Abril, voz de inocentes [Crón...

By Lully5

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Segunda parte de "Los Juegos de Mohamed" Después de poder sobrevivir a los terribles Juegos de Mohamed, Abril... More

Poderes.
Revelación
Un pequeño secreto
El cuaderno rojo
Primeros planes.
Participantes.
Entre pesadillas.
Viejos personajes.
Solo una Niña Humana
Solo pienso en muerte.
¿Amigas?
Más que solo suerte.
Cosa del destino.
Ángel de la muerte
Alianzas y pactos
Miedo.
Ojos preciosos
Frío intenso
Venganza
El secreto de Caro - CAPÍTULO FINAL

Plan B

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By Lully5

(Eric, punto de encuentro)

Era de mañana, la noche anterior había visto marcharse a Abril a su habitación privada, para luego verla en ese momento caminando entre la multitud dirigiéndose al lugar donde se suponía vería los juegos. Retiró la mirada, esperando que el odio que sentía desapareciera.

El día anterior no había resistido la tentación de arrojarle la flecha, y afortunadamente, y para su descontento, falló. Algo le pedía acabar con la niña humana, pero en su interior sabía que estaba mal, que ella no tenía la culpa, pero ¿A quién culpar entonces? Que gran dilema.

-Disculpe...

Escuchó una voz que le hablaba. Por alguna razón, la chiquilla se había atrevido a acercarse a él, aun sabiendo los riesgos a los que se enfrentaba.

-¡Un gusto en verte!- dijo con un tono de voz animado y al mismo tiempo aterrador, como en las películas donde el protagonista se encuentra por primera vez con el villano.

-Tu lanzaste una flecha el día de ayer- afirmó Abril, era notable su temblor en la voz.

-Si ¿Y?

-No sé, supongo que tengo curiosidad ¿Por qué... lo has hecho?

-¿En serio? Debes estar bromeando

-No, no bromeo, quiero saber las razones, no dejaré de molestar hasta que me digas

-Sabes que puedo matarte

-Pero no lo harás

-¿Cómo estás tan segura?

-Porque ya lo habrías hecho- Abril guardó silencio un momento, y al no recibir respuesta continuó —No entiendo por qué me detestas, pero cuando lanzaste esa flecha... fallaste a propósito, no lo puedes negar, lo sé

-¿Y qué quieres que te diga ahora?

-Motivos, no entiendo tus motivos

-Motivo- la corrigió —Tengo un único motivo

-¿Y cuál es?

-Usnavy

Abril quedó sin palabras, no creyó volver a escuchar ese nombre en voz alta. Se le erizó la piel, y sus mano comenzaron a temblar, y él lo hubiera notado de no ser porque las escondió en los bolsillos de sus jeans.

-Ahora, si me disculpas- finalizó Eric antes de marcharse.

Se sintió culpable al juzgar a aquella niña, a simple vista cualquiera creería que era tan inocente e indefensa, sobre todo cuando se le quebraba la voz y comenzaba a temblar de miedo, pero él notó que algo ocultaba. Pensó y pensó, no logró descifrar lo que escondía esa niña, un oscuro secreto, tal vez... algo tramaba, y no era nada bueno, lo más probable es que fuera alguna desgracia para todos los presentes.

Al final decidió olvidarse del tema, además, se había prometido no hacerle daño a esa niña, pero su odio hacia ella solo se incrementaba, sobre todo después de esa plática.

Ya no era por su sobrina, esto iba más allá de los juegos pasados, tenía un mal presentimiento, como si algo realmente peligroso fuese a pasar, y Abril sería la causante de ello.

***

(Umbra, dimensión de sombras)

Umbra se encontraba con Faleen y otras sombras, muchas de ellas bomberos y doctores, todos ellos realizando su trabajo.

Apenas hace dos horas, él había llegado corriendo a casa de Faleen, alarmado por las palabras que Abril le había dicho.

Al llegar no vio nada extraño, tocó la puerta, como era habitual, y no recibió respuesta, volvió a tocar, esta vez más fuerte, pero nada, un olor a quemado llegaba hasta él.

