Renacimiento © ✓

Bởi MariaAparcio

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Serie Las Dos Caras de la Luna: Libro III "Nadie es dueño de tu vida. Tú decides quien quieres ser y como viv... Xem Thêm

Introductorio
Prólogo
Capítulo 1: Regresión
Capítulo 2: Choque de intereses
Capítulo 3: Punto muerto
Capítulo 4: Advertencias
Capítulo 5: La manada
Capítulo 6: Cara a Cara
Capítulo 7: La confrontación
Capítulo 8: Desolación
Capítulo 9: La feria
Capítulo 10: La confesión
Capitulo 11: La historia
Capítulo 12: En la mira
Capítulo 13: La telaraña
Capítulo 14: El vecino
Capítulo 16: La oveja
Capítulo 17: El regreso
Capítulo 18: Punto y cierre
Capítulo 19: Catarsis
Capítulo 20: El espejo
Capítulo 21: Un paseo animado
Capítulo 22: Noctámbula
Capítulo 23: Lo bueno y lo malo
Capítulo 24: La declaración
Capítulo 25: Las motivaciones
Capítulo 26: El tormento
Capítulo 27: Heridas abiertas
Capítulo 28: Las sospechas
Capítulo 29: Punto de partida
Capítulo 30: Clase y práctica
Capítulo 31: Realidad y fantasía
Capítulo 32: Posibilidades
Capítulo 33: El gato y el ratón
Capítulo 34: La caja de Pandora
Capítulo 35: Bertram
Capítulo 36: El monstruo
Capítulo 37: Luchar y sobrevivir
Capítulo 38: Renacimiento
Capítulo 39: El despertar
Capítulo 40: Única
Capítulo 41: Hija de la Luna
Capítulo 42: Mis chicos, mi familia
Capítulo 43: Una nueva realidad
Capítulo 44: Resiliente
Epílogo
Capítulo Extra (Rick)
Playlist- Renacimiento
Curiosidades sobre Renacimiento
Cosas Extras
Agradecimiento y nota de la autora

Capítulo 15: Amigo sorpresa

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Bởi MariaAparcio

¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo! 

En la oscuridad, miré la hora en el celular y suspiré. Eran las once y cincuenta y nueve. Estaba lloviendo y escuché algunos truenos. Falta un minuto para medianoche y también para el día de mañana; catorce de febrero. Apreté el celular en mi pecho para contemplar el techo arriba de mí; no quería encender la luz pero estaba despierta gracias a mi urgente viaje al baño. La comida picante era bien recibida por varios en la casa, pero para mí era una tortura; cerré los ojos un momento y sentí que mi estómago hacía ruidos.

Hice una mueca.

— ¡Ay, no! — gemí, saltando de la cama y corriendo hacía el baño. Gracias a Dios, tenía suficiente papel de baño y velas perfumadas.

Tuve dos viajes más al baño y cuando le eché una mirada al celular; eran las doce y media de la noche. Me hice un ovillo en la cama y busqué mis audífonos. Me puse a escuchar música, coloqué varias canciones pero las quitaba con rapidez y no las terminaba. Estuve así hasta que me detuve, la recordaba pero me puse a escucharla. Me gustaba la mezcla de voz y violines.

"Alguien hizo brillar una luz, estoy congelada por el miedo en mí. Alguien me hace sentir viva y me destroza."

