Era lunes por la mañana, y el último lunes de enero. Estaba en mi habitación y todavía olía a mí reciente ducha. Iba a trabajar pero aún no estaba lista, porque estaba bailando. Estaba tratando de ponerme un pantalón de mezclilla, por eso me puse —sin querer—, a bailar; estaba tratando de ponérmelos. ¡Era en serio! Tenía buen ánimo esa mañana, pero en cuanto empecé a ponerme los pantalones, me di cuenta de que no entraban. Entonces, empecé a intentar que me subieran. Y en eso estaba; saltando, pateando, gimiendo y gruñendo para que los pantalones pudieran subirme.
— ¡Arg! — me quejé y me tiré boca arriba en la cama.
Y en eso, tocaron la puerta.
— ¿Elizabeth? — preguntaron. Era la voz de mi papá. — ¿Cariño, estás bien? Los demás te esperan para salir. ¿Ya terminaste?
Resoplé frustrada.
— ¿Liz? —inquirió y toco la puerta
Suspiré.
— ¡Ya voy! — contesté y me senté en la cama. — ¡Dame un momento, papá! ¡Ya bajo!
Michael suspiró, estuvo de acuerdo y se fue. Suspiré resignada y miré mi vientre. Toqué mi abdomen con un dedo para saber si era real, y ¡lo era! No pude subir el cierre ni abrochar los botones. Y con ánimo de derrota, caminé hacia el armario y busqué otra cosa. Me quité los pantalones y busqué unos leggings color violeta. Odiaba admitirlo, pero al final Will había estado en lo cierto. Había aumentado de peso y mis pantalones lo probaban.
***
El clima era fresco y agradable, mientras íbamos hacía el pueblo. Will, Ethan, Joel y yo tuvimos turno hoy. Y extrañamente, Ethan conducía hoy en la nueva/usada camioneta que papá logró comprar, finalmente. Era una Ford Explorer verde y era bastante amplia para todos. Eso me sorprendió cuando Lucas y Chad aparecieron con ella el domingo.
—Los Murphy se mudan a Florida —me explicó Chad, con sonrisa. — Se están jubilando y no van a necesitar su camioneta y por eso la vendieron.
—Papá se enteró hace unos días, habló con el señor Murphy y logró persuadirlo para que le rebaja el precio, Liz— comentó Lucas. Se encogió en hombros. —
— ¿Es un modelo viejo? — pregunté, ese domingo.
—No, cielo — me dijo Michael, con una mueca. — No, creo pero no la van a necesitar.
Papá estaba aliviado de tener otra camioneta en la casa, y a los chicos parecían aceptar la idea aunque fue fácil ver que Ethan, no parecían contento con ella. Meneé la cabeza y dejé de pensar en Ethan, y me concentré en la música de mi celular. Tenía los audífonos puestos, porque los chicos escuchan otra cosa y yo me sentía fastidiada, además de que Will estaba en la cierto. Frotaba mis muslos con los leggings violeta. Miré a mí alrededor, por supuesto Ethan conducía con la ventanilla abajo y el brazo afuera; Joel estaba adelante hablando con él sobre algo y Ethan le respondía. De reojo miré a Will. Escribía en su celular y noté que estaba contento. Sonreí. Le pregunté cómo le había ido en su cita y al parecer había salido bien, por el momento según Will. Estaba feliz por mi amigo y esperaba que encontrara alguien que lo amara. Miré por la ventana, mientras continuábamos hacía el pueblo y con el paisaje de árboles. Duramos unos minutos hasta que empezamos a llegar el puente y pude notar una auto familiar.
Habíados carriles en el puente, y había un Lexus GS, en el lado contrario. Se metensó el estómago. Ethan disminuyó la velocidad y pude ver mejor. Eran Carly,Madison y Zeke. Carly lo estaba conduciendo, eso me sorprendió y se mordía loslabios. Su hermano en el asiento del copiloto, llevaba puesto lentes de tipo aviador y tenía un celular en la mano.Estaba hablando por teléfono. Y Madison estaba atrás, se había movido hacíaadelante, estando entre los dos asientos de al frente y miraba a sus hermanos.Estaban regresando del pueblo.
