(¿Cómo?! ¿Cómo pasaron nuestras torres de vigilancia? ¡Se suponía que los ciudadanos estaban a salvo!)
Corro por el pasillo tan rápido como mis piernas pueden llevarme, sin apenas prestar atención a lo que me rodea.
(¡Tengo prisa!)
Me abro paso entre una multitud de habitantes que huyen de lo que supongo es el lugar de la batalla.
(¡No los culpo por entrar en pánico, pero esto no ayuda!)
La voz del alcalde, amplificada por un megáfono, me llega desde la multitud.
— ¡Todos, cálmense! ¡Escuchen! Vayan a mi casa. Las paredes son lo suficientemente altas para protegernos.
(El alcalde está aquí... y parece que la gente lo está escuchando. Le hacen caso.)
Agradecida por la participación del alcalde, continúo.
Una vez que cruzo a la multitud, los veo.
Están atacando a los rezagados.
(Muchos de ellos ya... ¡No puedo ver a Raven por ningún lado! ¡Necesito encontrarlo!)
(Quién sabe cuántos son. Tengo que ahorrar balas.)
Relajo los hombros y aguzo mis sentidos, buscando un camino que me permita esquivar la horda. Desafortunadamente, pasar desapercibida no me ayuda a encontrar a Raven.
— ¡Raven! ¿Dónde estás?
Error. Al oírme, un grupo de zombies se da la vuelta y me rodea.
(Bien hecho, chica...)
— ¡Estoy aquí!
Raven aparece detrás de mí, respirando con dificultad.
— ¿Te quedan balas? Yo casi no tengo ya.
Saco dos cartuchos de mi bolsillo.
—Uno para ti, otro para mí.
(No van a alcanzarnos...)
— ¿Dónde está Jacob?
—Ya viene. ¿Qué pasó?
—No tengo ni idea. Estaba por aquí cuando la primera horda apareció de la nada. Yo y un grupo de chicos intentamos detenerlos, pero eran demasiados.
— ¡Es imposible que hayan atravesado las barricadas!
—No importa cómo haya empezado. Yo mismo me encargaré de terminarlo, aunque sea lo último que haga.
—Sí, sabía que dirías eso. Por eso vine corriendo: para evitar que hagas tonterías.
Raven se vuelve hacia mí, con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
— ¿Te has metido a la boca del lobo... por mí?
Antes de que pueda contestar, veo una mano putrefacta cerrándose alrededor del tobillo de Raven.
Con una fuerza increíble, el zombie lo tira al suelo. Raven suelta su arma.
— ¡Raven! ¡No!
(¡No puedo usar mi arma! ¡Podría herir a Raven!)
Sin saber qué hacer, pateo la cabeza del zombie, intentando evitar que muerda a Raven.
— ¡Fuera... de aquí!
De repente, el cuello del zombie se retuerce de una forma poco natural.
Sus dientes se aferran a la gruesa suela de mi zapato, casi haciéndome perder el equilibrio.
— ¡Suéltame, bastardo!
El zombie logra arrancarme un buen trozo de suela con los dientes.
Retrocedo, tomo mi arma y aplasto el cráneo del zombie con la culata de mi arma.
(Lo siento... quien quiera que hayas sido antes de esto... ¡Seguro no te merecías algo así!)
Mis emociones hacen que mis golpes se vuelvan cada vez más débiles. Finalmente, el zombie deja de moverse.
— ¿Estás bien?
—Sí.
Raven toma su arma del suelo y le vuela la cabeza a otro zombie antes de que nos alcance.
—Trescientos setenta y uno.
— ¿Sigues contando?
—Siempre.
Raven me sonríe.
—Gracias por la ayuda. Lo tenía todo controlado, pero te lo agradezco.
—Estoy segura de que tendrás la oportunidad de devolver el favor.
Como convocados por esas palabras, un grupo de zombies aparece y corre hacia mí.