Fue entonces cuando no dudó más y entró, por suerte, la puerta se encontraba sin llave, lo que facilitó todo, el humo no se veía aún, pero el olor a quemado era penetrante. Buscó a Faleen por toda la casa, la encontró recostada en un pequeño sofá localizado en el ático, ella soñaba placenteramente, y para desgracia de ella, Umbra la despertó de golpe.

Ella abrió los ojos inmediatamente, cuando vio la cara alarmada de Umbra se preocupó, el olor a quemado inundó sus fosas nasales y el humo se comenzó a ver incluso desde ese sitio.

Bajaron a toda prisa hasta la cocina, y al abrir la puerta de esta, las llamas ya habían comenzado a extenderse, toda la casa ardía, no había nada intacto, no tuvieron más opción que salir corriendo de ahí y esperar a que llegasen los bomberos.

Estos arribaron frente a la casa de Faleen apenas unos minutos después de colgar el teléfono, seguidos por los doctores.

-Les dije que estoy bien- repitió Faleen cuando una enfermera le insistió en atenderla —Ni siquiera respiré el humo, me encontraba en el ático

-De acuerdo- contestó ella, dándose al fin por vencida.

-Gracias- dijo Faleen dirigiéndose a Umbra, que seguía a su lado.

-Te dije que tu trabajo te iba a matar- la recriminó él y aunque no trataba de ser gracioso, sacó una risa por parte de Faleen.

-Lo siento- se disculpó ella —Pero necesitaba algunos moldes que tenía en el ático, y el sofá se veía muy cómodo, tenía planeado recostarme por unos minutos y me quedé dormida

-Si no hubiese llegado a tiempo, en este momento estarías ahí dentro entre las llamas

-Lo sé, gracias

-No tienes que agradecerme

Esto último, Umbra lo dijo pensando en Abril, que de no ser por su visión, él habría tardado más en llegar a casa de su amiga, y por lo tanto, ella ni siquiera hubiera tenido forma de escapar.

Faleen veía cómo los bomberos extinguían las llamas, el humo se dispersaba por los aires y ya no había señales de que el incendio se haya producido.

Al entrar a la casa, tanto Umbra como Faleen, percibieron un olor a galletas quemadas, esto le causó gracia a la joven, que posteriormente suspiró abatida.

-¿Ocurre algo?- preguntó Umbra, que seguía pensativo por los dones de Abril.

-Estoy pensando en tomar unas largas vacaciones antes de que el trabajo realmente me mate- respondió ella con un ánimo totalmente fuera de lugar.

-Estoy de acuerdo, es hora de dejar los pastelillos y galletas a un lado

***

(El sueño de Abril)

Abril seguía confusa ante la charla que había tenido con el ángel que la había atacado, no había podido aclarar su mente hasta el momento, y no deseaba pensar más en nadie... ni Usnavy, ni su amigo-familiar-o lo que sea...

Se encontraba en el sofá, en la habitación donde se suponía que vería los juegos, pero se sentía cansada, lo cual era extraño, pues la noche anterior había sido la primera en que dormía placenteramente, sin interrupciones de sus pesadillas.

Ni siquiera notó cuando se quedó dormida.

En el sueño, la chica que se hacía llamar Cupido estaba sentada en medio de un gran prado, con los ojos cerrados y sus piernas cruzadas, parecía que meditaba.

Desde atrás, se le acercó un  ángel, este era el mismo que había visto en los primeros sueños... aquel ángel que recurría a una oficina y pedía ayuda.

-¿Te encuentras bien?- preguntó él, pero la chica no respondió —Cupido, por favor, no puedes quedarte así para siempre

-No será para siempre, solo el tiempo necesario- respondió ella, sin hacer ningún movimientos además del que producían sus labios al hablar.

-Vamos, anímate, tal vez era lo que debía pasar- repitió él, pero la pena en su voz era demasiado obvia.

