Razones por las que te amo [G...

By LaraHiddles

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Gaara le escribe cartas a Rock Lee y enumera las razones por las que lo ama mientras viven lejos el uno del o... More

La primera carta
Razón n°1
Razón n°2
Razón n°3
Razón n°4
Razón n°5
Razón n°6
Razón n°7
Razón n°8
Razón n°9
Razón n° 10
Futuro
Razón n° 11
Heridas del pasado
Razón n° 12
Razón n° 13
Primavera de Juventud

Al fin

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By LaraHiddles

Antes de seguir, quiero que sepas que te agradezco haber llegado hasta acá. A pesar de mi poca, por no decir nula frecuencia con la que actualizo mis historias. Me apena que sea así pero la vida de adulto es horrible y mi trabajo me consume el alma.

Por lo menos aprovecho este ratito para retomar mi escritura y practicar, que estoy bastante oxidada. Este borrador lo tenía hace más de un año y literalmente hace unas horas que lo venía editando jsjsjs

Próximamente tengo pensado ver que chota hago con algunas historias que están ahí pendientes. No prometo nada🤫

Espero que les guste (͡° ͜ʖ ͡°)💕💫

~ADVERTENCA DE M-PREG~

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🌵❤💚🍃

—Lee, llegaste.

El pelirrojo divisó aquella silueta acercarse sobre la barandilla del amplio balcón con una sonrisa cándida. Aquella noche estaba despejada y con una agradable brisa fresca. ¡Benditas eran las noches de Suna cuando el sol se escondía y el horroroso calor veraniego desaparecía!

—¡No me lo perdería por nada Gaara-kun!— Lee se bajó de un salto, dejó su mochila en el suelo y fue corriendo hacia los brazos de su amado. —¡Te extrañé tanto!

—Yo también Lee. Me preocupé bastante pensando en tu viaje, ¿seguro que estás bien?

El pelirrojo lo registró con la mirada de arriba a abajo en busca de cualquier lesión visible. Sus manos viajaban dando caricias sobre su rostro y descendían de a poco hasta llegar a su recién abultado vientre. Lee rió encantado ante el cálido toque. Sabía que su amado Kazekage era una persona bastante reservada a cerca de sus emociones en público, pero cuando estaban en privado no podía evitar relajarse y ser más demostrativo que de costumbre.

—Hey, estamos bien. No te preocupes, este pequeño no me ha dado problemas, al contrario, ha estado muy tranquilo últimamente. —Lee dio unos toquecitos en su vientre, enfatizandolo con palabras amorosas. Gaara suspiró, tenía dudas sobre su bienestar, después de todo, los médicos habían analizado que podría llegar a ser un embarazo complejo y no garantizaban si el pequeño podría llegar a término. Esto era algo que a Gaara lo mantenía inquieto y preocupado la mayor parte del tiempo.

—Sabes que no me gusta que sigas aceptando misiones en Konoha. Aunque sean de rango bajo, pueden llegar a ser peligrosas en tu estado. Deberías quedarte aquí conmigo, yo los protegeré a ambos.

La voz del pelirrojo cargaba cierto matiz alfligido que alertó a Lee. Sin embargo, no ignoró el hecho de que casi se derrite con sus palabras.

—Gaa-kun... Ya hablamos sobre esto. Te prometí que no me pondría en peligro. —Lee intentó convencerlo con palabras suaves.

—Pero el bebé... —Fue interrumpido.

—Estará bien, es fuerte.— Reafirmó Lee con convicción. Gaara no parecía convencido del todo— Además, todos en la aldea me cuidan demasiado, Gai sensei se comporta como todo un abuelo últimamente. —una sonrisa nostálgica se le escapó al recordar como su sensei se encargó de ayudarlo a preparar la habitación de su futura "pequeña bestia verde", como él mismo afirmaba.— Recién estamos en el cuarto mes, aún puedo hacer muchas cosas. Ya sabes que me gusta sentirme útil en la aldea.

