se apodera de mi debilidad, utiliza mi ansiedad para deteriorar mi enfermedad.
Mi estado mental consume mi núcleo y mi sistema principal colapsa con la eternidad.
Se siente cómo la energía se consume, la forma en que detonan los colapsos en mi interior.
Los pensamientos me atormentan y no siento que esta cura sane mi orgullosa herida.
Y la bestia que duerme en mi interior abre los ojos incrementando mi temor, angustiando mi ansia de intoxicación.
Y todo eso me lleva a la felicidad de los recuerdos, a la salud de mi enfermedad, la visión que tengo de mi ser y las cosas que probablemente ya sentí.
Y todo eso me recuerda que la vida es algo que perdí por culpa de mi enfermedad, por la debilidad de mi realidad.