VOTAR ES GRATIS. PICALE EN LA ESTRELLITA Y AYUDA A QUE LA HISTORIA CREZCA.
❛.*🐺 🐀 CHAPTER THREE *🐕 🦌ˎˊ˗
▰▰▰▰▰▰ sexo como amigos ❞ .˚. ✦
Olivia no sabía que dejar entrar a James Potter en su vida significaba ser vigilada en todo momento por él y sus alborotadores amigos. Sus días a menudo comenzaban saltando de la cama al baño y vaciando el contenido de su estómago antes de entrar en su sala común improvisada y encontrar a los cuatro chicos tendidos en sus sofás. Luego la obligaron a sentarse con ellos en la mesa de Gryffindor a pesar de la molestia de la Slytherin.
— Debemos poner ambos de nuestra parte, Olivia. No puedo ser el único que hace un esfuerzo —había dicho James cuando Olivia se negó la primera vez, antes de ir a sus clases.
Fue hasta ese momento que Olivia se dio cuenta de cuántas clases compartía con los Merodeadores. Parece que aunque todos eran idiotas, eran idiotas con cerebro ya que todos asistían a las mismas clases de nivel EXTAS que ella asistía, a las que solo pueden ingresar si obtuviste una muy buena nota en casi todas tus clases el año anterior.
Parecía como si Remus estuviera más nervioso por el bebe en el camino que los mismos futuros padres, ya que él había estado leyendo libro tras libro sobre embarazo y paternidad; la mayoría de las veces las portadas estaban encantadas para poder leerlo en cualquier lugar que quisiera sin levantar siquiera sospechas. A menudo soltaba hechos que Olivia encontraba realmente útiles.
También se había aficionado a colocar pequeñas notas en la pared del área de su sala común que tenían las horas en que necesitaba tomar sus vitaminas, su horario con Madam Pomprey, los nutrientes que necesitaba o algo tan simple como recordarle que bebiera agua.
Peter se había convertido en el pequeño asistente de Remus al recordarle las cosas que tenía que hacer. Él también parecía haberse familiarizado con el embarazo y a menudo se sumaba a los hechos de Remus.
Sirius estaba a cargo de asegurarse de que Olivia nunca pasara un día sin poner los ojos en blanco. Sus constantes bromas e insinuaciones sexuales se aseguraron de que nunca hubiera un momento de tranquilidad en el ahora grupo de cinco. Aunque Olivia a veces deseaba que él simplemente cerrara la boca, Sirius también era el que ayudaba a James, quien a menudo se aseguraba de que ella no se sintiera incómoda de ninguna manera, desde ofrecer llevar sus libros hasta mirar mal a cualquiera que la mirara con ojos de juicio por juntarse de repente tanto con los Merodeadores.
Olivia también estaba segura de que él era el único que entendía lo que estaba pasando en su vida familiar, ya que nunca preguntaba al respecto y era el que cambiaba de tema cada vez que se mencionaba cualquier cosa respecto al tema, algo por lo que estaba inmensamente agradecida.
Eso dejó a James con lo que Sirius apodó como los "deberes de papá", lo que prácticamente significaba sostener su cabello mientras ella vomitaba, había estado en el baño de niñas aproximadamente más de 30 veces en las últimas tres semanas. Gracias a Dios, nadie lo había visto todavía. Él también le puso comida nutritiva en su plato durante cada comida y estaba a cargo de asegurarse de que ella nunca estuviera a menos de 15 pies de distancia de los huevos; lo que alguna vez fue una opción favorita para el desayuno ahora era algo de lo que apenas podía soportar el olor.
James también mantuvo el diario en el que Remus insistió en que tenían sus síntomas, estados de ánimo, exactamente cuántas veces vomitó ese día y cómo se sentía, fue anotado cada día para mostrárselo a Madame Pomprey para su chequeo de cada dos semanas. Se aseguró de que tuvieran las mismas rondas para los deberes de capitán y prefecta en caso de que algo sucediera y tuviera la necesidad constante de estar cerca de ella.
Al principio se había sentido extraña al recibir tanta atención de la nada, pero encontró en la compañía de los Merodeadores una distracción bienvenida del choque de trenes que era su vida.
Su tocador estaba empezando a acumular cartas sin respuesta de sus padres o de cualquier persona de la mansión. Incluso evitó abrir la carta ya que James le recordaba continuamente que el estrés era malo para el bebé. La constante necesidad de los Merodeadores de causar estragos y ruido era una forma efectiva de apartar su mente de las cosas que era demasiado cobarde para enfrentar.