La camioneta aceleró y empezamos a entrar en el pueblo, pero no podía dejar de preocuparme. Todavía verlos me afectaba, y eso que no llevaba ni un mes desde nuestro pacto y Rick estaba cumpliendo y yo también. No había recibido mensajes pero aun así tenía mis sospechas. Sabía que Rick podía conseguir otro número y tener un número privado o ser totalmente, desconocido. Suspiré y busqué un chicle de mi bolso.
>>> ¡Carajo! <<<, pensé
No me estaba gustando la idea que se estaba formando en mi cabeza. Masticarlo calmaba mi ansiedad y esperaba estar equivocada. Joel estaba en el mostrador de la tienda, mientras que Will y yo ordenábamos pinturas. La tienda estaba sola hoy. Will estaba en la escalera, mientras que yo le pasaba pinturas y las colocaba en los estantes cerca del mostrador. En eso vi a Ethan salir de atrás e ir hacia el mostrador. No tenía una expresión amigable, golpeó el mostrador.
—Joel, cúbreme. Voy a salir— dijo con tono molesto y se fue hacia la entrada
Joel frunció el ceño.
— ¡Espera! — le gritó y Ethan se detuvo. — ¿Por qué? ¿A dónde vas?— le preguntó
Ethan retrocedió y miró a Joel.
—Tengo algo que hacer, Rojas— repuso Ethan, ofendido. — No es tu problema. Además, tú no eres el jefe.
— ¡Obvio que no! — contestó Joel. —Chad me dejó a cargo, Ethan. ¡No puedes solo irte así! — le regaño
Ethan lo miró, con desagrado.
—Cómo quieras— contestó girando los ojos— ¡Regreso después del almuerzo! — exclamó haciendo un gesto, de desprecio hacia Joel y empezó a irse hacia la puerta.
— ¡McCall! — le gritó pero Ethan ya se había ido. — ¡Maldita sea! — exclamó Joel, golpeó el mostrador y una caja de clavos se cayó. Joel se agacho y la colocó en su lugar. Suspiró y dijo algo en español.
Will y yo seguimos como si nada pero le habíamos prestado atención, pero sutilmente. Miré hacia arriba, Will miró hacia abajo y luego miramos hacia el mostrador. Joel respiró y continúo con su trabajo; Will bajó de la escalera y fue atrás a buscar otra caja con pinturas, yo me puse a poner algunas en los aparadores de abajo. Pasaron algunos minutos sin nada hasta que escuchamos la campana de la tienda y otro cliente aparecía.
—Hola, Carol, Ellen. Padre Jack. — saludó Joel y yo de inmediato, levanté la mirada. — ¿En qué puedo ayudarlos?
Él le sonrió y era extraño verlo. Tenía una mandíbula firme, en algún momento de su vida debió de ser atractivo. Su cabello era de tono castaño oscuro, bien peinado pero con algunos rastros de canas en su cabello. Y su ojos color miel, miraban con un aire de amabilidad y detenimiento. Justo cómo su hijo. Tragué saliva. No venía solo, con él estaban dos mujeres maduras; una alta rubia y una mujer de piel oscura de baja estatura. Las reconocí, la rubia alta era Carol Palmer; tenía algunas arrugas, tenía su cabello suelto y utilizaba anteojos. Ella junto a su esposo eran dueños de la floristería del pueblo. La otra mujer de piel oscura y poca altura, era Ellen Rowland la esposa del jefe de policía y trabajaba en el banco. Tenía el cabello largo, tenía un bolso colgado de lado y tenía algo en la mano. No me acerqué a ellos pero tenía la oreja alerta.
— ¿Está Mike hoy, hijo? — preguntó Jack
—No, Padre — repuso Joel. — Está ocupado con sus hijos mayores. Pero yo estoy aquí
—Entiendo, Joel — contestó el Padre y añadió: — Pero queríamos saber si ustedes se van a anotar
— ¿Anotarnos en qué, Padre?
— ¡Oh, sí! — contestó la señora Rowland, con emoción. Se rio. — Estamos hablando con las personas del pueblo, para organizar una barbacoa colectiva.
—Además, cómo bien sabes los Murphy se mudan y alguien compro su casa hace algunos días. ¡Alguien nuevo se va mudar!— explicó la señora Palmer
La señora Rowland asintió.
—Hace unos días se marchó la feria de primavera, que estuvo unos días aquí. A algunas personas les gusto y es por eso que ayer, después de la misa se conversó con las personas del pueblo y estuvimos pensando en hacer un festival o un concierto al aire libre, Joel — explicó la señora Rowland y le acercó a Joel, una carpeta. —
—Entonces, se acordó de hacer una barbacoa colectiva. Cómo un festival de barbacoas — repuso la señora Palmer con una sonrisa.
