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❛.*🐺 🐀 CHAPTER TWO *🐕 🦌ˎˊ˗
▰▰▰▰▰▰ voy a ser el padrino ❞ .˚. ✦
Olivia cerró su libro de golpe, incapaz de seguir sintiendo las miradas dirigidas a ella.
—Lárgate, Black —Dijo fríamente, asegurándose de que su voz fuera lo suficientemente fuerte como para ser escuchada en la mesa de al lado—. Ustedes tres me han estado observando desde antes, así que también podrían decirme lo que quieren.
Lupin se aclaró la garganta cuando los tres hombres se acercaron a la mesa donde se encontraba la chica molesta. Pettigrew y Lupin tuvieron la sensatez de verse avergonzados por ser atrapados, pero Black simplemente sonrió.
— Solo comprobando cómo está mi futuro ahijado.
Olivia puso los ojos en blanco. No le sorprendía en absoluto que Potter ya se lo hubiera contado a su alegre banda de amigos.
— Primero que nada, no recuerdo haber aceptado convertirte en el padrino de mi hijo. Y segundo, es del tamaño de una uva en este momento y eso no cambiará hasta dentro de unas pocas semanas.
— Eso es una mierda y lo sabes —dijo Sirius— Soy el mejor amigo de James. Merezco ser el padrino de su primogénito.
— Potter ni siquiera ha reconocido que es el padre, así que en lo que a mí respecta, este bebe es mi hijo y solo mío —dijo con firmeza.
El chico de Gryffindor había estado desaparecido durante los últimos tres días desde que se enteró y Olivia no se sorprendió. Era joven y libre y no el que tenía un niño en el estómago. Realmente nada lo ataba a Olivia o al bebé. Él podría salir de sus vidas si quisiera hacerlo.
Y la peor parte era que ella lo entendería si así lo hacía.
Remus se aclaró la garganta antes de hablar.
— No es nada de eso. James no te está abandonando. Él solo... todavía está procesando cosas. Ser padre, es algo que cambia la vida y aún no lo ha comprendido del todo.
— Imagínese descubrir que estás embarazada a los 17 años —ella no estaba siendo justa y lo sabía. Estaba amargada porque James tenía amigos con los que podía acudir. Él tenía una familia que lo apoyaría mientras ella no tenía ninguno de ellos. Olivia estaba total y absolutamente sola.
Sirius sonrió con satisfacción y fue reemplazado por una sonrisa genuina.
— De todos modos, mientras James arregla su mierda, solo queremos que sepas que puedes acudir a nosotros si necesitas algo, antojos, medicamentos, ayuda física, cualquier cosa que necesites, lo conseguiremos. Estamos aquí para ti y Minicornamenta
Olivia no podía negar que la idea era absolutamente entrañable. Desafortunadamente, era alérgica a las emociones humanas.
— Vuelve a llamar a mi bebé Minicornamenta y será lo último que hagas —Sirius hizo un puchero de forma infantil.
— Nunca te gusta nada de lo que sugiero sobre Little Nugget.
—Como si Little Nugget fuera mejor —murmuró antes de apilar sus libros y tomarlos en sus brazos—. Ha sido genial hablar con ustedes, muchachos, pero tengo que irme ahora.
— ¿Necesitas ayuda con tus libros? —Sirius preguntó al instante, viendo lo grueso que era el libro que llevaba.
— Estoy embarazada, no discapacitada.
— Adiós, Olivia —dijo Remus cortésmente, sonriéndole.— Cuídate.
Ella sonrió con torpeza.
—Gracias.
— Adiós —gritó Peter, hablando por primera vez. Sinceramente, Olivia lo aterrorizaba.
Olivia ya se estaba alejando cuando Sirius la llamó.
— Nos vemos, mamá del bebé de James.
Ella miró hacia atrás para mirarlo. Afortunadamente, nadie más estaba cerca para escuchar eso. No quería que la noticia de su embarazo se extendiera por la escuela y, sin duda, llegara a sus padres. Eso sólo causaría problemas con los que no está lista para enfrentar en este momento.
Olivia se dirigió a la oficina de Dumbledore como le indicaron el día anterior. Se había dicho que, debido a la historia de su familia, absolutamente nadie más que sus amigos de confianza podían saberlo y eso definitivamente no incluía a sus compañeros de cuarto de Slytherin que no lo pensarían dos veces en decírselo a sus padres.
El problema era que a pesar de que existían hechizos para ayudar a ocultar su estómago, sería mucho más conveniente si le dieran su propia habitación para no hacer surgir preguntas que fueran demasiado difíciles de responder.
Afortunadamente, en realidad no tenía amigos ni hablaba con nadie, por lo que eso significaba que no estaba lo suficientemente cerca de nadie como para que le pregunten por qué necesitaba su propia habitación.
—Gotas de limón. —dijo frente a la Gárgola, quien instantáneamente reveló las escaleras que conducían a la oficina de Dumbledore.
Un golpe en la puerta la abrió por sí sola y encontró al profesor Dumbledore sentado junto a su escritorio con su pluma en la mano.