Raven me toma del brazo y me aleja de ellos, presionándome contra su propio cuerpo.
(¡Estamos muy cerca! ¡Pero este no es momento para sonrojarme!)
— ¡Tápate los oídos!
Me cubro los oídos de inmediato. Raven extiende su brazo y dispara. A pesar de todo, los disparos me ensordecen.
—Trescientos setenta y siete.
Raven me abraza un momento más y me parece que cuando finalmente me deja ir, lo hace con cierta desgana.
—No, disparaste cinco veces, no seis. Son trescientos sesenta y seis.
—Mira mejor.
Al darme la vuelta, me doy cuenta de que tiene razón: seis zombies yacen inmóviles, no cinco.
—Maté a dos con una sola bala.
(Eres increíble, Raven...)
Me encojo de hombros, tratando de parecer tan indiferente como él.
— ¿No te basta con lo de <<un disparo, una muerte>>?
— ¿Estás diciendo que no puedes seguirme el ritmo?
Nuestra conversación es interrumpida por otro grupo de zombies. Una vez que acabamos con ellos, Raven sonríe.
—Claro que puedo.
—Ya veremos. Nunca estarás a mi nivel a menos que comiences a contar a cuánto matas.
Pienso un momento en su sugerencia, pero me doy cuenta de que no quiero contar cuántos cráneos aplasto.
— ¿Y si mejor empiezo a contar cuántas vidas salvo?
—Noble. Me gusta. Supongo que eso significa que caminamos por dos caminos diferentes.
—Diferentes caminos o no, nuestro objetivo es el mismo. Todo lo que significa es que nos complementamos. Y que Jacob tiene razón. Somos un gran equipo.
—Bien dicho. Si tan solo Jacob nos considerara dignos de su presencia ahora mismo. ¿Dónde diablos está?
—No lo sé. Ya debería estar aquí...
Miro a mi alrededor y siento como si mi corazón se hundiera en mi pecho.
(Se está haciendo de noche. ¡Tenemos que terminar con esto lo antes posible!)
— ¿Me parece a mí o cada vez son más?
—No lo sé, Lucy... ¿Eso son...?
Miro a mi derecha. Mi corazón se rompe cuando veo un grupo de caras conocidas con ojos lechosos...
(Son... nuestros amigos...)
Hay tres miembros de nuestro equipo entre los zombies. Tiemblo.
—No... no quiero hacer esto...
— ¿Lucy? ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Reacciona!
Raven me aparta del camino de uno de los zombies.
—Gra...gracias...
—Ya no son tus amigos, Lucy. Un momento de vacilación significa la muerte aquí.
—Raven, lo sé, es que...
—No deberías haber venido aquí. ¡No quiero tener que matarte!
Sus palabras me devuelven a la realidad. Mis amigos están muertos. Y estos monstruos llevan sus caras.
—Tienes razón. Lo siento. No debería haber dejado que mis sentimientos afectaran mi concentración.
Me giro justo a tiempo para ver un zombie trepando una pila de cadáveres y saltando sobre nosotros.
Le disparo en pleno salto. Raven acaba con una mujer zombie que tiene la mitad del cuerpo devorado.
Sin embargo, sus números no parecen reducirse. Ya casi no tenemos balas y estamos exhaustos. De repente...
— ¡Lucy! ¡Cuidado!
Un cuchillo pasa silbando junto a mi cara, aterrizando en la cuenca del ojo de un zombie detrás de mí.
Zero lo recoge y salta sobre el siguiente zombie sin siquiera decir una palabra.
(¿Cómo se las arregla para ser tan elegante... aún cubierto de sangre?)
Zero crea un perímetro de cadáveres en el suelo a nuestro alrededor, atacando a una docena de zombies sin esfuerzo.
Raven y yo usamos las balas que nos quedan para ayudar... a pesar de que él apenas nos necesita.
—Zero...
De pronto, una potente luz no ciega a todos.