-Ella murió, la chica a la que amabas, y ni siquiera muestras tu pena. Que lastima, creí que había hecho lo correcto al juntarlos

-¡Claro que estoy triste! ¿Acaso no es obvia mi pena? Te juro que no hay nadie más en el mundo que llore su muerte más que yo, pero no puedo lamentarme por siempre

-No será por siempre, solo el tiempo necesario

-¡¿Pero qué demonios te pasa?!

-Es solo... que pensé que al volverme Cupido, yo podría... no sé, cambiarlo todo, hacer que ángeles de la muerte puedan expresar sus sentimientos, sobre todo el amor, pero me equivoqué

-Cupido...

-No puedo negar que fue maravilloso ver lo que mi magia creó, hacer que dos ángeles completamente diferentes se amaran, y ese amor fue verdadero

-Ya basta...

-Pero como puedo ver, el amor no existe, solo soy yo y mis dones del único ángel de amor existente, engañando y jugando con la mente de los demás para hacerles pensar que están enamorados

-¡Cállate de una vez por todas y escúchame!- gritó el ángel, evidentemente molesto —El amor existe, y gracias a que la conocí puedo jurar que es cierto, no me importa lo que creas hacer con tus famosos poderes

Cupido lo miró, atenta a cada una de sus palabras, ella seguía sentada en el suelo, conteniendo sus lágrimas, las cuales no podían resistir más, él se agachó a la altura de la chica, con su mirada brusca y gentil a la vez, siguió hablando.

-Un día le prometí amor eterno, y hasta el momento no he roto la promesa, lo que tú hiciste con esa magia que dices, fue ayudarnos a encontrarnos y darnos el valor para demostrar nuestros sentimientos

Cupido no resistió más, las lágrimas comenzaron a escurrir por ambos lados de su rostro, e impaciente por saber lo siguiente que diría el muchacho, lo miró a los ojos, abrió lo labios intentando decir algo que lo animara a continuar, pero estas no salieron. Él continuó hablando.

-No sé cómo hacerte entender que solo me arrepiento de una cosa: su muerte. No me importa la difamación y las miradas matadoras que me lanzan, pues los recuerdos que tengo de ella son mi felicidad en estos momentos

-Pero...

-Prefiero pensar que logré conocerla y ser la persona más feliz del mundo, y no pensar en lo que habría sucedido si no me la hubieras presentado

-Es muy hermoso lo que dices- comentó Cupido, limpiándose las lágrimas y poniéndose de pie en dos aleteos, él la imitó.

Y pensar que todo esto pasó gracias a los servicios de Cupido. Las imágenes de toda la historia se mostraron en el sueño de Abril, comenzando desde el comienzo y sin saltarse ni un detalle.

Los momentos más importantes fueron los que mejor se distinguían, a todo resplandor y mostrando un brillo único.

La empresa de Cupido, era un servicio que ofrecían los ángeles para ayudar a toda criatura a conseguir el amor. Cada vez que un Cupido moría, se buscaba otro mediante pruebas, nada más parecido a una entrevista de trabajo, y entre todos los candidatos, ella logró engañarlos a todos y conseguir el trabajo.

Luego, cuando ese chico llegó a su oficina suplicando por sus servicios, no dudó en poner a prueba su teoría, y trató de unir a una ángel de la muerte con un cuidador de estrellas y luces.

Las imágenes de cuando él le había reclamado por que ella era un ángel negro, no faltaron en este sueño, y al final, él mismo admitió que ella era maravillosa. Luego, cuando descubrieron su amor, los líderes intentaron capturarla, porque pensaban que tramaba algo malo, y Cupido la había salvado, qué lástima que no la pudo volver a salvarla y al final fue capturara y llevada a "la justicia", como le llamaban algunos ángeles que temían al poder de sus hermanos de la muerte.

-Todo pasó gracias a ti, no sé cómo agradecerte- dijo el ángel, con un agradecimiento en su interior inimaginable, pues realmente había amado a esa chica.

Era cierto que no mostraba su pena en todo momento, pero no era porque no sufriera, sino porque prefería recordarla a su lado, ambos con una sonrisa y un tierno beso.