Había decidido que no volvería a esa casa en absoluto. Sus padres no podían tocarla mientras estaba en Hogwarts y tampoco podrían después de que se graduara, ya que ya sería una adulta legal. Todas las posesiones que valoraba ya estaban con ella, por lo que no tenía necesidad de volver nunca a ese lugar.
Olivia iba a hacer todo lo posible para asegurarse de que su hijo nunca tuviera que entrar por la puerta de entrada de la mansión en la que creció.
— Así que déjame aclarar esto, —la voz de Sirius la sacó de sus pensamientos. Incluso en la biblioteca donde a menudo pasaba su tiempo, los Merodeadores habían decidido seguirla, aunque es cierto que solo ella y Remus pasaban el tiempo haciendo los deberes mientras Peter tomaba una siesta y James y Sirius hacían el tonto hasta que los amenazaban con ser expulsado del lugar por la señora Pince.— ustedes dos —señaló a James que estaba usando su varita para hacer levitar el avión de papel y a Olivia que estaba concentrada en terminar su ensayo para transfiguración.— ¿tuvieron sexo como amigos y ahora planean criar a mi ahijado como amigos?
Olivia no diría exactamente que ella y James eran amigos. Eran un poco más que conocidos, pero ella no lo consideraría su amigo. O tal vez simplemente no sabía cuándo terminó la línea de extraños conocidos y la amistad comenzó a ver, ya que nunca había tenido uno, pero sin embargo, asintió con la cabeza ante la pregunta de Sirius.
—Esa es una forma de decirlo.
— Y nunca acordamos hacerte el padrino. —James dijo con una sonrisa maliciosa.
Tanto Olivia como Remus gimieron. La charla del padrino fue algo que habían estado escuchando mucho de Sirius. Estaba decidido a convencer a James y Olivia de que estaba destinado a ser el padrino de su bebé. Y aunque Olivia a menudo lo rechazaba poniendo los ojos en blanco, a James le encantaba pelear con él y encontraba divertido escucharlo hablar y hablar sobre por qué deberían elegirlo.
— No le hagas empezar, por favor te lo ruego —dijo Remus exasperado. Él, como Olivia, tenía más que suficiente con las interminables peroratas de Sirius.
Tanto James como Sirius lo ignoraron mientras el chico Potter continuaba sonriendo mientras Sirius lo fulminaba con la mirada.
— Primero que nada, he sido tu mejor amigo desde el primer año —Sirius comenzó a hablar haciendo que Olivia rodara los ojos una vez más e intentara ignorarlo concentrándose en su tarea— Tan pronto como entraste en Hogwarts Express ese triste día el primero de septiembre de 1971, nuestros caminos estaban destinados a cruzarse.
— Poético —comentó James.— Recuerdo específicamente que me llamaste idiota después de que accidentalmente choqué contigo mientras arreglaba mi baúl.
— Eres un idiota, pero no hay absolutamente nada de malo en eso. ¡Reconócelo! —Sirius dijo alegremente. Olivia se volvió hacia ambos con las cejas arqueadas.
—Y dicen que la idiotez no es contagiosa. —Sirius le sonrió.
— Estás celosa, Livvy. Llegué a James antes que tú. Siempre voy a ser dueño de una parte de su corazón.
— Te estás poniendo muy profundo ahí. —Remus comentó casualmente sin levantar la vista de su trabajo.
—En primer lugar —dijo Olivia.—, no me llames Livvy. Y segundo, asqueroso. Puedes tener a Potter solo para ti si quieres.
— No recuerdo que dijeras eso cuando hicimos el pequeño Jimbo — dijo James moviendo las cejas molestándola.
— Por enésima vez, Potter ¡No lo llamaremos Jimbo! —dijo ella, elevando la voz mientras lo miraba. Sabía que James solo estaba tratando de burlarse de ella, pero odiaba absolutamente el nombre. A sus oídos sonaba demasiado simple. No había absolutamente ninguna forma de que un hijo suyo se llame algo como Jimbo.— Ni siquiera estamos seguros de que sea un él.
James sonrió, feliz con la reacción que obtuvo de ella.
— Bueno, no voy a llamarlo bebé porque sería sospechoso, pero sigamos suponiendo que es un él por ahora.
