Renacimiento © ✓

By MariaAparcio

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Serie Las Dos Caras de la Luna: Libro III "Nadie es dueño de tu vida. Tú decides quien quieres ser y como viv... More

Introductorio
Prólogo
Capítulo 1: Regresión
Capítulo 2: Choque de intereses
Capítulo 3: Punto muerto
Capítulo 4: Advertencias
Capítulo 5: La manada
Capítulo 6: Cara a Cara
Capítulo 7: La confrontación
Capítulo 8: Desolación
Capítulo 9: La feria
Capítulo 10: La confesión
Capitulo 11: La historia
Capítulo 12: En la mira
Capítulo 14: El vecino
Capítulo 15: Amigo sorpresa
Capítulo 16: La oveja
Capítulo 17: El regreso
Capítulo 18: Punto y cierre
Capítulo 19: Catarsis
Capítulo 20: El espejo
Capítulo 21: Un paseo animado
Capítulo 22: Noctámbula
Capítulo 23: Lo bueno y lo malo
Capítulo 24: La declaración
Capítulo 25: Las motivaciones
Capítulo 26: El tormento
Capítulo 27: Heridas abiertas
Capítulo 28: Las sospechas
Capítulo 29: Punto de partida
Capítulo 30: Clase y práctica
Capítulo 31: Realidad y fantasía
Capítulo 32: Posibilidades
Capítulo 33: El gato y el ratón
Capítulo 34: La caja de Pandora
Capítulo 35: Bertram
Capítulo 36: El monstruo
Capítulo 37: Luchar y sobrevivir
Capítulo 38: Renacimiento
Capítulo 39: El despertar
Capítulo 40: Única
Capítulo 41: Hija de la Luna
Capítulo 42: Mis chicos, mi familia
Capítulo 43: Una nueva realidad
Capítulo 44: Resiliente
Epílogo
Capítulo Extra (Rick)
Playlist- Renacimiento
Curiosidades sobre Renacimiento
Cosas Extras
Agradecimiento y nota de la autora

Capítulo 13: La telaraña

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By MariaAparcio

Era miércoles y era febrero. Quería estar tranquila pero no lo estaba. Después del último mensaje no había recibido más, era bueno y al mismo tiempo, malo. Muy malo y no sabía qué hacer. Y además, de los mensajes tenía otro problema: mi papá. Debí haber pensado en que Joel le avisaría a Michael, sobre lo que me había pasado en la tienda y todas las alarmas de mi papá se dispararon. Sabía que él estaba subiendo por las noches a mi habitación y ver cómo estaba. Me había dado cuenta de eso, porque pude oler su loción. Era un aroma inconfundible porque también, se había apegado en la almohada. Michael estaba preocupado por mí. Suspiré. Ame la familia que mi madre, Axel y yo habíamos formado desde que era una niña; pero también amaba esta familia. Y a pesar que perdí a mi madre, en una etapa importante de la vida, tuve que seguir avanzando.

Trabajé ese día junto a Chad, Will, la mirada vigilante de mi papá y extrañamente, Ethan también. Ethan a veces venía o se iba un rato por ahí y aunque Michael parecía molestarse respecto a eso, mi papá no hacía mayor cosa por regañarlo. Y pensé en las palabras de Zack, me había dicho antes sobre Ethan. "A él lo educaron en otra manada diferente, antes que llegara aquí pero tú papá lo aceptó" Y la frase, "No tiene a dónde más ir, Lizzie" Tal vez era cómo Will sobre tener su propia historia, pero él no era mi problema. Comí poco en el almuerzo porque quería correr de nuevo. Se le mencione a Michael y frunció el ceño. Literalmente, le rogué que le dejara salir a correr y que estaría bien; después de tantas súplicas y protestas por parte de los chicos, papá me dejó irme temprano. El clima estaba muy bien hoy, aunque también parecía que podría llover más tarde, pero de igual manera, no me importaba. Me cambié la ropa de trabajo por una más cómoda para correr, y aseguré mi cabello con una coleta alta y apretada. Will fue muy amable en encargarse de la mochila con mi ropa y le di un beso en la mejilla. También, me comentó entre murmullos que me hablaría de cómo le estaba yendo en el chico con quien salía. Eso me hizo sonreír.