Olivia solo había estado aquí un puñado de veces, principalmente sólo para sus deberes de prefecta y, aunque encontraba hermosos los múltiples artefactos mágicos que se mostraban en toda la habitación y apreciaba su valor e historia, no era algo que la sorprendía. Creció en una mansión llena de artefactos mágicos, aunque algunos de ellos habían sido adquiridos ilegalmente.
—Buenos días, señorita Kinsley —saludó sin levantar la vista de lo que estaba haciendo.— Madame Pomfrey me había informado que eligió quedarse con el niño, y debo decir que apoyo absolutamente su decisión.
—Gracias profesor. —dijo en voz baja y aunque sus palabras sonaron demasiado formales y carentes de emociones, sus palabras significaron mucho para ella.
—Muy bien. Vamos al tema de tus arreglos de vivienda —dijo mientras dejaba la pluma—. Viendo que la señorita Evans prefirió su habitación a la habitación de prefecta, encontré que se adapta a sus necesidades.
Olivia asintió, tratando de no mostrar cómo la mención de Lily Evans la hizo hacer una mueca.
—Madame Pomfrey también insiste en que la vea cada dos semanas y que vaya a verla si tiene la necesidad —continuó Dumbledore—. La facultad ha sido informada de su condición, así que si siente que no puede asistir a clases, no se obligue a hacerlo.
— Gracias, profesor, de verdad. —deseó que sus ojos reflejarán la gratitud que le costaba transmitir. No solo estaba agradecida por sus amables gestos, sino también por el hecho de que no la había juzgado. Se había quedado embarazada en la escuela y lo peor era el hecho de que no estaba en una relación sentimental con el padre.
— Cometió un error, Señorita Kinsley. —su voz tenía ese tono. El tono que solo alguien que había vivido lo suficiente para adquirir el mismo conocimiento que poseía el gran Albus Dumbledore podía usar.— Pero tomar malas decisiones no nos convierte en malas personas. Confío en que seas lo suficientemente capaz para vivir con las consecuencias de tu decisión.
—Sí señor. —estuvo de acuerdo porque aunque Olivia no se consideraba valiente, sería valiente solo por esta vez. Sería valiente por su bebé. Ella se aseguraría de que creciera con las cosas que no había podido hacer. Ella enfrentaría las consecuencias de sus acciones.
—Y de hecho, eres mayor de edad y solo quedan menos de 8 meses para que terminen tus estudios. Creo que tomarás las decisiones correctas con respecto a tu hijo. —dijo.
—Lo haré, señor. —ella prometió. Ella no defraudaría a su bebé.
— Ahora, todo está resuelto, creo que tienes clases a las que asistir. Puedes mudarte a tu nueva vivienda cuando lo creas conveniente —dijo antes de que apareciera el brillo en sus ojos.— La contraseña es Patronus. Aunque debo informarle que el señor Potter ya se ha tomado la libertad de arreglar su nuevo espacio y todo lo que usted necesita hacer es mudarse.
Olivia miró hacia abajo para evitar sus ojos conocedores. ¿Entonces tuvo tiempo para arreglar su nueva habitación pero no lo suficiente para hablar con ella?
Se puso de pie para prepararse para irse, dándole al anciano una pequeña sonrisa.
—Gracias de nuevo, profesor Dumbledore. Por todo.
—De nada, Olivia. Cuídate —dijo con una sonrisa.
Olivia asintió antes de darse la vuelta para salir. Se dirigió a su clase de encantos, donde sabía que ya llegaba tarde. Ya que había arreglado los tecnicismos con Dumbledore, Olivia no pudo evitar sentirse un poco abrumada con la situación actual. Ahora que todo está arreglado, se sentía más real que nunca. Era como si todo su mundo hubiera cambiado de la noche a la mañana y, en cierto modo, lo había hecho. Ya no vivía solo para ella. Ella era responsable de otra persona ahora, de otro ser humano y todavía no estaba segura de cómo se sentía al respecto. Apenas podía confiar en sí misma para tomar las decisiones correctas para mantenerse con vida y ahora se esperaba que cuidara de un niño cuando ella todavía era una niña.
Pero la verdad era que, incluso con lo abrumada que se sentía, Olivia sabía que haría todo lo posible para mantener a salvo a ese bebe. Apenas tenía el tamaño de una uva y sabía que ya le daría todo su mundo. Y ese pensamiento era casi tan aterrador porque sería responsable de otra persona. Toda su vida, había sido educada para ver las emociones como una debilidad, para nunca permitirse estar demasiado cerca de nadie, y ahora estaba admitiendo conscientemente que su bebé ya la tenía envuelta alrededor de su dedo aún inexistente.
Finalmente, llegó al aula de encantos treinta minutos tarde. Sus compañeros de clase ya habían sacado sus varitas y estaba cantando un hechizo cuando ella llegó.
—Lo siento, profesor —dijo tan pronto como entró en la habitación—. El profesor Dumbledore me llamó.
