YoonOh no iba a aceptar, de verdad que no lo iba a hacer, pero pensó que era lo menos que podía hacer después de darle una noticia de tal magnitud.
—¿Necesita que lo lleve? —preguntó mirando al suelo con timidez.
—No hace falta, tengo mi auto.
—No puede conducir con su mano así.
—Pediré un taxi, no te preocupes—le sonrió—. Espero que te gusten los macarrones con queso y si no, puedes prepárate algo más.
—Sí, muchas gracias.
TaeYong subió al baño, envolvió su mano en una venda y bajó con su hijo mayor. Una vez que tenía a todos en la sala, se despidió.
—Papi tiene que volver al trabajo, pero YoonOh se quedará con ustedes, así que sean buenos con él, por favor—besó la frente de cada uno de los niños—. Volveré en dos horas como mucho.
XiaoJun miró mal al joven, pero asintió.
Jeno sonrió arrugando su naricita y asintió con la cabeza frenéticamente.
—¿Puedo enseñarle mis juguetes, papi?
—Sí, mi amor, puedes—pasó su mano por el cabello del pequeño.
XiaoJun abrazó a su padre y sin más se sentó en el sofá a ver las caricaturas.
Jeno lo acompañó hasta la puerta en dónde le dio un abrazo con mucha fuerza.
—No tardes, papi.
—No lo haré, mi amor—se puso a la altura del pequeño y pellizcó su mejilla—. Ve con tu hermano, tengo que hablar con YoonOh.
El pequeño agitó su mano animadamente y desapareció por el pasillo.
—Debo estar loco al dejarte a mis hijos y a mi sobrina—suspiró—. ¿Eres un asesino que come niños?
—No—rio achinando sus ojos y mostrándole sus hoyuelos.
—Genial—asintió nervioso y subió al taxi que ya lo estaba esperando—. ¡Llámame si sucede algo! ¡Los niños saben mi número!
—¡No se preocupe! —agitó su mano en manera de despedida y vio como el auto se alejaba.
¿En qué se había metido?
Al entrar a la casa, Jeno lo invitó a su habitación de juegos que estaba en la planta de arriba, así que tomó a la bebé en brazos y subió con el pequeño, seguidos de XiaoJun.
El chino se acercó a un elegante mueble y luego de encender la televisión y una consola de videojuegos, se sentó en un enorme sofá azul celeste.
El pequeño Jeno jaló con fuerza varias cajas llenas de juguetes de todo tipo.
—Mire, estos son mis juguetes favoritos—sacó todos los muñecos de Marvel que tenía—¡Los vengadores!, ¡Oh, Yeri! —jaló una caja pequeña llena de peluches y juegos con luces, más acorde a su edad.
YoonOh le dio un osito de peluche a la bebé y dirigió su atención al emocionado peligro.
—Que lindos—rio—. ¿Cuál es tu favorito? —preguntó mientras se sentaba en el suelo y dejaba a la bebé a su lado.
—¡El capitán América! ¿El suyo?
—Iron Man.
Jeno abrió los ojos y la boca tan grande sintiendo la traición.
—¡Es mi enemigo! —tomó el escudo del capitán y lo golpeó en la cara—. ¡Defiéndase, cobarde! —tomó el guante de luces del hombre de hierrro y se lo lanzó... También a la cara.
YoonOh no pudo hacer nada más que esquivar los golpes o cubrirse con el escudo de plástico.
—¿No tienen hambre? —preguntó exhausto.
Jeno dejo de golpearlo, tiró el guante al suelo y asintió.
—¿Papi preparó la comida? Porque Jun no come si no es de papi.
—Sí, la hizo papi. ¿Vamos? —tomó a la pequeña en brazos y bajaron hasta el comedor, en donde dejó a la bebé en una sillita especial.
YoonOh calentó un poco la comida y les sirvió a los dos pequeños. Calentó un poco la papilla que el mayor preparó antes de irse y la sirvió en un plato de plástico para la bebé.
—¿No va a comer? —preguntó XiaoJun con timidez.
—Oh, no—le sonrió—. Coman ustedes.