Sonrió a la par que le daba un pequeño apretón a las manos de su pareja.

—Lo sé, es difícil verte sin hacer nada. Pero eso no significa que te arriesgues y sigas entrenando tan duro. —El reproche en su rostro era evidente, y Lee se sintió culpable.

—Tienes razón. —Bajó la mirada apenado— Lo siento. Seré cuidadoso, lo prometo.

El pelirrojo lo acercó aún más a su cuerpo y Lee aprovechó para robarle un besito fugaz y descansar su cabeza en su hombro. 

Gaara dejó que aquella esencia en Lee, la cuál le recordaba a los bosques de Konoha, inundara sus sentidos. Momentos como ese lo llenaban de paz y los atesoraría en su corazón hasta que la muerte lo alcanzara.

Luego de lo que parecieron los minutos más tranquilos que Gaara podía recordar desde la última vez que vio a su amado, entre la fresca noche y el cielo estrellado, Lee se removió inquieto.

Nee~ Gaa-kun.

—Hm?

—Tengo algo que decirte.

El pelinegro se apartó lo suficiente para sostenerlo de las mejillas y obligarlo a no apartar la mirada de sus brillantes ojos negros.

—Te amo... —empezó Lee.

—Y yo a ti.

—¡Hoy fue mi último día de servicio como shinobi! —chilló de repente y el pelirrojo se descolocó por un momento. 

—¿Qué? —Bueno, eso fue algo que Gaara no vio venir. Estaba sorprendido.

—Tsunade-sama me obligó a tomarme licencia por maternidad hace unos días. Quise darte una sorpresa. —Lee sonaba apenado pero divertido a la vez por el pequeño secreto. Nadie que viera al Kazekage en ese momento podría descifrar lo que estaba pensando. Pero Lee sí.

—Entonces eso significa que...

—¡Que me quedaré contigo! Al menos hasta que comience el octavo mes. Tsunade-sama me hizo jurarle que volvería a la aldea para entonces, así se encargaría de vigilar más de cerca mi embarazo. Ya sabes que es la ninja médico más eficaz de toda la aldea. —Trató de explicarse Lee. Sin embargo, Gaara estaba repasando en su mente los pros y contras de aquella idea a toda velocidad.— Ademas, Sakura-chan dijo que podría ser de ayuda, ya que sus habilidades en medicina han mejorado bastante, ¡Es realmente genial!

Gaara no pudo evitar sentirse un poco celoso.

—No, me temo que no puedo dejar que vayas solo. Puede ser peligroso. Será mejor que te quedes aquí, me gustaría que nuestro hijo nazca en esta región. —Soltó tranquilamente.

—¿Así que quieres que sea legítimamente un ciudadano de Suna eh? Pues me temo que no, mi cielo. Mi bebé será un ferviente ninja nacido en Konoha. —La mano en la cintura no podía faltar.

—¿Perdón? ¿De qué hablas Lee?

—¡De eso que insinuaste! Quieres que mi bebé Metal sea un residente de Suna y así no podrá irse a vivir conmigo en mi aldea. —sus ojos empezaban a aguarse de forma caricaturesca como cuando era niño.

—Lee tranquilízate, en ningún momento insinué algo como eso. Solo no quiero que tomes un camino posiblemente peligroso para ti y el bebé más adelante y... ¿Dijiste Metal?

—¿Eh?

—Eso, ¿El nombre del bebé es Metal? —Lo interrogó el pelirrojo incrédulo.

—¡Claro que si, ya lo decidí! —Cualquiera podía ver en ese momento el tan aclamado fuego de la juventud arder en esos ojos. Sin embargo, Gaara no pudo evitar sentirse un poco decepcionado. Este iba a ser su primer hijo y ni siquiera tendría la posibilidad de elegir su nombre.

—Al menos esperaba que lo charlemos antes. —Y su conocida postura de brazos cruzados de marca registrada se hizo presente. Oh wow.