— O ella —dijo Olivia, volviendo a su tarea con un último giro de ojos, su actividad favorita. Se preguntó si sus ojos rodarían alguna vez hacia la parte de atrás de su cabeza con lo mucho que los pone cada día, más ahora que pasa tanto tiempo con idiotas como Black y Potter.
James miró su reloj de pulsera para ver que eran un poco más de las 5:00 pm, 30 minutos antes de que el equipo de quidditch de Gryffindor tuviera su práctica para su juego contra Slytherin.
A decir verdad, a James le estaba resultando un poco difícil equilibrar ser el capitán de quidditch, asistir a sus clases y presentar las tareas requeridas, hablar con Minnie e intercambiar cartas continuamente con sus padres sobre lo que planea hacer después de la escuela, en lo que respecta a su futura carrera y su bebé, haciendo bromas y pasando tiempo con sus amigos, y asegurándose de que Olivia estuviera absolutamente cómoda en todo momento, pero nunca lo diría en voz alta. La mayor cantidad de horas sueño que había conseguido ese día fue de 4, ya que usualmente tenía que idear estrategias de quidditch y escribir cartas a sus padres y eso era a altas horas de la noche cuando estaba seguro de que Olivia estaba a salvo en su cama.
James se imaginó que sus instintos paternos estaban apareciendo desde temprano con lo protector que se había vuelto entre las últimas tres semanas.
—Sirius y yo tenemos que ir a la práctica de quidditch —le dijo a Olivia —. ¿Estarás bien con Remus y Peter?
Olivia se abstuvo de volver a poner los ojos en blanco. Era una pregunta que solía hacer cada vez que necesitaba alejarse durante más de 30 minutos. Empezaba a volverse ridículo lo protector que se estaba poniendo, pero Olivia nunca le diría eso a la cara. Ella sabía que él era tan nuevo en esto como ella y que solo estaba haciendo lo que él cree que tenía que hacer, sin importar lo molesto que se estaba poniendo.
—Sí, Potter, estaré bien. Ve a volar en tu escoba.
—Regresaremos antes de la cena. —dijo antes de que él y Sirius se levantaran para irse.
Remus simplemente asintió, todavía muy concentrado en su tarea y Olivia hizo lo mismo.
Pasaron otra hora trabajando en sus trabajos escolares antes de que Olivia sintiera que se le revolvía el estómago. Reprimiendo un gemido, murmuró algo sobre ir al baño antes de correr al baño más cercano que pudo encontrar. Se encontró arrodillada en la taza del inodoro, una vez más vaciando el contenido de su estómago.
Por lo general, las náuseas eran mañana, tarde y noche, en realidad no tenían un horario y era realmente molesto, era más fácil con James sujetándole el cabello hacia atrás y frotándole la espalda. Al principio se sintió molesta porque nunca le gustó que la tocaran, pero encontró la acción relajante después de unas cuantas veces.
Por lo general, Olivia nunca se permitiría estar sentada en el piso del baño, pero ya no le importaba mientras se apoyaba en las paredes del cubículo para recuperar el aliento y limpiarse la boca. Odiaba con pasión las náuseas.
Se estaba lavando la boca con agua corriente cuando entraron otros tres Slytherin, dos niñas mayores y un niño menor. Las niñas probablemente estaban en 4º o 5º año, mientras que el niño parecía de 1º. Se preguntó qué estaría haciendo un niño en el baño de niñas, pero sabía que no podía juzgar, ya que James había estado dentro del lugar demasiadas veces por su culpa.
Los dos la miraron, pero al ver su corbata de Slytherin, parecieron pensar que estaba bien continuar con lo que estaban haciendo.
— Dinos, sangre sucia, ¿cómo engañaste al sombrero para entrar en Slytherin? —una de las chicas se burló, empujando al chico en el hombro, haciendo que Olivia mirara hacia arriba.
Una cosa que Olivia sabía era que el sombrero ni siquiera consideró ponerla en Gryffindor. Ella no era valiente. Ella nunca había sido valiente. Nunca enfrentó las cosas de frente, incluidos sus sentimientos. Cuando se enfrentaba a un conflicto, su instinto de puño era darse la vuelta y alejarse. Olivia Kinsley era una cobarde y ese era un hecho que había aceptado hace mucho tiempo.
Toda la familia Kinsley estaba llena de cobardes.
Sus padres se escondían detrás de una máscara y hacían sus crueles acciones en la seguridad de su mansión porque no podían permitir que el Mundo Mágico supiera quienes eran realmente.