—Y por eso hemos estado hablando con algunos propietarios de tiendas y varias al aceptado. Oh, y por supuesto, también contribuyendo además, de asistir y preparar carne y eso— repuso el Padre Shepard. — Entonces, ¿Qué piensas? ¿La ferretería Corbett se anotará?
Joel los miró y suspiró.
—Sí, ¿por qué no? — dijo encogiéndose en hombros y la señora Rowland le dio la carpeta y Joel firmo en ella
Joel les devolvió la carpeta y ellos sonrieron. Mientras ellos empezaron a irse de la tienda, yo salía y caminé hacia el mostrador.
— ¿Acabas de inscribirnos en un festival de barbacoa? — le pregunté a Joel
Él sonrió.
—Sí, ¿por qué no? — repuso divertido. —Tal vez sea divertido
Lo miré y murmuré:
—Tal vez
Will regresó con otra caja y de inmediato me fui con él, para ayudarlo. Entonces, volví a sentir una sensación helada en la espalda y me detuve enseguida. Maldije en mi mente y sentía un presentimiento, de algo malo pero afuera de la tienda. Empecé a respirar y lentamente, me giré y miré hacia afuera. Will me estaba mirando y Joel también. Escuché una voz.
— ¿Lizzie? ¿Estás bien?
Era Will pero no respondí. Entonces, sentí un zumbido en mis oídos y una sensación que me apretaba en el estómago. No hacía calor adentro pero pude sentir que mis manos empezaban a sudar, sentía un hormigueo en las piernas y me tocaba el pecho. ¡Santo Dios! ¿Acaso estaba teniendo un ataque de pánico? ¿O un episodio de ansiedad? Camine hasta llegar a la entrada de la tienda y miré por los cristales, solo veía los autos pasar y a las personas. No había nada raro afuera, nada fuera de lo normal ocurría, ¡pero yo si estaba actuando raro! ¡Maldita sea! Algo me decía que mirara afuera, que buscara algo que no estuviera en su lugar pero sabía que o que debía estar buscando. Sentí una mano en mi hombro y miré el rostro de Will. Hacía una mueca pero parecía confundido.
— ¿Lizzie? ¿Qué tienes?, ¿qué te pasa?
Trata de controlarme, y empecé a respirar. Inhalé profundamente, cerré los ojos, exhalé y los abrí. Will me observaba, curioso. El corazón me palpitaba con rapidez y todavía sentía esa sensación, en el cuerpo. Enfoqué la vista en mi amigo y sonreí.
—Estoy bien — susurré. Will no parecía convencido. — En serio. — le aseguré.
Will suspiró, se alejó y yo esperé un momento. Respiré de nuevo, puse la mirada en el mostrador y Joel me estaba mirando, con una extraña mirada.
— ¿Qué?— le pregunté
—Nada— me contestó y continuó con su trabajo. Suspiré y volví con el mío.
***
Cómo era de esperarse, Ethan no regresó el resto de la mañana ni después de la hora del almuerzo. Joel estaba molesto por la forma en la que Ethan se estaba comportando. Después de eso cerramos y nos fuimos. Yo pregunté por Ethan y Joel dijo que él sabía regresar y que se podía cuidar solo; pero por la manera en que respondió Joel no quería mencionar a Ethan. Todavía había algo de claridad mientras nos íbamos y el regreso a casa fue tranquilo con música. Cenamos todos sin la presencia de Ethan, Joel mencionó lo del festival de barbacoa y todos nos emocionamos por ello. Comí rápido, quería irme a dormir y les dije a todos "buenas noches". Le di un beso a papá y me fui cómo a mi habitación, en tiempo record; encendí la luz y me tire en la cama boca abajo. Y escuché la notificación de mensajes del celular, enseguida me puse tensa. Mi corazón latía acelerado y busqué mi celular. Otro mensaje del mismo remitente: Desconocido y lo abrí. Era yo cerca de la ventana de la tienda, pero era un ángulo diferente porque estaba de lado, no de frente. Yo, mirando para fuera con una expresión de asustada.
>>> Ahora sí, estoy asustada <<< pensé sintiéndome inquieta.