—¿Tienes algún problema con eso hombrecito? Ven y dímelo a la cara, no le temo a tu arenita. —Okay, esto era ridículo.

—¿Disculpa? —Gaara estaba siendo precavido con Lee porque podía ver que las hormonas claramente le estaban jugando una mala pasada en ese momento, pero esto era demasiado. Tal vez necesitaba ver un medi ninja pronto. Aún así le siguió el juego. No iba a negar que lo encontraba extrañamente divertido.— Cariño, no podrías vencerme tan fácil.

—Ohh... ¿Quieres comprobarlo? Puedo demostrártelo aquí mismo —Lee se alejó unos pasos y se puso en posición de pelea, bastante confiado.

Gaara reaccionó a tiempo para ver como Lee daba el primer movimiento. Inmediatamente se puso en alerta. No quería herir a Lee.

—Lee, por favor detente. Será mejor que hablemos.

—¡Ajá! ¡No seas un shinobi cobarde Gaara-kun! ¡Pelea!

El pelinegro se movió más veloz, Gaara solo lo esquivaba. Su arena se removía inquieta dentro de la pequeña calabaza alojada en su cinturón.

—Lee... Te lo advierto. —Intentó razonar el pelirrojo, en vano.

—¡Puedo hacerlo! —Ahh... tan testarudo como siempre.

—Es tu última oportunidad. Detente.

Sin embargo Lee seguía sin dar tregua.

Fue entonces cuando estuvo a punto de abrir la primera puerta, que Gaara sintió verdadero miedo por él y por su bebé.
De inmediato su arena fue más veloz y envolvió el cuerpo del pelinegro antes de que pudiera hacer cualquier otro movimiento. Lo retuvo de esta forma unos segundos, hasta que Lee le devolvió la mirada sorprendido.

Es suficiente. Se acabó.

Cuando el pelinegro recuperó la lucidez entonces fue cuando la arena abandonó su cuerpo. Gaara se acercó y lo atrapó en sus brazos. El temblor en las extremidades del pelinegro eran notables.

—Claramente no estás bien Lee. Tienes que ver un medi ninja ahora mismo.

—¿Qué acabo de hacer? Cielos... Yo... Lo siento Gaa-kun. —Sus palabras eran susurros y esto puso a Gaara en alerta máxima. Claramente se estaba descompensando producto del esfuerzo físico.

—Voy a llevarte adentro ahora mismo. —Así fue como lo levantó en brazos y entró al recinto por ayuda. —Quedate conmigo Lee.

Pero el pelinegro ya había cerrado sus ojos, inconciente.

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Al cabo de unos minutos, uno de los médicos más cercanos al Kazekage había salido de la habitación donde el pelinegro descansaba.

—¿Cómo está Lee?

—Afortunadamente, todo está bien señor. El señor Lee no se encuentra en peligro, pero dejeme decirle que sus actos fueron descuidados e imprudentes. Mientras más cerca estemos de la fecha de parto, será más delicada su situación. El bebé podría estar en peligro de aborto si no se cuida adecuadamente, y por cuidar me refiero estrictamente a actividades físicas de alto riesgo. 

Esto le sentó como una patada a Gaara. Claramente tuvo que haber detenido a Lee desde el principio. Oh, la culpa ahora le sabía tan horrible.

—¿Y el bebé está bien?

—Claro que sí señor. Inquebrantable como el metal más fuerte me atrevería a decir. —y sonrió por su tonto chiste. Aunque se recompuso al instante ya que estaba frente a la autoridad máxima de Suna—Ya puede pasar a ver al señor Lee si lo desea.

Gaara asintió, pensativo.

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—Hey. —Lee despertó gracias a las suaves caricias de una mano cálida que peinaba sus cabellos.— ¿Cómo te sientes?

—Gaara-kun... —Pronto el dolor de los hechos recientes volvió a la mente del pelinegro.— De verdad, de verdad lo siento Gaara-kun, no se que me pasó. Solo... me dejé llevar por la emoción del momento y descuidé los más importante que tenemos. —A este paso las lágrimas de verdadera tristeza rodaban por sus mejillas. Se sentía como un tonto embarazado y Gaara no podía hacer otra cosa más que sostener su mano entre las suyas intentando reconfortarlo.