Me empezó a gustar la canción, y sentí un escalofrío. Entonces, lo recordé y leí el nombre de la canción y quién la interpretaba; Shatter Me - Lindsey Stirling con Lizzy Hale. Rick me la había recomendado, porque la había escuchado en una página en YouTube. Detuve la canción, busqué Galería y observé más fotos de nosotros. Fruncí el ceño, ¿por qué las tenía todavía?, ¿por qué no las borraba y ya?, ¿acaso me estaba volviendo masoquista por continuar viendo estas fotos? Mi mente me gritaba ¡Detente, Elizabeth! ¡Ya basta!, aunque mi corazón estaba en otro sitio. Era obvio, todavía estaba ahí ese sentimiento por Rick. No estaba lejos de mí, sin embargo, había cambiado hacía un tiempo. La gente cambia con los años y es diferente, no solo físicamente sino mental; Rick seguía siendo Rick, a pesar del tiempo. Observé varias fotos y él estaba igual, pero yo cambié. Yo envejecí, Rick no cambiaba y eso me dolía. Me lastimaba, me estaba haciendo daño en tan solo pensarlo, y a pesar de todo, Rick me todavía me amaba. Me seguía queriendo, pero ¿yo? Tenía que pensar más.

>>> Es mi decisión. <<<, pensé

Respiré hondo y empecé a borrar algunas fotos, en las que Rick estábamos juntos; sentía que no podía eliminarlas de una sola vez. Quise llorar pero me contuve y sentí mi pecho comprimirse. Continué con la canción hasta el final y me dormí.

***

No desayuné y me sentía incómoda cuando fui al trabajo ese día, tal vez eran ideas mías o posiblemente porque decidí ponerme pantalones vaqueros y los sentía algo apretados. Tenía algo de barriga. Lucas, Zack, Joel y yo teníamos que ir a trabajar ese sábado y mi papá fue decisivo al respecto. Y lo que más me llamó la atención fue que todos al parecer tenían planes: Luke iba a ver a Madison, en su casa, Zack y Chad iban a una cita doble con unas chicas del pueblo, Joel iba a ver a alguien en el pueblo pero era sorpresa. Will todavía seguía hablando con su "nuevo" amigo por celular, aunque sabía que se estaban llamando y enviando mensajes; él estaba feliz por eso y esperaba que fuese algo más serio. Probablemente, por el bien de Will. Los únicos que no teníamos nada éramos Ethan, Michael y yo. Al final por el mal tiempo del clima, se había cambiado el festival de barbacoa por una reunión comunitaria en el gimnasio de la secundaria, para este domingo por la tarde. Todos llevarían comida y bebidas. Y era posible que viera a Sean Collins y a su padre (quien se llamaba Mark), de nuevo en la reunión y todos iban a ir. Bueno, los que quisieran no era obligatorio ser un buen vecino.

El clima no era muy amigable en estos días, pero aun así esperaba que eso cambiara. Y todos estábamos ocupados: Joel estaba con los audífonos puestos, mientras pasando un trapeador por los pasillos; Lucas estaba en el mostrador con el iPad en la mano, anotando algunas cosas y al final, Zack y yo estábamos atrás buscando cajas y organizando bolsas con semillas para jardinería. Todo era un día tranquilo, a pesar de las sensaciones que tenía en mi estómago y sabía por qué me sentía así, además de las fotos eliminadas también era por mis días del mes. Mañana era quince y el periodo, tendría que aparecer en estos días. Apenas conversé con Zack, mientras buscaba cajas y me ayudaba a organizar las bolsas. Coloqué y puse bolsas mientras algunos clientes entraban y salían, algo movido al menos con día cómo esté. Escuché la campana de la tienda y Zack iba de nuevo atrás, volví con las bolsas en mis manos; algunas de ellas se cayeron del estante.

>>> ¿En serio? <<<, pensé fastidiada

Resoplé y mientras me agachaba para recogerlas, se escuchó un desgarré. Un desgarro de pantalones. Me detuve y me enderecé de inmediato. Tal vez imaginaba pero lentamente, mi mano tocó la parte de atrás de los pantalones y sentí un largo agujero en la línea de costura, sentí parte de piel y ropa interior. Había roto mis pantalones y observé por el pasillo. Estaba sola y no había nadie a la vista. Respiré, algo aliviada de que nadie estuviera viendo esto y lentamente, empecé a moverme para la parte de atrás de la tienda.

