Había pasado solo una semana y con eso me bastó para darme cuenta que Kaira estaba más feliz que nunca antes.
Dejó de insultarme con frecuencia, ya no hacía falta que me ayudara con Reagan. Ya no, no lo necesitaba ni mucho menos lo quería.
Pronto me di cuenta que solo fingía un amor hacia ella como todos, con tal de que nadie notara que la persona que realmente quería de verdad, era a mi mejor amiga.
Tanto tiempo a su lado, haciéndonos bromas de mal gusto, llegando a insultarnos tanto que parecíamos unos completos enemigos.
Pero en realidad eso fue lo que más me gustó de nuestra relación.
Que tuviéramos la confianza suficiente gracias a que nos conocíamos bastante bien el uno al otro.
—¿Me estás escuchando acaso?— me pellizcó haciendo que saliera de mis pensamientos acompañado de un quejido por mi parte —no lo hacías ¿cierto?
Reí levemente —claro que lo hacía— susurré.
—Dime de que hablaba entonces— se cruzó de brazos mientras me juzgaba con la mirada. Una mirada que daba mucho miedo.
—De... pues... hablabas de— hice una pausa —hablabas del baile— dije firme.
Sus ojos se abrieron sorpresivamente —¿qué? ¿De verdad me estabas escuchando?
Sonreí de lado —lo hacía Kaira— suspiré —decías que tu vestido llegó antes, que era más lindo que en la foto y que necesitabas conseguir pareja desde ya aunque aún falte un poco de tiempo.
Ella sonrió sonrojada, pero pronto notó como se había puesto ante mi respuesta, que terminó quejándose sin tener razones.
—¡Yah! Sí era eso Christopher— bufó porque no quería aceptar que esta vez yo tenía la razón —bueno, como sea ¿me consigues una pareja para el baile?
Fruncí el ceño —ya la tienes— hice una pausa —soy yo— dije casi entredientes mientras agachaba mi cabeza ahora viendo la mesa blanca de la cafetería.
Kaira se rió a carcajadas haciendo que la mirara completamente sonrojado ¿por qué carajos se ríe ahora?
—¿Qué?— dije sin comprender aún, pero ella simplemente lloraba de la risa.
Paró de reír al ver mi expresión seria, entonces se limpió sus pequeñas lágrimas y frunció el ceño —¿hablas en serio?
Asentí lentamente mientras me agachaba de hombros —sí...
Entonces ahora la sonrojada era ella, por lo que no pude evitar soltar una risa corta, pero eso la hizo enojar y recibí un golpe en el hombro que me hizo arrepentirme de haberme burlado.
—Bien— dijo de brazos cruzados y con una mirada confiada —acepto ser tu cita para el baile— suspiró —ya que lo suplicas tanto...
—¡¿Qué?!— dije completamente ofendido, cosa que la hizo reír devuelta, pero ahora en lugar de molestarme, me reír junto a ella.