—Coma, por favor—insistió.
Su papi le había dicho que, por educación, siempre debía de invitar a comer a quien visitara su casa, aún si no le agradaba.
YoonOh se sirvió un poco de comida y regresó al comedor con los niños.
La comida fue muy amena. Jeno no paraba de hablar con YoonOh y contarle sobre sus películas favoritas, sus juegos favoritos y, sobre todo, de su mejor amigo.
—Renjun es chino, igual que Jun, pero él sí es agradable con los extraños—miró a su hermano con una pequeña sonrisa.
XiaoJun guardó silencio y siguió comiendo.
Jeno también le contó que su papi le había prometido una fiesta con temática de Iron Man para su cumpleaños número cinco, y que estaba extremadamente emocionado por ello.
Cuando terminaron la comida, Jeno se levantó, tomó su plato y su vaso y se fue a la cocina.
YoonOh estaba a punto de hacer lo mismo, pero XiaoJun lo detuvo.
—Él siempre limpia la mesa después de comer y yo lavo los platos—habló bajito.
—Oh, está bien—sonrió de lado.
—Puede ir a jugar con Jeno—se puso de pie.
—D-de acuerdo.
—Puede jugar videojuegos para que ya no le pegue. Su favorito es Mario Bros, aunque no pueda pasar las misiones.
—Gracias—sonrió y tomó a la bebé para subir al cuarto de juegos.
YoonOh le propusó jugar videojuegos y el pequeño aceptó. Se sentó a un lado de Jeno y vio como el niño se frustraba al no poder pasar ninguna misión.
No pasó mucho tiempo cuando Jeno apagó la consola y su hermano llegó.
—¿Usted tiene hermanos?
—Jeno—su hermano lo reprendió.
—Está bien—le sonrió al chino—. Tengo dos hermanos, la mayor, Krystal y el menor, Sungchan.
—Es el de enmedio.
—Sí.
—¡Yo seré el hermano de enmedio! —gritó emocionado—. Papi traerá un bebé pronto.
YoonOh no sabía cómo sentirse al respecto.
—¿Ti-tienen tarea?
—Sí, pero no se preocupe, papá nos ayuda.
—Yo puedo ayudarlos sin problema—sonrió.
Jeno asintió inmediatamente y su hermano no tuvo más opción que decir que sí.
Ambos niños lo guiaron al estudio y Jeno aprovechó para darle un pequeño tour a YoonOh.
El estudio era muy grande, había un escritorio muy bien organizado, que, suponía era del señor Lee; del otro lado del estudio había dos pequeñas mesitas para los niños y en los cuatro muros había estantes llenos de libros, plumones, hojas y todo lo necesario de papelería que los niños pudiesen ocupar. Todo estaba perfectamente divido. Del lado del escritorio del señor Lee, era un poco sombrío el panorama, en cambio, la otra mitad, estaba llena de colores e igual en perfecto orden.
—¿En dónde puedo dejar a Yeri? —buscó con la mirada un sofá o algo parecido.
—¡Voy por la jaula!
—Es un corral, Jeno—su hermano rio y lo siguió para ayudarlo.
YoonOh se sentó en el suelo entre ambas mesas y frente a él, armó el corralito, en donde dejó a Yeri mientras ayudaba a los pequeños.
XiaoJun tenía tarea de matemáticas y YoonOh se sorprendió cuando el niño pudo resolver casi todo sin ayuda. Solo le pidió ayuda en unas divisiones.
La tarea de Jeno solo consistía en una plana de "bolitas y palitos", por lo cual el pequeño se aburrió bastante, pero aun así la terminó.
Luego de terminar la tarea, fueron a la sala para ver un poco la televisión. YoonOh vio a Yeri bostezando, así que la tomó entre sus brazos para que pudiera conciliar el sueño.
Después de casi cuatro horas, Taeyong llegó.
—¡Lo lamento tanto, la junta se alargó más de lo que pensé! —dijo dejando su chaqueta y sus llaves en la entrada.
—¡Papi!
—¡Mi niño! —recibió a Jeno en sus brazos y lo acomodó para cargarlo solamente con una mano.