-Es mi trabajo, Calisto- respondió Cupido con una gran sonrisa.

Abril se despertó por un fuerte ruido.

***

(Marcie, punto de encuentro)

-¿Abril, qué haces aquí?- preguntó la quimera.

Ella se encontraba entre el tumulto de criaturas, todas ellas gritando y pidiendo una segunda muerte en los juegos.

-Es que... me sentí algo... afligida- respondió Abril en voz baja.

-¿Pasa algo?

-Simplemente no me sentí segura allí sola, preferí venir y buscar a alguien

-Está bien, yo te protejo- rio Marcie cuando unos chicos de hielo empujaron accidentalmente a ambas chicas cuando pasaban.

-Ven- dijo Marcie, tomando a su amiga de la mano y llevándola a una zona con menos gentío —Es una buena oportunidad para presentarte a mi familia, mueren por conocerte

-¿Tu familia?

-Sí, no sabes lo preocupados que estaban el año pasado cuando les dije que mi amiga participaría en los juegos

-¿Amiga? Espera... ¿No se... sorprendieron al saber que tenías una amiga humana?

-Bueno, sí, les tomó por sorpresa, pero no solo a ellos, a todos en realidad, igualmente se alegraron de saber que estabas a salvo

Llegaron a una pequeña elevación, donde solo se encontraban dos quimeras sentadas en un sillón mientras bebían un líquido color morado.

-¿Qué tal?- preguntó Marcie mientras soltaba la mano de Abril y se acercaba a ambas quimeras.

Abril las miró atentamente, una de ellas, la más joven, tenía la mitad de su cuerpo en forma de serpiente, sus ojos eran muy parecidos a los de Marcie, la otra, una más madura, llevaba puesta una larga túnica blanca, pero su cabello... fue lo que más perturbó a Abril, todo su cabello estaba formado por numerosas serpientes.

-Abril, acércate- pidió Marcie, llamando su atención. La humana se acercó.

-Así que tú eres Abril, un gusto, soy Dana- dijo la chica mitad serpiente, que extendía su mano.

-Hola- Abril estrechó la mano de la chica, por alguna razón se sentía segura, pero expuesta.

Dana la soltó unos momentos después, y cambió su cara repentinamente, como una serpiente que presiente que hay peligro.

-Hola Abril- dijo la otra quimera —Soy la madre de Marcie, es un placer

Abril miró a la mujer, no podía ver sus ojos, pues llevaba puestos unos lentes de sol, completamente fuera de lugar comparado con el resto de su atuendo.

-¿Sucede algo?- preguntó la mujer al percibir la mirada de la niña humana.

-Lo siento- se disculpó de inmediato Abril —Es solo que... me pareces familiar

-Y con razón, eres humana, has de haber escuchado de mí en la mitología griega... o como sea que la llamen

-Mitolo... ¡Por Dios! ¡Eres Medusa!- gritó Abril cubriendo su boca con una mano, aunque su expresión no podía definirse como miedo, ni siquiera sorpresa, más bien admiración.

La mujer asintió, Marcie solo reía ante la expresión de su amiga, Dana seguía seria, mirando con atención cada movimiento de la chiquilla.

-Pero... no comprendo...- comentó Abril.

-En sencillo, Abril- le explicó Marcie- ¿Recuerdas el año pasado, cuando te preguntaron por tu deseo?

-¿Cómo olvidarlo?

-Bueno, mi madre, cuando ganó, obtuvo el don de convertir a las personas en piedra, y para aprovechar este don, pidió ser una diosa en la dimensión humana

-Pero Medusa no es ninguna diosa- comentó Abril, recordando todos los libros de mitología griega que había leído.

Las serpientes en el cabello de medusa comenzaron a hacer ruidos extraños, haciendo entender la molestia que ella sentía en ese momento.