Nunca podrían enfrentar las consecuencias de sus acciones. Amara, su hermana, corrió tan pronto como pudo, todavía estaba corriendo. Ella no quería elegir, así que para alejarse de eso, se fue. No quería que la pusieran en un lugar donde tuviera que elegir entre lo que creía o estar sujeta para siempre a la ira de sus padres. Samuel, su hermano mayor, la siguió. Estaba demasiado asustado para hacer lo correcto, así que se dejó utilizar. Todos los días escuchaba órdenes que no quería hacer porque estaba demasiado asustado como para intentar luchar por lo que realmente creía. Maxwell, su otro hermano, era el único que no había sido un cobarde. Maxwell nunca ocultó quién era realmente, nunca se escapó de las cosas que tenía que hacer, eligió un bando y se puso de pie. El peleó. Maxwell fue valiente y, desafortunadamente, eso fue lo que hizo que lo mataran.
Olivia se parecía mucho a Amara. ¿No era su plan correr y esconderse tan pronto como se gradúe? Como Amara, podía hacer la vista gorda y seguir caminando. Esa era ella. No quería pelear ni ayudar a los indefensos, lo que quería era escapar.
Pero tal vez había estado pasando demasiado tiempo con los Merodeadores que su valor la frotó, porque esta vez, Olivia no corrió.
Tan pronto como la niña apuntó con su varita al niño, Olivia los enfrentó y con un movimiento rápido sin pronunciar palabra, la varita de la niña estaba volando por el aire.
La voz de Maxwell le susurró al oído.
— Ponte firme, Livvy. No puedes dejar que ellos hagan esto. Tenemos que luchar.
Estúpido Maxwell y su estúpida rectitud. Incluso desde la tumba, le dijo las cosas que ella no quería oír.
—¿Qué estás haciendo? —la niña se quejó enojada, mirando a Olivia.
—¿Sabes lo repugnante que es herir a alguien que no puede defenderse? —dijo Olivia con ira entrelazando su tono.— La próxima vez, elige a alguien de tu tamaño.
—Es un sangre sucia —explicó la otra chica como si eso fuera a cambiar la opinión de Oliva.
—Y sin embargo, ya es el doble de Slytherin que ustedes dos. Salazar Slytherin valoraba la pureza de la sangre pero también valoraba la justicia. Pusiste su nombre en vergüenza.
—Tus amigos traidores de sangre te contagiaron, Kinsley. —la chica se burló de nuevo, y la otra levantó su varita y apuntándole.
La ira llenó a Olivia y antes de que se diera cuenta, su varita se levantó y las dos chicas volaron hacia atrás.
—Vamos. —le dijo al pequeño niño de primer año y lo sacó del baño, dejando a las dos niñas de Slytherin que intentaban levantarse.
Una vez que salieron, se volvió hacia el niño que parece más pequeño y delgado que la mayoría de los niños de 11 años.
— ¿Estás bien?
El chico simplemente asintió, con la cabeza gacha. Ella todavía podía verlo llorando. Olivia no le vio el sentido a llorar. Encontró que era una muestra de vulnerabilidad, pero solo porque ella era capaz de manejar sus emociones correctamente y terminar reprimiéndolas hasta que finalmente explotaran no significaba que ella pudiera alentar a las personas a hacer lo mismo.
—¿Qué es eso en tu mano? —preguntó suavemente, ahora solo notando la bola de cristal que sostenía.
Vacilante, el niño se lo mostró. Era una bola de cristal que mostraba una hermosa escena de dos amantes patinando sobre hielo. Los árboles y sus alrededores estaban cubiertos de lo que se suponía que era nieve blanca. Pequeños copos de nieve cayeron sobre la pareja, haciendo que la escena pareciera más bella y mágica.
—¿Es un artefacto muggle? —ella le preguntó. Olivia recordaba haber visto algo similar pero por lo general, las figuras se movían.
El niño asintió tímidamente, dándosela en la mano.
Olivia agitó la bola de nieve, viendo cómo llovían copos de nieve sobre la pareja.
—Es muy hermosa.
— Como tú —murmuró el chico, sus mejillas se volvieron de un rojo brillante. Olivia se rió.
—Gracias. ¿Cuál es tu nombre?
— Lucas —murmuró el pequeño .