>>> Me esconderé y le pediré a Zack su sudadera <<<, pensé

Me moví un poco más y corrí para llegar a la parte de atrás, no había nadie pero entonces, choqué con alguien. Gruñí y maldije contra el pecho de la persona, ore para que la persona me dejara irme y resolver mí a vergonzante problema. Pero cuando enfoqué la vista, sentí cómo todo mi rostro, se calentaba. Era Sean Collins y me estaba sonriendo. Maldije mientras pensaba en cómo salir de esto.

— ¡Hey! Lizzie, ¿cierto? Sí, eres tú. La chica de ayer— saludó y yo tragué saliva. — ¿Trabajas aquí?

—Uhm, sí —murmuré. — Sí, trabajo aquí.

Sean pareció animarse. Su cabello marrón claro estaba algo desordenado, no mucho; un cabello con estilo sin ser desaliñado. Todavía tenía ese ligero bronceado, pero se estaba desvaneciendo y su tono era algo pálido, a mí parecer.

— ¿Puedes ayudarme? — preguntó. — Busco unas bridas para cables y algunos clavos. Mi papá y yo estamos arreglando la casa, pero nos faltan algunas cosas y él me envió a comprarlas.

Traté de sonreír y esperaba que alguno de los chicos viniera a ayudarme. Miré con el rabillo de ojo, para ver si alguno de ellos se parecía, pero no pasaba nada. Me mordí los labios y empecé a balbucear. Sean empezó a mirarme de una forma extraña y no sabía qué hacer.

—Yo estoy...en mi descanso y tengo que...resolver...un asunto — le expliqué con una sonrisa. — Y debo irme — dije con rapidez.

Sean inclinó la cabeza.

— ¿Estás bien?

Sentí las mejillas arder.

—Debo irme — contesté nerviosa y me fui

— ¡Espera! — gritó Sean pero no me detuve.

Corrí hacía la parte de atrás y me morí de vergüenza, porque sabía que era muy posible que Sean hubiera visto el roto de mis pantalones. Y hasta podía jurar que mientras corría, lo escuché reírse.

***

Zack no estaba y respiré con alivio cuando revisé algunas cajas de atrás y encontré unos viejos pantalones de yoga con hoyos en las rodillas. Esperaba encontrar una chaqueta o sudadera para cubrirme para poder irme a la casa, pero hallé esos pantalones y no sabía porque estaban aquí. ¿Acaso los había olvidado?, ¿algún cliente los dejo? o ¿simplemente los traje y los dejé olvidados aquí? Pero sinceramente, me daba igual. Me quité los pantalones de mezclilla y me puse los otros, todavía no quería salir de atrás porque no quería ver a Sean. Había escuchado su risa y era obvio, que había visto lo que me había pasado y me quería morir. ¡Eso había sido tan vergonzoso y humillante! Y miré hacía mi panza y la toqué. Resoplé. Suspiré y con la frente en alto salía. Para mi gran alivio y suerte, Sean se había ido y los chicos estaban afuera. Aparecí como si nada y fui hasta donde estaba Luke. Atendía a una mujer y su hijo pequeño, le estaba entregando su recibo y esperé.

— ¡Hey! — le dije acercándome

Luke me levantó la vista y frunció el ceño.

— ¿Dónde estabas? — preguntó. — Un cliente preguntó por ti. Un muchacho, en realidad y le eché una mirada al pasillo y no estabas. Tuve que ayudarlo con algunas cosas

Me mordí los labios.

— ¿En serio? — pregunté y por ansiedad, empecé a tirar un mechón de mi cabello

Lucas hizo una mueca.

—Dijo que se llamaba Sean Collins — replicó. — Y quería saber si estabas bien, porque me comentó que tenías un problema de "costura urgente" — me señaló mi hermano, haciendo énfasis con los dedos en lo costura urgente

Cerré y abrí los ojos y mascullé:

—Mierda

Lucas soló una carcajada.