-Pequeño fallo- dijo la mujer, tratando de no enfadarse —Por tu expresión veo que te gusta la mitología

-¡Me encanta!- respondió Abril con gran entusiasmo —Y no es por halagar, pero la historia de Medusa es la mejor

-Tienes buen gusto ¿No te gustaría quedarte y beber algo?

-No, gracias, creo que volveré a ver los juegos donde me corresponde, ya saben...

-De acuerdo, me alegrará volver a verte alguna otra vez

Abril asintió y se alejó del grupo, perdiéndose entre las demás criaturas.

-¿No es un amor?- preguntó Marcie, alardeando sobre su amiga.

-Muy simpática, me agrada- respondió Medusa.

-Dana... ¿Qué tienes?- preguntó Marcie, al darse cuenta de que su hermana no había dicho mucho, algo inusual en ella.

-Es Abril... Algo trama, algo malo ¡Debes ir con ella!

Marcie se lo pensó un rato. Su hermana, al ser mitad serpiente, poseía un sexto sentido muy fuerte, lo que le proporcionaba saber los sentimientos de las personas cerca de ella, por lo visto, Abril había fingido tan bien que Dana no lo notó hasta tocarla.

Marcie no dudó más y se fue en busca de Abril.

***

(Abril, punto de encuentro)

 Sus inhalaciones se escuchaban fuertemente, su labio inferior temblaba, sus ojos cristalinos. Abril se encontraba en el balcón que le había creado Michael, observando las estrellas tratando de no perder la calma. Se encontraba pensativa, intentado descubrir lo que afectaba su mente, haciéndola pensar en la muerte y retroceder en el último momento.

-Hasta yo sé que ha llegado el momento- dijo mientras se separaba de la baranda y hacía que toda la habitación regresara a su estado original. Todo regresó, el techo, los sillones, hologramas.

Tenía sostenido con fuerza en su mano derecha un cuchillo de cocina, muy pequeño pero afilado, lo acercó una vez más a su muñeca, como muchas otras veces en el pasado.

-Intentémoslo otra vez, antes de recurrir al plan B- se dijo, esperando ser capaz al fin.

No quería recurrir a su plan B, realmente no deseaba hacerlo, pero al no verse capaz de quitarse la vida ella misma, tendía que recurrir a ello, aun así, lo intentó una vez más.

-¡Vamos! ¡Suicídate!- se gritó a sí misma, presionando un poco más el cuchillo, pero apenas vio escurrir una delgada línea roja, quitó presión

Suspiró con frustración, ya lo había intentado antes, pero el resultado siempre era el mismo.

-¿Por qué no lo haces?- se preguntó —Tienes todo menos el valor, Abril- se regañó con una sonrisa triste en el rostro -¡Vamos! ¡Suicídate! ¿O es que ni eso sabes hacer?

Abril trató de reír ante su comentario, pero realmente no le pareció divertido, era un asunto serio, ella no lo soportaría más, su segunda idea era su última oportunidad, realmente deseaba morir.

Usó sus poderes de hechicera, de sus manos salieron destellos de luz, abriendo un portal con el suficiente poder para que una solo persona lo pasara. El portal era débil, parpadeaba tres veces por segundo y parecía que se desvanecería en cualquier momento.

En esos instantes, Marcie entró en la habitación, con la respiración agitada por tanto correr. Abril solo se volteó a verla cuando la escuchó entrar, su mirada no mostraba expresión alguna, más bien parecía seria y tranquila, como niña de película de terror.

-Abril... ¿Qué haces?- preguntó Marcie tartamudeando cuando reconoció la energía del portal y el lugar a donde la llevaría.

-No puedo seguir así, espero que lo entiendas- respondió Abril, con una voz algo perturbadora.

-Abril, detente- pidió Marcie con furia a la voz.

-En verdad quería evitar esto, pero es la única forma

-¡Nos pones en peligro a todos!- gritó esta vez más fuerte.

A lo lejos, Michael escuchó este grito, sabía que provenía del cuarto especial para Abril, no dudó en ir hacia ahí. Mientras tanto, Marcie y Abril seguían su pelea.