— Mi nombre es Olivia y déjame decirte algo, Lucas. Esas dos son idiotas. No escuches nada de lo que digan. O cualquier cosa que digan, ¿de acuerdo? —ella le dijo en voz baja, levantando su cabeza para mirarla a los ojos. Olivia siempre tuvo debilidad por los niños.— El sombrero te puso en Slytherin por una razón. No comete errores. Salazar Slytherin estaría orgulloso de tenerte en su casa y estoy orgullosa de llamarte mi compañero de casa. Tu sangre no define quién eres.
Los ojos del chico se pusieron vidriosos de nuevo y Olivia temió haber exagerado o haber dicho algo mal.
Justo cuando estaba a punto de retractarse, Lucas dejó escapar un sollozo antes de envolverla con ambos brazos, enterrando su carita en su cuello. Ella le frotó la espalda con dulzura y le permitió llorar.
Le tomó un tiempo, pero finalmente, Lucas se apartó y comenzó a secarse las lágrimas y Olivia le devolvió la bola de cristal .
—¿Qué hacías antes de que esas chicas te molestaran?
—Estaba a punto de ir a la biblioteca a hacer mi tarea —dijo, sonando un poco más alegre—. Pero se llevaron mi libro y mi pluma y pergamino.
— Casualmente, mi amigo y yo también estábamos haciendo nuestra tarea en la biblioteca. Estoy segura de que tienen una copia de tu libro. ¿Te gustaría acompañarnos?
Él asintió con la cabeza alegremente.
— ¿Puedo? —preguntó tímidamente no queriendo molestar.
— Por supuesto —dijo Olivia.— A mi amigo no le importará.
Olivia tomó su mano de nuevo y juntos, caminaron de regreso a la biblioteca donde Remus estaba empezando a preocuparse. Imagínese la sorpresa en su rostro cuando ella regresó con Lucas, que parecía diminuto con su túnica demasiado grande.
—Lucas, este es mi amigo Remus —Olivia los presentó a los dos mientras Lucas se sentaba a su lado—. Si tienes dudas, solo pregúntale. Es muy inteligente.
—Hola. —saludó Lucas tímidamente, dándole a Remus un pequeño saludo.
—Hola —Remus dijo aunque su voz sonaba todavía confusa—. ¿Cómo va tu día, Lucas?
Lucas miró hacia abajo y Olivia estaba segura de que estaba pensando en esos matones.
—Va bien.
Remus se volvió hacia Olivia como si se preguntara de dónde diablos había sacado al niño, pero Olivia simplemente negó con la cabeza.
—Lucas estará estudiando con nosotros, ¿te parece bien? —El chico asintió.
—Por supuesto.
Después de pedir prestado el libro que Lucas necesitaba, Olivia lo ayudó con su tarea. Estaba trabajando en algo tan simple como Wingardium Leviosa y se suponía que debía escribir un ensayo de 7 pulgadas al respecto. Olivia le estaba enseñando los movimientos de la varita y el encantamiento adecuado cuando James y Sirius regresaron.
Sin saberlo, había pasado más de una hora desde que conoció a Lucas y ya era hora de cenar.
Un James recién duchado enarcó una ceja al ver al niño en el lugar donde se sentaba anteriormente.
— ¿Por qué hay un humano diminuto aquí?
—Potter —lo regañó Olivia—. No seas grosero.
— ¿Te das cuenta, Cornamenta, que estás a punto de tener un pequeño humano propio? —Sirius le preguntó mientras tomaba su asiento anterior a un lado de Remus.
—Su nombre es Lucas —les dijo Remus—. Esos idiotas son James y Sirius, Lucas.
—Hola. —los saludó Lucas con una sonrisa, sonando mucho más alegre que antes.
James miró al niño con cautela, preguntándose por qué demonios prácticamente se aferraba a Olivia. Se volvió hacia la chica de nuevo.
—Se supone que deberías estar en el Gran Comedor ahora mismo.
—Perdí la noción del tiempo —ella se encogió de hombros—. Estaba ayudando a Lucas con su tarea.
—Deberíamos ir allí ahora —dijo James—. No puedes perderte una comida.
—Sí papá. —dijo rodando los ojos y James sonrió.
— Prefiero cuando dices daddy.
—¡James! —ella lo regañó de nuevo, cubriendo la oreja de Lucas.
— Hay orejitas aquí —dijo Sirius, cubriendo las orejas de Remus y el chico puso los ojos en blanco y apartó las manos.
—¿Por qué es tan malo? —Lucas preguntó inocentemente, quitando las manos de Olivia de sus oídos.
—Nada —dijo de inmediato—. Nada de nada.
(3505 palabras)