Jeno se abrazó de su cuello y XiaoJun de su mano libre.
—Dime cuántos problemas te dieron para ver cuántos castigos debo darles.
—Cero—sonrió—. Tiene unos hijos encantadores.
—Ah, ¿Sí? Dime qué hiciste con mis hijos encantadores.
—Jugamos un poco...
—¿Y mis hijos encantadores recogieron lo que ocuparon?
Jeno y XiaoJun intercambiaron miradas. El menor como pudo se bajó de los brazos de su padre y junto a su hermano fueron a limpiar el cuarto de juegos.
YoonOh rio ante la acción.
—Siempre lo limpian, pero cuando hay visitas se olvidan de hacerlo—extendió sus brazos para recibir a Yeri—. Hola, preciosa—susurró.
—No fue al doctor, ¿O sí? —miró su vendaje.
—No quería tardar y aprovecharme más de tu generosidad, además, tengo que hacer tarea y preparar los uniformes y demás para mañana—suspiró.
—No me hubiera molestado—sonrió de lado— y la tarea ya la hicimos.
—Muchas gracias—acarició su hombro—. Déjame pagarte para que puedas irte.
—No debe pagarme.
—Claro que sí. Fuiste niñera y hasta institutriz.
—Es lo menos que puedo hacer luego de lo que hice—miró al suelo apenado.
—Tienes razón—lo miró desde abajo—. Arruinaste mi puerta—rio.
—Eso y su vida.
—No arruinaste mi vida. Me sorprendiste demasiado, pero esa noticia no puede arruinar mi vida.
—Pero su esposa...
—No tengo.
—¿Y sus hijos?
—Ya los conociste. Tendrían muchas dudas, pero lo entenderían.
—Lo siento tanto.
—No pasa nada—rio.
—Será mejor que me vaya.
—Está bien. Con cuidado.
Caminaron hasta la puerta en dónde el menor se detuvo.
—¿Qué hará con Yeri mañana?
—¿Cómo que mañana?
—Su amigo dijo que era su aniversario y noté que su prioridad era el sexo—susurró la última parte—. Dudo que terminen temprano o que madruguen.
—Tienes razón—suspiró rendido—. Tengo que conseguir una niñera.
—Yo puedo ayudarlo.
—Tienes que trabajar, ¿No?
—Tomé unas vacaciones por el cumpleaños de SungChan.
—¿Puedes llegar antes de las ocho? A esa hora me voy al trabajo.
—Claro que sí. Hasta mañana—mostró una vez más su sonrisa marcando sus hoyuelos y salió de la casa.
Aparcó en la cochera y al entrar, su hermana lo recibió furiosa.
—¿En dónde carajos estabas? —lo jaló del brazo para llevarlo hasta la cocina—. Dime qué no hiciste una tontería.
—La hice, pero salió bien, ¿de acuerdo? —se deshizo de su agarre.
—¿Cómo una tontería saldría bien?
YoonOh le contó a detalle lo que pasó con el señor Lee.
—¡Eres un imbécil! —gritó en un susurro.
Le restó importancia a lo que dijo su hermana y se sirvió un poco de agua.
—Dejemos de lado tu estupidez—rodó los ojos—. Luego de dos horas SungChan nos dijo que pasó.
—¿Qué pasó? —dejó el vaso de agua en la isla de la cocina y le prestó total atención a su hermana.
—Llegó con toda la energía a esa casa y tocó la puerta con una enorme sonrisa, pero un niño pequeño le abrió y supo que, si decía algo, iba a arruinar una familia, así que dijo que estaba perdido y que necesitaba usar un teléfono. Me dijo que se congeló al verlo...
—¿Y por qué no va otra vez?
Krystal golpeó su cabeza.
—SungChan decidió no volver a hablar más de ese señor y mucho menos ir a buscarlo, así que olvídalo.
YoonOh asintió sin mirarla.
¿Cómo le iba a explicar que sería niñero de la hija de sus mejores amigos?
🌹🌹
Espero les haya gustado c:
Nos estamos leyendo uwu