—No es gracioso— me quejé. — ¡No sabía que los pantalones se me iban a romper!

En eso, aparecieron Zack y Joel. Zack me regañó por haberlo dejado solo, con las cajas y organizar las bolsas de semillas y Joel se mantuvo quieto apoyándose en el palo del trapeador.

— ¡Oye, Liz! — exclamó Joel. — ¿Y esos pantalones, mi reina? ¿Qué llevas puesto?

Miré hacía el suelo y suspiré. Zack se rio y Lucas se encogió en hombros. Le grité a Joel "No es tu problema, Rojas" y les sugerí que nos fuéramos a almorzar.

***

Soporte la hora del almuerzo y parte de la tarde, entre las risas de Zack y mi hermano. Y finalmente, me harté de ellos y cada uno les di un buen tirón de orejas, les golpeé los pies y les grité "Son unos idiotas", mientras les sacaba el dedo medio. En realidad no estaba de humor para bromas y más con todo lo que me estaba pasando. Lo curioso de todo lo que me había pasado, ¡y ni siquiera había pasado un mes! En resumen: la relación que había tenido por casi cuatro años con Rick, estaba pendiendo de un hilo; empecé a recibir mensajes y fotos de un número misterioso pero se habían detenido. Y además, había roto mis pantalones porque había engordado, y eso era minúsculo, con lo más importante: los Les Royals (los vampiros malos), estaban tras mi familia. ¡Todos estábamos en riesgo! Traté de calmarme y seguir con el trabajo, a pesar que sentía que nada estaba saliendo bien. Resoplé. Yo nunca fui gorda ni tampoco era delgada; aunque algunas personas decían que tenía caderas anchas. Y según parecía tenía cuerpo de triángulo, con hombros estrechos, un busto pequeño, y caderas anchas. No me sentía preocupada de que no comiera suficiente o que fuera mucho, pero ahora, se notaba que sí estaba comiendo de más.

>>> ¡Estúpidos pantalones! <<<, pensé

Cuando regresamos esa tarde, estaba nublado y por supuesto, llovió. ¡Dios, cuando deseaba que llegara marzo y que la lluvia se fuera! Nos fuimos un poco más temprano debido a que era Día de los Enamorados y los chicos tenían planes. Papá quiso hacer la cena así que lo dejé, mientras que Luke y Joel se fueron a sus habitaciones para salir. Zack y Chad ya se habían marchado ya para su cita doble y a pesar de las dudas de mi papá, Chad prometió que no se volverían locos y se llevaron la Ford Explorer. Yo estaba en el sillón viendo televisión, Will estaba afuera en el patio de atrás, con el celular en la oreja. Sonreí y se reía. El único que no vi fue a Ethan, de nuevo. Y según Michael, se había ido de nuevo con ese tal Kevin. No había nada nuevo en la televisión, así que puse en canal de música y escuché una canción de Sia y después a Billie Eilish ¡Lindo! A pesar de todo, Michael hizo una buena comida y mientras nos sentábamos, escuché a Lucas. Venía bajando, y todos lo miramos. Mi hermano estaba gruñendo, mientras hablaba por celular con su novia, Madison. Lucas protestó y colgó el celular. Resopló. Se quedó parado, miró el aparato en su mano y luego nosotros.

— ¿Qué? — inquirió, levantó una ceja

— ¿Pasó algo malo, hijo? — preguntó papá

Lucas exhaló.

—Madison me acaba de avisar, que no podremos salir porque hoy es el cumpleaños de Sofía. Y su tía quiere hacer una cena — repuso Lucas, incómodo. — Cena elegante para celebrar.

Levanté las cejas.

— ¿Cumpleaños de Sofí? ¿Hoy? — inquirí y Lucas asintió. — Creí que era en marzo

Mi hermano resopló.

—No— se quejó. — ¡Arg! Debo irme ya. Madison dice que llevé la ropa para allá y que me cambie—suspiró. — ¡Qué mierda!