***

Estaba corriendo en el lado contrario al pueblo, no estaba en la parte histórica ni tampoco en la parte costera. Solo correría unos cuantos kilómetros adentro del pueblo, le daría la vuelta y regresaría de nuevo. Tenía mi celular conmigo pero no quise escuchar música y asegurado a mi pantalón de ejercicio, tenía un pequeño gancho que sostenía una botella de metal con agua. Empecé caminando y poco a poco empecé a trotar. Estaba concentrada en correr por tres razones: primero, estaba haciendo ejercicio. Segundo, necesitaba distraerme con algo y tener la mente alejada. Y tercero, necesitaba bajar de peso, ¡porque los pantalones de mezclilla no me entraban!

>>> ¡Demonios! ¡Will tenía razón sobre que estaba aumentando de peso! <<<, pensé

Controlaba mis respiraciones, mientras iba por la acera y después dejé las aceras y fui por el borde de los caminos. Era peligroso pero no golpeaba con alguien, —cómo ya me había pasado—y estaba cautelosa por cualquier cosa y no me había puesto los audífonos. Escuché mi celular, me detuve cerca de una parada de autobuses y lo miré. Era un recordatorio de cumpleaños. 6 de Febrero: Cumpleaños de Axel e hice una mueca. Flexione mis brazos y salte un poco, mientras miraba la pantalla. Hacía tiempo que Axel dejó "cumplir" años pero un hábito difícil de olvidar y para él tampoco fue sencillo. De igual manera, le enviaría un correo para felicitarlo o haría un video llamada por la noche. Sentía el sudor correr por mi espalda, nuca, pecho y la frente. Miré la hora, era temprano y solté un resoplido y continúe corriendo. Corrí un buen rato. Los autos pasando, uno que otro chillido, maldiciones o ruidos por ciertas partes del pueblo. Y pronto, llegué hacia algunas casas, algunas eran viejas con colores desgastados, otras con toques más modernos y otras con algo más sutileza, de colores vivos; varias de ellas me eran conocidas: la casa de los Palmer, los Rowland. La casa de Ellie y Lacey estaba hacia dos calles arriba. Entonces, me detuve en la vieja casa de los Murphy y la miré. Era vieja de color rosa, con arbustos frente a la acera. Me sorprendía que alguien hubiese comprado la casa y que viniera a vivir para acá y según los rumores los nuevos dueños habían pagado el precio completo, por la casa. Y nadie sabía quiénes eran.

Respiré una vez más, bebí un poco de agua y continúe con mi caminó. Regresar hasta la ferretería, se había vuelto un trayecto tedioso y cansado. ¡Maldita sea, ni siquiera podía correr algo! Me estaba doliendo todo y me detuve en la misma parada de autobuses, de regreso y apoyé las manos en las rodillas y respiré. Me estaba doliendo el pecho, eché la cabeza para atrás y volví a respirar.

— ¡Dios! — gemí y me puse en marcha

Cuando regresé a la ferretería, mi padre me estaba esperando con los muchachos, con el Jeep Cherokee y llegué casi muerta. También, no me sorprendió ver que Ethan no estaba. Ahora sabíamos que no debíamos preocuparnos mucho por él. Fruncí el ceño, cuando noté a Will reírse por el aspecto que tenía. Chad me dio unas palmaditas en la espalda y papá pasó su mano por mi cabello, suspiré mientras papá y Chad cerraban la tienda y noté con interés que Will tenía las llaves, haciéndolas girar.

— ¿Tú vas a conducir hoy?

Will me guiñó el ojo, sacándome la lengua.

— ¡Por supuesto que sí, nena! — repuso con emoción. — ¿Quieres ir conmigo adelante?

No lo pensé dos veces, y abrí la puerta de adelante. Sentía las piernas cómo gelatina y también, algunos calambres. Respiré y Will se estaba poniendo en el asiento del conductor. Mientras esperamos a papá y Chad, nos colocamos los cinturones de seguridad y Will encendía la radio.

— ¿Estás bien? — me preguntó Will

Lo miré e hice una mueca.

—Cansada pero bien, William— contesté y levanté el pulgar

Will se rió.