— ¡TODOS LOS QUE SIGUEN VIVOS, CUERPO A TIERRA AHORA MISMO! ¡AHORA!
Los tres nos lanzamos al suelo de inmediato.
Un momento después, una tormenta de balas silba sobre nuestras cabezas, acabando con todos los zombies.
— ¡Alto al fuego! ¡Levántese uno por uno, anunciando su nombre primero, o le dispararemos!
Esperamos un momento y seguimos sus instrucciones. Lentamente, nos alejamos de la pila de cadáveres.
A unos metros de distancia, algunas personas más se ponen de pie.
—Ey, me robaste mis muertes.
Jacob le lanza una mirada de reproche a Raven.
— ¡Tú! Ignoraste el protocolo. Se suponía que tenías que retroceder y esperar los refuerzos. ¡Te has puesto en peligro! ¡Y no solo a ti mismo, sino a tus compañeros!
—Si no me hubiese quedado, los zombies habrían avanzado. Logré retrasarlos lo suficiente para que otros escapen.
—Jacob, tiene razón. Había tantos...
— ¡Y tú! ¡Ignoraste mis órdenes directas! De todas las personas del mundo, eras la última persona que esperaba que hiciera algo así.
(Después de lo que me dijo... nunca imaginé que se decepcionaría tanto.)
Hice lo mismo que hizo el hombre que causó la muerte de toda la antigua unidad de Jacob.
—Asumo toda la responsabilidad por mis actos. Mis emociones me nublaron el juicio.
Raven me mira, pero no dice nada.
(Espero que no crea que me arrepiento...)
—Debería haberme controlado mejor.
—Tienes razón. Ambos deberían haberlo hecho.
—Interesante... esta mujer debería ser castigada por esto, ¿no?
(¿No ha dicho nada en todo este tiempo y ahora se mete?)
—Es tu decisión, Jacob. Si cree que deberías castigarme, lo acepto.
—No nos precipitemos. No creo que un castigo sirva de nada, mucho menos para un acto de valentía.
La presión que siento sobre el pecho disminuye.
— ¿Eh?
—Me alegra que ambos estén sanos y salvos. ¡Raven! ¡Informe! ¿Cómo atravesaron las defensas los zombies?
—Ese es el problema: no tengo la menor idea.
—Al principio no eran más que tres... pero después apareció una horda entera.
Jacob envía un mensajero a una de las torres de vigilancia cerca de las puertas.
—Una vez que podamos reconstruir los movimientos de la horda, no será difícil dilucidar el punto de ingreso.
Zero hace girar un cuchillo en el aire, luciendo increíblemente aburrido.
(¿No le molesta estar cubierto de sangre de zombie?)
—Déjenme ahorrarles la decepción: no van a descubrir nada.
Los ojos de Jacob se oscurecen mientras estudia a Zero.
— ¿Y tú como sabes eso?
—Ya he visto esto antes. Me devané los sesos tratando de entender qué había pasado y llegué a dos posibilidades.
—Continúa. ¿Qué crees que pasó aquí?
—La opción uno es menos probable, pero es la que más van a querer creer. Los guardias se distrajeron un momento y los zombies atravesaron las defensas justo en ese instante.
(Eso... es una posibilidad.)
—La otra opción... es que alguien escondía los zombies aquí, dentro de la comunidad, y los soltó... a propósito o no.
—Cállate la boca.
—Cálmate, Raven.
—Está hablando de traición. Tener zombies como si fueran mascotas... ¡Qué estupidez!
—Como dije: Un rebaño de ovejas que marchan al matadero...
—Bueno, ya es suficiente. Gracias por su ayuda. La tuya también, Zero, pero no arrojes gasolina al fuego.
Zero se encoge de hombros, luciendo aburrido de nuevo.
—Descubriré cuál de los guardias se distrajo y tendrá que hacerse responsable.