Buscó entre la multitud de estudiantes, sabiendo que compartía esta clase con ciertos cuatro alborotadores. Sin saberlo, buscó una masa de cabello negro azabache desordenado. Sorprendentemente, por primera vez desde que se enteró de su embarazo, lo encontró. James Potter la miró atentamente mientras entraba al salón de clases.
—Está bien, señorita Kinsley. Por favor, tome asiento. —dijo Flitwick, sacando a Olivia de su ensueño.
Murmuró un pequeño agradecimiento y se dirigió a su asiento habitual, que afortunadamente estaba a unas filas de Potter y su alegre banda de amigos.
Sirius Black la saludó con entusiasmo con la sonrisa más idiota en su rostro, lo que solo hizo que Olivia levantara una ceja. James golpeó a su amigo en la parte posterior de la cabeza, haciendo que Sirius rodara los ojos y murmurara algo que hizo que James le frunciera el ceño.
Al darse cuenta de que los había estado observando, Olivia centró su atención en la maestra y sacó su pergamino y su pluma para tomar notas de los escritos en la pizarra.
Durante toda la clase, supo que James la había estado observando. Trató de deshacerse del sentimiento, pero permaneció. Ella se negó a darse la vuelta, mirarlo de frente y hacerle saber que le importaba, porque no lo hacía. A ella no le importaba. Ella nunca se preocupó por nada en toda su vida y no empezaría ahora. Lo único que le importaba era su bebé y no su padre.
Cuando la clase finalmente terminó y ella recogió sus cosas, no se sorprendió en absoluto al encontrar a James Potter apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho mientras la esperaba. A unos metros de él estaban sus amigos que estaban bromeando entre ellos, pero James parecía tan serio como Olivia nunca lo había visto.
Ella exhaló un suspiro antes de caminar hacia él. James se enderezó instantáneamente.
—Olivia. —dijo mientras se pasaba la mano por el pelo.
—Potter. —lo saludó.
—Pensé que deberíamos hablar. —dijo mientras se pasaba la mano por el pelo.
—Te lo imaginaste —dijo simplemente sin ninguna emoción, desesperada por huir de ahí suspiró—. ¿De qué quieres hablar?
Los dos comenzaron a caminar, dejando atrás a los amigos de James que los habían estado mirando. Fue un espectáculo digno de ver. La chica de Slytherin que siempre se reservaba a sí misma y al Rey de Gryffindor que siempre tenía gente a su alrededor. Al parecer la gente también notó esto mientras miraba sin ninguna vergüenza.
— El bebé —dijo James. Una vez que llegaron a un pasillo donde solo había unas pocas personas, se detuvieron y James la miró.— Lo que hice fue cobarde.
Parecía como si le hubiera dolido físicamente decir las palabras.
—¿Qué hiciste exactamente, Potter?
—Me escapé —murmuró con vergüenza—. Me escapé de mis responsabilidades y me escondí. El bebé también es mi responsabilidad, pero en cambio te dejé para que lo enfrentaras sola.
—No es la gran cosa. —dijo ella. Olivia estaba acostumbrada a afrontar las cosas sola, y estaba dispuesta a hacerlo así.
— Pero lo es —insistió James— Hicimos esto juntos, pero tan pronto como pude, te dejé y eso está mal. Mi madre me crió mejor que eso.
—¿Tus padres lo saben? —ella no pudo evitar preguntar.James asintió lentamente.
— Sí, les dije un día después de enterarme. Mi madre envió un vociferador y me sermoneó sobre lo irresponsable y estúpido que soy, pero también envió las vitaminas que podrías necesitar y dijo que le dijera si necesitábamos algo más. Lo dejé en tu nueva habitación, por cierto.
Olivia lo miró parpadeando, imaginando a sus propios padres que probablemente entrarían en Hogwarts solo para arrastrarla por su cabello gritando y pateando y luego arrojarla al calabozo de la mansión.
—Eso es amable de su parte.
— Ella fue quien me dijo lo que tenía que hacer. Para enfrentar esto y ayudarte a superarlo —dijo James con determinación.— Ya no huiré más. Esto fue obra nuestra y haré lo que pueda para ser el mejor padre que ese niño pueda tener.
Sorprendió a Olivia, por decir lo menos. Ella había esperado completamente que él le dijera que no estaba listo para ser padre y la dejara en ese pasillo. Le sorprendió lo determinada que sonaba su voz. Para ser honesta, preferiría criar a su bebé sola, ya que eso es todo lo que supo. Estaba acostumbrada a contar con ella misma y solo con ella misma y ahora este chico le decía que estaría con ella en cada paso hasta el final de la línea, que ya no tenía que estar sola y que no estaba segura de qué sentir al respecto.
Sin embargo, no podía prohibirle exactamente que hiciera lo que le estaba diciendo que iba a hacer. El bebé es tanto suyo como de ella y él tenía todo el derecho a exigir estar en su vida.
—Haremos esto juntos, Olivia.— James le dijo seriamente, los ojos color avellana encontrándose con los grises.
Y por primera vez en mucho tiempo, Olivia realmente quiso decir la palabra que estaba saliendo de su boca.
— Está bien. Juntos.
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