Y volvió a subir. Contemplé a mi papá, y Michael se encogió en hombros. Will apareció e hizo una mueca ante la comida. Papá no era un cocinero formidable cómo lo era Joel o yo, pero tenía sus recetas; se quejó y le dije que sé que dejara que rezongar y viniera a comer. Él aceptó, de mala manera. Cenamos y en eso, Joel apareció bien vestido del piso de arriba. ¡Y hasta perfume tenía! Hice una sonrisa torcida, mirándolo.

— ¿Tienes una cita, Rojas? — preguntó Will, con ojos divertidos

Sí. Es una cita— contestó Joel, sonriendo. — Eso espero — comentó borrando la sonrisa y mordiendo los labios.

— ¿Y eso por qué? — pregunté con el tenedor al aire

Joel me miró. Se frotó las manos, inquieto.

—Mmm, todavía no lo sé, Lizzie— repuso él. — ¿Pueden prestarme el Jeep? — le preguntó a papá

Michael hizo una mueca.

— ¿Llegaras temprano, chico? — inquirió, arqueando una ceja.

Joel asintió y Michael aceptó. Joel agarró las llaves y mientras se iba hacía la puerta, nos pidió que le deseamos suerte; todos les gritamos "Buena suerte" mientras se iba, después escuchamos la camioneta. Lucas volvió a aparecer con una pequeña maleta e hizo una mueca.

—Es la ropa "elegante" que tengo— repuso. — ¡Dios, qué molestia! — se quejó mientras iba hacía la puerta e irse.

Luego, observé a papá y a Will y mi vaso les dije, con una sonrisa:

— ¡Feliz Día de San Valentín!

Todos nos reímos.

***

Tuve mi periodo al día siguiente y fui a la iglesia. Era domingo y le pedí a papá ir; y a pesar de los cólicos (tranquilizados con analgésicos), pude estar tranquila y ver y escuchar al Padre Jack. Y fue gracioso, porque vi a Vanessa y Jesse Grayson con su hijo, Desirée y Alex junto a Madison, Carly y Zeke cargando a sus hermanos pequeños, Katherine y Jackson. ¡Dios!, los gemelos se parecían a Cleo pero con los ojos de Zane. Parecían bebés hermosos A los gemelos los conocí unas semanas después de que Cleo diera a luz, sin embargo, no tuve mucho contacto con ellos, después de verlos. Según papá, mucha gente del pueblo murmuraba cosas, al principio con respecto al embarazado de Cleo y algunos pensaban que todos sus hijos eran adoptados, pero algunos tenían sus dudas sobre. Ellos eran discretos en sus cosas, y aunque venían al pueblo, tampoco eran parte del mismo, en realidad. Y aunque siempre murmuraba y decía cosas, solo eran rumores y poco a poco se olvidaban. Pero había notado algo extraño; no vi a Cleo ni a Zane ni a los demás de su familia. ¿A dónde habían ido? Al finalizar la misa, mi padre y mis hermanos nos fuimos a la ferretería, Zack se quedó para poder hablar con Alex y Desirée, al parecer de motos; Ethan no había vuelto y Will y Joel estaban en casa. Todos estábamos en la Ford Explorer y papá conducía; yo estaba adelante cambiando estaciones de radio y mis hermanos atrás, Chad jugaba con el iPad y Lucas estaba aburrido. ¡Lo normal! Durante el trayecto en la radio colocaron una canción y la reconocí de inmediato, era una de las canciones favoritas de Chad. Era See You Again de Wiz Khalifa con Charlie Puth. La dejé un rato y me moví para cambiar la estación, cuando escuché:

— ¡Hey! ¡No la cambies!

Era Chad. Me detuve y giré la mirada, para atrás.

— ¿Por qué? — le pregunté

Chad suspiró e hizo una mueca.

—Esa canción me recuerda a Troy— murmuró, con una expresión de abatido

Fruncí el ceño.