—Jajajaja. ¿Entonces solo crees que no hay que castigar a la gente por sus errores cuando se trata de mujeres?
Zero señala a Jacob con la punta de su cuchillo y luego a mí.
—Ustedes dos son amantes.
(¡¿Qué?!)
Miro a Jacob, quien se ve sorprendido por un momento, pero luego la oscuridad regresa a sus ojos.
—Discúlpate con Lucy. Ahora.
(Tengo que hacer algo antes de que esto se salga de control.)
—Eso no me importa. Lo que sí me importa es desenredar este lío... y averiguar cuántas personas hemos perdido.
Mis palabras dirigen la atención de todos a los cadáveres inmóviles iluminados por la fría luz blanca.
—Todos estaban aquí celebrando porque trajimos la comida... no merecían morir. Nunca perdonaré a estos monstruos...
El rostro de Raven tiembla de ira incandescente.
(Si Zero tiene razón... si alguien soltó a los zombies a posta... Raven no lidiará bien con eso. Lo destruiría...)
El soldado que Jacob envió a la atalaya regresa.
—No hubo movimientos en los sectores 1-4. Vieron dos grupos en el sector 7 hoy y algunos más en el 10 y el 14. Esos sectores están demasiado lejos de las murallas. No pueden haber causado esto.
—Bueno. Bueno...
—Quiero que todos se reúnan en la sala de conferencias a primera hora de la mañana. Llegaremos al fondo de esto.
Jacob reúne un equipo para quemar los cadáveres y nos envía a nuestras habitaciones a ducharnos y descansar.
Al otro día, toda la unidad está en el cuartel general.
Jacob nos dice que el alcalde decidió que teníamos que estar listos para la batalla en cualquier momento.
(Los ejercicios de entrenamiento comienzan mañana. Lo haré lo mejor que pueda... por el bien de todos.)
Una vez terminada la jordana, desembauló por la comunidad y, sin darme cuenta, llego a un prado. Allí, veo una silueta que no reconozco sentada debajo de un árbol.
(¿Quién será...? Parece familiar, pero no lo reconozco...)
—Hola.
(Debe de haberme vito mirarlo. ¡Bueno, ya no hay nada que hacer!)
—Uh, hola. Creo que no nos conocemos...
La mitad de la cara del chico está cubierta por su cabello negro y sedoso. Entre los mechones, un ojo azul brillante.
—Soy Weber. ¿Estás segura de que no nos conocemos? Tu cara me parece conocida.
—Lo mismo digo, pero... no te recuerdo. ¿Llevas mucho tiempo en la comunidad?
—No... no lo creo. ¿Cómo te llamabas?
—Oh, perdona. Mi nombre es Lucy. Hace ya bastante tiempo que vivo aquí.
Weber sonríe cálidamente.
— ¡Encantado de conocerte, Lucy!
(Me pregunto si Jacob lo habrá encontrado en algún sitio... Parece agradable. Tal vez pueda averiguar más sobre él.)
— ¿Cómo llegaste aquí, Weber?
—No lo sé. Pero si estoy aquí, significa que este lugar es seguro.
(¿De qué habla? ¡Ayer mismo una horda de zombies casi nos mata a todos...! Hay algo raro aquí...)
—Buen día, señorita Lucy.
(¿El... hermano del alcalde? ¿De dónde salió?)
—Buen día, señor.
— ¡Hola!
—Lucy, vi a este amigo tuyo aquí y me ganó la curiosidad. ¿Ya le hicieron los exámenes?
—Señor... dice que llegó hace un tiempo.
—Eso es imposibles. Conozco a todos los miembros de esta comunidad y nunca antes había visto a este chico.
(¡Lo sabía...! ¡Aquí hay gato encerrado!)
Actuando por puro instinto, saco mi arma y apunto a Weber.
¿Quién es el recién llegado?
¿Cómo afectará el ataque de la horda a la comunidad?
¿Están los habitantes del pueblo realmente a salvo?