—Shh... Está bien, no te aflijas más. Ya pasó. Ahora lo que importa es que tu y el pequeño Metal están a salvo.

—Soy un tonto desconsiderado, no merezco que me quieras y... — se detuvo abruptamente— ¿Dijiste Metal?

Las lágrimas se detuvieron momentáneamente y sus ojitos mostraron adorable confusión.

—Claro, es el nombre de nuestro hijo después de todo.

—Pero... Creí que tu... —Gaara lo silenció con una caricia en la mejilla.

—Lo se. Pero lo estuve meditando. Y creo que me gusta ese nombre. Es adecuado para nuestro bebé. Lo define bastante bien, ¿no te parece?

Lee no se lo creía. Pero aún así pensó que no estaba siendo razonable.

—Gaara-kun, no hace falta que me complazcas en esto. Estuve mal desde el principio, y deberíamos decidirlo juntos.

El pelinegro no se esperaba que Gaara se acercara y lo callara con un beso lento y profundo. Sentía que se derretía por dentro.

—Dije que se llamara Metal. Metal Lee. Es una orden directa de tu Kazekage y no habrá discusiones al respecto.

Lee lo atrajo hacía sí mismo y profundizó el beso. Rodeó sus hombros y Gaara tuvo que apoyar sus manos a los costados del pelinegro para no caer directamente sobre su vientre.

—Te amamos tanto, Gaara-kun. Como no tienes idea.

Lee sonreía como nunca, sus palabras estaban llenas de emoción. El pelirrojo sonrió feliz de oír aquello.

—Y yo los amo a ustedes dos. —su mano se posó sobre el vientre ajeno, acariciando el hogar de su pequeño.— Y prometo cuidarlos siempre.

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Cuatro años habían pasado. Cuatro años llenos de alegría y amor para la familia de Gaara y Rock Lee.

Contrario a las especulaciones de los médicos, su pequeño Metal Lee había nacido sin complicaciones y fuera de peligro en la aldea de la hoja. Tsunade-sama había llevado a cabo el parto junto con la ayuda de Sakura y algunos medi-ninjas más.

Sin embargo, había sido un poco prematuro por lo cual tuvo que estar en cuidados especiales hasta que su peso fuese el ideal.

Sus padres, preocupados al principio, no se habían separado del pequeño. Pero al cabo de un par de meses pudieron irse a casa todos juntos.

La convivencia había sido variada. Por un lado Gaara tenía sus obligaciones como líder de Sunagakure y su residencia estaba allí, con su pueblo.
Lee por su parte, había optado por vivir junto a él mientras el pequeño Metal crecía y se adaptaba a su entorno. Sin embargo, cuando la etapa de lactancia había terminado, el pelinegro aprovechaba para retomar sus misiones de shinobi en Konoha durante ciertas temporadas y a su vez, visitaba a sus amigos. Claro que en estas visitas se llevaba al pequeño Metal consigo, el cual adoraba el ecosistema de la aldea y en especial, el como Gai sensei lo consentía.

Finalmente para el cumpleaños número cuatro del pequeño, habían organizado una fiesta allí mismo y tanto amigos como familiares habían estado presentes. Gaara no se perdía ningún cumpleaños del pequeño. No importa que tan ocupado estuviese, siempre se las ingeniaba para estar presente.

—Felicidades bebé, ¿Te gustaron tus regalos? —Preguntó Lee mientras lo abrazaba y besaba su carita.

—¡Hai! —soltó con entusisasmo el pequeño.— Aunque...

—¿Aunque? —Lo instó a continuar el pelirrojo.

—Me hubiese gustado una cosa más.

—¿Que cosa? —Dijeron ambos padres prestando mucha atención.

—Un hermanito para jugar.

Fin.

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