—Te dije que estabas engordando— murmuró Will, mientras encendía la camioneta

Lo golpeé en el costado y murmuré:

—Perro estúpido

Will solté un quejido, en eso Chad y papá regresaron y nos fuimos a la casa. Will no conducía nada mal, pero iba rápido. Cuando llegamos a la casa, no vi la motocicleta de Lucas ni tampoco la Ford Explorer, significaba que Joel ni Zack tampoco estaban. ¿Y dónde podrían estar?, entonces pensé. Para Lucas esa respuesta era fácil: Madison. Pero no para Joel ni Zack, y entonces, ¿dónde estaban? A Michael no parecía importarle pero aun así papá los llamó a sus celulares, después de que Lucas y Joel no contestaron, Zack respondió. Papá caminaba por la sala con el celular en la mano, Will estaba sentado en la mesa de la cocina ojeaba interesado algunas revistas de moda —mis revistas—, mientras que Chad y yo nos ocupábamos de hacer la cena, pero también mirábamos a papá.

Michael suspiraba y se quejó con los chicos, por no contestar sus celulares. Hizo una mueca y resopló. Me reí mirándolo, suspiró y lo escuché preguntar, "¿se van a quedar a dormir?". Después maldijo y hasta parecía que iba reclamarles algo más hasta que se quedó callado un momento, saludo a alguien con amabilidad e hizo una sonrisa torcida. Pero entonces, se puso tieso, asintió dos veces, se despidió y colgó el celular. Chad, Will y yo nos quedamos mirando a papá, parado en la sala de estar y levantó la vista de su celular.

—Hoy se van a dormir en casa de Cleo— informó Michael, con tono cansado y sentó en un sillón.

— ¿Por qué? — preguntó Will

Michael suspiró, empezó a mover las manos con ansiedad.

—Cleo y Sofía viajan a Nueva York esta noche, y de ahí se van a Inglaterra. Al parecer, el abuelo de las chicas les envió un mensaje de suma urgencia, hoy por correo electrónico y al parecer les pidieron ir a Londres, de inmediato— repuso mi papá, con preocupación

Chad y yo dejamos de ocuparnos en la cocina, y caminamos hacia él. Will también apartó las revistas y miró a papá. Todos lo hicimos.

— ¿Por qué deberíamos importarnos eso? — preguntó Chad, frunciendo el ceño.

—Suenas cómo Ethan, hermano— señalé

Chad me ignoró.

— ¿Papá? ¿Michael? — preguntaron Chad y Will, al mismo tiempo

Papá respiró, y noté que estaba nervioso

—Ellos están preocupados. Los chicos estaban ahí de paso, porque Zack quería hablar sobre reparar motocicletas, para motocross con Desirée y Alex. Lucas fue a ver a Madison y entonces, Alex llegó desde la oficina con el correo que les había enviado—nos explicó Michael. — Se quedaron y escucharon sobre lo que contenía el correo y...— vaciló y eso no me gusto

— ¿Qué? — inquirió Will, ansioso

— ¿Papá? — pregunté. — ¿Qué pasó?

—Según el correo, Los Nobles interceptaron un correo que contenía fotos— murmuró mi papá con tono serio. —Muchas fotos

>>> ¿Fotos? ¿En serio? <<<, pensé y lentamente, crucé los brazos, tratando de abrazarme

— ¿De quién? — preguntó Chad, frunciendo el ceño. — Papá, ¿qué tenía ese correo?

Michael respiró.

—Muchas fotos. Fotos de Cleo, Sofía, Alex, Madison, Zane, Zeke. Todos ellos, habían fotos de ellos y hasta de Jack —repuso con preocupación — Y también, había fotos de nosotros. Los Les Royals nos conocen, chicos. Nosotros también somos un blanco.

— ¿Qué? — preguntó Will. — No puede ser— murmuró y lo miré. Su rostro no tenía color.

—No son recientes, hijo, fotografías viejas — contestó Michael, negando con la cabeza. — Pero lo son. ¡Dios! —murmuró

— ¡¿Entonces nos tienen vigilados desde hace años?! — preguntó Will

— ¿Qué?— susurró Chad y exclamó: — ¡¿En serio?! ¡Debe ser una maldita broma, papá!