—Pero Troy Hall, no está muerto, Chad — contesté. — Solo se fue de White Rose.

Chad suspiró.

—Lo sé. Lo extraño, es mi amigo. Le he escrito correos, y por el último correo que me envió se mudó pero no puso dónde— comentó. — Lo echo de menos

— ¡Por el amor de Dios! No es Paul Walker— resopló Luke y papá se rio

— Déjalo tranquilo, Luke — le regañe.

Entendía a Chad, extrañaba a su amigo y dejé la canción para hacerlo feliz. Estaba algo incómoda, y aunque estaba usando leggings y tenía controlados los cólicos con fármacos, me sentía inquieta pero no sabía la razón. Trabajé tratando de calmar mi ansiedad, era difícil porque sentía algo y eso me dio miedo. No quería volverme a poner neurótica con lo del acosador y eso que los mensajes habían parado, tampoco podía ponerme en guardia baja. No estábamos seguros de que fuera, lo que fuera a pasarnos. Busqué del bolsillo de mis pantalones, un chicle. Eso me ayudaría.

>>> Debo estar concentrada... <<<, pensé

Miré a mí alrededor, papá miraba una lista para pedidos, Chad estaba en el mostrador y yo estaba ayudando a Lucas organizando algunas cajas con productos. Suspiré. Había poca gente afuera, pero nada fuera de lo normal. Masqué con tranquilidad y le decía algunas cosas a Lucas, cuando escuché un golpe en vidrio. Pero curioseé hacia afuera, y en la ventana de la tienda, estaba Sean Collins, de nuevo. Tenía pantalones vaqueros oscuros, una chaqueta de mezclilla, camiseta blanca y unos Converses blancos. Y hasta traía un reloj, en la muñeca izquierda. Sonreía y sentí calor en las mejillas cuando me di cuenta: me estaba sonriendo. Apreté mis muslos con incomodidad y pellizqué los pantalones. Extrañamente, me empecé a mover y salí de la tienda y lo saludé.

— ¡Hey!

Sean me mostraba relajado.

— ¡Hey! — le dije. — ¿Qué tal?

—Eh, estuve ayer aquí...y— dijo con una mueca

— ¡Oh, sí! — comenté algo avergonzada y empecé a balbucear. Sean se rio y miré al piso apenada. — ¡Perdón por eso!

— ¡No te preocupes por eso! — repuso Sean, con gracia. — Una vez se me rompieron los pantalones en un juego de baloncesto, frente a toda la escuela. — comentó divertido

Me reí.

— ¿En serio? — pregunté

Sean asintió, hizo una pausa y se humedeció los labios.

—Eh, mira papá y yo no conocemos a mucha aquí y tu hermano, fue amable conmigo ayer, entonces...—vaciló. —Pensaba en...quería pedirte algo...

Lo observé y frunció los labios.

— ¿Qué cosa?

Parecía inseguro.

—Sí puedes darme tu número y así, ¿te parece? — repuso. — Apareces agradable y me gustaría tener una amiga.

Observé a Sean. Parecía interesante e inseguro, ¿tal vez? Moví el chicle en mi boca y pensaba en qué decir. Me sentía muy mal después de lo poco que había ocurrido pero tampoco podía convertirme en invisible. Podía hacer otros amigos. Solo amigos, no había nada de qué preocuparme por él.

—Mmm, sí— contesté animada. — ¿Por qué no dártelo? ¿Tienes tu celular?

Sean buscó en sus pantalones. Me entregó su celular, y registré mi número y cuando lo miré, tenía otra mirada en los ojos, pero no supe identificar que era. Hice una mueca, mientras se lo devolvía y con un tono amable le dije:

—Bienvenido a White Rose, Sean. ¡Espero que te diviertas!

Sean me guiñó un ojo.

—Mmm, sí— afirmó. — Sí, creo que voy a divertirme...

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