-¡No pongo en peligro a nadie!- exclamó Abril —Solo a mí misma

-¡Estás loca! ¡No retes a Mohamed!

-¿Más?- preguntó con una risilla y un tono cínico.

-Lo harás enfadar, no creas salir con vida esta vez

-No intento salir viva

-Abril, la última vez fue más que suficiente para decir tu opinión, no te pases del límite, Mohamed no tolerará más tonterías tuyas

-¿Recuerdas ese día? Fue divertido ¿No crees?

*FlashBack* *Tal vez deban leer el último capítulo de Los juegos de Mohamed para recordar un poco*

Abril seguía recuperándose del golpe que había recibido en la cabeza a causa de la caída, se tocó la mejilla, la herida hecha por Lancelot ya no sangraba, se sentía aliviada de que todo por fin acabaría.

Ya se encontraba dentro de la oficina de Mohamed, sus ojos a penas podían distinguir siluetas, sobre todo la de Mohamed, que se encontraba sentado de espaldas a ella.

-¿Quién es?- preguntó él con su tenebrosa voz que causaba escalofríos, nada más parecido a una voz demoniaca.

-Abril- respondió ella con más seguridad de la que sentía.

-Ah, sí, la vencedora, un gusto

-¿Mohamed?

-Así me llaman, ahora, debes entender que al ser la vencedora de este año, tendrás algunas responsabilidades

-¿Disculpe?

-¿Sucede algo?

-¡Sucede mucho!- gritó Abril, con una gran furia al ver la indiferencia que mostraba Mohamed.

-Como sea, no me interesa, pide tu deseo, cuando salgas te darán tu don

-¿Deseo?

-¡¿Acaso no te explicaron nada?!

-¡Sé a qué te refieres! Pero me parece muy idiota de su parte todavía preguntar

-¿Indecisa? Muchos piden ser dioses, como Zeús, un hechicero que controlaba los rayos, seguro has escuchado hablar de él, o Poseidón, el vencedor de la dimensión de agua, o el ángel mitad de la muerte mitad de la oscuridad, Hades

-¡¿Cómo dice?!

-Son muy conocidos en tu dimensión, estoy seguro, yo les concedí el deseo, puedo hacer lo mismo contigo, si así lo deseas

-¡Pero que idiota!- lo insultó Abril, despertando la furia de Mohamed -¡Enserio no te importa que muchos murieron! ¡En serio, que eres el ser más despreciable de todos! No puedo creer tu total indiferencia

-¡Es suficiente, demonio de ojos azules!- gritó Mohamed —Puedo tolerar tu farsa, demonio azul, pero no soportaré tu falta de respeto hacia mí

-¡Respeto! ¡No tienes derecho a pedírmelo!

-¡Calla! No me importa si decides venir o no el resto de los años, pero te advierto que en los próximos juegos tendrás que estar presente, decidirás la dinámica de los juegos y yo a los participantes

-De acuerdo- respondió ella resignada

Mohamed siguió hablando, y cuando acabó, sin siquiera darle tiempo a Abril de decir nada más, la hizo desaparecer.

Incluso estando junto a sus amigos, no podía dejar de pensar en el apodo que le había dicho Mohamed. Demonio de ojos azules. Estaba confundida, tanto que ni siquiera pudo contarles a sus amigos lo ocurrido.

*Fin del FlashBack*

-Muy divertido- comentó Abril entre risas.

-No, nunca me contaste qué fue lo que pasó realmente, pero Mohamed estaba furioso

-Eso fue lo divertido

-Abril, no lo retes

-Demasiado tarde

Abril saltó al portal, justo en el momento en el que Michael entraba a su habitación gritando su nombre y Marcie la miraba desaparecer.

Abril abrió los ojos, se sentía un poco mareada, estaba recostada en el suelo, sosteniéndose con una mano y tratando de que esta no perdiera sus fuerzas.

Se sentía satisfecha, lo había logrado, ahora solo quedaba esperar a que la muerte viniera por ella, o más bien, un participante.

Nuevamente seria parte de Los Juegos de Mohamed.

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