De inmediato, me puse tensa y automáticamente, puse una mano en la boca. Sentí un escalofrío en la espala y me moví, lentamente hacia un silla. Me senté ahí para no desmayarme por lo que papá nos acababa de decirnos. ¿Fotos? ¿Todos de nosotros? ¿Los Les Royals sabían de nosotros? ¡Y yo ni siquiera los conocía pero ellos conocían mi rostro! ¡Oh, Dios! Chad, Will y papá se pusieron a discutir sobre eso pero nos les presté atención. Bloqueé los ruidos de la casa y apoye mi frente con la manos y descansando los codos en la mesa. Y entonces, me puse pensar. Quizás los mensajes que había estado recibiendo no eran pura casualidad, sí los Les Royals sabía de los Hombres Lobo que vivían y cooperan con Cleo y su familia, tal vez ellos eran quienes me estaban enviando los mensajes pero, ¿por qué? Yo no era nadie, yo no era una amenaza para ellos, ¿o sí? Yo era un punto débil, igual que los bebés de Cleo y Zane hasta Christopher Grayson ¡Carajo! Era humana, o sea, una presa fácil, carne fresca para ellos. ¡Mierda! ¡Esto se estaba poniendo realmente mal! ¡Y no solo para mí! Entonces, instintivamente busqué mi celular y presioné para llamar. Después de dos timbrazos, escuché una voz suave pero sería:

— ¿Liz?

Y de inmediato, terminé la llamada y solté un gemido. Cerré los ojos un momento y comprendí, lo que había hecho. Había llamado a Rick y había roto nuestro trato. ¡Estaba arruinada!

***

No dormí y creo que nadie tampoco, cuando me levanté ese jueves y miré los rostros de mi familia. Todos estábamos ojerosos e inquietos. Joel, Zack y Chad no estaban, ni tampoco Ethan. Michael lo había llamado varias veces, no contestó pero envió un mensaje. Estaba la casa de su amigo, Kevin, uno sus amigos de las apuestas y juegos azar; no sabía quién era Kevin pero papá si sabía quién era y según sus palabras: "Es un vago idiota, que anda por ahí" y por la expresión de Michael no quise preguntarle más. Arrastré mis pies a la mesa, me senté y Will estaba ahí, escribiendo un mensaje en su celular. Miré a la cocina, Chad junto con papá hacían el desayuno.

— ¿Quieren ayuda? — les pregunté

—No estamos bien. Gracias— dijo Michael

Suspiré y apoyé el mentón en la mesa y después dejé caer el rostro en ella. Me sentía fatal, al cabo de un rato aparecieron mi papá y mi hermanastro, con expresiones agotadas y con el desayuno en las manos. Pusieron los cubiertos y Will dejó su teléfono. Curiosamente, devoré todo con rapidez pero lentamente, bebí mi jugo y miré a todos; Michael veía su café, Chad tenía el iPad en su regazo pero apagado y Will comía. El vaso temblaba en mi mano, por eso Will se detuvo y me miró. Yo solo me sonreí y bebí el resto de mi jugo. Las fotos nos tomaron por sorpresa a todos. Y ahora sabíamos que todos estábamos en peligro, pero las preguntas eran un misterio: ¿cómo habían tomado esas fotos?, ¿por qué las habían tomado?, ¿qué buscaban con las fotos?, pero la más importante era, ¿quién las había tomado, en primer lugar? Porque si sabíamos, quién las había tomado, todo lo demás se averiguaría, pero algo me decía que había más.

***

Ese mismo día, Joel, Zack y Chad regresaron antes de que nos fuéramos a trabajar. Vi la camioneta desde la ventana de mi habitación, mientras me cepillaba el cabello y baje las escaleras cómo maniática. Y al hacerlo, me golpeé el dedo gordo.

— ¡Ay! — chillé, cuando llegué al inicio de las escaleras. — ¡Papá!

— ¡Ya sé, Elizabeth! — gritó y lo vi ir hacia a fuera, mientras que yo me quejaba por el dedo

>>> ¡Estúpido dedo gordo! <<<, pensé

Después, de eso todos nos reunimos entre la cocina y la sala de estar. Era también saber sobre lo íbamos hacer y qué íbamos a hacer. Ethan apareció poco después de que los chicos llegaran, al parecer su "amigo" lo había traído. Nadie dijo nada cuando entró, pero Michael lo observó con los ojos entrecerrados, vigilante de él. Estábamos todos y sabíamos que era lo importante: Los Les Royals sabían de nosotros y eran conscientes de quienes los aliados que rondaban la familia de vampiros y conocían nuestros rostros. No solo los Shepard eran el objetivo, también los Licántropos (los hombres lobos) estaban en la mira. La familia, mi familia estaba en riesgo y yo también.

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